Partida Rol por web

Finalmente el ultimo de los esqueletos se desvanece en el aire luego de mi ataque, las pruebas eran dificiles pero nada evitaria que llegue a mi destino. Cruzo el estrecho puente ahora con un poco mas de vision, pero el aire a mi alrededor comienza a sentirse espeso... la neblina se acemejaba mas a vapor caliente. Mis recuerdos de los entrenamientos cerca del Volcan de la isla muerte afloran a la superficie en estas circunstancias. Aunque mi cuerpo estuviera acostumbrado al calor extremo, tenia que hacer un gran esfuerzo para continuar... debia resistir... podia vislumbrar mi destino adelante, o tal vez fuera un espejismo por el calor extremo... de cualquier manera tenia que seguir!!!

Relajo mis hombros y suspiro al llegar arriba.

No me imaginaba que una cima así pudiera dar tantos problemas a un caballero de oro.

Me giro para ver desde arriba como era la escalada pero una niebla inmensa evita que vea nada.

Deja de hacer el tonto y céntrate de una vez Dohko.

Mu entonces me relata el camino a seguir y los riesgos que conlleva.

Suponía que el camino no iba a resultar muy fácil, pues entonces deberemos estar atentos una vez avancemos por el camino de la derecha.

Antes de terminar la frase comienzo a avanzar para recorrer ese camino.

El calor es ciertamente insoportable. Por un momento, has creído que ibas a tener que dar la vuelta para no ahogarte.

Pero nada detiene al Fénix, así que has seguido avanzando sin osar dar un paso atrás. No. Tú eres más valiente que el resto, nada se interpondrá en tu camino, y si has dicho que llegarías a Jamir, es que llegarías a Jamir.

Por fin, parece que queda poco. Cruzar un riachuelo, y poco más. Lo traspasas sin mayores problemas, y por fin llegas a un bello jardín, en el que hay una alta torre sin puerta inferior. La morada de Mu.

Deathmask no se encuentra por los alrededores. Debería encontrarse allí, pero en un primer vistazo rápido no lo ves.

Te percatas de que hay exactamente 6 sombras rodeándoos. Deben de tratarse de los esqueletos fantasmas de los que hablaba Mu.

Se están acercando sigilosamente, dispuestos a atacaros. Mu, mientras te lo contaba, no parece haber percibido nada.

Al dar un paso en el camino miro a Mu de reojo.

Mi buen compañero, ¿me podrías explicar exactamente cómo son esos fantasmas?.

Doy una mirada rápida y me preparo para el combate mientras esbozo una ligera sonrisa.

Me parece que a estos seis fantasmas que nos están rodeando nadie  les ha prevenido sobre nosotros.

Las pruebas habian terminado... o por lo menos asi parecia, Tras el insoportable calor, el largo y estrecho puente... luego un riachuelo, y finalmente llegue a la morada de mu. Al parecer el caballero de Cancer no estaba alli... pero no podia ser, yo lo habia visto, lo habia sentido...

Tratas de captar el cosmos de Máscara de Muerte. Si está en Jamir, debe andar por los alrededores. Por fin, tras un buen rato, localizas exactamente su procedencia: Cáncer está tras la torre, por eso no lo veías.

Al aproximarte, lo ves tranquilamente tumbado contra la pared de la torre. Estaba descansando antes de emprender el regreso de vuelta al Santuario. Justo cuando te vas a aproximar para despertarlo, su voz se hace notar:

-Veo que te has dado prisa por venir a buscarme. Sé exáctamente por qué estás aquí. Sé que Atenea ha muerto, su cosmos ha explotado, y también sé que se ha alzado Perséfone en el Inframundo. Lo que no sé es cómo sabías que yo estaba aquí, en una misión de Atenea.

Dos de los esqueletos se abalanzan contra vosotros, en combate individual. Ambos, como si fueran sombras clónicas, realizan la misma maniobra de ataque, un estúpido puñetazo frontal.

Mu ya sabía que había esqueletos fantasmas. No en vano, había escogido colocar su morada en un lugar bien protegido. Y pese  a que era su morada, los esqueletos siempre atacaban, no les importaba lo más mínimo quién osase cruzar su cementerio de armaduras.

La ventaja es que, como bien sabía Aries, eran extraordinariamente endebles. Un golpe y a vivir. Más o menos...

Nuevamente cerre los ojos y me concentre en quien buscaba, pude ver en el ojo de la mente la posicion exacta del caballero de Cancer... estaba detras de la torre. Camine hasta su posicion dado que ya habia llegado al final del viaje, solo quedaba que el caballero dorado cooperase.

-No subestimes el poder de un caballero de Athena DeathMask... asi como tu tienes tus trucos, yo tengo los mios.

Mi respuesta fue directa y sin sutilezas, no estaba alli para hacer amigos... Lo mire directamente a los ojos y fui directo al grano.

-Necesito que me lleves al inframundo, persefone fue raptada junto con el caballero de Unicornio y voy a rescatarlos.

Mi rostro reflejaba seguridad en mis palabras, habia tomado una decision y nada ni nadie me desviaria de mi camino. Conseguiria que Deathmask me llevase al inframundo por las buenas o por las malas.

Supongo que será mejor no subestimarlos pero...en un princioio utilizar un ataque devastador tampoco sería buena idea. Solo serviría para debilitar el cosmos.

Me preparo para defenderme del inminente ataque.

Decidiré mi ataque después de ver como de poderosos son.

-No tengo problema en hacerlo, caballero- dice Máscara de Muerte, mientras sigue tumbado, sin abrir los ojos- Pero deduzco que los dos que te siguen esperan lo mismo, así que os llevaré a los tres a la vez antes de ir al Santuario. ¿No quieres saber qué hacía yo aquí o por qué?

Las palabras de Deathmask me sorprendieron un poco... tenia una actitud demasiado tranquila en comparacion a su usual forma de ser. Pero mas que nada preste atencion a lo que decia sobre que alguien me estaba siguiendo...

Agudize mis sentidos nuevamente y deje que mi cosmos fluyera por todo a mi alrededor... tenia que encontrar quienes estaban siguiendome, podian ser enemigos... o algo mas..

Después de contrarestar el ataque de los caballeros fantasma con alguna dificultad, acto seguido me preparo para lanzar un ataque curpo a cuerpo.

No creo que sean especialmente duros.

Concentro mi fuerza y dirijo el ataque hacia el caballero fantasma más próximo.

Probemos que tal os defendéis vosotros.

Dohko, de un solo impacto, logra acabar con el esqueleto que había tratado de agredirlo, y con los dos que se aproximaban tras éste.

Por su parte, Mu seguía tanteando el terreno. Al igual que a Dohko, a él también lo estaba atacando un esqueleto, y no le costó vislumbrar que tras él se encontraban dos más, aguardando, en las sombras.

No te cuesta darte cuenta de que hay dos magníficos cosmos detrás de ti. Cierras los ojos, y al momento te percatas de que Dohko de Libra y Mu de Aries se encuentran a cierta distancia de allí. Acabas de notar cómo Dohko ha lanzado un portentoso golpe contra tres esqueletos, mientras que otros tres están atacando a Mu.

-¿Ya sabes a qué me refiero, caballero?- te dice Máscara de Muerte, poniéndose en pie- Vayamos a por ellos, y os teletransportaré a la vez a las puertas del Hades. Tras hacerlo, yo he de regresar a proteger el santuario de posibles ataques. Que sepas que no estaré solo con los caballeros de plata y bronce de la guardia: Sorrento de la Sirena me ha prometido que buscará a Kanon de Géminis, y que colaborarán en la defensa del Santuario. En un momento en que el mundo entero se ve amenazado, de quién seas caballero defensor no importa. No podemos permitir que el Santuario caiga a manos del Inframundo, seamos caballeros de Atenea, de Niké o de Poseidón.

Ya en pie, a tu lado, da un par de pasos y se da la vuelta para mirarte.

-¿Vienes? Al paso que avanzan el patriarca y Mu, tardarán una vida en llegar.

Mu observó con cierto desagrado como los caballeros esqueletos se alzaban del suelo y empezaban a avanzar hacia Dohko y él. Había algo en la devoción de estos esqueletos, empecinados hasta más allá de la muerte, que le resultaba descorazonador. Todos ellos habían muerto en este lugar, y se alzaban para protegerlo, sin reparar en quien ponía los pies en él, sin cuestionarse, sin preguntarse ni sentir, sin pensar ni ver si su rival era alguien honorable o vil, cobarde o valiente, noble o villano. Ni si era el dueño del lugar. Era la lucha por la lucha, la guerra por la guerra, para proteger algo que en el fondo no era más que tierra.

Que vida más triste.

Preocupado por los signos de batalla y entristecido súbitamente al ver a los guerreros alzarse, Mu decidió que no era momento de perder tiempo. Probablemente pudiese vencerles cuerpo a cuerpo, aún con sus muy limitados conocimientos, pero le llevaría tiempo... y no tenía deseos de enzarzarse con ellos, de verles romperse bajo sus golpes o ser barridos por sus puños. No era tan fuerte ni tan diestro como Dohko, su combate sería más una lucha en el lodo que otra cosa en comparación.

Que el lugar al que vayáis sea mejor que este. Que la luz que os quite vuestros últimos momentos de vida os ampare.

Mu extendió los brazos y su cosmos ardió con tal fuerza que pareció que dos estrellas le nacían entre las manos, brillando de forma imposible, un resplandor dorado que creció hasta abarcar todo el campo, bañándolo en una luz que no hacía más que aumentar y aumentar de intensidad y brillo, hasta que un sonido bajo y retumbante, como un trueno que se hubiera abierto camino desde muy lejos, viobró en aire cuando las esferas de luz que había formado ante sus manos estallaron, convirtiendo la mera luz en un fuego dorado abrasador, capaz de quemar hasta los átomos, conviritiéndolos en cenizas y lanzándolos al viento para que quizás- solo quizás, si aún quedaba algo, se reformase, herido y roto, lejos de aquí...

¡EXTINCION DE LUZ ESTELAR!

El grito cortó el aire y el estallido de luz y fuego cósmico barrió el campo, no dejando más que sombras que poco a poco se fueron condensando, de nuevo, en el mundo que ambos caballeros conocian.

El impacto que emitió Mu fue tan violento, tan devastador y tan desproporcionado dada la valía de sus rivales, que no sólo desintegró a los tres esqueletos que se le aproximaban, sino que el increíble poder de su cosmos despejó la nieblina de la zona, dejando por fin todo el terreno a la vista.

Mu indica que habéis de proseguir por un estrecho puente, y así lo hacéis, cruzándolo y siguiendo vuestra ruta en pos de Máscara de Muerte.

El calor allí es infernal. Sin duda, otra de las pruebas para llegar hasta el final del trayecto. Mu no escogió mal el lugar donde colocar su humilde morada, no. Allí, por bonito que fuese el final del camino... ¿Quién iba a osar perturbarle, si para llegar debía pasar por todo aquello?