Partida Rol por web

“Deberas decirme cuales no son venenosas, porque la verdad para mi se ven todas iguales.” comento ella riendose un poco, aunque tal vez lo penso mejor y dejo de hacerlo. “No quiero que pase algo como lo de Cleopatra.” dijo despues de todo cualquiera conocia su historia con las serpiente. "Las tendriamos encerradas si consigo alguna."

Asintio “Mi hijo. Aun es un jovencito, que trato de que no este tan metido aquí. Tal vez por eso aun no lo haz visto.” comento ella y notaste que te miraba mas seria cuando hablan de èl. “Porque no mejor me lo preguntas a mi? Yo se suficiente de mi hijo.” respondio si bien no la defensiva sentias que ver al hijo seria cuando tuvieras mas confianza de su parte.

Volvio a sonreir cuando comentaste lo del vino y que te dejaras a sus deseos. “Me alegra eso. Creeme que si lo haces bien podrias procurar una buena vida junto a mi.”

- Dejadme que os las describa - me siento a su lado y le tomo el brazo con delicadeza, lo estiro - imaginaros que vuestro brazo es una serpiente - pulso con la yema de los dedos desde la muñeca hasta el codo para identificar su lomo - las que no son venenosas tienen un dibujo aquí y aquí pero no aquí - voy pulsando y describiendo cómo son las diferencias - para vuestra tranquilidad, aunque adquirieseis las no venenosas, de igual modo les quitaremos los colmillos para evitar sustos.

- Quizás también sería propicio que el ludus tuviera bestias, eso le daría más categoría y quizás alguno de vuestros luchadores podría compatibilizar su arte con fieras, daría más expectación en el Circo, se hablaría más de vuestro ludus - leones, leopardos, podrían adquirirse tanto jóvenes como adultos.

- Vuestro hijo podría enseñarme las costumbres romanas y así no molestaría a nadie - así cuando estuviera en el Ludus tendría una dedicación y no estaría por ahí vagando o sin saber dónde, estaría localizado - también podría enseñarle a hablar egipcio y a dibujar nuestro arte; no pretendía esconderos nada, Domina tan sólo quería mostraros colaboración - quizás era aún demasiado pronto para esas tareas más responsables para con su hijo.

Volví a mojar mis labios en la copa de vino para beberlo nuevamente - espero estar a vuestro lado siempre - la vida que llevaba la romana me atraía, así que, compensaba en cierta medida estar allí.

Se dejo tomar el brazo y presto atension a lo que le decias. Se la notaba muy interesada en estar segura que las serpientes que se traigan fueran las correspondientes. “Seria bueno. Si puedes sacarle sus colmillos, estare mas tranquila. Total dices que las necesitas de mascota cierto?” pregunto ella sonriendo y llevando ese brazo que tomo por el brazo de ella pasandolo por sus hombros. Luego jugo con su mano como si fuera la cabeza de una serpiente, aprovechando para acariciar su rostro.

“Creo que no tenemos lugares donde meter a esos animales, a menos quieras que duerman junto a tus hermanas gladiadoras o de los gladidores.” dijo ella ya sintiendo que los animales era demasiado. “Dejemos que los animales los tenga el circo, que nosotros ya estamos con los esclavos que tenemos.”

“Eso te lo puede enseñar Marcia o Verina. Al menos las cotumbres que sean mas importantes para tu nueva vida.” dijo ella pensativa. “Mmm bueno eso podria servirle. Al menos lo de tu arte. Pero mejor no te concentres en èl. Sino en mi.” comento ella tomando su rostro para que la mire fija. “No tenias conocimientos para mi?” pregunto interesada pero no solo en lo sexual. "Algo de un ritual."

Escucho a la romana con atención y devoción - sí, no hay problema, les quitaré los colmillos para vuestra total seguridad - iban a ser una distracción, las serpientes serían una especie de adorno de mi presencia, aunque podría bailar con ellas de una manera mucho más sensual.

En cuanto a sus advertencias sobre su hijo, asiento para confiar en que nada de lo que le había dicho pretendiera ofenderla - me centraré en vos, Domina, tan sólo me ofrecía a cuidar de vuestro hijo cuando se encuentre en el ludus - no pretendía añadirle más preocupaciones.

- El ritual... necesitaríamos a alguien prescindible, un esclavo o alguien de quien queráis desprenderos - mas que nada porque no iba a sobrevivir, se trataba de azotarlo y castigarlo de manera efusiva para luego mediante un ritual ofrecerlo en sacrificio a los dioses - la sangre llama a la sangre. Pueblos antiguos se bañaban en la sangre de sus enemigos para adquirir poderes y energías superiores, a la vez que se ofrecían sacrificios a los dioses que prometían recompensas...

La domina se vio complacida con el tema de las serpientes. “Buscare un lugar para ellas, que puedas visitar de vez en cuando para alimentarlas y cuidarlas.” comento siguiendo acericiarla como si fuera que le compraba un gato o un perro a su niña.

Sobre su hijo aunque se mantenia seria, termino diciendo. “Hazme bien a mi y cumple con lo que ordeno, asi tendras una oportunidad de cuidar a mi precioso hijo.” te dijo sin duda ofreciendote la oportunidad pero no ahora tan pronto. El tiempo y la obediencia ayudaria a la egipcia.

Asintio a su pedido. “Tengo un esclavo perfecto. Alguien que nadie extrañara y que se ha creido que puede mirar con sin respeto. Puedo conseguir que venga a uno de nuestros salones vacios en unos momentos.” le informo ya con un candidato, luego la escucho mientras hablaba de la sangre y su sonrisa se agrando. “Los romanos tambien lo hacemos. Pero no lo suficiente, tal vez por eso no recibimos sus recompensas pero tus rituales tal vez cambie eso.”

- Así será Domina, para mí no hay más ama que vos, trataré de complaceros en todo momento - en realidad tener a cuidado a su hijo seguramente con el tiempo sería una de mis tareas, así que, no debo mostrar prisa alguna porque no la tengo. A quien tengo que agasajar es a la romana y así se hará.

- Gracias Domina, además veréis que con las serpientes, mis bailes se vuelven más motivadores, se como captar la atención... - tenía pensado aumentar la carga libidinosa en los bailes cuando me acompañasen aquellos reptiles.

- Mi Domina, me gustaría pediros también, un collar distinto del resto de esclavas, me gustaría llevar uno que os guste a vos - quería sin romper mi condición de esclava, tener un distintivo, aunque fuera tosco - soy vuestra leona.

Por último, la escucho con atención en relación al ritual de sangre que le había comentado, se la nota muy interesada, quizás espera algún tipo de bendición - ¿podría azotarlo? - quizás con una vara o un látigo, me encantaba hacerlo, ese chasquido del cuero cuando alcanza la piel es como música sagrada para mis oídos.

“Seguramente se vera mas sensual, conmigo sera la primera danza.” reclamo ella imaginando ya viendola asi tocandola por el costado de todo el sexual cuerpo de ella. “Luego lo mostraras al resto de la casa.”

Tu pedido fue algo que la dejo pensando, mientras su mano subia al cuello de la egipcica. “Seria algo conveniente. Una con un correa que pudiera tirar y acercarte cuando quiera hacia mi.” describio yendo un poco mas cercando a lo que pensaba. “Mi leona. Si siempre quice tener una animal asi en mi mando.”

“Si, si eso es parte del ritual entonces podras azotarlo cuando quieras. Con un latigo o tal vez una vara.” comentaba de nuevo estando conectando contigo. “Como veas mejor. Si quieres podemos partir hacia ahi.”

Me gustaba que mis opiniones fuera aceptadas con gusto por la romana, aquello hacía ver que ambas estábamos en la misma sintonía y también que me estaba adecuando bien a la nueva situación en la que habitaba aquella villa.

- Sí, así podréis ordenarme cosas y acercarme a vos cuando así lo queráis - aparte que un collar y una correa que sólo pudiera tocar la Domina hacía ver la exclusividad de mí hacia ella, como si fuera un privilegio.

- Cuando queráis, vamos, estoy deseando poder enseñaros el placer que conlleva proferir castigos...

“Sin duda.” dice ella ya empezando a tocar tu cuello, sin apretarte fuerte pero atrayendote a ella para darte un beso en los labios mientras su mano sigue tomandote ahi en el cuello. Cuando te libero te miro como esperabas como una ama que iba a disfrutar mucho de ti.

Tras eso fue por uno de sus vestidos vistiendose y esperando que ella haga lo mismo. “Vamos. Quiero verte que planeas.”

Dicho eso y una vez estuviera vestida sekhmet, ambas partieron por los pasillos del ludus. En la profunda oscuridad de este no parecia haber nadie. Aunque veian a un guardia de vez en cuando y en puntos importantes.

Pronto llegaron a una construccion apartada, en el interior habia un hombre encadenado con las manos atadas al piso. En el camino la domina habia conseguido una vara y ahora mismo se la daba. “Muestrame.” dice ella. Estaban solas, aunque siempre habia un guardia cerca.

Me vestí para recorrer las diversas estancias y pasillos del ludus hasta llegar al candidato - gracias, Domina - evalúo la vara que me facilita tras habérsela pedido - es importante que sea delgada en el final y consistente, así no se romperá - no valía un palo sin más sino que tenía moverse con cada golpe.

Por fin llegamos a donde estaba el castigado, se encontraba encadenado al suelo - esa misma postura nos servirá - era importante que tuviera su espalda expuesta y que tuviera las manos atadas para evitar cualquier tipo de reacción.

- Hay que colocarse a una distancia tal que permita que la vara se mueva con total libertad - me coloqué a menos de un metro y eché la mano hacia atrás para señalizar el recorrido que iba a hacer la vara - vale tanto una vara como un látigo, todo depende del tiempo o la prisa que se tenga - le lancé un "latigazo" con la vara a modo de prueba y otro más con el brazo cambiado - es importante ir graduando la fuerza o la intensidad - le volví a dar dos más en cada sentido, tratando de no repetir el lugar donde antes le había dado - siempre se recomienda ir de menos a más y procurando atizar en algún lugar que aún no ha recibido golpe alguno - ya habría ocasión para repetir en el mismo lugar.

El hombre tenía la espalda enrojecida pero aún no sangraba - mirad como está la vara, aún sigue distinguiéndose la madera - le solté 10 latigazos tratando de hacerlo en el mismo lugar para dejarlo en carne viva y que empezase a quejarse por el dolor - es música para mis oídos - le volví a atizar otras diez veces más y empezó a sangrar de manera más que evidente - ¿veis? Ya no se aprecia bien la madera de la vara, aún se puede conseguir un tono más oscuro - le volví a dar otra tanda de golpes en la espalda y también en las piernas y sus glúteos, dejando multitud de zonas en carne viva - ahora, una vez que la carne está blanda sería mejor utilizar un látigo con nudos o clavos, pero como sólo dispongo de esta vara, nos llevará más tiempo pero así también lo disfrutaremos - le sigo dando de golpes.

- También se podría hacer por el otro lado, pero... ¿queréis probar? - le tiendo la vara para que la romana también pruebe la experiencia - es importante anclar los pies y que sea el brazo quien vaya hacia atrás y luego hacia adelante para descargar el golpe - me aparto un poco para contemplar cómo lo hace.

Me excitaba que aquel hombre se quejase y gritase de dolor, era todo un placer.

El hombre observo a ambas mujeres al menos antes que fueran a la espalda de este. Fue con el primer golpe que grito de dolor, lo mismo hizo con los demas golpes aunque en un momento se quizo guardar su gritos para no corresponder a lo que mostraba la egipcia.

Sin embargo cuando la sangre empezo a salir de su espalda, gluteos y brazos por cada golpe que le procuro la egipcia rompiendo con su ropa con facilidad pero luego con su piel.

“Es muy interesante, no esperaba que hubiera muchos detalles en la forma de azotar a un hombre.” decia ella mmirando detras de ella pudiendo mirar no solo el daño hecho sino como lo hacia Sekhmet.

Los gritos del hombre volvieron, junto con maldiciones contra la egipcia y la domina. Aunque eso no impedia que Sekmet siguiera explicandole a la Domina. Pronto el hombre empezo a llorar por dolor y porque sabia tal vez que no saldria de ahi.

“Lo veo. Ya la proximas vez buscare un latigo para que uses aunque como es mas comun en el Doctore lo tenga. Es su herramienta, auqneu puede que tu lo sepas usar mejor.” comento divertida al menos en esa ultima parte.

Sin dudar tomo la vara y vio la sangre que ya la decoraba. Copiando la postura de ella se acerco hacia al hombre en la distancia que habia hecho Sekhmet. Entonces apunto su golpe y le dio uno rapido justo donde su sangre estaba mas visible, donde el dolor se marco con un gran grito. Aunque sin duda no tenia la tecnica que tenia Sekhmet, lo que se probo con los demas gritos que fueron a otros lugares no repitiendo demasiado los mismos lugares aunque la mujer quisisera hacerlo.

- Muy bien Domina, dale, dale más fuerte - se estaba animando pero aún no tenía la técnica suficiente, quizás practicando más a menudo lo haría mejor - hasta sirve para relajarse - cuando observo que el esclavo deja de gritar, quizás conmocionado por las heridas, hago que la romana se detenga - una parte importante del castigo tiene que ver con que el castigado sea consciente - voy hasta una jarra de agua y se la echo sobre la espalda, tratando de reanimarlo.

Me acerco al esclavo para comprobar como se encuentra - Domina, lo bueno de este tipo de varas es que también sirven para otro propósito - voy con ella por delante para verle la cara - es importante verlo y comprobar que aún puede hablar ¿qué sería de un castigo si no se pueden escuchar los lamentos? - me acerco al hombre y le bajo la ropa que aún tuviera. Después le acaricio su miembro y aprovechando que no puede hacerme nada porque está encadenado, se lo retuerzo levemente hasta que gima - si fuera lo suficientemente grande quizás podría hacer algo con él. Podría embalsamarlo y así permanecerían sus cualidades...

- Aunque pensándolo mejor... - cojo la vara y le doy varios toques en el miembro y después se lo cedo a la romana

La romana tardo un momento en darse cuenta que se habia quedado inconciente y cuando se lo dijiste puso cara de decepcion. “Ya se desmayo? Supongo que con tus golpes tuvo mucho.” decia la mujer sonriente y dispuesta a darte de nuevo la vara.

Pero ve que le tiras agua al prisionero que se despierta y empieza a agitar las cadenas para tratar de liberarse. Aunque dejo de hacerlo cuando la tuvo tan cerca y al verla de cerca la vio con miedo. Al sentir que le bajaba la ropa y acariciaba su miembro se volvio a poner tenso aunque su miembro no se agrando seguro por como estaba.

“Tienes razon mejor escucharlo sufrir.” dice mientras se mueve curiosa por lo que haces. “Jaja hablas en serio? Los egipcios pueden conservar los penes arrancados. Me serviria mucho eso.” comento con lujuria y tal vez mas en broma que en serio.

“Que piensas hacer?” pregunta al verla quieta tras golpear su miembro y dejarlo a un mas dolido.

- Las técnicas de embalsamar cuerpos son únicas de mi cultura - y valía tanto para los cuerpos como para determinados órganos - todo depende de lo que se quiera conservar, Domina - también le hablé de otro tipo de enterramientos, como lo eran las momias o aquellos que se les enterraba vivos.

El hombre gritaba clemencia pero aquello lejos de enfadarme me enorgullecía, era señal de que lo estaba haciendo bien - cuando el prisionero no se queja es señal de que el castigo no está cumpliendo su función - era balsámico escucharlo gritar. Por supuesto, le permití unos momentos de descanso, tiempo suficiente para que lamiera aquella sangre, me excitaban las salpicaduras que había logrado.

- El dolor es algo necesario, se trata de una lección difícil de olvidar - también le comenté que otra tortura muy efectiva era que los demás presos escucharan el castigo al que se sometía un castigado, aquello evitaba motines y rebeldías - en Egipto se dice: "te obedecerán bien porque te amen o porque te teman" - en ambos casos era igual de efectivo, aunque el miedo siempre procuraba más respeto.

- Venid aquí, Domina - le indiqué cómo tenía el miembro el preso, demasiado pequeño, no serviría para embalsamar, así que, le mostré otra técnica bastante dolorosa que consistía en introducirle en el miembro la vara si era del suficiente grosor - una pena, ésta no es lo suficientemente delgada pero... - me fui al otro lado, el hombre sufría de espaldas y por ahí sí que entraba la vara - donde se necesita estrecho no la tenemos y donde se requiere ancha, resulta que la vara es delgada - aún así entraba fácilmente - ¿queréis probar?

La domina sonrio divertida pero intrigada ante la propuesta de conservar una parte del cuerpo. Obviamente aun no tenia una buena idea de que le serviria eso pero estaba curiosa.

“Te obedecerán bien porque te amen o te teman.” repitió la mujer. “Si, tiene sentido. Eso podria ayudarme bastante junto a lo demas que dices. Aunque bien admito que he dejado el castigo en manos del Doctore y alguno de mis guardias, sin realizarlo con mi propia mano.” dice con sinceridad en ese cuarto oscuro con el prisionero.

La domina se quedo viendo lo que le hacia viendo el sufriento del prisionero, siguiendote detras y recibiendo la vara. “Por supuesto.” dijo metiendola y genero un grito en este. “Sabes este honmbre me estaba viendo con deseo. Seguro imaginaba cogerme con ese minusculo pene mientras se masturbaba.” dijo ella sin verguenza ante las palabras de ella.

- Sí? - aquel hombre estaba siendo castigado por su lujuria y se me ocurrió castigo decisivo para acabar con él - Domina, ya estamos llegando al final - por el esfuerzo y el castigo, aquel hombre no resistiría mucho más - ¿qué tal si le cortamos su virilidad y se la hacemos comer?

- Tanto a través del Doctore como por mí, puedo serviros para ejecutar el castigo...

Asintio sin dudarlo, ansiosa de escuchar ese final. Entonces escucho su propuesta y se la vio sorprendida sino algo asqueda. “Por los dioses...Sekhmet.” dijo ella aunque volvio a sonreir divertida, sin saber en que se habia metido.

“La diferencia es que el doctore puede hacerlo en parte de su labor. Pero para ti sera mas dificil, a menos que lo hagamos como ahora en lo mas privado.” comento ella mirandola con complicidad esperando que entendiera que estas cosas serian privadas.

“Continuemos. Hagamos como dices y enseñemosle. Sacrifica su miembro y a este hombre par aque el Ludus creesca.”

Con aquellas proposiciones también trataba de conocer los límites de la romana, había visto su reacción que en principio no había sido muy buena pero había acabado cediendo - bien, nadie se enterará. Aunque seguro que gritará - se me ocurre que entonces habría que hacer otra cosa previamente - creo que para evitar los gritos, lo mejor será que le cortemos la lengua - y acto seguido le amputaríamos el miembro por eso de evitar que se desangre y podamos verlo sufrir.

Pedí una palangana para colocársela debajo y aprovechar a recoger toda la sangre que caería - ¿Puedo? - solicitaba permiso a la Domina.

“Cortale la lengua entonces.” respondio sin pensarlo mucho, no habia mucha piedad por èl. En especial con cosas mas comunes que tus otras sugerencias. “Puedes hacer lo que veas necesario. Ve tranquila que yo estare viendo.” comento ella de nuevo como testigo.

Rapido la lengua del hombre quedo cortada y luego su miembro, haciendola querer gritar con fuerza pero no podia. Nadie lo salvaria ahi adentro. Mientras su sangre caia en la palangana que se iba llenando. El sujeto estaria pronto a morir, pero apesar de todo Sekhmet lo habia hecho de una forma casi perfecta como quien lo realizaba muchas veces o tal vez los dioses la inspiraron esa noche.

Con una daga me acerqué a cortarle la lengua, fue rápido. A partir de ahí todo fue más sencillo, el esclavo empezó a tratar de gritar pero sus lamentos fueron mudos. Después con la misma daga la acerqué a su entrepierna, con un mano cogí su miembro y lo estiré mientras hacía otro corte de arriba a abajo.

Luego sólo hice ver cómo caía la sangre sobre la palangana.

Coloqué tanto la lengua como su miembro sobre la mesa - Domina, no tienen un gran tamaño pero podrían servir para adornos, incluso podríamos gastar una broma a alguna - colocando ambos órganos en la sopa.

- También puedo tratar de embalsamar el miembro si lo queréis para mantener.