Partida Rol por web

Saludo a Mario y asiento estamos ahi ya todo reunidos. Miro a todos sacando una sonrisa.Al parecer la cosa habia mejorado. Miro a los presentes. Suspiro de vuelta al anciano. 

Chasqueo la lengua. -No es conmigo con quien mas debe disculparse señor. Pues yo solo soy la voz de Marte. El bendijo este evento, esta arena y a sus gladiadoras vencedoras y ahora castiga a una de sus hijas que vencio en la arena y quiso echar de su finca a su voz y por ende a Marte. Es al dios Marte al que se le ha ofendido,al pater de Roma. -dije mas seriamente 

-Con 20 latigazos su esclava no va a valer ni para llevar agua, va atener que pagar comida y recuperacion por meses y solo le queda otra gladiadora. El dinero es importante verdad Lupus?-le digo al lobo.

-Y un ludus es una inversion a largo plazo y dinero para la casa y prestigio. Poco le valdra una muñeca rota , asi que perdonare por Marte la ofensa al dios. Pero llegando a un acuerdo yo me la llevare y me encargare de su recuperacion no tendra que gastar dinero, y la pondre en pie en forma de nuevo. Y cuando se recupere hablaremos de  comprarla. Despues de todo tras de esos veinte latigazos no valdra nada. Pero si es lo que necesita su ego que por lo menos ganeis dinero no? 

Quedó boquiabierto observando al Flamen, quien era más que un dolor de muelas. Hablaba y hablaba y hablaba quejándose y entre sus quejas no dejaba de cuestionar al pobre Flavius. Y en su mente, Mario, se preguntaba cómo hasta ahora no le habían apuñalado o hecho algo peor... Mars era un buen hombre pero de pésimos modales, como para ofender a cualquiera sin motivo válido, incluso después de recibir una suerte de perdón casi infinito.   

- Bueno, tanta charla abre el apetito y da mucha sed. ¿Vamos por algo de vino? - interrumpió magníficamente, intentando que las cosas no se descontrolen más.- In vino veritas¹ reza la sabiduría popular, la sabiduría de nuestros ancestros y nada mejor que relajarnos sentados, refrescando la garganta con buen vino, disfrutando la velada y charlando con más calma que entre amigos la armonía jamás debe perderse.   

Escuchaba con calma las diversas conversaciones que tenían lugar, conversaciones que indicaban lo que ella ya sabía... Daba igual desobedecer, si había alguien a quien le caías en gracia daba lo mismo lo que hicieras... La egipcia le caía en gracia a la Domina, por lo que se libraba de sus castigos y la romana era se había convertido en el interés sexual de aquel sacerdote y ahora velaba por ella con esas inútiles palabras... Miró también al doctore y negó con la cabeza. Se le suponía un líder, un maestro y estaba dejándose llevar por su orgullo y su polla, pensando que le robaban a su mujer y no hacia nada por ello... 

En ese momento apareció la domina y una mirada de suspicacia se dibujó en el rostro de la germana. No se fiaba de ella, absolutamente nada y aquellas palabras parecían esconder algo oscuro... Sabía que sería castigaba sin haber hecho nada, pues ella era la bárbara y la salvaje... 

Escuchó sus palabras y habló cuando ella terminó. 

- Gracias domina - ¿Qué no había podido decirlo antes? Arpía mentirosa... - Aprovecharé dicha oportunidad Domina, gracias. 

No dijo mucho más pues aquellos romanos no merecían más, ya habían tenido su espectáculo... 

Muchas gracias domina, si algo estoy seguro que combates como ese los repetirá y dará gloria a la casa Donicus. Agradezco a la domina con respeto y seguridad.

Espero que las aguas vuelvan a su cauce y que el Pater arruine al sacerdote que ofende a su dios, casi me apiado y todo del pobre mario, por tener un amigo como dicho sacerdote, ojalá muchos romanos sean como el y no tan obtusos. Mi mirada a Mario libera una sonrisa, para ser romano valora las cosas buenas de la vida y finalmente miro al doctore, que no se atreve a dar el paso que necesita por luchar por la romana, es un verdadero incordio esa mujer pero si el no lucha por ella no voy a luchar esa guerra con el, debo respetar su decisión.

- El dinero es importante... tanto como la reputación - murmuró al sacerdote, invitándole a pensar en sus palabras y en que quizá se estaba excediendo al poner en evidencia al dueño del lugar en público

Asintió con aprobación a la intervención de Mario Flavio Fulgurator

- Suena de lo más apetecible, senador - a Mario - enseguida me uniré a vosotros - esperando que el sacerdote aceptara la ayuda del senador para salir de aquel tropiezo

Luego volvió su mirada al hombre que había la deferencia de dirigirse a él, a él de entre todos los patricios: Gallio. 

- Pero antes... - sonríe amable al general - me gustaría poder ver mejor a esa bárbara, no dejo de preguntarme si puede ser buena idea apostar por ella en la próxima ocasión.

Me retiré para asearme y cuando regresé Verina me informó que tenía que ir con el Doctore para tratar las heridas de las gladiadoras - Así haré.

Bajé a las dependencias de los guerreros para ver el grado de heridas que tenían mis compañeras. Al parecer, Livia debía ser castigada por su atrevimiento con el sacerdote romano, mas en mi interior consideraba injusto ese castigo, en todo caso quien debería ser azotado tendría que ser el romano, por ser quien había mancillado a los dioses. Pero al parecer las autoridades no lo vieron así, e iban a castigar por su osadía a la esclava.

- Doctore, me gustaría poder ser quien celebre el rito funerario de Adonia - al fin y al cabo, la cultura helena guardaba relación con la egipcia y sabía distinguirla muy bien de la romana. No quería que fuera despedida como una esclava y mucho menos siguiendo tradiciones de dioses ajenos - conozco sus tradiciones.

En cuanto a la pena de 20 latigazos, también me parecía excesiva, además tampoco coincidía con la valoración del sacerdote romano - quizás podría ejecutar yo la pena, serían 20 latigazos pero siempre serían más suaves - además por mis conocimientos de anatomía, procuraría darlos en lugares sin apenas trascendencia - se ha dicho en qué consiste el castigo pero no se ha definido quién lo lleve a cabo, Doctore.

Flavius le miro como miraron a Cesar en el senado, aunque Mars no sabia esa mirada. Mario seguro la conocia, aprecia de vez en cuando en el senado y entre senadores.

“Gracias por perdonar la ofensa.” dijo simplemente con un tono neutro, luego observo como los demas patricios ya no estaban mirando con interes esa discucion y nadie estaba del lado del sacerdote. “No se que gladiadores debiles ha conocido en otro Ludus, pero en el nuestro estos puedes resistir 20 latigazos. Las mujeres estoy seguro que tambien podran hacerlo porque eso les hemos enseñado a hacer aquí.” le devolvio mirando a los demas.

“Sacerdote...Vaya a tomar vino con Mario, se lo recomiendo es un buen amigo de tragos. No vendere hoy ninguna gladiadora, se murio una de ellas por lo olvida.” dijo y miro a Mario con una sonrisa. “Por favor hermano senador. Llevelo a tomar un poco de vino y con algunas chicas, el ludus invita. Titus ve cuando desees tambien.”

Dicho esto se acerco a Mario. “Mañana a la tarde te hare llamar, hay algo que debemos hablar.” dijo con una sonrisa que solo queria decir cosas buenas pero para quien. Dicho al ver que los demas se iban saludo a Mario y a Titus, se fue para otro lado buscando una charla rapida con cualquier otro.

Gallio observo todo y simplemente ignoro al sacerdote. En su mente habra pensado desgracias de èl o tal vez no. Ahora que parecian irse de su lado no importaba. Ya la religion estaba tranquila. "Por supuesto. Mi prometida seguro sabra mas de ella y podra ver que la conosca..." dijo mientras bajaban. "Yo si fuera usted lo haria. Es bastante impresionante." dijo mientras llegaban a juntarse con la Domina, con Soenya y Nordico.

Sin mucho disimulo se acerco a la Domina. "Eh traido al buen Titus." comento con una familiaridad que le parecio algo rara a la Domina pero termino aceptando.

Había creído entender lo que ahora se requería de ella, al menos por algunas palabras sueltas, gestos e incluso miradas. Así que cuando aquellos dos hombres se acercaron a donde estaba comenzó a sacarse con calma la ropa. Si querían ver bien su cuerpo y de lo que estaba hecha deberían ver toda su musculatura...

Cuando se quitó la ropa podía notarse la diferencia de aquellas partes que habían estado tocadas por la arena cuando esquivaba los ataques, pues estaban mucho más sucias que aquellas que habían estado cubiertas. Sus pechos se mostraban turgentes y firmes, con una musculatura que indicaba que estaba en forma. Cuerpo fibrado, trabajado, de piel ya algo tostada por el sol pero sin perder esa tonalidad típica de su tierra. Sus cabellos rubios como el sol, sus ojos gris perlado y una piel con multitud de marcas de guerra... Cortes, puñaladas, golpes e incluso lo que parecía la marca de unas grandes garras en uno de los laterales de su cuerpo. Sus nalgas también eran firmes, así como su vientre, mostrando un seductor cuerpo femenino.

Su mirada era dura y algo intimidante, como si portara el salvajismo en aquellos ojos perlados.

Se mantuvo en su lugar a la espera de ver qué harían ahora. 

Miró a Camilia un momento, algo confuso por la enorme predisposición de la bárbara e incluso se tomó unos instantes para observarla con detenimiento en busca de algún arma oculta a una distancia prudente: pero había poco que ocultar en su desnudez... así que finalmente terminó por aproximarse. 

Marcus conocía muy bien aquella sonrisa juguetona que afloró a los labios del patricio: buscaba una ofensa, buscaba un error... 

El lobo no se detuvo hasta encontrarse a una distancia invasiva, innecesariamente cercano, para mantener la mirada a la esclava con la seguridad que otorgaba el tener suficiente dinero para pagar cualquier cosa: incluso un derramamiento de sangre, esa misma tarde había derramado un buen puñado de dinero al que no tardarían en darle buena cuenta sus perros.

¿Bajaría la rubia la mirada o la mantendría?

Cuando sintió a aquel hombre tan cerca simplemente apretó un poco los puños, haciendo que la musculatura de su brazo se mostrara algo más y bajó la mirada con cierta desgana.

Debía mantener su palabra y no mostrar sus cartas... 

Si su gesto fue de satisfacción o de decepción, era difícil de determinar: quizá ambas sensaciones le invadían. El patricio fue examinando a la bárbara con detenimiento, inicialmente solo de forma visual.

- Es extraordinaria, casi una lástima que sea merecedora de la marca, tendría muy buena cotización para otros usos... - menciona, dirigiéndose sin duda hacia Camilia

Apoya la mano sobre la marca de garras del lateral de la rubia como primer contacto piel con piel, las manos del lobo son cálidas y suaves: sin lugar a dudas no son manos ni de guerrero ni de esclavo. Su examen dista mucho de transmitir un deseo sexual tras él, si bien queda claro que hay un interés en la textura de aquella piel y aquellas cicatrices, como quien estudia la calidad de una tela. 

- ¿Qué clase de bestia te hirió, esclava? - se interesa

Era extraño sentir aquel tipo de contacto en su piel, como si no estuviera acostumbrada a aquella forma de tocarla.

Con la mirada aún gacha contestó al hombre. 

- Un oso, en mi prueba como guerrera en mi tierra. 

Contestó con calma intentando decir las palabras correctas, pues se notaba su fuerte acento y que aún no conocía bien del todo el idioma. 

- Por supuesto, estimado Flavius, así lo haremos, iremos a beber unas copas de vino y quizás el buen Mars se interese en la egipcia - da dos o tres codazos suaves al sacerdote para que no diga nada objetando lo dicho - y en ese buen vino traído de Hispania que es de una calidad suprema.

Viendo que se aleja Titus, más interesado en otras cosas, se dirige Gallio.  

- General, venga con nosotros y cuéntenos de sus grandes hazañas y proezas, que deben ser muchas. Por favor, háganos el honor de deleitar nuestros corazones. 

La verdad es que puede notarse que está realmente interesado en escucharlo ya que extraña su vida de militar.

La domina se fue mientras Lupus hacia lo suyo, observo que los demas patricios hacian lo suyo y se iban adentro. Todos guiados por su padre. “Sabes los rituales griego?” pregunto a la egipcia mirandola seria. No le dio importancia a su segunda idea no era el momento.

"Si me permiten un momento." dijo por lo bajo a ambos dandole una mirada importante al Nordico. Esperando que se quede ahi por un momento. “Mi señor Titus, lamento molestarle pero podriamos arreglar primero el funeral de la Griega. Me parece que no es el mejor lugar para esto.” dijo señalando el cuerpo no demasiado lejos. “Si me espera adentro. Podra seguir viendole, aunque debo recompensarla por su gran accionar en la pelea. Recuerde eso.” dijo imponiendose un poco pero tal vez mas probando su suerte con el lupus.

Entonces fue donde estaba el doctore y la egipcia. "Doctore, yo me encargo de los demas. Si quieres castigarla personalmente a la Romana puede hacerlo o encargare a uno de los guardias. Pero debe hacerse rapido y ahora como el funeral. Pero haga una u otra." le dijo como sugerencia en èl quedaba ver que hacia.

Mientras tanto no muy lejos del Doctore estaba Verina, viendo a ambos lados tambien pareciendo decidir a cual grupo de las gladiadoras acompañaria. Lo miro al Doctore esperando a ver que decidia. Ella deberia por respeto ver el funeral y de paso vigilar si quedaba la egipcia haciendolo.

El general mientras parecia aceptar de buena ganas el trago aunque se quedo viendo a Lupus por si su prometida necesitaba ayuda con este.

Era evidente que la egipcia sabia de funerales, algo que escapaba a su conocimiento, ya que no sabía nada de temas religiosos.

Miró a Sekhmet un segundo, antes de dedicarle una señal de aprobación.

-Ve, si la domina lo permite, es necesario darle un funeral en base a su origen.

Más lo que dijo le dejó un poco descolocado, no era eso , si era mucho o era poco, el castigo debia ser ejecutado sin tardanza.

Estamos aquí para obedecer, no para cuestionar, no lo hagas, solo limitate a cumplir con lo demandado-

Volteó para ver a su domina, y elegir una de ambas opciones.

No domina, yo me haré cargo del castigo a Livia, es mi responsabilidad, pues su conducta fue reprobable... Dejo en manos de Sekhmet el funeral de Adonia-

Sentia qhe crecía una llama en su pecho, una pequeña flama que ardía cada vez con más fuerza, y explotarla, cuándo el castigo se efectúe.

Entendía que la fiesta era lo importante y no se debían de interrumpir los negocios y demás intereses por cuestiones de esclavos. Así que, discretamente le referí a la Domina que podía hacerme cargo del ritual funerario - conozco las costumbres de los griegos - los muertos debían ser despedidos en base a sus tradiciones sino sería provocar a los dioses y éstos traerían la ruina hacia quienes osaran insultarlos.

También el Doctore mostró aprobación a que me encargase de su despedida, no así con respecto al castigo de la romana, no podría ayudarla. Lo comprendí y no insistí más.

- Según la costumbre, hay que lavar el cadáver, hacer sacrificios a los dioses - dado que había muerto en combate, el sacrificio de su rival habría sido suficiente - cantos de despedida, bailes en honor a los dioses - y como no preveía que fuera enterrada en el ludus habría que optar por quemar su cuerpo - luego en una pira funeraria despedirla y finalmente sus cenizas deberán ser enterradas en la tierra en un lugar libre.

Parece algo sorprendido por las molestias esclava, ritos griegos en suelo Romano... que blasfemo. 

¿No es el mejor lugar? 

Dedica un breve mirada a Camilia, algo molesto por la interrupción por un mísero ritual para una esclava, pero... su casa, sus normas.

- Que me busque dentro, quiero terminar de verla y de buen grado pondré de mi parte para recompensarla... como ella desee, siempre que no contradiga nuestras leyes y costumbres - solicito a Camilia, poniéndome a su disposición para las compensaciones por un buen combate

Aparta su mano de la bárbara

- Nos vemos luego, bonita - despide a la esclava, para volver a reunirse con los patricios y esperar a que termine aquel insulto a los Dioses Romanos

Hizo un ligero movimiento de cabeza cuando aquel hombre se retiró y tomó sus ropas para vestirse con ellas, después de todo consideraba oportuno estar vestida durante la ceremonia de despedida de Adonia.

Antes de que se marchara miró a la domina para después bajar la cabeza.

- Domina... ¿Puedo preguntar algo? - Esperó a que le dieran permiso para entonces preguntar - ¿Cómo he de proceder en esa fiesta? ¿Se puede solicitar algo o a alguien? Y... ¿Cómo debo dirigirme a hombres como el que estaba aquí ahora?

Desconocía cómo funcionaban las cosas y sabía que debía aprender. Además, nadie le había enseñado cómo debía llamar al resto de personas... 

La domina asintio a todo. "Hazlo con respeto Sekhmet, pero no largo." le dijo a la egipcia al escuchar una par de los requisitos. Por lo que cortarian unos cuantos como el baile y canciones, ya si hubiera sido gladiadora habrian puesto mas esfuerzo.

Suspiro aliviada con la decision de Titus. "Recuerde que puede ayudar a marcarla si desea. Por lo demas agradezco su paciencia." dijo en despedida mientras quedaba ahi con los presentes, permitio que el doctore se fuera si queria.

Cuando le llego la Rubia se paro seria y la miro vestirse. "Pregunta." le permitio sin pensarlo mucho. "La fiesta que queda sera algo entre los romanos, tu probablemente tengas un espacio personal para ti. El señor Titus te seguira viendo pero creo que te dejara estar libre." le explico. "Dirigete con mucho respeto y llamalo señor. Si hay algo que desees me lo pediras a mi. Generalmente lo pedirias atraves de tu lider...pero ella no esta."

Cuando el Doctore busco confirmacion para irse asintio y le dejo ir. Ella se quedaria aca viendo que nada pasara.