Partida Rol por web

A Mario le llego un sirviente con un mensaje, una invitacion del Ludus de Donicus. El senador Flavius te invitaba a que visites el Ludus por una razon importante. Te pide que vengas elegante. Mario no tenia razones para rechazar esa invitacion, habian pasado unos dias de la fiesta y el ataque hacia èl habia quedado muy atras.

Tras prepararte e ir con tus nuevos guardias, te encontraste frente a Ludus. Sin mucha presentacion te dejaron entrar eras un invitado muy querido en la casa al parecer. Tras dejarte en la sala de la entrada llego Flavio a recibirte y darte un abrazo si le permitias.

"Mario. Compañero, tengo algo importante que proponerte y que seguro te gustara." comentaba con una sonrisa grande mientras iban avanzando por el ludus.

Mario se sentía verdaderamente honrado con la invitación y fue vestido de la mejor forma posible, al igual que sus doce guardias. Abraza a su amigo y sonriente agradece por la invitación.

- Mi querido amigo, Flavius, es un verdadero honor estar aquí y poder serte de ayuda. Soy todo oídos - esbozando una cálida sonrisa.- 

"Bien amigo..." dijo mientras seguian avanzando por el ludus. "Ya antes hablamos de unir nuestros esfuerzos como uno solo. Por lo que me pense como podriamos hacerlo correctamente." dijo el hombre viejo.

"Por lo que pense en unirte a la familia. Hace poco llegaron los hijos de mi hermano, ambos solteros. Pero a la joven podriamos remediarlo si quieres?" pregunto tanteando tu opinion de su propuesta.

- Suena interesante, realmente, querido amigo - sonriente.- ¿Habría algo que deba saber sobre ella antes de casarnos? Siempre es bueno saberlo todo antes de meterse de cabeza en cualquier alianza o unión. 

Asintio de acuerdo. "No sabria que contarte. Porque no me haces preguntas y vere que puedo decirte. Sino bueno tocara hablar con ella." comenta el hombre dejandote a ti el tema con las dudas.

- Un asistente a la fiesta me había dicho que ella y su hermano, eran pareja, para hacerla corta y no usar palabras disonantes. No quiero que lo tomes a mal, mi querido amigo, es solo una duda. Aunque me gustaría hablar con ella en persona y ver si congeniamos lo suficiente como para que no termine viuda - entre risas.-  

Si Flavio se encontraba sonriendo en ese momento su rostro cambio rapido a uno de ira. "Quien fue el bastardo que te dijo eso?" pregunto con poca delicadeza aunque parecia calmarse lo suficiente porque hablaba contigo, un amigo.

"Hablaras con ella y aclaran sus dudas." dijo tras un tiempo. "Pero te pudo confirmar que no hay relacion asi de monstruosa entre ellos. El hermano puede ser un poco protector, pero eso siempre pasa con los hermanos. Si te llega a molestar hablalo conmigo."

- Ya puse en su lugar a tal mal hablado, créeme, mi querido amigo. Oírlo de ti, despeja toda duda pero de todos modos me gustaría conocerla mejor y tener una charla con ella. ¿Podría llevarla a Ostia unos días? Tengo unos negocios por allá y quiero mostrarle como funciona el tema de la compra, venta y distribución de bienes, ya que podría servirle mucho en el futuro. Preferiría que no vaya su hermano con nosotros, ya que es a ella a quien deseo conocer y con quien me estaría casando en un tiempo. Creo que ya es hora de sentar cabeza y formar una próspera y gran familia.

El hombre se relajo un poco al oir eso. "Me alegra escuchar y se que puedo confiar en ti. Aunque me gustaria saber el nombre de quien difama el nombre de mi familia." comento el hombre.

Cuando llego tu pregunta te nego. "Lo lamento pero prefiero que Memmia este cerca de la familia. Aunque eso no les impide que caminan con Roma,le muestres algunos de los monumentos de aqui y como es la vida en la ciudad." dijo este diplomatico rechazando tu oferta pero pensando en un compromiso. "Su hermano no ira con ustedes.Tiene negocios que efectuar aqui." te aseguro sin problemas.

"Opino lo mismo. A todo hombre llega el momento de formar una familia, pero que mejor que hacerlo con un amigo. cierto?" pregunto en un tono complice viendo si le interesaba las propuestas que daba.

- Tristemente ha sido el acre Flamen, creo que tiene un problema mental o algo así, no es para castigar a una persona enferma ya que eso podría traer el castigo de los Dioses. Mejor olvidar y perdonar para que Fortuna te sonría - hace una pausa para cambiar de tema, esbozando una sonrisa y quitando esa cara grave y seria.- Por supuesto, me parece una excelente postura la de cuidarle como si fuera tuya y así será cuidada por mí y de ser posible siempre será feliz a mi lado - en un tono sincero.- 

"Ese hombre parece estar ansioso de poner un mal nombre en mi familia." dice el hombre fastidiado, pero asiente. "Tienes razon. Los dioses se encargaran del enfermo."

El cambio de tema sin duda le gusto, dejando lo demas atras. "Por supuesto que se que la cuidaras y creeme cuando esten juntos podras hacerla viajar tanto como quieras." comento complacido.

La charla en si habia sido corta pero habian logrado su objetivo. Tras un pasillo mas, llegaron a las puertas de una sala. "Algo mas que quieras preguntarme, sino detras de estas puertas esta tu prometida." dijo ofreciendole una oportunidad mas sino el romano volveria a ver a esa joven que casi montan por completo si no fuera por el hermano. 

Pensó inmediatamente en el coitus interruptus de la otra noche, durante la fiesta y en que debía remediarlo.

- Muchas gracias por el honor de permitirme verla de nuevo - haciendo una reverencia para ocultar su erección.- 

Tras las palabras de Mario el Pater abrio la puerta para proseguir. Donde llegaron era una habitacion muy elegante con paredes pintados con colores vivos y con una pared faltante ya que daba a uno de los jardines del Ludus. Una brisa fresca llegaba del exterior. Aunque Mario no se terminaba en fijar en eso sino en los sillones puestos en esa tipica posicion acostumbrada por los romanos. En el medio una mesa con vino y frutas.

En uno de los sillones estaba acostada la mujer de la que habian hablado. Memmia, estaba ahi radiante con un vestido claro y voltio a mirarlos a ambos. "Senadores..." saludo con una sonrisa picara. "Querido Mario, cuanto tiempo."

- Memmia, queridísima señorita, recordar tu sublime belleza solamente es superada por admirarla cara a cara cual diosa - besando su mano derecha con ternura.- Si Fortuna me sonríe, es a través de tus labios que la veo. Cada minuto lejos de ti, simplemente ha sido una eternidad inmerso en la más profunda oscuridad - en un tono serio y sincero.- Si vuestro tío, Flavius, mi queridísimo amigo, mentor y socio, me permite me gustaría conversar contigo sobre temas varios y quizás de mutuo interés, a solas, por unas horas - se fija en la reacción de ambos.-     

La mujer se deja besar y sonrie con una timidez que se parece a la primera vez que se encontraron. "Querido Mario, siempre sabe que decir." respondio ella a tu comentario serio. "No voy a mentir luego de nuestra pequeña charla en la fiesta, no pude olvidarlo. sin duda quedo en mi memoria." le devolvio mirando a su tio cuando Mario comento de estar solos. Cuando tuvo la mirada de su tio asintio.

Flavius miro a ambos. "Asi que se conocian. Me complace oirlo." dijo mirando ambos con una sonrisa mas por el buen trato de ambos.

"Bueno puedo marcharme por unas horas y dejarlos conversar tranquilos. Conocerse bien, para que cualquier duda quede solucionada." dice y mira especialmente a Mario en esto ultimo. "Disfruten y cualquier cosa llamen a algunos de los esclavos o sirvientes para atenderlo o para que me busquen." afirmo el hombre pareciendo dejarles esa intimidad que buscaba Mario.

Dicho eso hace una reverencia y se marcha.

Sonríe con las palabras de Memmia, muy satisfecho y asiente, llevándose la palma de la mano derecha al corazón, indicando que siente lo mismo.

- Nos vemos más tarde, mi querido amigo, Flavius. 

Luego de que éste se retira, se acerca a Memmia para disfrutar de su belleza, estéticamente hablando. Sonríe y busca la forma correcta de iniciar la charla y demás. Está muy sobrio y nervioso para ello.    

- Mi querida Memmia, la flor más hermosa de Hispania, tengo tantas preguntas sobre tantos temas que quizás te aburriría o nos volveríamos ancianos - sirviéndole vino.- Me gustaría conocerte, en resumidas cuentas. Saber de tus anhelos, relaciones, etc. ¿Qué deseas en la vida? - sentándose a su lado pero sin ponerle un dedo encima.-  

Ella se te queda mirando, con una sonrisa en sus ojos como si disfrutara un poco de tu nerviosismo. Acepto el vino que le dio él y le devolvio el gesto dandole una copa llena ni bien se sento.

"Que deseo en mi vida?" pregunto para si misma pensativa. "Me gustaria en principio quedarme aqui. Hispana es linda, pero una ciudad como roma se siente mas divertida y mas interesante. Eso deseo una vida mas emocionante que la que tuve en hispania, incluso una sin que mi hermano estuviera ahi para meterse." comento ella dandole una mirada de complicidad. "Para eso ultimo necesitaria una vida segura, que tal vez lo deje mas tranquilo."

"Que hay de ti mi señor senador? Es como mostro en la fiesta o esa noche tomo algo para entusiasmarte?" pregunto la joven mirandolo a los ojos, solo bajandose por un segundo hacia su cintura su mirada.

- Me refería no solo a eso sino como te ves de aquí a un tiempo, si tienes algún amante o amas a alguien y cosas por el estilo, muchas veces uno, creo yo, debe saber donde se mete, ¿no crees? - brindando con ella, chocando las copas suavemente.- Por nuestra salud y felicidad. Es un buen motivo para brindar - bebió un trago corto, sin dejar de verle a los ojos.- 

"Oh..." dijo escuchando el resto de tus palabras. Tras eso brindo. "Por nuestra salud y felicidad." dijo ella tomando un poco del vino antes de hablar.

"No tengo amantes y no amo a nadie. Debes saber que no he sido una mujer que ha salido mucho de su hogar en hispania. Entiendo a lo que te refieres y se que es una decision complicada. Pero no creo que deba serla." comento ella suspirando. "Aunque supongo que lo preguntas porque en la fiesta no fuiste mi primero y lo siento mucho que no lo hayas sido Mario."