Partida Rol por web

Habian pasado un par de dias y pudiste yua salir a entrenar aunque de a poco. Sentiste la mirada de la Domina en ti y tal vez por eso no te fue sorpresa cuando esta vino en un momento que estabas sola en tu celda. Habias estado leyendo un libro que te dio verina.

"No hay necesidad que te levantes." dijo rapido la mujer con dulzura. "Como te encuentras?"

-Domina...- musita respetuosamente ante su llegada.

Livia se encontraba sentada en el camastro, los demás gladiadores continuaban su entrenamiento pero a ella la habían mandado retirarse cuando las vendas se le habían manchado un poco de sangre. Con fastidio la romana volvió a su celda y tomó el libro sobre el culto a Marte que Verina le había traído.

Cuando Camilia aparece, la gladiadora deja a un lado el libro y está a punto de levantarse pero se lo piensa cuando ella la detiene:

-Estoy...mejor. Mejorando. Hice cuánto pude hoy en la arena, señora...espero no haberla decepcionado.

“Leyendo de Marte? Un tema interesante, hasta cual de sus aventuras llegaste?” pregunto divertida, asi era con el dios Marte para los romanos habioa tomado mayor importancia y era un heroe aventurero en algunos relatos.

“Haz hecho bien. Te veo recobrate bastante rapido a pesar de los latigazos que recibiste siento que podrias estar de nuevo muy pronto en la arena peleando.” comento la mujer observandote entera. “Pronto recuperas tu gloria Livia.” comento ella ya cerca tuyo sonriendo mientras revisaba tu espalda.

-Gracias domina, mas no había gloria que perder pues ni siquiera llegué a ganarla. Vos confiabais en mí y yo no pude hacer que la egipcia se comportara, no pude evitar que Adonia muriese...no pude controlarme a mí misma. Os fallé y eso me pesa...he hecho que os enfrentéis con vuestro pater y que se ponga en duda vuestro liderazgo. Veo natural que se me relevase del cargo. - dice en tono amargo y sincero bajado la cabeza para mirar al suelo. Siente como el ojo crítico de Camilia revisaba sus heridas expuestas, en esta fase de curación era bueno que pasaran ciertas horas al aire...no puede evitar ponerse algo nerviosa, su corazón se acelera- Sobre Marte...pues leo que se enamoró de Venus quien era la esposa de Vulcano...Venus amaba a Marte y no al cojo y feo de su hermano; los amantes se encontraban a escondidas. Un día Vulcano tendió una trampa y atrapó a ambos en una red, para luego convocar a los dioses y que todos se rieran de ellos como castigo...luego fueron condenados a irse a lugares diferentes. Se les prohibió volver a verse mas ellos y su amor contravinieron las leyes de los otros dioses y ambos llegaron a tener hasta siete hijos...¿no le parece un mito realmente inspirador, domina?- le cuenta, a sabiendas de que Camilia bien debía saber esta historia, en los labios de Livia bien podría leerse entre líneas una nueva interpretación. 

Nego. “La ganaste, el problema es que la perdiste rapido. Aunque por suerte no moriste con los latigos sino...” dijo sin terminarlo porque no era necesario terminar eso.

“La egipcia lamentablemente a veces tiene su mente perdida y la griega bueno estaba maldita por lo que con ese funeral nos libramos incluso de ello.” comento sacandole cierta importancia a la primera y luego pareciendo alegre de lo segundo. “Mi Pater tiene su forma de ver las cosas y tambien muchos de los patricios si no fuera por la fiesta habria sido por otra cosa. Creeme que recuperare mi liderazgo muy pronto y tu tambien.” le dijo pareciendo una promesa y fijandose en ella levantando con su mano la cabeza de ella por si estaba esperanzada con sus palabras.

La romana escucho el relato con un gesto de comprension. “Uno muy lindo. A pesar de todo ambos rompieron las leyes para estar junto a pesar de los malos tratos de los demas. Sin duda inspirador.” dijo ella pareciendo pensativa mientras mas decia. “Es complicado todo Livia.” termino expresando con un suspiro.

Cuando la domina toma la barbilla de la romana para alzarle la vista, Livia alza temerosamente su mano y acaricia la de ella con la punta de los dedos, se le escapa un carraspeo:

-Quiero servirte, domina...quiero servirte como algo más que una gladiadora. Quiero ayudarte a que tomes las riendas de este lugar, no me gusta que un bastardo como el nordico te provoque impunemente y se pavonee como si fuera el señor del lugar. -​​​​​​-expresa con serenidad, tomando resolución para atreverse a tomar la mano de Camilia entre las suyas- No me importa no ser líder de las gladiadoras, pero si me importa que Soenya ni entiende ni quiere entender Roma...¿Cómo va a servir bien cuando no hay nada más romano que la lucha de gladiadores? A mí no me importa, pero algún día, volverá a dejaros en evidencia. Yo ya he intentado enseñarle a Soenya lo que tiene que decir, aunque sólo sea por aparentar pero no me escucha. Esta centrada en sus propios intereses...y sus intereses tienen que ver con ese centurión que ahora habéis puesto de jefe de la guardia.

Sintio los dedos de ella pero no aparto la mano, curiosa por las palabras de ella. Acaso unas que habia accionado con sus palabras de Marte.

“El nordico sin duda necesita mas humildad. Es un buen gladiador, pero me molesto su acto en la fiesta.” dijo ella dandote la razon. “Aunque como me ayudarias con ello?”

Entonces sintio como envolvias su mano y acerco la otra para que ambas tuvieran sus manos unidas. “Eso que dices lo comprendo bien aunque no fue mi idea sino de mi padre. Incluso esperaba que rechazara el puesto pero se ve que tiene sus ambiciones.” comento suspirando. “Lo se, que que hara algo estupido. Mi padre no se como no se da cuenta de que pronto ella fallara. Pero te juro que si lo hace volveras al lugar que te mereces.”

Pero se queda callada al escuchar del centurion. “Que tiene con èl? No lo contrate yo fue mi padre por recomendación de Gallio.”

Livia toma las manos de ella osadamente, traga saliva y fija su mirada en la de Camilia, pensando en sus palabras:

-Aún no lo sé...me gustaría saber por qué es tan ufano y se atreve a tanto. -dice refiriéndose al nórdico- Me falta información, pero para obtenerla necesito algo de margen...concédeme que Mars me ponga la marca, es un hombre capaz y sobre todo, bien relacionado. Es obvio que el nórdico se siente a salvo de cualquier castigo y prueba de ello es que no lo ha recibido pese a sus provocaciones. Vos habéis de saberlo mejor que yo, entiendo si no puedes confiar en mí pero...- hace una breve pausa y apega sus labios a las manos de la domina, esbozando una sonrisa. Deja la frase en el aire- Al sacerdote tampoco le gustaron las provocaciones del Nordico, ni tampoco las maneras de la egipcia. Si hablamos claro, los tres podemos recuperar el control de este lugar...para que todo vuelva a ser como tu quieres...- y se atreve a despegar una mano y acariciar el rostro de la domina con el dorso de la mano- Deja que me reúna con él...y te hablaré de lo que sé de Soenya y el centurión.

Livia está siendo realmente atrevida, jugando en la cuerda floja, pero debía arriesgarse. El premio era demasiado jugoso, tener a la domina en su círculo de confianza podría estabilizar su propia posición.

Parecias tener muy interesada a la Domina pero su mirada cambio a suspicacia cuando nombraste a Mars. “Ya veo. Asi que quieres que te marque el sacerdote. Te dire que no sera facil Livia, mi padre no lo quiere. Aunque por otro lado no quiero yo quedar como que rechazamos a Marte.” comenta la mujer sintiendo tus labios pero no inmutándose.

“Comprendo el odio de este, sin duda ambos no son muy respetuosos de nuestros dioses ahora mismo. El nordico siento que se ha animado mas por Soenya. No era asi antes.” comento ella tal vez como justificativo o mas porque no habia que olvidar a la otra que hacia lios. “Sobre la egipcia vere si puedo educarla ahora teniéndola cerca. Pero sino tomare tu ayuda con ella.” afirmo suspirando un poco.

Entonces siente tu caricia y te ve directo a los ojos. “Prometeme que no pasara lo que paso al final de tu pelea. Prometeme que entre ambos no se pelearan con mi padre. Jura eso y vere si puedo conseguirlo.” le devolvio ella.

-Lo juro, domina. Se bien lo delicada que es la carrera política de un hombre. No quiero que a tu padre le pase lo que le ocurrió al mío.- le dice muy seria y solemne, optando por separar sus labios de la piel suave de la domina, aunque con cierto esfuerzo- Juro por los dioses que no volveré a dejarme llevar por esa clase de impulsos en público...creame, domina...se me quitaron las ganas- comenta haciendo un gesto con su barbilla hacia su espalda- Y también os juro que no perjudicaré a vuestro pater. Mi deseo sólo es que vuelva el orden y el brillo a este ludos y que podamos llegar al coliseo con la cabeza bien alta...sin tener que rendir cuentas a ningún extranjero por el camino. Roma es de los romanos...los demás pueden agachar la cabeza...o morir. ¿Qué hace el jardinero con la brizna de hierba que sobresale entre las demás? ¿La mima y la riega más? No...la siega. Y este ludus no puede tener una hierba más alta que las flores...- añade con una sonrisa y una mirada que indicaba que ella era la flor, mas no era un halago vacío ni un intento de conquista, sino una declaración de la posición que tenía que tener ella y su familia sobre los esclavos y sirvientes.

“Acepto tu juramento respecto a tu comportamiento y lo de mi padre.” llevando su mano a la cabeza de ella y acariciándola.

Al escuchar el resto de sus palabras la vio tal vez diferente o comprendiendola mas. “Tienes razon que roma deberia ser nuestra. Los esclavos se han vuelto algo rebeldes y deberiamos ponerlos en su lugar. Lo malo es que ciertos romanos confian en ellos mas que en nosotras.” comento ella pensando talvez en su padre con la germana, aunque tal vez pensando en ella tambien. “Sin duda deberiamos cambiar las cosas. Algunas cosas.”

Dice entonces te mira y parece entender por fin que la flor es ella. “Gracias Livia. Sabes es una lastima que nos encontremos asi, habriamos sido las mejores amigas y tomando y planeando en los sillones del jardin.” le dice ella amistosa.

-¿Oh entonces nunca podremos hacerlo?- dice ella añadiendo una nota de humor al asunto mientras finaliza el contacto de sus manos despacio pero con aire despreocupado. Su tono era de falsa indignación y lo exagera llevándose una mano al pecho como haría un mal actor- Vaya yo que esperaba comer uvas y ser abanicadas por esclavos grandes y fuertes mientras dirigiamos el Imperio...¿suena bien verdad? -se ríe sólo por lo alejada que imagina esa estampa de su actual vida y luego suspira- Sin duda habría sido una vida muy diferente...pero no se si me gusta más esta. A pesar de todo. Una cosa más...domina...¿puedo hacer otra petición? esta es pequeñita, se lo prometo.

“Quien sabe...” dice ella riendo en especial con tu actuacion que le causaba risa. “Sonaba bien. Si bien no creo poder darte tanto. Pero si volvieras a ser lider, te malcriaria un poco.” le ofrecio ella con una sonrisa mirando su espalda y suspirando.

“Te gusta mas esta vida? Livia, livia.” comento negando no comprendiendote, pero finalmente sentandose junto a ti sintiendose algo incomoda por la cama. “Dime, ya dire si es chiquitita.”

-La vida de patricia no me sonrió como a vos desde que perdí a mi padre. El casamiento fue peor que una muerte en vida, ya os podéis imaginar. No os lo vais a creer...pero al menos aquí...a pesar de todo..siento que las cosas que aquí hago tienen importancia, sirven para algo...siento que soy protagonista de mi vida. Antes solo era...una mala actriz en la vida de un señor gordo y podrido de dinero...- se encoge de hombros y se remueve un poco como si no deseara que Camilia viera más las marcas de su castigo. Igual era cosa de Livia, pero sentía como si la domina se sintiera responsable de aquello y no quería que sintiera eso. Aunque no había motivo para que la domina sintiera eso, ella no podía evitar pensarlo- Me gustaría poner un altar a Marte aquí...¿sería posible?

La mujer se te quedo escuchando, te parecio ver cierta comprension de ella. Una que la germana nunca entenderia y que a pesar de todo solo otra romana entenderia. “Tienes un objetivo propio. Puedo entenderlo y me alegra por ti Livia.” dijo ella con una sonrisa amistosa que parecia sincera.

Dejo de ver su espalda cuando la vio incomoda por ello. “Un altar. Tenemos ya dos fueras de sus celdas...” comento y Livia ya los habia visto debajo de las estatuas. “Pero si te ayuda, puedes hacerlo. Aunque debe ser una construccion tuya. No quiero que vean estas que se lo impongo.” dice mostrando la forma no de obligar pero si lo hacia en otra forma. “Te dare unos maderos y demas.”

-Curioso encontrar la libertad cuando le perteneces a otro alguien...¿No le parece?- comenta señalando a los barrotes con media sonrisa. Aunque ésta se ensancha cuando Camilia accede a lo de su altar en la celda y parece realmente agradecida- Gracias domina, si conozco los altares de fuera de las celdas pero la puerta de mi celda no está abierta cuando lo necesito y vos sabéis que sufro de pesadillas nocturnas. Temo que cuando deje de tomar la adormidera las pesadillas vuelvan y me gustaría poder rogar a Marte que me dé fuerzas para no temer al campo de batalla de mi mente. ¿Le parece bien? De hecho si, me gustaría construirlo a mi misma, así será mayor honra, tal y como hice el altar familiar para Juno en la domus.

“Si, al menos como lo señalas vos.” comento ella aceptando eso pero mas el el caso de Livia. “Tal vez otras mas se animen a unirse a las gladiadoras con tu ejemplo.” comento como posibilidad aunque no se sabia.

“Pesadillas nocturnas? Si escuche pero no lo habia pensado mucho. Haz probado seguir tomando adormidera u otra medicina. En roma es comun que algunos senadores tengan demasiados nervios y se les da.” comento ella tal vez por experiencia con su padre.

“Me parece bien y que lo hagas tu misma. Sera un buen proyecto. De paso si puedes motiva a las nuevas a que piensen mas en nuestros dioses que en los suyos.” le dijo al final acariciando con cuidado su hombro para no lastimarla.

-Bueno es fácil, sólo hay que encontrar mujeres que la vida marital las haya destrozado, dales una espada y verás de qué son capaces...a pesar de lo que la germana piense, Roma está llena de mujeres fuertes, pero nuestra fuerza no es siempre la violencia como en su tribu de salvajes...hay más formas de fuerza. Y quiero demostrárselo. Se lo vamos a demostrar, domina.- dice con una sonrisa sesgada y sonríe un poco- ¿Cree que podría tomar la adormidera cada noche? He oído que puede dar problemas si se toma por mucho tiempo...¿No es cierto? Y con respecto a lo de convencer a las demás...bueno haré lo que pueda pero noto mucha ira hacia nuestra cultura...haría falta una intervención divina jaja- añade con cierto humor.

Livia se sorprende de la suavidad del tacto de la domina y deja caer sus hombros, relajando la tensión de sus músculos, muy cargados por la falta de ejercicio de los últimos días y las posturas forzadas para dormir.

-Ojala me recupere pronto...necesito demostrar que puedo hacer más de lo que he hecho...

Nego molesta. “Livia, en eso hay que ignorar a la germana. Como pude decir que no hay mujeres fuertes aquí? Nos esta insultando a ambas.” comenta la mujer mas tranquila de lo que una esperaria luego de escuchar el poco respeto quele tiene una esclava. “La fuerza es algo de los hombres, aunque ustedes las gladiadoras les probaran que no es tanto asi. Pero si le demostraremos la otra forma que somos fuertes.”

“Es la forma que la tomas. Si como una ignorante tomas mucha mas cantidad de lo que corresponde entonces si, puede causarte que duermas de mas.” comento ella sin saber mucho y hablando de la cantidad y no tiempo pero igual mostrandose segura con ella para que no dude.

Rio con su comentario y simplemente lo acepto. “Tal vez si, dejalo. Haz lo tuyo.”

“Confio que lo haras.” dice ella pasando de sus hombros a al costado de tu cuello y a tus mejillas. “Se que lo haras.” dice y moviendose apoya sus dedos en los labios de ella contenplando que hace la romana.

Por algún motivo, la romana se deja llevar, cerrando los ojos un poco ante sus cercanas caricias...el roce suave de sus dedos de porcelana resulta infinitamente reconfortante, nunca en su vida Livia había deseado tanto agradar a alguien como deseaba en este momento agradar a Camilia. Va girando o moviendo sus músculos bajo el tacto de la domina, arqueando sus gestos como lo haría un felino, prologando sus caricias. Cuando la patricia llega a sus labios no puede contenerse de abrirlos un cuanto y besa las yemas de la noble mujer, atreviéndose incluso a atraparlos entre ellos y a acariciarlos tan sólo un momento con la punta de su lengua, de manera altamente sensual.

Al final y por tan solo un instante, Livia abre los ojos con la barbilla agachada, dando una imagen de obediente servidumbre, aún con los dedos de Camilia acariciando sus labios siendo en este momento la viva imagen de una venus desatada y complaciente, casi provocadora en su sumisión, pero con un brillo atrevido en la mirada.