Partida Rol por web

Tras la reunion con el ritual hecho por elia, volvieron a juntarse Mars y Brinda. Aun faltaba terminar un dialogo de enseñanza con una de las esclavas importantes de ese Ludus. Una de las gladiadoras, a la cual Mars no conocia del todo a diferencia de Livia. Mientras Brinda por su parte no habia tenido mucha conversacion con él pero le habia ayudado con el tema de Neitin y los guardias.

Ahora estaban en la arena con Brinda practicando con su arma, preparandose para lo que pasaria dentro de unos dias.

Como siempre antes de entrar en la arena hago una reverencia a la figura de Marte y le pido su protección. Dado que no conozco las palabras exactas para hacerlo, simplemente lo hago en latín pidiendo al gran dios Marte su protección tanto dentro como fuera de la arena. Eso y el altar que poco a poco voy construyendo en mi celda espero que sean suficientes para conseguir su apoyo.

Voy acercándome a la arena. Tomo un poco de la tierra entre mis dedos dejándola caer.

Trata la arena como un templo puesto es aquí donde sacrificaras la sangre y la carne de tus enemigos al Dios de la guerra. digo acercándome a la gladiadora.

Creo que dejamos la lección a medias el otro día.

Una de las primeras cosas que aprendes en la arena, incluso una de las primeras cosas que aprendí cuando cazaba con mi tribu, es a utilizar el sentido del oído. Suele ser habitual durante los entrenamientos que las distintas puertas se abran y se cierren, a veces por casualidad pero otras veces para fingir un ataque y ver si estábamos preparados.

Por lo tanto no me sorprende la presencia del sacerdote de Marte, aunque sí que me sorprende que sea él. Cuando escucho sus palabras termino el movimiento que estaba haciendo y luego bajo la espada para dejarla en el sitio donde dejamos las armas de madera; lógicamente no entregas un arma de verdad a un esclavo para que entrene pues no solo sería ilógico sino demasiado arriesgado.

Lo cierto es que siempre que entro en la arena solicito su protección al dios de la guerra digo, señalando la estatua que hay junto a la puerta por la que salimos. Pero como nunca he sabido cómo pedirlo, simplemente utilizo partes de las peticiones que hacíamos a nuestros dioses adaptadas a Marte.

Pero estaría bien saber de qué forma tengo que pedirlo. Si quiere, podríamos empezar mis enseñanzas por ahí. E igual después podría acompañarme a mi celda para ver el altar que le he hecho, me sentiría realmente agradecida por ello.

Asiento cuando me habla de por dónde empezar.

Si no tienes la presencia cercana de un elegido de Marte,osea un sacerdote. Una estatua puede ser una buena representación.Deberias arrodillarte y ofrecerle un tributo.

Digo haciendo un gesto con la mano

La promesa de la sangre o vida de tu rival, hacer arder la guerra en la arena. Nunca pedirle algo al dios,pues después de todo solo si te entregas totalmente a el, este decidirá si tu juramento o el sacrificio que le ofreces es digno de darte su bendición o no.

Así que entrégate sin pedir nada a cambio. Y Podemos ir a ver ese altar también

Me muestro algo desconcertada. Cuando nosotros invocamos a nuestros dioses es para pedirles algo. Los bailes y las danzas que les ofrecemos, los sacrificios que les damos, siempre tienen un objetivo. Y sin embargo estos dioses parece que solo van a dar lo que ellos quieran. Otra cosa en la que son completamente distintos.

Arrodillarme no voy a poder porque podría ser un problema en la arena, pero le ofreceré entonces cada vez que entre ese combate y la sangre de mis rivales.

Cuando menciona que visitará mi altar me hace sonreír, halagada. Será un auténtico honor, y quizá incluso pueda decirme como mejorarlo. Pero tenga en cuenta quién soy, no se espere nada espectacular.

Bien así me gusta, Marte es generoso con quiénes le ofrendan.

Y sobre ese altar la influencia de los dioses no se mide por el tamaño de sus templos, si no por la cantidad de sus seguidores y la profunda fe que estos tienen en el.

Entonces me temo que de momento mi altar no será demasiado importante para Marte, pero con el tiempo cambiaré eso. Tenga en cuenta el poco tiempo que hace realmente que conozco su religión.

Me quedo mirando a la arena por un momento y luego a la imponente estatua que la preside. ¿Hay algunas palabras que debería decir para que Marte considere apropiado mi lucha en la arena? No sé, algunas palabras concretas como las que pronunciaron durante el ritual que atraigan la atención de Marte sobre la arena.

Asiento. Si, trabajaremos para que así sea que crezca esa fe aunque haga poco que este comenzando. Indicó 

Sobre esas palabras.

A vos me dirijo gran padre Marte Invictus,con reverencia. Mi fe en vos será la lanza que empuñe contra mis enemigos y mi devoción y arrojo el escudo que me proteja en la arena. Os entrego mi alma en esta lucha, mi cuerpo y sangre para llevaros a la victoria.

Me meso el mentón 

Si pueden ser unas buenas palabras

Escuchar atenta las palabras que dice y luego las repito sin equivocarme, a pesar de ser la primera vez que las oigo. Espero acordarme, desde ahora las diré siempre que salga a la arena. Luego también crearé alguna para despedirme cuando salga de la misma. Quizás podríais ayudarme en ello.

En cualquier caso, si queréis, podemos ir a mi celda para mostraros el altar y que me enseñeis más cosas sobre Marte en particular y sobre la religión romana en general.

Seguro lo recordarás verás como Marte te es propicio siempre que le trates con respeto y fe.

Vayamos a ver el altar,espero la visita a las celdas sea mejor que la anterior vez.

Me alegro que tu amigo y tu estéis bien,después de aquella locura que tuvo lugar. Digo siguiéndola a su celda

Lanzo un suspiro y afirmo. Los domines fueron muy comprensivos con nosotros. Lamento mucho todo lo que sucedió, y ojalá pudiera borrarlo. Pero me temo que no se puede.

Finalmente llegamos a la zona de celdas, una zona que ahora está bastante vacía con numerosas celdas desocupadas. Le llevo hasta la mía, una que no se diferencia en nada de las demás contando con un camastro, un cajón de madera y un cubo. Estas celdas en particular que ocupamos ahora tienen ventana, pero Mars ha podido ver al pasar otras que no las tenían.

Sobre el cajón parece lo que podría ser una representación de Marte, con una lanza en una mano creada con un trozo de madera afilada y un escudo en la otra tallado a partir de otro trozo de madera, de tipo rectangular sinmilar a los que usan los legionarios (aunque en mi caso me he guiado más por lo que decía Livia que por auténtico conocimiento de esos escudos).

La figura está colocada sobre un pequeño pedestal de piedra, claramente tallada aunque de forma bastante basta, y tiene dos trozos de pergamino colocados entre las piernas, así como un trozo mediano de pan. Puede no parecer una ofrenda demasiado generosa, pero teniendo en cuenta lo que comen los gladiadores es bastante. Miro al sacerdote con una mezcla entre curiosidad y temor porque me diga que está todo mal hecho.

No se puede borrar pero si aprender de ello. Y no vuelva a repetirse.  Digo mientras la sigo hasta la celda y veo el altar que ha montado.

Lo miro atentamente. Que es lo que hay en los pergaminos? Y sobre la comida. Marte no precisa comida pero tú si para mantenerte fuerte y rendirle culto con un buen combate en la arena.

Sobre la estatuilla de madera es un buen principo  un primer paso. Marte también es el dios de la potencia viril y el sexo en parte. Puedes enseñarme tu figura desnuda para ver si le place tu carne?

Livia me dijo que, aunque no podamos darle sacrificios en compensación, los dioses son comprensivos y, si escribes una petición en un papel y lo dejas en su estatua, puede que te la cumplan. Eso es lo que son.

Le sigo escuchando y, cuando dice que le muestre mi cuerpo desnudo, me parece natural que quiera verlo. Por lo tanto simplemente me quito la ropa de gladiadora que tenía y luego las vendas con las que es sujeto los pechos y las que me tapan el sexo, quedando por fin completamente desnuda.

Mi piel oscura brilla con destellos a la luz de las antorchas fruto del sudor.por el reciente entreno. Mis pechos son de un tamaño considerable y acabados en un pezón más oscuro que el resto del pecho, y se muestran enhiestos quizás fruto del entrenamiento o quizá por otro motivo.

Respecto al sexo, se ve que lo tengo algo descuidado, lo que es normal porque no tenemos muchas ocasiones para arreglarlo. Tiene unos labios grandes pero recogiditos. Por lo demás muestra unas curvas que rondan la perfección pero además en un cuerpo que se nota atlético.

Me quedo mirando al sacerdote, sin taparme. He ido aprendiendo que, como esclava, debo mostrarme sin rechistar si me lo piden.

Paso la mirada por su figura. Rodeándola.

Tu cuerpo tiene líneas bien definidas. Sin duda parece hecho para el placer. Comento mientras paso por su espalda notando mi presencia y mis palabras en sus oídos casi como en un secreto. Por unos segundos las puntas de mis dedos están apunto de rozar su espalda.

Es atlético y bien preparado para el combate digo y acarició la marca. Veo tenéis la marca eso es importante es una gran señal marca el principio de una nueva vida.

Entonces me quedo mirando el pie con aquella cicatriz.

Debió de ser una gran batalla, me la contarías que te paso en ese pie?.

Le pregunto  

Sus palabras me hacen sonreír, a la vez que un estremecimiento me recorre entera cuando acaricia la marca. Por supuesto conozco mi cuerpo y sé que soy buena combatiendo, pues llevo haciéndolo desde muy pequeña.

Entonces menciona mi pie y, como si no me acordara de ella, miro la marca y agacho la cabeza apenada. No fue de ningún combate confieso sin añadir nada más durante un rato.

Finalmente lanzo un suspiro y me siento en la cama, como si la herida del pie volviera a molestarme. Los egipcios son muy crueles y tienen castigos muy originales para aquellos esclavos de los que no van a sacar grandes beneficios. Pero mi caso era distinto, yo hubiera sido una buena esposa de un harén de un jeque, o una buena concubina en algún local. En ese sentido tuve suerte de que me descubriera el general Gallio.

Pero antes de eso cometí un crimen que para ellos era de los peores que podía cometer: intenté fugarme. Para esos casos, cuando el esclavo tiene valor como para no matarlo de inmediato, tienen una serpiente, una que obligan a que te muerda en el pie. Al principio no sientes nada, luego empiezas a sentir como si la sangre te hirviera mientras al mismo tiempo sientes la piel, la carne y casi hasta el hueso del sitio donde te mordió deshacerse.

Pasas días que te parece siglos deseando morir antes que seguir sufriendo, pero la muerte te es prohibida. Al final te recuperas, pero nunca te recuperas por completo. Y así, aunque casi nunca me da molestias, en ocasiones la marca que dejó la serpiente sigue recordándome lo que puede pasar si no haces las cosas como es debido.

Me pongo enfrente suya,le pongo una mano en el hombro y comienzo a hablar.

Las batallas no solo se libran en los campos de la guerra. Combatiste durante días contra el veneno,corrió por tus venas como el fuego y hizo del dolor tu compañero.

Lo aguantaste, que nadie te quite una victoria da igualque clase de  guerra. Y sacaste una buena enseñanza de lo que son las consecuencias de los actos.

Acarició su pelo y su mejilla.

 Y los egipcios son un poco absurdos si dioses con cabeza de animales, deben ser muy feos para eso.

Bromeo un poco.

Que me puedes contar de como te descubrieron y te trajeron aquí?

Sonrío un poco con sus palabras ya que nunca me había parado a mirarlo de esa forma. Pero realmente no hice nada extraordinario, a otros esclavos les pasa que ese veneno no les mata. Pero no me importa dejar que piense que fue una guerra que podía perder.

Sus palabras sobre los dioses egipcios me hacen soltar una risita mientras ahora me relajo completamente. Quizá incluso más que cuando me desnudé, pues de algún modo me siento con alguien que puede comprenderme.

Eso fue fácil. El general Gallio estaba buscando esclavos para regalárselos a su prometida, así que acudió al puesto del que era mi lanista. Allí se fijo en Zared, y preguntó por su precio. Entonces el esclavista le dijo el precio y le dijo que le cobraría menos si me llevaba a mí también. El precio que acordó por los dos le pareció bien y, sabiendo que la domina entrenaba también gladiadoras, no compro a los dos como regalo.

Asiento.

Que opinión tienes sobre Gallio? Pero la real, no la que obliga tu condición.  Digo sentándome a su lado para que esté más agusto y cercano. Mirándole a sus ojos atento a lo que dice

¿Tengo? pregunto extrañada. Por lo que tenía entendido, Gallio murió en los sucesos posteriores al asesinato de su prometida. ¿Acaso estoy equivocada?

En cualquier caso mi impresión viene por ser la primera persona romana con la que pude hablar de forma medianamente decente. Y por eso hay algunas cosas que me chocaron en lo que conversamos. Por ejemplo, el hecho de que los hombres puedan tener amantes pero si los tiene una mujer ya empiezan a sospechar de qué edad es tendencia no sea del marido y cosas similares. Eso no me parece muy justo para las mujeres.

Pero salvando esas diferencias culturales, yo creo que Gallio realmente quería hacer feliz a la domina. Y también que era un hombre apasionado que seguro la hubiera hecho muy feliz... tanto fuera como dentro de la cama añado en un susurro con una risita que delata lo evidente, que lo probé en carne propia para poder opinar.