Partida Rol por web

Nórdico no es un recluta, o un gladiador, es su amigo, su hermano, de hace mucho tiempo, y ambos pasaron cosas terribles, pero no por ello no le iba a ayudar.

-En la arena, la muerte te mira a la cara y te sonríe, lo mismo es en cualquier parte, solo hay que mirarla, y sonreírle-

Dijo al sentir su palmada en la espalda, demostrando una amplia sonrisa para el germano. 

-No te preocupes por mi, haz lo que debas hacer, e visto cosas peores en los juegos-

De hecho, aún tenía algunas pesadillas, pero podía afrontar el trabajo que fuera, aún qué se trate de algo deshonroso, podría hacerlo para evitar más ignominia en contra de la Domina Camilia. 

Sonrío cuando todo ha quedado claro y es momento de rebajar la tensión, ¿sonreír como haces por la domina....?, pregunto divertido con una sonrisa.

Estaba claro que le parecía seductora a mi hermano la domina Camilia, negar eso es ser muy ingenuo. Con mis últimos pensamientos y la relajación del momento por la intimidad creada con mi hermano se me escapa una muy ligera mueca de tristeza puntual muy difícil de apreciar y espero que el no llegue a apreciarlo. Esta conversación no deja de recordarme a mis hijos, sin saber de ellos en un momento en el que poco o nada puedo hacer ahora por ninguno de ellos.

-Tal vez... - 

Sonrió aún más, soltando una risa ligera, mientras caminaban a la par de Nórdico, quien de un momento a otro se mostró un poco triste, contempló aquel gesto en su cara, pero no dijo nada, lo que sí hizo fue darle una palmada para despertarlo. 

-La domina es una mujer muy hermosa, pero yo no tengo ninguna posibilidad con ella, su persona está por encima de mi-

Avanzaban a paso firme, aún habían cosas para hacer, y siendo el Doctore debía de encargarse de más asuntos aún. 

-Prepara tu equipo, yo debo arreglar que se retiren los cuerpos de los gladiadores muertos, al anochecer, espérame en las puertas de la villa, para ayudarte a completar tu trabajo-

Asiento para ir a prepararme el equipo y vestirme de plebeyo para pasar desapercibido con una capucha cosida a la camisa por dentro para esconderla al público.

Para el, una vez que se despidió de su colega, la tarde fue movida y bastante extenuante, arregló para que un carro de mulas se llevara los cadáveres esa misma tarde, asegurándose de que se limpiaran las barracas y el patio de entrenamiento, que los heridos fueran sanados y de vuelta a sus celdas después en el ocaso.

Justo después de que el último rayo de sol se extinguiera en el horizonte, Duilius salió con su ropa de plebeyo, que al igual que su hermano, tenía una capucha. 

-Aquí estoy, vamos a ello hermano-

Yo estoy listo, hablemos con el esclavo y acabemos el trabajo pronto, que un día de estos debo contarte algo y pedirte un favor. Dicho eso comienzo a caminar decidido y concentrado en la misión junto a mi hermano.

El esclavo era un hombre de mediana edad, ambos lo habian visto en el ludus aunque no compartian muchos lugares en comun. Ayudaba en la cocina y en el transporte de la comida o bebidas. Este estaba cerca del portal de salida del lugay con respeto les hizo una leve reverencia.

"Doctore..." dijo al que correspondia aunque al norteño lo vio pero parece que no supo como saludarlo. "La domina me ha dicho que señale a esos sujetos que hablaron mas de ella. Son cuatro, unos libertos de una posada cercana." se apresuro a decir. "Puedo señalarlos. Son frecuentes en ese lugar."

Si por favor, nos acompañas a consumir algo y nos identificas a los que hablaron mal. ¿Eres habitual en la posada?. Pregunto al hombre con gran cordialidad tratando de no intimidar en exceso al hombre y se sienta relajado.

Saludó con respeto al esclavo, pese a que no lo veía muy seguido, y si frecuentaba el lugar ese ya era su asunto.

-No preguntes cosas que seguramente deben ser así-

Volvió sus ojos sobre el hombre. 

-Pase lo que pase, no me llamen Doctore, mantengamos las apariencias-

Deben ser así, ¿te digo yo como tienes que entrenare a los hombres?. Respondo con cordialidad a la vez que un poco de acidez a mi hermano por entrometerse en mi trabajo desacreditando mi profesionalidad. El no tenía ni idea de como seguir a nadie y se dedica a enseñarme como tengo que trabajar.

El comentario de Nórdico le dió cierta gracia, sonrió ligeramente otra vez, levantando una ceja, casi al borde de la carcajada.

Solo que recordó la seriedad del asunto este. 

-Lo siento, no creo que pudieras enseñarles, en fin, te sigo hermano-

Por favor responde, porque si frecuentas la posada es mas fácil pasar desapercibido en la identificación y será menos llamativo, mientras que si no lo es tendremos que tener mas cuidado.

Mirando al pobre hombre antes que se lleve una mala impresión sonrío con amabilidad, no deseo que te digan nada por defender a tu domina, solo deseo tu protección.

El tipo asintio tanto a la pregunta del nordico como al comentaro del doctore. “Soy habitual, aunque mas por a buscar alcohol del lugar para el ludus. Pero no el vino que toman los nobles.” dijo rapido y mas rapido aclarando lo ultimo. “El dueño me conoce, no se los clientes.”

“Como los llamo señores?” pregunto esta ves con nerviosismo mirando al Doctore con mas temor.

Puedes llamarme a mi nórdico, ¿como te puedo llamar yo? y si te conoce el dueño mejor. Una jarra imagino que puedes tomar, te invito yo a esa jarra, solo deberás indicarnos quienes son de un modo muy seguro y sin riesgo para ti, si das un trago a la jarra con la mano derecha significa que la mesa estará a la derecha de donde nos sentemos separados de ti nosotros dos y lo mismo con la izquierda.

Para indicarnos cuantas mesas y la dirección exacta será igual de sencillo, das unos golpecitos suaves con los dedos como jugando con la mesa, si lo haces con la derecha miraremos hacía la barra y con la izquierda hacía la puerta y con eso ya identificaremos a la gente de esa zona. Cuando te termines después la jarra nos reunimos en casa y nos confirmas el resto después que nosotros ya le habremos visto. ¿Te parece bien?, es mas si tienes que llevar algún pedido para el ludus será perfecto. Mi tono es conciliador en todo momento con el hombre, un hombre bloqueado puede ser peligroso para el y para nosotros.

-A mi simplemente tratame cómo un desconocido, cómo que no tengo relación con ustedes, para mantener una apariencia-

Miró a ambos hombres, en confianza, y con calma, más debía mantenerse un poco lejos para brindar apoyo, y observar un poco el panorama. 

-Cuándo digas quiénes eran, terminaremos con esto de inmediato-

"Hector..." dijo tanto a uno como a otro, asintiendo con algo de temor. De cualquier forma escucho lo que le decia el norteño con mucho cuidado, memorizandoselo. "Bien. Si puedo pedir una jarra, aunque no lo haria si estoy en el trabajo." les comenta como tal vez seria su rutina.

"Puedo hacer eso que pides. Pero si estan apartados?" pregunta como si se le ocurriera algo. "Digo el lugar es chico. Tiene cuatro mesas en el fondo que estan acomodadas en un circulo. Pero antes en la entrada hay esta la barra y luego una mesa aparte." explico el tipo. "Yo quiero ayudar a la domina lo mejor que pueda. Por eso le avise que estaban diciendo esas cosas feas de ella."

-Más no deberías preocuparte, estamos aquí para ayudar también... Procura mantenerte lejos cuándo la cosa comience a arder, no te preocupes, el plan se adaptará mientras se avanza-

Dijo el Doctore, pues en su experiencia, la distribución del enemigo en la arena debía ser manipulada para poder sobrevivir a la batalla, entorpeciendo su movimiento y rodeandoles para hacerles caer en su inferioridad. 

Como dice Hector, el me ha entendido. Doctore y yo nos sentamos juntos y apartados de Hector, el nos tiene que indicar mediante gestos casuales y pactados la mesa que tenemos que mirar. Mirando después a Hector asiento seguro de mis palabras, estas ayudando a la domina y esta orgullosa de tu lealtad y buen trabajo, te tomas una jarra que yo te invito a ella y nos indicas. Cuando los tengamos identificados y se termine la jarra Hector se marchará y nosotros nos quedamos un poco mas bebiendo la nuestra y que no nos vean marcharnos juntos

No vamos hacer nada en la taberna, vamos a identificar a los que difaman a la domina, no a combatir, ¿entendido?. Quiero mucho a mi hermano pero lo suyo no es la sutileza y la discreción, tiempo atrás yo mismo hubiera tomado las mismas decisiones que el y me hace gracia recordar como era y como soy.

Miró a Nórdico un poco, teniendo razón, ya que no era una táctica viable, aún qué le gustaría ver a esos bastardos en la arena.

-Bien, te sigo hermano-

Comprendió la situación inviable para causar las muertes en el lugar, se preguntaba por momentos que estaría haciendo su domina, pero ahora sólo debía centrarse en el tema que le atañe. 

Hector mira a ambos y asiente. "Entiendo. Cuando deseen vamos para alla. No se preocupen mis señores yo no metere, no soy habil como ustedes en la pelea." dijo dejando que de las contradicciones de los supuestos dos discursos se ocupen ellos. êl sabia que debia señalar gente y ya.