Partida Rol por web

Soenya se había emocionado con el combate que había tenido lugar, de ello era muestra que se relamió los labios en más de una ocasión y que había estado pendiente de cada movimiento, gesto y golpe que se habían dado el uno al otro.

No solamente había disfrutado de ver dos hombres con aquellos cuerpos estructurales machacándose y exhibiéndose sino que además había contemplado una pelea entre dos hombres que demostraban tener una práctica y cierta unión de la que se podía aprender bastante y si algo quería, era aprender... 

Así que ahora iban a practicar las maniobras de agarre y derribos, maniobras que no le eran desconocidas y que tenía ganas ya de practicar en otro tipo de terreno, aunque antes, si quería aprender debía preguntar por algunos nombres que decían...

- Doctore, pregunta - Dijo Soenya mirando al galo - ¿pancacium? ¿pugliato? ¿Qué son? - Había pronunciado las palabras tal y como él las había pronunciado, o eso creía ella, después de todo parecía aún hacer un esfuerzo por ir aprendiendo aquel idioma que ahora debía conocer - Y, otra cosa... ¿Cómo nos ponemos? 

El combate llega a un equilibrio que tiene pinta que tardaría mucho en romperse. Cuando pone fin al combate doy la mano a mi hermano con una sonrisa, gracias hermano. Con la indicación de volver a entrenar antes de irme me acerco hasta la rubia para besarle con pasión y tras ese beso añadir, si tienes dudas fuera del entrenamiento puedes preguntarme. Finalmente vuelvo a entrenar con los hombres.

El beso del Nórdico la pilló por sorpresa, aunque no por ello dejó de disfrutar de él y de saborear sus labios, ese sabor de la lucha reciente, mezclado con la adrenalina y la arena hizo que sonriera con cierta lascivia mientras lo contemplaba moverse sin ningún tipo de pudor.

- La haré... Recuerda que me debes unas clases privadas... 

Le guiñó un ojo con picardía con lo que parecía algo que habían hablado ambos en el descanso. 

La pelea había sido bastante violenta entre aquellos dos hermanos, así que, dudé que de primeras no nos fuéramos a hacer daño entre nosotras - así que es pelea sin armas, ¿sin ningún límite? - aunque había matizado que no se debía usar ni puños, ni patadas - mejor.

- Ah, por si no os lo hubiera dicho, en Egipto también me ganaba la vida como curandera, por si necesitáis mis cuidados...

Había que formar nuevamente parejas entre nosotras - ¿Soenya te parece si nos emparejamos? - era con la que no había luchado en la sesión anterior, todo parecía indicar que sería con ella el combate.

Miró al Doctore y miró a la egipcia encogiéndose de hombros.

- Si así nos indica que doctore que puede hacerse, no tengo problema.

Dijo esperando las explicaciones de éste así como las instrucciones y que pudiera ponerse con la egipcia. Era con la única que aún no había estado en la arena. 

Se comportó indulgente ante el flirteo de Nórdico con la germana, más debía comenzar a explicar por lo básico lo que eran.

-El pugilato, es un estilo de pelea en el que sólo se pueden usar los puños, tanto para atacar, cómo para bloquear, en el Pancracio se usa además de los puños, las patadas, derribos, y habilidades de sometimiento-

Sonrió a la egipcia, ante aquella afirmación. 

-Tus cuidados serán bien recibidos Sekhmet-

Se enderezó ante aquella pregunta, y se mostró firme ante la toma de posiciones para comenzar la pelea. 

-Lo permito, Sekhmet y Soenya pareja de práctica, Livia y Adonia formarán otra-

Se plantó delante de la germana y la morena, para explicar cómo debían hacer. 

Para comenzar, deben agacharse, la una frente a la otra, y tratar de acortar la distancia entre la una con la otra, haciendo uso de agarres y/o derribos para vencer, cuándo se rindan, deben levantar dos dedos en señal de rendición. 

Mostró las posiciones que debían adoptar, y cómo anunciar su rendición a ambas. 

Escuchó con atención las palabras de Doctore, observando y atendiendo a sus explicaciones como una estudiante atenta e interesada. La verdad es que si algo demostraba la germana era interés por las artes de batalla, y quedaba más que evidente en la forma en la que prestaba atención, como si quisiera guardar y grabar en su mente las palabras y explicaciones que el Galo daba. 

Soenya miró a Sekmet, asintió y se colocó frente a su compañera. Si iban a practicar el combate sin armas, con puñetazos, patadas, derribos y demás sería como volver a las horas de entrenamiento y juegos con sus hermanos, después de todo no era raro terminar revolcándose por el barro peleando con ellos. Aunque imaginaba que aquí habría un tipo de profesionalidad algo más avanzada, aunque nunca había visto a ningún soldado romano pelear de aquella forma...

¿Por qué son tan raros estos romanos? O quizás era que el mundo de las gladiadoras y gladiadores era distinto... 

Observó la posición que asumía el doctore y se colocó imitándolo. Sus posaderas se marcaron junto con sus muslos, indicando que sus músculos estaban en tensión y listos para el combate. Su espalda adquirió la postura indicada y sus piernas se abrieron y equilibraron para mantener una postura que le permitiera imitar y controlar los gestos y movimientos que iban a mostrarles.

Esperó a que su compañera también estuviera lista y al resto de indicaciones.

La verdad es que el cuerpo de aquella bárbara mostraba una forma física impresionante y que su cuerpo era realmente atractivo, provocando que llamara la atención de cualquiera que la mirara.

Adonia vio, adonis disfruto y Adonia esta lista para empezar. Y Adonia se quedo perpleja cuando los barbaros se besaron. Que costumbres tan extrañas tenían en el norte. Sin duda explicaba porque terminaban como esclavos.

La leona y la germana decidieron ir a juntarse. Le tocaba la romana. La romana que por otro lado no  estaba de muy buen humor.

- Vamos linda. Déjame ver como es sentir tus pechos rozándose con los míos mientras intento someterte.-

Se coloco en posición y espero a su contrincante. Tenia claro que este ejercicio le iba a costar más por un buen numero de motivos. Pero se estaba divirtiendo, y eso era importante. 

Finalmente tendría que luchar contra la germana, tenía un físico portentoso y ya me había percatado que se trataba de una salvaje en todos los sentidos, así que, tomé distancia como una táctica prudente - ¡empieza tú, bárbara!

No es que la tuviera miedo, bueno quizás un poco sí, sobretodo respeto - han dicho que nada de patadas ni puñetazos - sabiendo que sentía cierta atracción por el nórdico igual no se había enterado de las normas.

Asintió a las palabras de la egipcia.

- Derribos y agarres. Lo he entendido... 

Comenzó a moverse alrededor de la egipcia preparada para atacarla y agarrarla, así como dispuesta a esquivar su siguiente golpe... 

Se movió rápida, lanzándose sobre el cuerpo de la egipcia e intentando agarrarla por la cintura para bloquearla e inmovilizarla con la fuerza de su propio cuerpo. 

Veo como se lanza contra mí después de tratar de marearme bailando a mi alrededor. Por fin se viene contra mí y me agarra por la cintura, cuando caigo al suelo, la agarro a ella también cruzando las piernas y cogiéndola también del pelo - ¿y ahora qué? - ni ella me suelta, ni yo a ella. Estamos agarradas y ninguna suelta a la otra.

Sonya, que se mantenía agarrada a la egipcia intentó forzar su presa pero con la mala pata de que el sol la cegó y poco consiguió con ello más que quedar momentáneamente cegada por el astro sol, provocando que maldijera en su idioma mientras sentía como aquel sol la traicionaba.

Aún así, seguía con su presa bien agarrada y firme.

-Trata de usar un barrido para desestabilizar la, presta atención a la postura, ahí está la clave para ejecutar el lanzamiento del oponente Sekhmet-

Respondió el Doctore, manteniendo aquella figura inmaculada y fuerte. 

-Adonia, Livia, pueden comenzar-

Anunció a las damas 

Esta vez Soenya movió sus piernas para intentar agarrar a su rival con ellas también, forzando sus brazos alrededor del torso de ella, presionándolo y acercándolo hasta ella. 

Sus fuertes brazos la rodearon, así como sus piernas y se notó que comenzó a pegarla a ella buscando dejarla sin aire y hacer que se rindiera.

La postura resultaba realmente sugerente y sexy... La germana tenía su rostro cerca del cuello de su rival, ella podía sentir el cálido aliento y quienes las miraban podían notar una mirada lascivia y algo lujuriosa en la rubia, pues su cuerpo provocaba que los pechos de la egipcia sobresalieran al tiempo que mostraba en el cuerpo de la rubia una sensualidad que podía excitar a quienes vieran aquella postura como algo más que una lucha... 

Adonia no se mueve la romana estaba mirándola fijamente, y ella estaba allí con los ojos de loca, esperando a que se acercara.

Livia se coloca en posición, tensando los músculos del cuerpo, especialmente las piernas y las manos, con las rodillas ligeramente flexionadas y las manos sobre éstas, analiza a su rival intentando preever por dónde podría salir la griega...algo imposible porque sus locos ojos no daban ninguna pista sobre sus intenciones, seguramente porque ella misma no sabía lo que haría o quizás si y esta era su estrategia.

No responde a la provocación de Adonia pues está convencida de que sólo desea distraerla para que baje la guardia.

La griega era rápida pero por una cuestión de milésimas de segundo, la romana vio un hueco por el que creía que podría colarse en las defensas de Adonia y trata de llevársela por delante, lanzándose con el hombro contra su estómago para derribarla.

Adonia expulsa el aire justo antes de que llegue el impacto y salta en el aire con la intención de estrellar sus rodillas contra la cara de la romana.

No hay duda y realiza la maniobra con pasmosa agilidad, cayendo de espaldas al suelo pero habiendo atacado en su defensa.

Ahora era el momento de frotar esos torsos a ver si prendían fuego a la paja circundante. 

Livia impacta con su hombro en el estómago de la griega, aunque no logra derribarla, si puede notar que el daño ha caido en el mismo lugar donde la germana le golpeó con la madera por la mañana.