Partida Rol por web

Los primeros en llegar al cementerio fueron Troy y Jim en el desvencijado coche del primero. Aparcaron frente a la verja cerrada del camposanto junto a la cual se encontraba el sheriff Jonathan Seabert, el trabajador municipal del cementerio y otra chica pelirroja. El aspecto del enterrador y el de la pelirroja contrastaban enormemente, mientras él era alto, delgado y nervudo como si uno de los cadáveres de los muertos allí enterrados hubiera regresado a la vida, ella era más ancha que alta y su exceso de carnes se hacía notar incluso a través de las gruesas ropas con las que se cubría del frío. Al lado de ellos estaba el sheriff, todavía joven como ellos, pero con el aspecto de que hubiera caído sobre sus hombros todo un siglo en unos pocos años. Fumaba un cigarrillo con cierta ansia, lo cual era raro en él, pues recordaban que en el instituto era de los más deportistas, compañero de equipo de Kurt y convencido anti-tabaco.

Troy y Jim no se diferenciaban mucho de su aspecto de instituto salvo por el pelo más corto, algunas canas, y el peso de cargar con más años y el reflejo en la expresión de que la sensación de que el mundo era suyo que les inundaba en la juventud se iba agotando con el paso de los años. Cuando se bajaron del coche, expectantes por ver qué era lo que les tenía que decir el sheriff, éste les indicó que esperaran un poco más porque todavía faltaba alguien por llegar. No tuvieron que esperar mucho a que llegara un jeep negro de alta gama con una pareja bien vestida y elegante. Él, algo más mayor, llevaba una gabardina negra y tenía congelada en el rostro la expresión de ser un buen tipo, uno de esos que te perdonarían incluso que les atracases y te invitarían a tomar algo después. A ella, con piel acaramelada y más o menos de su edad, la reconocieron enseguida. Iba a Highbrooke, era una de las chicas populares que iba con Mercy Wells por aquel entonces. Curiosamente, los cuatro habían tenido una especie de encontronazo en el centro comercial aquella misma mañana, antes de que sus vidas dieran un vuelco.

-Vale, ya estamos todos. Halle, Sean, ya conocéis a Charlie y me imagino recordarás al señor Harrison -Le dijo a Halle señalando al sepulturero. -Y ellos son Jim Thomson y Troy Jacobson. Venid, tenéis que ver esto. - dijo sin más preámbulos, y después de que les abriera la verja despidió al señor Harrison que se quedó en la caseta contigua a la entrada del cementerio.

Caminaban por el empedrado que discurría entre las tumbas, bajo las ramas de un solitario pino de eternas hojas verdes con forma de aguja. No era un mal lugar para dar un paseo si quitábamos a los eternos huéspedes de la ecuación, pero Jonathan no les había llevado hasta allí para pasear y pronto fue al meollo del asunto.

-Bueno, lo primero que debéis saber es que el FBI ya está llegando al pueblo para hacerse cargo del caso de secuestro de nuestros hijos. Como ya le he dicho a alguno de vosotros, el FBI tiene la jurisdicción cuando se trata de menores secuestrados y todos mis hombres pasarán ahora a llevarles cafés y demás gilipolleces varias a los federales. Lo que significa que estamos solos para llevar esta... investigación paralela.

Jonathan se detuvo junto a uno de los mausoleos, de reciente construcción en mármol blanco como la nieve virgen, con pequeñas columnas de estilo griego y finalizado en una pequeña cúpula sobre la que velaba un ángel con las alas extendidas.

-Bueno, pues bien. Aquí tenemos la primera pista. - Dijo señalando el mausoleo.

Bordearon la construcción hasta llegar a la entrada. Frente a la puerta, podía leerse en letras grandes "Familia Stark" inscrito en la placa del mausoleo. Dentro, yaciendo en el suelo se encontraban los cadáveres recientes de cuatro personas. Salvo uno de ellos, que vestía un uniforme de segurata, el resto iban vestidos con unas extrañas túnicas. Dos de las tumbas del interior del mausoleo estaban abiertas y vacías. La sangre, ya seca, salpicaba las níveas paredes de mármol del interior y ennegrecía el suelo alrededor de los cadáveres. Los cuellos de aquellas personas mostraban la causa de su repentina muerte, pues algo les había arrancado de cuajo, como por un mordisco, un buen trozo de cuello.

Troy dejó el coche sin preocuparse demasiado de lo bien o mal aparcado que pudiera estar. Se bajó y se acercó hasta los presentes mientras se encendía un cigarro. Ya junto a ellos, se sorprendió al ver a la chica de aquella mañana.

- Hey, ¿qué haces tú por aquí? -señaló con el pulgar a un claramente nervioso Jonathan.- Por favor, no me digas que estás saliendo con este.

Aunque su tono no lo mostrase, Troy no estaba de humor. Ya en tiempos del instituto su instinto le llevaba a mostrar aquel carácter desenfadado cuando peor se ponían las cosas, con tal de no darle a los demás motivo para verle débil. Pero no siempre salía esa parte de él, como ocurrió al ver que se unía a la fiesta otra cara conocida.

- Va tío, no me jodas... -musitó al ver llegar a Halle. Dejó escapar un sonoro suspiro.- Hey, Sean.

Siguió a Jonathan al interior del cementerio con una extraña sensación de anticipación. Había vivido momentos extraños en su vida, pero el suspense y dramatismo de todo aquello le estaba matando. Finalmente, no pudo aguantarse más.

- Bonito paseo, Seabert. ¿Vas a decirnos qué quieres o piensas alargar esta cita mu...

No pudo acabar la frase. El nombre del mausoleo le acababa de arrebatar el aire de los pulmones y delante de sus ojos comenzaron a pasar imágenes a toda velocidad. Un coche ardiendo, una cinta policial junto al lago, un hacha abalanzándose sobre él, un gimnasio lleno de cadáveres. Se le cayó el cigarro de la mano. Sólo el horror de la escena pareció ser capaz de evitar que se ahogara en aquellos recuerdos. Se acercó despacio a los cadáveres

- ¿Qué coño es esto, tío? -dijo como para sí mismo. Se giró hacia Jonathan y habló con más ímpetu.- ¿Qué cojones tiene que ver con nuestros hijos?

La escena era grotesca pero no podía apartar los ojos de ella. No quiso tocar nada, pero se acercó a los cuerpos para intentar reconocerlos, o quizás descubrir dónde trabajaba el guarda de seguridad.

- Puedo... -dudó y gesticuló sobre los cadáveres, como si no supiera muy bien cómo explicarle a Jonathan lo que quería preguntar.- ¿Puedo tocarlos? ¿Ver si llevan algo encima o algo así?

Sean optó por llevar él mismo el coche y dejarnos de taxis. Al final era la mejor opción. Para cuando llegamos, ya estaba la chupipandi de aquella mañana junto al sheriff en el lugar. Halle no podía creerse que Troy estuviese allí también. Eso significaba que al final su hija si había desaparecido y supuso que los críos de Jim también. Lo raro era no ver a la mujer de Jim, salvo que... - No puede ser. De otros me lo creería, pero ¿Troy y Jim pareja? - El caso era que estaban allí y... lo cierto era que a Halle le daba igual, no se acostaría con ninguno de ellos aunque no quedasen más hombres en la Tierra, pero le chocaba demasiado que los dos fuesen pareja.

- Hola... de nuevo. - Saludó Halle sin muchas ganas y miró a Jonathan, queriendo hacerle aquella pregunta que le carcomía por dentro. Por una parte no creía en los videntes pero por otra, nadie sabía aquellos datos concisos... salvo que su madre hablase con la supuesta vidente y hablase demasiado antes de su llegada. Entonces si cuadrarían las cosas.

Aún así Halle quería preguntarle al sheriff por ello.

Pero no tuvo opción a nada. Nada más llegar fueron guiados hacia una cripa. De camino Halle no se contuvo y miró a Troy y a Jim. - ¿Vuestros hijos también han sido secuestrados? - Les preguntó con ese dolor que solamente una madre sabía lo que era y guardó silencio siguiendo los pasos del sheriff. Si querían responder, bien, sino... no sabía que hacían allí. Aunque fue Jonathan quien respondió a la duda de Halle.

No tardaron en llegar a aquel lugar de muerte y sangre que la doctora no se esperaba encontrar. Al entrar en el mausoleo, se abrazó a Sean aterrada al ver los cuerpos, pensando incialmente que uno de ellos era el de Steven. Pero su mente se calmó y recompuso la escena en su cabeza y volvió a mirar. Entonces escuchó la pregunta de Troy.

- Jacobson, espera. - Halle se metió las manos en los bolsillos y luego buscó en su bolso. Sacó un par de guantes de latex*. Le tendió uno de ellos al macarra. - No querrás que te señalen como causante de esto... ni ir dejando tus huellas por todos los cuerpos. Siempre llevo encima, por si nos encontramos con un incidente. Es lo que tiene ser médica, que a parte de todo lo de tus hijos, llevas siempre algo de más por si acaso. En el todoterreno debería tener... cariño, ¿metimos una caja de guantes en este coche? - Preguntó al recordar que no era el suyo.

El otro guante se lo quedó ella y se lo puso, antes de quitarse el abrigo. Cogió su móvil y encendió la linterna para alumbrar aquello mejor. Le dejó a su marido con el abrigo y el bolso y se acercó con cuidado a los cuerpos. - Mirad donde pisais o dejaremos huellas indeseadas. Sólo quiero ver una de las heridas más de cerca... no me puedo creer lo que mis ojos me dicen desde lejos... - Les dijo a todos y buscó como acercarse a uno de aquellos cadáveres sin pisar la sangre. Quería ver la herida del cuello de cerca. A fin de cuentas ese era su campo y quería estar segura de que lo que parecía de lejos era la realidad: que habían arrancado de un mordisco un pedazo del cuello de cada uno de ellos y les dejaron morir allí.

Mientras se acercaba, sin pedir permiso en su caso al sheriff y moviéndose con toda la cautela posible, lanzó un nombre al aire. - Kurt Williams. - Dijo en voz alta el nombre del que fuese el mejor jugador del instituto en sus días. Capitán del equipo y quien se llevaba a todas las chicas que quería al huerto. - Jonathan, ¿cuántas veces se enfrentó Kurt a Stark o a un imitador suyo? Tienes que saberlo. - Miró al sheriff con seriedad, sin sentir temor por los cuerpos muertos. Se notaba que estaba acostumbrada a moverse entre ellos. - Necesito la verdad. Una o dos veces.

Jim estaba igual de sorprendido que su amigo, incluso su rostro, normalmente una máscara, sufrió algún que otro movimiento involuntario al ver llegar a gente. Una leve sonrisa ante el comentario de Troy sobre esa improbable pareja, una ceja alzada al ver llegar a Halle y su marido, la tensión de sus labios al escuchar que más niños habían sido secuestrados y la impaciencia al seguir al sheriff por el cementerio, un paseo que, aunque agradable en otro momento, no le hacía ninguna ilusión; no auguraba nada bueno.

Caminaron sin explicación alguna, nada más que "ahora veréis" como única respuesta por parte de Seabert. Y es que, en realidad, no podía haber descrito con palabras lo que encontraron en aquél panteón. Ya solo el nombre evocaba terribles recuerdos, recuerdos que se esforzaba por olvidar pero que permanecían en su mente, siempre listos para aparecer en el peor momento. Nada más leer "Stark" en la placa de la entrada, comenzó a sentir una ansiedad que se agravó cuando su mirada se paseó por la masacre que había ocurrido allí.

—No puede ser... No puede ser... No, no...

Su tranquilidad se rompió por completo y comenzó a moverse en el sitio, nervioso. Seguía susurrando, incrédulo, mientras se llevaba instintivamente la mano al bolsillo, del que sacó papel ancho y un pequeño bote con hierba y tabaco. Ni siquiera le importó que estuviera delante de una autoridad, que le detuvieran en ese momento habría resultado completamente fuera de lugar, surrealista, así que se lio el porro y lo encendió al tercer intento, pues de cuan sudorosas tenía las manos le resbaló el dedo en la piedra varias veces. No fue hasta la primera y honda calada que pudo centrarse.

Kurt. ¿Qué tenía que ver él con todo eso?

—Dos —respondió casi de forma automática; miró al poli—. ¿Verdad? Hace unos años hubo problemas, un imitador de ese loco. Kurt estaba por aquí y se fue justo cuando acabó todo aquél lío, lo dejó todo. ¿Se enfrentó a él? —Desvió la atención, a la mujer que había lanzado la pregunta—. Pero eso qué mas da. ¿Crees que hay otro imitador? No tiene sentido, Stark no mataba... Así... Y no secuestraba niños pequeños. ¿Y por qué han robado dos cadáveres?

La otra opción era imposible, completamente descabellada, una locura. Se le pasó por la cabeza, pero aquello pasaba en las pelis y series, no en la vida real, allí no había sectas satánicas que revivieran a los muertos como zombies hambrientos, eso no pasaba. Tenía que haber otra explicación, la que fuera.

Charlie esperó a que llegase Jonathan, pero no lo hizo solo él sino también otros a quienes ya conocía y que desde luego, estaban afectados directamente por aquel problema. En realidad, Charlie se sentía algo incómoda por formar parte de aquel grupo, puesto que lo que le unía era el haber pasado por la experiencia de verse atacado por Stark, además de la preocupación por todo lo que estaba sucediendo y la empatía con Jonathan acerca de lo que debía estar pasando, lo cual le empujaba a hacer todo cuanto pudiera.

Había algo más, sin embargo, que era poder acabar con aquella pesadilla para siempre.

Al ver a Jonathan, tuvo el impulso de acercarse a él, pero se contuvo, puesto que los demás también debían estar sufriendo lo suyo y no deseaba que nadie se sintiese incómodo por recibir mayor atención que los demás.

Mientras Jonathan hizo las presentaciones, Charlie permaneció en silencio y a continuación, se giró para encabezar la comitiva hacia la cripta. Lo último que le apetecía era volver a ver lo que había en ella, pero era consciente de la necesidad de hacerlo, de estudiar todas las posibilidades y sobre todo, averiguar cuanto pudieran. Jonathan empezó a decir que el FBI estaba en ello, pero no tardó en dejar claro que no iban a conseguir absolutamente nada. La... investigación paralela, iba a ser la única que les podría llevar a algo útil de verdad.

Cuando llegaron.. fue incluso peor que la primera vez, pues Charlie se fijó aún más en los detalles. Pero lo peor era todo lo que podía deducirse de aquello, que iba más allá de lo que consideraba real, aunque después de lo que había vivido... era mucho más difícil pensarlo que aceptarlo de verdad.

-Y-yo diría... que aunque parezca increíble, han debido hacer alguna clase de ritual y-y entonces... pues Stark y quien estuviese aquí, han... bueno, resucitado o algo así -dijo al final, sintiéndose como una estúpida al soltar aquello, pero a la vez, aliviada por poder compartirlo. 

-Todo tiene que ver con la venganza, seguro. El por qué querían resucitar a Stark... eso sí que no lo comprendo, aunque idiotas hay... en todas partes.

Y tampoco hay una fuerza tan poderosa como el ansia de vengarte de aquellos que te han hecho daño, pensó  Charlie.

—¿Resucitar? —Aquél comentario, tan en la línea de sus pensamientos, le hizo volver a la realidad. Dicho en voz alta sonaba incluso más ridículo, pero la mujer lo había dicho sin pestañear, sin dudar. Bueno, había dudado al decirlo, pero tenía la sensación de que no era porque no creyera en sus palabras, sino más bien por poder ser considerada una loca. ¿Y cómo no iban a pensar eso? Los muertos se quedaban muertos, punto—. La gente no resucita, no hay espíritus enfadados ni zombies levantados por nigromantes ni nada así. Habrá otra explicación. —Miró a Troy—. No te lo crees, ¿no? Tiene que ser pirado el que ha secuestrado a los críos —aseguró paseando su atención y dando otra chupada al canuto.

Troy no había hecho mucho caso a Halle cuando preguntó sobre los hijos de los demás. ¿Qué mierda de pregunta es esa?, pensó. Al fin y al cabo, ¿por qué iban a estar allí, si no? Por amistad con Jonathan seguro que no. No fue hasta que le ofreció el guante que se dio cuenta que quizás, y sólo quizás, las circunstancias eran lo bastante graves como para dejar la animosidad aparcado durante un rato. Se puso el guante e intentó no pisar nada ni dejar rastros mientras cacheaba los cuerpos para ver si llevaban algo encima, quizás algo que los identificara. Pero a media tarea se vio obligado a levantarse y girarse hacia Charlie, con un ceño tran fruncido que sus cejas casi se tocaban.

- No, claro que no me lo creo. -contestó a Jim, con la mirada aun en Charlie.- ¿Qué clase de gilipollez es esa? ¿A eso hemos venido, a inventarnos historias de mierda? -dio unos pasos hacia ella.- No se qué coño haces aquí, pero así no ayudas. Algunos nos estamos jugando cosas muy importantes, esta noche. 

Volvió junto a los cuerpos, cerca de Halle. Se quedó un rato sin hacer nada más que frotarse el puente de la nariz, intentando calmarse. Tomó aire sonoramente y volvió a su labor, mientras algo dentro suyo comenzaba a removerse, aunque no terminaba de saber qué ni porqué

- Mi hija. -dijo finalmente a Halle, aunque sin mirarla.- Estábamos en el centro comercial y desapareció. ¿Sean y tú tenéis hijos? ¿Por eso estáis aquí?

Halle miró a Sean cuando Jim dijo que Kurt se había enfrentado a Stark dos veces. Solo que a Halle, solo le cuadraba una cosa: había sido Stark en ambas ocasiones. Se quedó helada, sin saber que responder a Jim. Pero todos estaban metidos en aquello. - Tenéis una vidente en el pueblo y no... no creía en estas cosas... pero lo que me dijo y confirmar que Kurt Williams se enfrento dos veces a él... porque era él... no un imitador. - Miró al sheriff, antes de seguir con lo suyo, esperando algo de sinceridad por su parte.

- Dijo que todo formaba parte de un acto de venganza y que, efectivamente, su figura estaba detrás de todo esto. - Halle guardó silencio, tratando de mantenerse entera. Ya había llorado bastante como para hacerlo ahora delante de su enemigo de instituto. Ella había madurado, pero él parecía ser el mismo de siempre y no quería darle más armas para que las usase contra ella y menos aún cuando estaba tan débil. - Pero no pudo ayudar con mucho más. Sólo necesitaba confirmar ese dato para creer en ella o no... porque había acertado en todo, pero de Kurt no supe nada desde que dejé Birchmond, como de todos los demás.

Y Charlie habló de resucitar muertos y en ese momento a Halle se le bloqueó la mente, pues recordó que Stark había muerto en el asalto ha Mercy, así que si Kurt se había enfrentado de nuevo a Stark como aquella mujer dijo, debía ser un muerto viviente y eso era imposible. - No... no se pueden resucitar los cuerpos. De ser así, no perderíamos a tantos pacientes en los hospitales y la RCP ya no serviría. Además Stark lleva muerto años. Sus tendones, sus músculos, aún suponiendo que se pudiese resucitar a alguien, estarán rotos e inútiles. No podrían mover su cuerpo. Eso por no hablar de sus órganos, los cuales no existirían ya... sería casi un esqueleto, aunque también es cierto que se ha llegado a sacar a gente de sus tumbas veinte años después y parecían estar recién enterradas. - Por un momento, hablar de aquello, pareció relajar a Halle, para luego escuchar a Troy hablar de su hija y preguntar por la de ellos.

- Steven, tiene diez años, es autista... estábamos jugando por la tarde en la bolera cuando desapareció. Le vi, alguien vestido de Santa Claus se lo llevaba de la mano y se metía por las escaleras de emergencia del centro comercial. Les seguí llamando a mi hijo, pero les perdí de vista, así que fui al lugar más sensato: el parking subterraneo. Allí fue cuando los vi de nuevo... en una furgoneta blanca que casi me atropella al huir. El sheriff tiene la matrícula. - Relató mirando a la nada, como si así doliese menos. - Nuestra hija Tina está con mis padres. No sabe lo que le ha pasado a su hermano y menos aún que le estamos buscando. Y fue idea de mi madre ir a ver a esa mujer... tampoco tenía mucho que perder, salvo algo de tiempo y dinero y al final parece que no perdí ninguna de las dos cosas. - Entonces miré a Troy a los ojos. - No quieren dinero por ellos, quieren que suframos.

En ese momento recordó a la otra familia. - Sheriff, la familia del chico del hospital, ¿también fue a nuestra clase o el instituto alguno de los dos? ¿Qué se sabe de ellos?

-Tranquilo, - dijo el sheriff cuando Troy propuso registrar los cadáveres del mausoleo,- ya lo hemos hecho. Los de las túnicas no llevan nada, ni un puñetero chicle, y el otro es Spike, quizá os acordéis de él, iba un par de cursos por debajo nuestra. Un imbécil de tomo y lomo. -El recuerdo que guardaban todos de Spike era el de un chaval tan vago que hasta bostezar le daba pereza. -Y sí, parece que los han matado a mordiscos. - Le dijo después a Halle.

Dejó que el grupo asimilara lo que estaban viendo, pero cuando Charlie les explicó lo que ella creía que había pasado, tanto Troy como Jim se mostraron incrédulos. Solo que Troy fue bastante más contundente al decirle a Charlie lo que pensaba de su teoría.

-Eh, cálmate. - Dijo intercediendo por Charlie, no iba a dejar que nadie le dijera que lo que estaba diciendo eran gilipolleces, y menos que aseguraran que no estaba ayudando. -Este pueblo, yo incluido, le debe la vida a esta mujer, ¿me entiendes? Lo que está diciendo no es ninguna tontería. -Se giró hacia Halle. -Kurt se enfrentó a Stark dos veces. No a un imitador, - dijo clavando la mirada después en Jim, - al mismo Stark que estaba en esa puta tumba, que se ha levantado de ella y que ha matado a estos hombres. - Jonathan hablaba con seguridad en sus palabras, convencido de que decía la verdad como Charlie pero al contrario que ella sin que le importara que le tomaran por loco. Hablaba de Stark como si hablara de un preso fugado de la cárcel. -Charlie y yo también estuvimos allí hace cuatro años. Lo vimos con nuestros propios ojos. Eric Stark, resucitado de la puta tumba, con la cara de un cadáver y la misma furia asesina. Se cargó a unos chavales y a varios de mis hombres. Lo paramos de puta casualidad. Porque ese cabrón era imparable, ya no le asustaba el fuego.- La mano del sheriff temblaba, se la sujetó por la muñeca con la otra mano y abrió y cerró los dedos intentando tranquilizarse. -Después mentimos, modificamos los informes, dijimos que era un imitador porque... porque quién cojones va a creerse una historia como esa. Pero aquí lo tenéis, la tumba de Stark está abierta y a saber quién anda con él esta vez.

Jonathan sacudió la mano, después resopló y miró a Troy. "Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas", parecía decir su mirada. Después paseó la vista por todos ellos, esperando sus palabras. Halle comenzó a hablar con términos médicos para describir el aspecto actual de Stark y por un momento la imagen de aquel tétrico Santa Claus de cuatro años atrás se le apareció en la mente.

-Te lo aseguro. No solo anda, sino que puedes partirle las piernas y se recompone en un par de segundos como si nada. No sé que coño es, Halle, esto va más allá de mi comprensión. Pero es como si su odio por los habitantes de este pueblo fuera tan grande que lo mantiene aferrado a la vida. Es un saco de rabia envuelto en piel putrefacta. La familia del chico del hospital no iba a nuestra clase, ni siquiera son de aquí, creo que eran de New Hampshire. Pero eso que has dicho de la vidente puede ser interesante. Charlie, enséñales el libro. Esto era lo único que había junto a los cadáveres de los tipos de las túnicas. -El libro en cuestión estaba escrito en un idioma que ninguno de ellos conocía, con caracteres de lo más extraño.

Por supuesto que Charlie entendía la incredulidad de cualquiera ante la idea que acababa de soltar. ¡Y quién no! Pero había no solo pocas explicaciones, sino poco tiempo para buscarlas, porque si se evitaba lo más evidente, al final era Stark quien ganaba, al seguir oculto y no tener a nadie detrás de él.

Charlie se echó ligeramente hacia atrás y entonces, Jonathan la defendió. No lo esperaba y se sintió especialmente agradecida por ello. No es que ella hubiese hecho gran cosa, salvo permanecer con vida... y jugársela cuando había que hacerlo, pero ¿no lo habían hecho todos?

Lentamente, colocó una mano en el brazo de Jonathan y volvió a tomar la palabra.

-Es... increíble, lo sé, pero es lo que dice Jonathan. Nosotros lo hemos vivido. No nos lo hemos inventado ni tampoco lo decimos solo para quedar bien. Fue así; Stark en persona nos atacó, y no estaba vivo... ni parecía dispuesto a morir.

Allí estaban todos, un grupo de personas desesperadas, intentando que su mente pudiera absorber lo irracional porque era la única posibilidad para recuperar a sus hijos, de eso estaba segura Charlie.

Cuando Jonathan volvió a decir su nombre, asintió con la cabeza y les mostró el libro, abriéndolo y contemplando el interior por vez primera. Para ella también era extraño, por sus caracteres, por su presencia en aquel lugar, pero si allí había tenido lugar un ritual, ese libro había debido constituir la pieza elemental para que pudiera tener éxito... y lo había tenido, para desgracia de todos.

Halle miró a Sean y no tuvo que decir nada para confirmar que eran mordicos lo que habían matado a aquellas personas. - Solo lamento no tener más tiempo ni un lugar y material adecuado para hacer una autopsia decente... ya sabeis, buscar rastros de algo... - Entonces miró las tumbas abiertas. - Vale, una es la de Stark. ¿Y la otra? En el cementerio tiene que haber un registro.

Entonces salió a relucir el tema de los muertos vivientes y Halle no creía en eso y era evidente que Sean tampoco. Pero la seguridad en las palabras de Jonathan, la mirada de Charlie y lo que dijo a vidente sobre el tema de Kurt, dejaban pocas dudas al respecto. - Creo que deberíamos averiguar a quienes han despertado, por decirlo de un modo más... natural, si es que existe eso realmente y con ese nombre largarnos de aquí antes de que llegue el FBI.

Miró a Sean y luego al sheriff. - ¿Cree que 200$ callarán al tipo del cementerio y servirán para que nos dé el nombre que buscamos? Sólo tendrá que darnos el nombre y decir que no ha visto a nadie aquí que no debiese estar. Así no mentirá del todo. Y si insisten que diga que al sheriff y a algún ayudante... ¿Qué os parece? - Preguntó a todos. Se le notaba más serena y tranquila. Quizás demasiado para lo que estaba pasando. - Jacobson, el guante, no lo tires aquí cerca. - Le dijo mientras se lo quitaba, dejando la parte con la sangre en el interior del mismo y donde estuvo su mano en el exterior y se lo guardó en un bolsillo del pantalón.

Como un felino, caminó hacia su marido, evitando pisar la sangre nuevamente. Se dejó poner el abrigo por él y cogió su bolso. Luego se agarró a su brazo mientras se envolvía en las pieles. Se había quedado helada en esos minutos. - El libro... deberíamos llevárselo a la vidente y ver que es capaz de decirnos sobre él. Pero os advierto que lo que dirá sobre nuestros hijos no será nada agradable y sacará cosas del pasado que quizás no queramos volver a escuchar. Solo tengo que llamarla y decirla que vamos para allá... así que... lo que digais. Yo voto por pagar a ese hombre por el nombre y su silencio y llevarle el libro a la vidente, quizás ella sepa leerlo y si no sabe, quizás sus cartas sí. A fin de cuentas ella fue quien me dijo que Kurt se había enfrentado dos veces a Stark y había sobrevivido ambas.

Por fortuna para él.

Y entonces le vinieron a la cabeza las palabras de Jonathan con respecto a que Stark no temiese al fuego. - Sheriff, ha dicho que Stark no temía al fuego, como si lo hubiese temido alguna vez... si era indestructible, si no temía al fuego... ¿cómo le vencieron esa segunda vez? No me refiero al tiroteo, esa versión la conozco... me refiero hace cuatro años. - Halle miró a Charlie incluyéndola en la pregunta. Le daba igual quien respondiese mientras que lo hiciese alguno de los dos y deprisa. El FBI no tardaría en tomar Birchmond y querrían hablar con ellos por ser los padres afectados. - Y otra cosa, ¿logró hablar con el cabrón de mi jefe, sheriff?

Los ojos de Troy iban saltando de uno a otro de los presentes al hablar, y cada vez su expresión se iba exagerando más y más. Cuando no pudo aguantarse más, estalló a carcajadas.

- ¡Uau, estáis todos idos! -soltó a pleno pulmón, limpiándose una lágrima provocada por la risa.- Y todo el mundo diciéndome siempre que el que tenía un sentido del humor retorcido era yo. Zombies y videntes, la madre que... -se pasó una mano por la cara, sin darse cuenta que se manchaba de sangre.- Mirad, me parece cojonudo que os inventéis historias de mierda y que os las expliquéis antes de ir a dormir, pero no he venido aquí a tomar el tour sobre fantasmas. Si pensáis seguir mucho tiempo con todas estas gilipolleces, preferiría largarme antes de que se me acaben de hinchar los huevos. -se dirigió a Jonathan, ahora más serio, mientras se quitaba el guante de cualquier manera.- ¿Te importaría decirme de una vez qué coño tiene esto que ver con mi hija?

La paciencia de Troy estaba al límite y no estaba haciendo nada para ocultarlo. Si no obtenía una respuesta convincente en breve, algo que le indicara dónde seguir buscando, desaparecería de allí echando leches. Bastante había sufrido aquel día como para aguantar cuentos sin sentido.

-Lo siento cariño- dijo el marido de Halle-, pero estoy con esta gente. Es imposible que nadie haya resucitado de entre los muertos.

El rostro de Sean se mostraba contrariado, no le gustaba llevar la contraria a su mujer y trataba de evitar hacerlo en condiciones normales. Pero como médico y hombre de ciencia, había ciertas cosas por las que no podía pasar. Y esa era una. Aunque era raro verle posicionarse del lado de Troy y Jim, estaba claro que ellos eran muy diferentes a él.

-Es cierto que la vidente acertó algunas cosas, pero eso siempre pasa. Son personas intuitivas, y se dan cuenta de las cosas, o dicen chorradas al bulto y a veces aciertan.

-La segunda vez lo vencimos con ayuda de un espejo. - Dijo consciente de que sus palabras iban a ser tomadas a pitorreo entre el sector crítico del grupo. El también se sentía ridículo al explicarlo en voz alta por primera vez desde aquellos cuatro años. Pero sabia que era real, muy real. Aunque todas las noches deseaba que no lo fuera.  -Por alguna razón verse reflejado en el espejo hizo que se le fuera la energía que lo mantenía con vida. Espero que aún funcione.

Sobre el tema del dinero para comprar el silencio del señor Harrison, Jonathan se mostró favorable y consideró que doscientos pavos eran una buena cantidad. Confiaba en el silencio de aquel hombre, a fin de cuentas no se relacionaba más que con muertos, pero una paga extra por tener la boca cerrada no le iría mal a su economía y a los Morrison parecía sobrarles la pasta.

-En la tumba poner Hannah. - Dijo el sheriff señalando a la otra tumba abierta, la que no era de Erik.

Jonathan apoyaba la idea de ir a ver a la vidente, pero antes de que pudiera decir nada al respecto intervino Troy. Jonathan se contuvo, un par de días atrás no hubiera aguantado su palabrería pero ahora no le quedaba mas remedio. Lo necesitaba.

-Mira, Troy, me encantaría que todo esto no fueran más que invenciones. Pero no lo son. Sé que no es fácil de creer. Pero tu hija está con ese maníaco. Y corre grave peligro. Si no lo encontramos podremos lamentar el tiempo que hemos perdido en haceros creer que esto es verdad.

La mirada de Jonathan se parecía a la de Charlie, pero sobre todo, su voz sonaba igual de incrédula que la suya cuando había dicho aquello de resucitar. Sí, parecía ridículo, pero ya le había dado tantas vueltas a aquello que la idea surgió instintivamente como la única que podía, dentro de la lógica absurda y fantástica que rodeaba a Stark, darle sentido a todo aquello.

Charlie no estaba allí para convencer a nadie, sino para transmitir su experiencia, pero aún había muchas cosas que no entendía, como por ejemplo, el por qué habían secuestrado niños, por qué aquellos niños en particular, y después de que Joanthan dijese a quién pertenecía la tumba, algo todavía más evidente.

¿Quién era esa Hannah que yacía junto a Stark?

-C-creo que hay que averiguar quién era esa Hannah y qué relación tenía con Stark. Si ahora secuestran niños, puede que sea por ella, más que por él. Sé que suena... increíble, pero entre no hacer nada e intentar seguir esta investigación, por nuestra cuenta, no v-veo que perdamos nada.

Salvo el tiempo, claro y Charlie pensaba que precisamente, estar sin hacer nada, mientras el FBI se decidía a presentarse y a informar, era mejor buscar algo que hacer, por muy absurdo que sonara.

Jim estaba... Incrédulo. Paralizado. Sin ser capaz de articular palabra, a medio camino entre el miedo, la incomprensión y las ganas de reír, como su amigo unos instantes antes. Todo parecía ridículo, demasiado surrealista para ser cierto, ¿pero qué iban a ganar inventando aquella estúpida historia? No, no solo no ganaban nada, sino que parecían completamente convencidos de lo que decían. Unos putos locos, eso eran, pero ya fuera por la maría, que abría su mente y le daba una nueva perspectiva, o porque él también se estaba volviendo majara, lo cierto es que les creía. Y eso, eso si que le acojonaba, aunque en esos momentos estaba suficientemente embotado como para no notarlo.

—Tío, da igual. Sea Stark vuelto de entre los muertos, un psicópata satánico o el mismo demonio en persona, a tu hija lo tiene él, la vamos a recuperar —dijo con voz neutra—. Si queréis que vayamos a ver a esa bruja, pues vamos, aunque estoy con ellas, deberíamos averiguar quien es Hanna antes de nada.

- ¡Gracias! -exclamó hacia Sean, abriendo exageradamente los brazos. -Joder, pensaba que estaba perdiendo la olla yo también.

Ya podían decirle lo que quisieran, todo aquello no eran más que cuentos que no ayudaban a nadie. Troy continuó decidido a ir al grano, antes de que Jim o incluso Sean le soltaran también alguna otra tontería sobrenatural.

- No hace falta que intentes convencerme, Seabert, porque no lo conseguirás. Soy el primero que no quiere perder tiempo, pero os habéis dedicado a contarme Cuentos del Guardián de la Cripta en versión cutre. El siguiente paso es encontrar a Hannah Stark, ¿no es eso? Sería la mujer o la hija, ¿no? -tuvo un flash del coche ardiendo y se apresuró a agitar la cabeza para borrar la imagen.- ¿Hay alguna otra pista? ¿Algún otro sitio donde haya pasado algo extraño? ¿Dónde trabajaba Spike de guarda, aquí en el cementerio? -comenzó a caminar hacia el exterior del cementerio, considerando que allí ya no pintaba nada.- ¿Y qué hacemos esta vez con "él", eh? ¿Agua bendita? ¿Lo enterramos con un palo en el culo? ¿Le enseñamos una foto de tu madre, Seabert? Eso tumbaría a cualquiera.

Jonathan se sintió algo aliviado de que Jim mostrara más comprensión con el asunto, o que al menos se mostrara dispuesto a colaborar. Le daba lo mismo si no le creían, pero esperaba que estuvieran con ellos. Porque creer, terminarían creyendo. Cuando se encontraran a Stark, lo comprobarían en sus propias carnes. Aunque Jonathan no estaría feliz de que Troy le diera la razón o una disculpa por ello. Él mismo deseaba que Troy estuviera en lo cierto, y que lo suyo solo fuera un puñetero cuento o una ida de olla espectacular.

-Sí, Spike era quien vigilaba por las noches el cementerio. Para darle un descanso al viejo.- dijo refiriéndose a Harrison. La sorna posterior de Troy le hizo apretar los dientes. Era igual de capuyo que en el instituto. -Pues no tengo ni puta idea, Troy. Pero haré lo mismo que la otra vez, enfrentarme a él y averiguarlo. Si os parece vayamos a averiguar quién es esa Hannah, y después podemos ir a ver a la vidente. Yo tampoco creo en la clarividencia, aunque después de lo que he visto no me sorprendería ya nada... Pero aunque sea mentira que puede ver el futuro y esas chorradas igual sabe descifrar las runas esas, si son alguna mierda de ocultismo o algo así.

La primera respuesta la obtuvieron de manos del señor Harrison en cuanto le ofrecieron el dinero y le dijeron que mantuviera la boca cerrada sobre el tema de las tumbas. Él no había visto nada de lo que pasó en el mausoleo, durante el día todo estuvo tranquilo y sí ocurrió por la noche como sugería la presencia de Spike, él no se había enterado pues probablemente estaría durmiendo o viendo la tele en su casita, que estaba cerca del cementerio pero en la parte de la entrada.

-Hannah era la mujer del señor Stark. - Les dijo con el mismo tono anodino e indiferente con el que solía expresarse el siniestro hombre. -Murió hace diez años, en accidente de tráfico. Fue antes de que sucedieran las muertes de Navidad. Aquellas fueron unas fiestas con mucho trabajo. - Recordó sombrío el pálido y huesudo sepulturero.