Partida Rol por web

La pica de vuestra timonel perfora el astillado caparazón del acorralado animal.

El cangrejo estaba aguantando más de lo que había pensado en un principio. Aunque también era comprensible ya que el agua mermaba la fuerza de los golpes de casi todos. En concreto del capitán y los suyos, que eran los que más daño solían hacer.
No obstante era obvio que aquel bicho no iba a salir de allí con vida.

Lastima que no podamos ponerte al vapor. Me está entrando hambre sólo de verlo.

El torbellino de tajos que Raymond propina con la oscura hoja mágica son suficientes para acabar con el infeliz cangrejo. En la sala apenas hay nada más que restos de comida del crustáceo y, eso sí, un tridente que asoma en el cieno.

Harper, echa un vistazo. El dueño de ese tridente podría estar enterrado entre la arena y las piedras del fondo.

En menos de un minuto, Harper os confirma que no hay más que restos de huesos y ropa hecha jirones.

Una vez el cangrejo muerto parece que no hay mucho más que hacer por aquí.

Bueno. Era una idea, pero no hay nada más. Habrá que continuar ¿no?

El magus no guarda su espada, aunque la cosa parece calmada sabe que están en territorio enemigo. Por lo que hay que ser precavidos.

Si aquellos pescados que nos encontramos antes eran los guaridas, supongo que quiere decir que habrá muchos más de ellos. ¿Quizás una ciudad entera?
Eso puede ser interesante.

Desde la sala del cangrejo gigante, regresáis a la gran cámara vacía y luego proseguís vuestra incursión hacia el sur. Camináis un buen trecho mientras el túnel continúa virando y descendiendo hasta que dais con una nueva estancia. De ella salen dos nuevos corredores, pero enseguida veis que no estáis solos. Un par de sahuagin junto a un tiburón martillo hacen guardia en este punto y pronto reaccionan de manera hostil.

Una nueva estancia, otro peligro. Bueno, peligro era un decir pues sólo había dos seres acuáticos de aquellos y un tiburoncillo de nada.
El agua seguía lastrando sus movimientos, pero no podían hacer nada al respecto. Así que Raymond simplemente avanzó lo que pudo y colocó su espada negra delante suyo para detener los envites de los posibles ataques. Con su mano libre les hizo señas para que avanzaran hacia él.

Venga. Alegrarme el día.

Conforme Raymond se interna en la inundada sala, el tiburón martillo sale a su encuentro. No obstante, ni el ex capitán del Venganza Sangrienta ni el escualo consiguen hacer mella en su oponente.

Desde la posición en la que estoy veo la difícil situación en la que estoy. Si avanzo hasta Raymond bloquearé el paso para el capitán y Harper, quienes podrán hacer más en combate que yo, pero si no hago nada, no se, ese tiburón no me gusta nada, la verdad.

Así, agarrando el símbo de Besmara, comienzo a conjurar un aliado

Harper se adelanta y ataca al enemigo más próximo.

Harper se adelanta para hacer frente a uno de los sahuagin. Y el movimiento es aprovechado por el otro hombre pez, que enseguida acude a la ayuda de su compañero.

Feijud avanza hacia los sahuagin para ayudar a Harper mientras Malickud hace lo propio, desenvainando la espada larga al mismo tiempo. Por su parte, los nervios se dejan notar en el hombre pez que protege la salida más meridional de la cueva.

Raymond sabía que el escualo no le lograría hacer nada, pero no podía dejarlo corretear por ahí por si acaso. No todos tenían su pericia. Y como Feijud y Harper ya se estaban encargando de los otros bichejos acuáticos imagino que podría perder un momento con el tiburón.
Aunque resultó ser un poco más resistente de lo que había imaginado en un principio.

Maldito bicho. Estate quieto que te pueda ensartar de una vez.

El tiburón intenta devolver la dentellada al magus, pero no tiene éxito. Justo después, Sandara completa la convocación y un bello delfín gris surge de la nada.