Partida Rol por web

El arrojo de Harry le permite hacer algo sin precedentes. Con semejante acumulación de heridas el valeroso oficial empuja a sus enemigos hacia el abismo sin fin. Entonces desaparece de la vista de sus compañeros, los cuales deciden honrar su opción de permanecer allí afuera a solas con los horrores que habitan en la oscuridad. Ellos comienzan su viaje al interior de la prisión a través del túnel que acaban de descubrir.

Nuevamente el grupo original de ocho sobrevivientes se divide en porciones cada vez mas pequeñas. Algunos quedan atrás en el camino y otros simplemente desaparecen para siempre.

¿Cual será el destino de aquellos que ingresaron al antro de tortura y muerte? ¿Podrá sobrevivir Harry?

El OtroMundo aun no acaba con ellos. Simplemente los entretiene hasta que el destino les dé caza.

La acción no solo salvó su vida, también la de George el marido de Evelyn que pese a sobrevivir al naufragio, haber nadado toda la noche y llegar con vida a la playa decidió ir detrás de los cuatro Pecadores.

El hombre apenas suspiró algunas palabras de agradecimiento que se perdieron en la niebla. Luego fue detrás de los compañeros de Harry hacia el interior de la prisión.

Tras deshacerse de las horribles criaturas Harry llegó hasta Sara, quien lo esperaba desde la seguridad a varios metros de la prisión. El oficial al llegar comienza a desmayarse y quien lo detiene de caer al suelo de bruces es la mujer que extrañamente se parece a su difunta esposa. Entonces todo se vuelve negro...

Algún tiempo después - quien sabe cuanto realmente - Harry despierta.

Él se encuentra recostado sobre una maltrecha camilla de metal que le trae recuerdos poco placenteros, solo que la habitación no se asemeja a ninguna que el conoce. No parece ser el hospital tampoco.

- Hey, acaba de despertar. - habla una voz masculina desde una esquina de la habitación.

- Perfecto. El tiempo escasea. Debemos seguir adelante. - responde otro hombre.

Entonces Harry aparta la mirada del techo oxidado de la habitación para descubrir un cuarto magro y sin aberturas aparte de una pesada puerta de hierro. En una esquina se encuentra Sara, quien sostiene un farol de petroleo y del otro lado dos guardianes anteriormente encontrados junto al doctor Vannacutt.

Los guardianes llevan antiguas mascaras de gas y pesadas ropas de protección utilizadas en la minería. Uno de ellos carga un maltrecho rifle de la primera guerra mundial y el otro lleva en sus manos un pico.

- ¿Esta usted bien? - pregunta uno de ellos. - Puede agradecer a la muchacha, quien nos trajo hasta aquí. Siguiendo sus pasos. - agrega al señalar a Sara que se acerca a Harry para luego depositar un saco junto a la camilla.

En su rostro se refleja un atisbo de preocupación...

El avance es tortuoso al punto de convertirse en la pesadilla de un claustrofóbico, Por momento el pequeño túnel se reduce a una abertura poco más de medio metro que debe ser cruzado muy lentamente, reptando y expulsando el aire de los pulmones para ganar valiosos centímetros.

Tras una hora aproximadamente el trío avista una salida. Una luz mortecina y la fetidez los recibe en un descanso de una escalera sin principio ni final en donde el oxido, la sangre y la roca se funden en un paisaje atroz. Tal como sucedió en el hospital.

 El coronel durante todo el viaje temió un ataque de criaturas por la retaguardia y por ello se había ofrecido a ir en el último puesto. La suerte estuvo en su favor porque nada sucedió salvo algún que otro ocasional sonido ahogado muy por detrás de él. Tal vez fuera un eco procedente del lejano exterior, pero nada más.

Y así fue hasta que todos salieron al interior de la prisión cuando alguien más asomo detrás de ellos. Era George, que maltrecho y herido había logrado escapar de las horribles criaturas del exterior gracias a la maniobra de Harry. - ¡N...no! Soy yo…- cubrió su cabeza ante el amague del coronel por atacarlos.

Su sorpresiva aparición era poco inteligente cuando el grupo esperaba el peligro desde cualquier ángulo. - ¿Pero qué pesadilla es esta? – agregó más tarde al presenciar el horrible lugar.

En algunos tramos de las escaleras de metal pendían antorchas cuyas lenguas de fuego alcanzaban iluminar los numerosos cuerpos colgantes que decoraban la estancia. Todos ellos estaban envueltos en mortajas y cadenas.

Los mismos colgaban mediante ganchos de carnicería y cuando no, alambre de púas.

Desde abajo o arriba, es imposible determinar el eco, se escuchaba el sonido de maquinarias al compás de lamentos y ocasionales gritos de dolor.

Algo que habías pasado por alto. Una aguja hipodérmica junto a tus pies y un par de guantes.

Presa ante la furia que por dentro sentía y con aquel objeto que llevaba en mi mano, intento enterrarlo pero descubro que se trata de una linterna. Por lo cual, ya con todo el impulso que tenía decido, darle una patada en el costado derecho de su cintura y así aflojar su estabilidad física. De alguna forma, el impulso hace tambalear al gigante pero no logro tirarlo ya que la misma fuerza ejercida que me llevó a pegarle bastante fuerte, me tira para atrás casi perdiendo el equilibrio. 

-¡Mierda! - grito desesperada mientras observo a mi hermana hacer lo propio con un trozo de caño. Lo cual me beneficia para tomar carrera y repetir el movimiento, intentando esta vez desestabilizarlo del todo. Era increíble ver como tanto mi hermana y yo, parecíamos dos lobos salvajes encarnizados con aquella cosa. - Matar o morir. - pronuncio al dar el golpe a través de un rodillazo en el mismo lugar, tal vez tendría más suerte en esta oportunidad. 

James encabezaba el grupo guiado por la mortecina luz de su mechero de gasolina que a estas alturas, estaba ya a punto de extinguirse. Por fortuna la zona interior del edificio se encontraba iluminada, si bien lo que se veía no resultaba muy halagüeño auinque había que decir que en aquel mundo de locos, nada resultaba demasiado halagüeño. Resulta que su único refugio posible era un edificio donde los cadáveres colgaban de ganchos como si se tratase de ganado y donde desde todas partes podían oírse los lamentos de personas que probablemente estaban siendo torturadas. Con todo, volver hacia atrás era inviable, así que no les quedaba más remedio que seguir y enfrentarse a lo que fuese que viniese. La cuestión era ¿subir o bajar?

Como si fuese una expresión de sus propios pensamientos, la voz de George llegó a sus oidos. "¿Pero qué pesadilla es esta?"

-Una pesadilla dentro de otra pesadilla-contestó James-Pero al menos, quien habite en este lugar está lo suficientemente cuerdo como para guarecerse de esos monstruos de ahí fuera.

Si como cabía suponer habían entrado por el piso inferior del edificio, las escaleras que bajaban solo podían llevar al sótano. Probablemente fuese más aconsejable subir.

-¿Hacia arriba?-dijo esperando a que el resto diesen su aprobación antes de seguir-.
 

Harry se sorprendió al ver a Evelyn hacerse cargo de su propia llave. Se sorprendió muy gratamente, y de no ser por todo el bagaje que llevaba a las espaldas, también le habría asqueado.

Bien hecho. 

Miró de nuevo a su alrededor. Las gemelas se habían lanzado a por aquella cosa horrible que parecía una persona. Parecían dos locas atacando a un elefante... Sin duda él tampoco podría hacer gran cosa, pero si no le neutralizaban la capacidad de ataque, morirían antes de tumbarle.

Harry se puso de pie y comenzó a tomar aire agitadamente. Aunque no le gustaba perder el control, sabía que era un arma que podía utilizarse. Perder el control... dejarse llevar por El Animal, gritar y aullar de rabia como un maníaco... le hacía dar de sí mismo el máximo. Necesitaba el Máximo. Necesitaba a la Fiera, necesitaba ser más animal que humano. 

Tan solo una vez más... Para poder salir todos de allí. Tomó aire y pensó en la satisfacción que le daba la matanza, aquellas veces que se había regodeado con ello. Le estaba costando más que otras veces... Pero mientras apartaba los obstáculos mentales que le impedían despertar al Animal, tomó aire y....

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!

Gritó a pleno pulmón mientras se lanzaba contra el brazo que sostenía el martillo. Se agarraría al brazo, se colgaría de él, y lo mordería con tal rabia que haría retroceder a un rottweiler. Mordería la muñeca, masticaría los tendones, patearía la cara y con los brazos se colgaría para añadirle unos 90kg al peso del arma. 

Si las gemelas creían que estaban luchando como locas, aún no habían visto al mejor Harry. Aunque hubiera suscrito aquello de 'matar o morir', ni tan siquiera pronunció palabra, solo gritó y rugió como algo menos que un ser humano.

Todo el esfuerzo que hace Harry deja su cuerpo al limite de la consciencia. No sabe como consigue llegar al lado de Sara. Entonces todo su cuerpo cae ante los múltiples daños, hundiéndose Harry en manos de morfeo...

Sally llega a casa. Esta agotada del trabajo. Cuelga su abrigo mientras se quita los zapatos, cuando su mueca se llena de asombro. Toda la casa está llena de velas y flores. Harry aparece por detras con una botella de champany.

-Feliz aniversario cielo...- le dice mientras le da un largo y dulce beso. Era su aniversario de boda, y no podian ser más felices.

Los dos se sientan en su sofá negro, y brindan. Entonces Harry le acerca un obsequio, Sally lo abre.

Es un medallón, el ying y yang partido por la mitad.

-Harry! Esto es...precioso.- Dice con lagrimas en los ojos.

-Tu y yo juntos para siempre mi amor. Dos mitades que siempre estaremos juntas...- La feliz pareja vuelve a besarse, parece que su amor durará para siempre...

Harry despierta. Está tumbado en una dura cama, y Sally...no Sara está al lado. Harry se incorpora. Todo su cuerpo se queja del movimiento, esta dolorido. Aunque parece que se ha recuperado un poco.

A parte de Sara hay dos de los ayudantes del doctor vestidos como mineros. El detective no entiende nada.

-Qué...sí...sí. Estoy mejor gracias. Aunque me duele todo aún... Gracias señorita Sara.- Le dedica una mirada de agradecimiento. Luego vuelve a girarse hacia los hombres.

-¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando?- Entonces repara en la aguja hipodérmica. La recoge y pregunta

-¿Qué me han inyectado?

 Evelyn logra escapar de sus ataduras mediante un acto impensado para ella. Ahora se encuentra libre pero no tiene adonde ir. Igual que el resto espera una muerte horrible dentro de la celda. Ella mira la llave y la puerta opuesta que solo contiene la llave de Harry. Aun faltan tres más…

Julie encuentra un punto débil y ataca con su improvisada lanza. Ella perfora el cuello del celador con la tubería oxidada.    Tal vez esperaba un chorro de sangre y la muerte de horrible monstruo, pero no fue así. El hombre de pesadilla solo detiene su avance el tiempo necesario para que su hermana enceste un golpe en el costado del temible oponente.

Entonces la embestida de su hermana es proyectada en su contra, como si golpease con todo su cuerpo contra una pared de granito. Luego del rodillazo, que posiblemente destruyó toda la articulación de la misma, Jules queda un instante en desventaja; solo el tiempo suficiente para que el horrible mazo baje con toda la fuerza de un tren sobre ella.

Casi al mismo tiempo Harry se lanza sobre el celador y el brazo que empuña la pesada arma. Él muerde y arranca pedazos de ropa, goma y asquerosa carne contaminada a la vez que ejerce todo su peso y con ello evitar el golpe mortal.

Entonces el Horrible Celador suelta el saco y de esa manera con su mano libre logra apresar a Jules de un brazo. A partir de allí la fuerza del monstruo entra en evidencia.

La rápida presión sobre el pequeño brazo de la rubia ocasiona la rotura de los huesos y la explosión de la carne. Su sangre riega el fétido suelo de la celda cuando el Celado la envía lejos contra los barrotes con un solo movimiento.

El brazo de la mujer tan solo pende de su cuerpo por apenas trozos de carne y nervios destrozados.

Luego, con Harry aun colgado de su otro brazo, el Celador continúa su avance hacia Evelyn.

El coronel se encontraba como pez en el agua. Túneles, andar a gatas, en silencio, sin ser detectados, buscando un lugar por el que salir y sorprender al enemigo. Cuántas veces había hecho esto en los interminables túneles de tantas islas japonesas.

Cuando salieron, lo primero que hizo Aaron fue controlar que no hubiese enemigos cerca, luego estirarse, ya no estoy tan jóven como antes... pero aún así no pereceré en este infierno.

-Si, lo mejor es intentar hacernos una idea de que es esto, porque mucho me temo que tendremos más sorpresas.- La voz es un susurro, pero llega clara a todos, tal es el silencio que se ha instalado en el grupo, y que les conviene a todos, el silencio es su principal ventaja... ese y el desconocimiento del enemigo de que están aquí.

-Seguidme.- El coronel avanza, con la espada en la mano izquierda y la otra libre por si tiene que manipular algo. Ahora si, Aaron vuelve a encabezar la marcha

Luego del despertar de Harry de sus palabras ante su inexplicable destino, los Guardianes de La Orden toman precauciones para no hacer ruidos más de lo necesario. Uno de ellos se aproxima a la puerta, la abre para mirar hacia afuera brevemente. Luego la cierra lentamente.

- Nada por ahora… - afirma el hombre al susurrar para los demás.

El otro es quien se aproxima a Harry para responder sus inquietudes.

– El Aglaophotis es un líquido místico con la capacidad de dispersar espíritus malignos. Al combinarse con agua bendita se puede beber o inyectar para sanar las heridas de los Malignos. Solo funciona con personas creyentes, o que posean la verdadera Fe, de otro modo es un líquido mortal. Al parecer Las Tres Divinidades lo han bendecido con otra oportunidad. -  responde en susurros el hombre bajo la máscara de gas. Luego agrega – Nos encontramos en las entrañas de la Cárcel de Bar Harbor, al menos una parte de ella porque el mundo que no rodea ya no pertenece a Bar Harbor. Son los dominios del Maligno y por eso debemos tener cuidado y usar estas protecciones. – Afirma el Guardián al señalar sus ropajes protectores y mascara de gas.

- E…ellos dicen la verdad. Hay seres detrás de ustedes… los hemos visto. Son los jueces y verdugos de este mundo… Te…tengo mucho miedo. – responde débilmente Sara pero al mencionar a los supremos del Otro Mundo el miedo se apodera de ella y por consiguiente enmudece sin completar su frase.

En su mirada se nota la felicidad de ver a Harry con vida y a salvo. Parece haber sufrido mucho desde el último encuentro.

 - Solo veinticuatro horas nos separan del apocalipsis. Para entonces debemos encontrar a Dahlia y entregarle el Flauros. Ella es la salvación… - agrega el otro Guardián que custodia la puerta de hierro. El también habla en susurros.

¿Por qué? ¿Por que ella? ¿Por que la unica que no luchaba? Eso era lo que Evelyn se preguntaba, en lo que sollozaba y se arrastraba por el suelo. Tenia nauseas y ganas de vomitar, acababa de hundir la mano dentro de si para sacar una llave y liberarse. No entendia por qué lo habia hecho, no entendia como habia sido capaz. La llave estaba helada en su mano, sin haber sido calentada por su cuerpo muerto. Vio por encima del hombro como las gemelas luchaban, incluso el militar. Pero las puertas seguian ahi, bloqueadas. Solo una de las llaves habia sido colocada. Los ojos de la mujer rastrearon el suelo con ansia, ahi donde estaban las cadenas abandonadas de las dos gemelas, esperando encontrar las llaves aun en las cerraduras de los grilletes, o abandonadas por el suelo. Debia huir, debia tomar las llaves, ponerlas en las cerraduras y escapar. Pero para eso... debia encontrarlas. 

Su cuerpo se lanzó corriendo, pisando el suelo humedo con pies descalzos, chapoteando en la sangre que empapaba el suelo y con el torso agachado para evitar las cadenas con ganchos que colgaban del techo. La luz de la linterna abandonada apenas iluminaba el cuarto, pero deseaba ver el destello de una llave metalica, por muy sucia que estuviera. Si las conseguia... Solo le quedaba correr hacia la puerta y rezar por que ellos entretuvieran lo suficiente a aquella mole, aunque viendo como habia lanzado por los aires a una de las gemelas y el estado de esta... Todos iban a morir en aquella jaula, como meros ratones a merced de la serpiente que les iba a devorar. Quizas ella era la unica que tenia la oportunidad de sacarles de ahi. 

Líquido que ahuyenta malos espíritus, agua bendita, cura a la gente con verdadera fe...el apocalipsis.

Todo esto a Harry le sonaría a las divagaciones de un demente...hasta ayer. Ahora todo a cambiado, a visto cosas que no tienen explicación, y realmente se sentía mejor gracias al liquido que le habían dado, fuera lo que fuera...No era el momento de dudar de las palabras, era el momento de actuar. Si iba a caer en esa isla perdida, seria luchando y ayudando a esa gente.

-Esta bien. Y no tienen una protección de esas para mi?- dice señalando sus trajes. Luego volvió a hablar. -Pues encontremos a la tal Dahlia. Díganme, que necesitan? Les ayudare con lo que sea amigos.

Luego se giro hacia Sara, poniéndole una mano en el hombro.

-Tranquila, no se asuste. Saldrá de aquí, yo la ayudaré.- le dice con una sonrisa- Parece que ha sufrido, que ha pasado? Y sabe algo más del resto de personas que venían conmigo?

Algunas personas tienen la capacidad de buscar la naturaleza en cualquier lugar, y Bar Harbor es uno de esos lugares. Bajo un cielo adverso encuentran como darle forma a un paraíso terrenal y también encuentran la fuerza para mover una montaña sin importar los obstáculos y el precio a pagar. Esa es la carga de La Orden y la obligación de nosotros Los Soldados. El saco de allí contiene ropas sagradas que facilitaran la tarea que nos aguarda. Que las divinidades sean favorables. – responde uno de los Guardias al señalar el saco que dejó Sara junto a la camilla. Luego va donde su compañero y juntos salen de la habitación tras asegurarse que no hay ningún peligro afuera. – Hay poco tiempo. Vamos. – Agrega el segundo Guardián antes de salir de la habitación y dejar la puerta entreabierta.

Luego que los dos hombres abandonan el cuarto Sara se abalanza sobre Harry en un fuerte abrazo. La pobre mujer tiembla como una hoja pero su voluntad persiste al hablar con su protector. – Muy abajo se encuentran las celdas de tortura y castigo. Allí están sus amigos… To…todo esto es demasiado… n…no puedo soportarlo. ¡Por favor no me abandone nuevamente! -  Sara finalmente declara su pena entre sollozos sin solar a Harry. Ella mantiene sus brazos sobre él, intentando rodearlo.

Armadura de La Orden.

Tubería oxidada.

Harry seguía a un paso de estar completamente fuera de control. Sus únicas directrices, en aquella orgía de ira y sangre eran 'Matar solo al tipo de la mascara' y 'Tratar de no morir'. Todas las demás consideraciones, como el sabor o lo asqueroso de morder aquella carne, las apariencias y formas de ser humano o los ruidos, gestos y ademanes eran completamente prescindibles. Tampoco prestaba especial atención a los problemas de sus hermanas de armas. Tal vez habría tiempo luego, ahora había que seguir mordiendo.

Enmedio de aquella carne asquerosa debían haber tendones. No importaba la fuerza que tuviera, no importaba que fuera la de una docena de hombres. Si cortaba a mordiscos aquél tendón del brazo, la mano soltaría el martillo.

Entonces cogería el martillo para aplastarle la cabeza una y otra vez hasta que el agujero en el suelo fuese un cuenco de sopa de sesos podridos con tropezones de parietal.