Partida Rol por web

-Seguidme.- El coronel avanza, con la espada en la mano izquierda y la otra libre por si tiene que manipular algo. Ahora si, Aaron vuelve a encabezar la marcha

Entonces el grupo inicia el ascenso por la escalera infernal, sorteando cadáveres colgantes y trozos de carne cual matadero de reces. El ambiente rodea lo irreal con tanta sangre y restos, tanto que hace parecer al hospital de Bar Harbor a un paseo por la playa.

Los tres niveles inmediatos superiores no dejan entrever mucho. Sendas cerraduras prohíben el acceso a los pasillos de los mismos y las puertas de barrotes parecen bastante resistentes a los intentos de roturas. Quizás un disparo en las cerraduras logre algo útil pero el ruido podría crear un problema aun mayor.

El nivel superior a esos no posee ni barrotes ni cerradura. Es tan solo un pasillo largo y oscuro acompañado por celdas con paredes de barrotes sin puertas aparentes.

Tal vez lo único llamativo es alguien que avanza hacia por el pasillo hacia el interior del mismo. La figura detiene sus pasos cuando el reducido grupo llega al inicio del pasillo.

Johan avanzaba a duras penas por los pasillos de la prisión que se habían vuelto una autentica visión del infierno en la tierra. Aquella escena le estaba poniendo los pelos de punta, pero tenía la esperanza de que pasara como en el hospital, que aquel espectáculo dantesco desapareciera tan pronto como vino. Al menos, estar pendiente de algo tan horrible le hacía olvidarse en parte de que ahora el grupo se había reducido

Cuando notó la presencia de alguien, apretó la mirada para intentar descubrir algo en la oscuridad, su primer impulso fue el de preguntar quien era, pero quien sabe si era una horrible criatura buscando victimas en aquel laberinto.

James seguía a Aaaron como mejor podía. El hombretón avanzaba a paso ligero escaleras arriba hasta que les condujo a aquel pasillo. Al otro lado del mismo vio algo que se movía. Una figura que se le antojaba como la de una persona y que andaba, se diría, alejándose de ellos. Pero de pronto se paró. Obviamente, se había percatado de su presencia. La situación no podía ser más tensa. ¿Qué hacer? Si fuese una bestia semejante a las del exterior, la respuesta que cabía esperar era que les atacase sin piedad. La pasividad con la que había respondido a su llegada, le hizo pensar que su naturaleza era otra. Y dado que estaban en un sitio que no conocían, escapando de algo que no comprendían, James pensó que no le quedaba más remedio que intentar comunicarse con aquello, fuese lo que fuese.

-¿Hola?-dijo intentando captar su atención-¡Hola! Venimos del exterior ¿puede ayudarnos?

El coronel se frena en cuanto oye ruidos, mira rápidamente el mejor sitio para ponerse y poder observar antes de tomar ninguna acción. Pero James no contiene su lengua y avisa a todos los seres a medio kilómetro a la redonda de que estámos aquí. El coronel no puede reprimir poner los ojos en blanco. Aún así se pone a cubierto y desenfunda la pistola. El sigilo ya no importa demasiado pero si es un enemigo lo coserá a tiros. Espero que no sea el jodido cabeza de pirámide otra vez.

Con el coronel encabezando la exploración los demás avanzan también con cautela, y es Joahn quien ademas dedica parte de su atención en el entorno. El fruto de su búsqueda llega pronto al descubrir otro cadáver colgante, tan similar como los demás allí presentes solo que este era algo peculiar. Era uno de esos guardias del hospital, tal vez no uno de aquellos que encontraron pero si coincide con las vestimentas.

El pobre tipo se encontraba crucificado en la pared de barrotes, completamente desollado y sin entrañas ni órganos. Dentro de la cavidad torácica otra cosa llenaba el vacío: Una caja de metal que se abre solo con una llave. La caja tiene una inscripción que dice “deposito 6”.

A los pies del cadáver Johan encuentra un hacha de leñador algo mellada y oxidada, pero muy útil para la situación.

Daño con el dado Mayor + Daño CaC

-¿Hola?-dijo intentando captar su atención-¡Hola! Venimos del exterior ¿puede ayudarnos?

Las palabras de James retumban por toda la estancia, llenando de ecos deformes de su propia voz por las celdas y las escaleras. La figura se encoge al oír la voz del joven empresario, luego gira y avanza despacio hacia el grupo.

Aaron apunta con su arma mientras refunfuña por la falta de sigilo de James, pero el daño ya ha sido causado. Toda la cárcel tal vez los haya escuchado y muy pronto centenares de criaturas se encuentren en camino, todas extasiadas por la carne de aquellos cuatro incautos...

La llama del mechero de gasolina por momentos decae y casi se apaga. Su luz decrece por ello y muy pronto se quedaran completamente a oscuras. ¿Que harán entonces a ciegas? La muerte podría llegar de mil maneras y jamás lo notarían hasta que sea muy tarde.

Entonces con las ultimas energías del mechero, la figura que corresponde a una persona toma forma. Es una mujer entrada en años, bastante mayor. Vestida de luto y harapos, con vendajes en sus manos y cuello.

- N....no me hagan daño... no robé nada, lo juro. No me lastimen p... por favor... - exclama la mujer al distinguir al grupo y confundirlos por otras personas. Ella cae de rodillas al suelo suplicando piedad, casi sin fuerzas. Su rostro, brazos y manos presentan magulladuras por una aparente golpiza bastante reciente.

La voz y el rostro de la mujer producen un revuelo en el interior de James. Una ola de recuerdos y sentimientos golpea al joven empresario. Sin lugar a dudas ella se asemeja muchísimo a su difunta madre. Pero aquello es imposible, su padre le había dicho que su madre murió hace muchísimo tiempo. ¿O no?

El coronel observa a la mujer con ojos desconfiados, pero no parece ser, a priori, una amenaza. Sin embargo un gesto del joven Johan le llama la atención. Un cuerpo, brutalmente torturado y crucificado. Aaron siente un escalofrío que recorre su espalda.

Es cierto que nunca se ha encontrado nada así, pero el coronel estuvo en una misión secreta, con orden de no contarla jamás y con rango de "máximo secreto". En el interior de China, cerca de la ciudad de Harbin, los americanos buscaban la localización secreta de una base japonesa, en ella, según sus servicios de inteligencia, se hallaba uno de sus máximos generales, esa información le resulto extrañísima a los máximos órganos del ejército americano ¿Qué hacía ese general en un pueblucho en vez de comandando sus tropas? así que decidieron enviar a un comando para intentar capturarle. Al llegar allí supieron que algo iba mal, una especie de base secreta japonesa, fuertemente protegida por gente armada que no eran soldados. El coronel, que ya empezaba a saber de la oscuridad de los japoneses se dio cuenta de que era la policia militar Kenpeitai, creada para preservar la pureza y siguiendo un malogrado estilo de fidelidad extrema y "honor" samurai. Pronto el traductor militar que llevaba consigo le dijo algo más, en los brazaletes ponía "excuadrón 731". EL coronel se puso blanco. Los servicios de inteligencia americanos habían descubierto recientemente diferenes "escuadrones especiales" japonenes, que se dedicaban a experimentos con seres humanos. Aaron frunció el ceño y notó que la rabia le inundaba. -Sin prisioneros, sin piedad, sin ruido, ni un tiro, a ellos.- Los soldados se arrastraron hasta las posiciones de los guardias en sus garitas y uno a uno los fueron degollando. Cuando consiguieron entrar en el edificio todos los temores del coronel se hicieron realidad. Cuerpos mutilados, atados a pareces con goteros y sustancias extrañas, médicos con semblantes siniestros que les observaron con alarma cuando muchos soldados, que no estaban prevenidos, devolvieron al ver semejante espectáculo. El coronel dio la orden. -Matadlos a todos.- Nadie se sorprendio de esa orden. Las metralletas pronto se quedaron sin balas, los soldados estaban coléricos. Cuando Aaron entró en el despacho del general este se había quitado la vida, haciendo sepuccu, antes de ser capturado. El coronel puso bajo cuarentena a todos los soldados cuando volvieron, no porque estuviesen enfermos, sino porque necesitaba que nadie hablase de ese tema, antes de que sus superiores supiesen de esto.

Al volver a revivir ese horror el coronel no se puede contener. Suelta la espada y recoge el hacha. Saca con sumo respeto la caja del cuerpo y la deja lentamente en el suelo. Luego con furia visigoda estampa el hacha contra la cerradura de la caja.

¿Que puede contener para hacer semejante brutalidad?

El hacha baja con fuerza hacia la caja de metal que previamente había sido ubicada en el suelo. La fuerza del golpe habría partido un hombre por la mitad, incluso un leño mediano también pero la caja es más resistente de lo que parece.

Chispas y una melladura importante es todo lo que deja el intento de forzar la cerradura de la misteriosa caja.  Es evidente que otro intento podría arruinar el filo del hacha, o incluso peor.

¿Qué significa “Deposito 6”? Es un enigma que solo pocos conocen y tal vez una persona tenga la respuesta, o la solución…

La inconsciencia e irracionalidad me había absorbido por completo, desde aquella visión de Jan todo en mi interior se derrumbó y ya no quería seguir viviendo más así. Cansada de los combates, los engaños y las persecusiones, buscaba un poco de paz y por ello había abordado aquel barco junto a mi pareja. Con una esperanza en mis manos y un sueño que cumplir. 

Sólo que el destino decide jugarme una mala pasada o tal vez, era el momento de comulgarse por tantos pecados. Sin importar el motivo, allí estaba cobrando una venganza contra un imposible y gracias a mi incipiente locura de todo o nada, comenzaba aquel ciclo de perdidas y golpes contra la pared. 

La fortaleza de aquel ser que de humano tenía poco, no sólo me explota el brazo sino que aletarga más aún mi muerte. Presa de la desesperación y el dolor, todo ataque en contra de esa cosa resultaba ser funesto. Era como pegarle a una pared y es probable que salías mejor de ello. 

Ahora yacía en el suelo revolcándome de dolor, observando la fatalidad del acto y deseando con todas mis fuerzas que mi hermana se detenga. Ella no debía morir, yo si. - ¡Detente Julie! ¡No más! - grito con fuerza siendo un verdadero charco de sangre, si debía morir desangrada al menos tenía que ser a su lado. 

Un triste final para todos mis sueños, un triste final para mi osadía.

James echa la mano mientras pronuncia su pregunta. Al volverse la figura hacia ellos no puede evitar reconocer ciertos rasgos que le resultan familiares. Los ojos del empresario se abren como platos y la boca se entreabre debido a la sorpesa. No, no puede ser. Es...muy mayor pero...esos rasgos. Ella...tendría...¿65 años?...

La voz de la mujer no dejaba lugar a dudas y esa mirada,...entanto la penumbra le permitió verla...Esa mirada triste, llena de dolor. Esa mirada era la misma. Esa mirada no era culpa de este lugar, ni de las ánimas que gemían atormentadas por a saber qué torturas. Esa mirada era obra de J.W.Bartlevy. 

-¿M...madre?-James pronuncíó estas palabras balbuceante, como las diría un niño perdido que acaba de encontrar a su madre. Por un momento dudó. Por un momento temió que aquello fuera solo una trampa de aquel horrible lugar para confundir su mente, pero esa mirada, no hay nada ni nadie que la pudiera imitar.

James corrió a abrazarla, sin dudar. 

James corré hacia la mujer para abrazarla y protegerla. Tal vez sea su madre tal vez es una jugarreta de la pesadilla viviente que los rodea. Es difícil saber con exactitud.

La mujer intenta gritar por el brusco contacto físico, pero en algún recóndito lugar de su mente algo acciona el interruptor adecuado. Entonces la maltrecha mujer termina abrazando al joven. - N..no... tercer giro a la izqu... no... el celador... la llave... N...no. - alcanza a balbucear en medio de divagaciones sin sentido.

Había empleado bien mi arma como si fuera una lanza. Pero claro esa cosa no estaba viva. O no estaba viva en el mismo sentido que dábamos nosotros a la vida. Ese ser era un demonio de otro mundo o dimensión. Tenia que serlo.

Pero daba igual. Si sangra podemos matarlo. Y había sangrado ya.

El problema fue que nosotros también. Cuando vi el brazo destrozado de mi hermana una neblina rojiza me embargo. Solo me pasaba cuando estaba realmente furiosa. Y ahora lo estaba. No es que mi hermana estuviera herida. Es que si lográbamos salir de aquí estaría lisiada de por vida.

Y yo mejor que nadie sabia lo que eso significaba.

Iba a descuartizar a esa cosa. Notaba como una fuerza insana y oscura me embargaba. Y desde luego me iba a entregar a esa oscuridad para destrozar a esa criatura. Quería arrancarla las extremidades una por una. Y molerla a palos con sus propios brazos.

Tenia un barra iba a golpear a esa cosa con todas mis fuerzas en su pierna. Si podía rompérsela por fuerza tenia que caer al suelo y luego podría destrozarla. Era lo mas que podía pensar en mi estado de furia homicida. Ni escuche a mi hermana. No importaba. Solo queria destrozar a esa cosa. Como si tenia que hacerlo a mordiscos daba igual.

Había empleado bien mi arma como si fuera una lanza. Pero claro esa cosa no estaba viva. O no estaba viva en el mismo sentido que dábamos nosotros a la vida. Ese ser era un demonio de otro mundo o dimensión. Tenia que serlo.

Pero daba igual. Si sangra podemos matarlo. Y había sangrado ya.

El problema fue que nosotros también. Cuando vi el brazo destrozado de mi hermana una neblina rojiza me embargo. Solo me pasaba cuando estaba realmente furiosa. Y ahora lo estaba. No es que mi hermana estuviera herida. Es que si lográbamos salir de aquí estaría lisiada de por vida.

Y yo mejor que nadie sabia lo que eso significaba.

Iba a descuartizar a esa cosa. Notaba como una fuerza insana y oscura me embargaba. Y desde luego me iba a entregar a esa oscuridad para destrozar a esa criatura. Quería arrancarla las extremidades una por una. Y molerla a palos con sus propios brazos.

Tenia un barra iba a golpear a esa cosa con todas mis fuerzas en su pierna. Si podía rompérsela por fuerza tenia que caer al suelo y luego podría destrozarla. Era lo mas que podía pensar en mi estado de furia homicida. Ni escuche a mi hermana. No importaba. Solo queria destrozar a esa cosa. Como si tenia que hacerlo a mordiscos daba igual.

Harry asiente ante las palabras del Soldado. Mientras estos salen por la puerta, el detective abre el saco y empieza a vestirse con las ropas sagradas.

Una vez los dos Soldados han marchado, mientras Harry se está colocando una de las botas del pesado traje, de repente se encuentra con la mujer que se parece tanto a su mujer abrazándole y dándole las gracias. Este la mira con sorpresa.

-Está bien, no la dejaré, lo prometo Sara.- Durante unos segundos la observa, mientras se coloca el mono.

-¿Sabe? Usted me recuerda mucho a mi mujer...se parecía mucho a usted. Pero ahora se que no es usted. Mi mujer... mi mujer murió.- Dice con tono apesadumbrado, pero luego saca fuerzas de su interior y vuelve a sonreír.

-Por eso no la dejaré morir, ya lo hice con mi mujer, así que pienso arreglarlo con usted. Haré todo lo posible para que salga con vida de está, Sara. Y aunque esto no sirva para remediar todo el daño que le hice a mi mujer, al menos podré devolver un poco de esperanza a este mundo.

La mira con una sonrisa, luego se pone el casco y coge la tubería.

-Está bien, para abajo para ir a salvar a mis amigos, ¿no? Pues vamos.- Dice dirigiéndose hacia la puerta, pero antes de salir se gira hacia ella.

-¿Sabe de alguna salida cercana? Si quiere la ayudo a salir antes de ir a buscar a mis amigos, como dije, quiero ayudarla a salir de aquí.

Las palabras de su madre le desconcertaron. Parecía que les estuviese dando alguna pista...tercer giro a la izquierda...celador...llave. ¡Un momento!¡La llave!...¡Depósito 6!

Sin dejar de abrazar a su madre con su brazo izquierdo, se giró hacia el militar que ponía todo su empeño en destrozar la pequeña caja de metal para llegar a su interio, mientras rebuscaba en su bolsillo derecho.

-¡Déjalo!...¡Aaron!¡Tengo la llave!

Lo que reluce en la mano de James es una pequeña y sencilla llave. Por fin decide soltar a su madre sonriéndole y se acerca para meterla en la cerradura de la caja, esperando que el golpe que había recibido no la hubiera dejado inservible.

El coronel vuelve a levantar el hacha con ira, dispuesto a romper el filo, la caja y todo, pero la llamada de James le saca de su "mini estado psicótico", le mira con los ojos inyectados en sangre, sin reconocerlo en un momento, pues su mente todavía está en China, sin embargo el no es uno de sus soldados, no es un japonés al que matar, ni uno de los sujetos de prueba que tuvieron que rematar para ahorrarles el terrible sufrimiento que padecieron, no, el era... James, si, eso. El coronel recuerda donde está, lo que está pasando y se maldice a si mismo, no puede permitirse el lujo de perder los estribos en un momento así...

Al final se aparta de la caja, para que la abran, le pasa el hacha a Johan sin decir nada, claramente le puede venir bien ir armado, aunque sea con un hacha. Mientras el coronel recoge su espada del suelo y respira hondo para calmarse mientras observa lo que sea que vaya a estar en la caja