Partida Rol por web

Esto vio Aaron pero igual sirve para uds. 

Al llegar allí puede ver, desde la entrada al recinto sagrado, un pequeño grupo de sobrevivientes hablando con las gemelas y con la mujer llamada Evelyn. Entre los demás se encuentra el doctor y dirigente del hospital, el doctor Vannacutt.

También cuatro guardias y un par de enfermeras conforman el reducido grupo.

Esto es para que les sea mas fácil enganchar la conversación previa a vuestra llegada. 

El personal sanitario que se encuentra con el doctor asiste a Evelyn y su prominente herida en su espalda. Es un corte algo profundo que pronto es desinfectado, suturado y vendado. Luego le proporcionan una taza de café caliente esperando que recupere sus fuerzas.

 -Afuera hay un tipo con pintas de maton que asegura ser un mayordomo, en un coche y con una thompson, que dice que está aquí para "recogernos". También asegura que la mayoría de este pueblo han muerto por seres en las calles... ¿Alguien podría explicarme algo? Por favor-

El  doctor no se sorprende con la llegada de Aaron acompañado por el resto de la comitiva. Sin dejar que las dudas se apilen la respuesta no tarda en llegar a los oídos del coronel. – Hola a todos. Es bueno verlos. El “Maton” es Alan Krebs, el mayordomo del Alcalde Martinson. Krebs es como ustedes, alguien “de afuera”. –

¿Conoce usted a esa mujer? La encontramos anoche, mientras escapábamos de unos extraños engendros que nos querían atacar.

 Vannacutt mira extrañado a Sara, la mujer que acompaña al resto del grupo. Duda por un instante pero responde con tono decisivo. – No. Y tampoco es de aquí… vaya, no recuerdo recibir más “extraños” aparte de ustedes pero tampoco he podido atender todos los asuntos del hospital y a todos los pacientes. Lamentablemente el grupo de enfermeras que atiende los pisos superiores aun no han regresado. –

- Mire, lo único que deseo es salir de aquí con vida. ¿Qué posibilidades tengo de que no baje el diablo y quiera enfiestarse conmigo? ¿Acaso debo vender mi alma para no quedar como su enfermera? –

Por último Vanaccutt  responde las palabras agresivas de la gemela - El Alcalde ofreció su inmensa vivienda para ustedes pero yo le recomendé que el traslado serie cuando ustedes sanen sus heridas. Veo que ahora dado la situación y los últimos sucesos Martinson decidió enviar a alguien por ustedes. Digamos que es un hombre impaciente… -

Desde luego que el jefe del hospital respondió algunas cosas y otras no. El resto de sus hombres comienzan a organizar los enseres para abandonar la capilla.

Johan se seguía quejando por los dolores mientras andaban por los pasillos hasta que tuvieron la fortuna de encontrarse con el doctor y el resto. Parecían encontrarse todos bien, o al menos eso aparentaban. Este se acercó al medico y por un momento dudó si preguntarle acerca de su herida, pero algo, un palpito evitó que lo hiciera. También tenía otras preguntas para una de las personas presentes pero era mejor guardarla para otro momento

-Nuestra mejor carta ahora es entrevistarnos con el alcalde y ver si dispone de algun vehiculo que nos permita salir de este infierno. Quiero volver...

Intentando aparentar una sensación de chico fuerte, se derrumbó superficialmente, una mueca de profunda tristeza se dibujó en el muchacho

Finalmente el grupo consiguió encontrar la capilla. Cuando llegaron, vieron a Aaron con un sable en la mano, Harry lo observo con curiosidad.

Una vez dentro, se encontraron con el resto de las compañeras, junto al doctor y meás personal.

Un matón, con una Thompson? Como si esto no pudiera ser más raro. Así que alguien de “fuera” ese tal Krebs...estaría bien conocer a alguien de fuera de esta locura.

Con que la misteriosa mujer ha aparecido de la nada? Harry la observaba de reojo, se parece tanto...

Cuando escucho lo de el alcalde y las posteriores palabras de Johan, el detective de homicidios se subió rápido al carro.

-Estoy de acuerdo, si ese alcalde quiere vernos...marchemos pues. Quizá pueda ser “más” explicito de lo que son son por estos lares y explicarnos mejor que coño esta pasando.-

Sin añadir que el detective estaba ansioso por abandonar el hospital.

-¡Oh!, bien-dice James complacido-S No sé qué querrá el alcalde de nosotros, pero no quiero hacerle esperar. Especialmente si como dice usted, es un hombre tan impaciente. Además ya le hemos causado suficientes molestias por aquí. Gracias por todo, doctor. Hace un gran trabajo aquí. ¿Nos puede indicar cómo llegar hasta su casa?
 

Miro con sarcasmo al doctor. -Claro, porque usted es americano, de padres americanos, de abuelos americanos y así hasta los indios...- Digo con cinismo. Luego continúo hablando de forma más normal. -En cualquier caso aconsejo prudencia con el alcalde, si ese es su "mayordomo" quiero ver como es el resto de personal a su cargo serán parecidos, pero si vayamos ya.-  

Camino hasta la puerta y al llegar a ella me paro y me vuelvo. -Gracias por atender nuestras heridas.- Digo ahora muy serio.- Cuando pueda ponerme en contacto con el ejército haré que envien tropas para acabar con estas pesadillas y evacuen a la gente- Dicho eso el coronel vuelve a girar sobre sus talones y sale de ahí con paso paso firme.

Observo como van ingresando mis compañeros,  incluido el Coronel a quien le evito la mirada ya que no ha quedado muy bien luego de nuestro encuentro "cercano". De fondo escuchaba las respuestas y preguntas de todos, prestando una minuciosa atención al Doctor. 

Siempre he controlado los escenarios sola o con mi hermana, era nuestro campo de acción  y nada se dejaba a expensas de agentes externos porque el control de la situación era nuestro. ¿Por qué habría de creerle a un grupo de desconocidos y seguir todo al pie de la letra sin saber donde en verdad me estoy metiendo? 

Mi idea era clara, una vez que salga al exterior no me metería en otro escondrijo como este. Estaban todos demasiado locos como para acceder. ¿Qué beneficio tendría?  Ninguno y volvía a sentir esa maldita sensación de no poder controlar nada. 

-¿Por qué el alcalde desea vernos?  ¿Tan importantes somos? - pregunto al Doctor quizás buscando la clave para querer meterme en ello o desistir. 

A mi lo que dijo el Doctor me sonaba a nada. Por que en realidad era eso. Nada. Por que lo único que hacia era hablar pero no decía nada.

El General regreso y comento algo que a mi ya me sonaba de película. Si es que todo lo anterior que habíamos visto no lo era.

¿Venían a buscarnos? Genial…

Así que somos los invitados forzosos del Alcalde. Interesante…

Mire a mi hermana cuando dijo lo que casi todos debíamos de pensar. 

Si es muy interesante hermana. Pero supongo que nos tocara averiguarlo a nosotros por nuestra cuenta.  Por que yo no me fiaba de nada de lo que dijera ese Doctor. ¿Supongo que no tenemos opción? Pues cuanto antes mejor.

El grupo en general no opuso demasiada resistencia a la noticia de Vannacutt sobre la “invitación” del Alcalde Martinson. Las extrañas personas que se encontraban con el jefe del hospital terminaron de juntar sus pertenencias para tomar diferentes direcciones dentro del hospital. Su facciones distaban mucho de la gente del continente, simplemente eran “extraños”.

En cambio el doctor permaneció allí para escuchar lo que tenían para decir…

Gracias por todo, doctor. Hace un gran trabajo aquí. ¿Nos puede indicar cómo llegar hasta su casa?

• ¿Cómo llegar? Supongo que ese tal Krebs los llevará. La salida se encuentra por allí – señalando el pasillo principal por donde regreso Aaron – No deseo cruzar mi camino con el “forastero”, jamás asistió a las misas y no me cae bien pero es el hombre del Alcalde. En fin… - Luego de responder a James el doctor se da cuenta que dijo algo que no era para los oídos del extraño grupo.

. -Claro, porque usted es americano, de padres americanos, de abuelos americanos y así hasta los indios...-

El rostro del doctor cambia para mal, su mirada encierra mucho odio pero sus palabras disienten. – Mi familia y el resto de la Colonia son de autentica cepa. Somos auténticos colonos Ingleses, gentes sin “contaminar” y devotos de la Iglesia que no deseamos intrusos del continente. – Deja una pausa en el aire para tomar una pastilla que guarda en el bolsillo de sus ropas y continua – Por cierto, no olviden regresar antes del anochecer para cambiar sus vendas. – termina de responder al coronel con una amplia sonrisa.

Para finalizar el doctor recoge media docena de antiguos libros forrados en cuero, luego responde a las gemelas antes de salir de la capilla. – Mi tarea con ustedes ha terminado y de no ser por los caprichos del Alcalde el destino de ustedes seria otro. Además Martinson es quien mantiene el pueblo en pie. Negar una solicitud de él es poco inteligente. Que la santa trinidad les acompañe. ¡Adiós! -

La mujer que había llegado junto a los dos Harrys toma asiento en la capilla, junto al teniente Wood. Los dos parecían dispuestos a permanecer allí, uno por su extraña inestabilidad mental y el otro por su herida en el rostro. Algo que por cierto era previo a su arribo a Bar Harbor.

Cuando los compañeros de Harry le preguntaron qué haría, este les dijo que los alcanzaba después y la mujer asintió sus palabras. No deseaba separarse de él tan pronto.

Nos quedaremos aquí por el momento. Tengo miedo de abandonar este lugar. –

Aquellas fueron las únicas palabras que salieron de la boca de la mujer llamada Sara…

Luego los demás siguieron los pasos de Aaron Michalson hacia la calle…

Dejando a Harry y a la extraña mujer atrás el grupo siguió los pasos del coronel hacia la salida con paso decidido.

Todo el hospital se encontraba en el mismo estado de abandono y decaimiento. Por momentos era complicado sortear algunos montículos de basura compuesta por sillas, camas, papeles, colchones y otros elementos.

Tal vez lo más sobrecogedor fue encontrar una pila de cadáveres junto a la salida del hospital. Eran cuerpos de pacientes, varias decenas de cadáveres que alcanzaban el techo sin dificultad.

Aaron apenas se inmuto. Sus experiencias en la guerra no distaban mucho de aquello pero los demás tuvieron nauseas por la mera visión.

Al grupo les llevo un minuto sortear el terrible espectáculo de muerte y pestilencia. Luego de eso llegaron a la calle sin dificultad.

La calle del hospital parecía ser una pequeña avenida central pero la niebla no le dejaba otear más allá de los cien metros.

Apenas nació el amanecer los nubarrones y la niebla cubrieron todo. El mar y el cielo se unieron en el horizonte a través de la niebla, sin velocidad aparente porque todo era engullido por las brumas marinas. Entonces las sombras nacientes desaparecieron para dar paso a la penumbra perpetua. El sol desaparecía para siempre…

Solo la brisa que llegaba desde el puerto se abría paso entre la densa niebla pero de inmediato la quietud volvía a ganar. 

Superando el mal clima todos vieron el automóvil y su chofer. Un misterioso hombre espera por todos parado al lado de su vehículo. Krebs Viste un grueso sobretodo y un sombrero negro remata su atuendo lúgubre.

Una gran ametralladora descansa sobre el capo.

Muy bien. Los trajo tal como prometió. – Saludó nuevamente a Aaron con su voz socarrona.

-Krebs, ¿eh?-dice James asintiendo-una oveja descarriada, ya veo. Bueno, todo lo que necesito es que nos lleve donde el alcalde. Cuídese.

James le tiende la mano dispuesto a salir a la búsqueda del tal Krebs pero es él el que los encuentra. Un tipo de aspecto extraño, excéntrico...siniestro incluso, que parece sacado de esas películas de terror, tan de moda. Muy apropiado para aquel lugar de locos en que se había convertido el mundo. 

Al salir al exterior, James se tuvo que cubrir la nariz para no vomitar debido al olor de descomposición de la carne humana procediente de quellas pilas de cadáveres, amontonados sin ningún tipo de consideración ni decoro. 

La bruma lo cubría todo impidiendo ver en la distancia. 

-¿Siempre está así?-preguntó a su guía, señalando al cielo. Krebs no contestó. Tan solo se sonrió. 

Luego llegaron hasta el coche. En un lugar donde era fácil encontrarse seres mutantes con ganas de comer gente, no le sorprendió ver una ametralladora. Él llevaría una si la tuviese. 

Muy bien. Los trajo tal como prometió. – comentó aquel hombre. 

James se mantuvo en silencio, esperando a ver qué contestaba Krebs.

Llego hasta el coche y me encuentro de nuevo al tipo, de nuevo me dan ganas de meterle una bala en la cabeza, pero no es el momento... solo espero no arrepentirme más tarde. Pienso mientras envaino la espada.

-Así que ahora usted nos sacará de aquí tal y como prometió- La voz del coronel tiene un tinte de ira que no se esfuerza por disimular.

Entro en el coche sin esperar presentaciones y miro al resto. -¿Nos vamos o no?- Digo mientras hago gestos de impaciencia con la mano, cuanto antes salgamos de este hospital mejor... espero.

Evelyn se mantuvo en silencio durante todo el rato, escuchando las cosas mientras las enfermeras la atendian. Sintio un gran alivio cuando las vendas fueron cambiadas y las heridas limpiadas. Aunque el verdadero dolor seguia en su cabeza, no podia evitar recordar una y otra vez aquellos ojos azules, tan tiernos y a la misma vez tan afilados. Unos ojos iguales a los suyos, pero en un bello rostro de porcelana, pintada en la juventud. Inocencia y delicadeza vueltos violencia y rabia. Odio en la mas pura esencia. Esas eran sus pesadillas. Por eso casi le tomó por sorpresa que todo el mundo decidiera salir detrás del alcalde.  Vagó la vista por la capilla, sin demasiadas ganas de seguir a las gemelas a ningun lado, pero quizas asi averiguaria como volver a casa pronto. 

- Volveré tan pronto como pueda, muchisimas gracias por su labor, que Dios les cuide.- Cogio entre sus manos las del medico, inclinandose levemente, antes de partir con el resto del grupo, arreglandose el vestido como pudo, asi como frotandose las mejillas para eliminar todo rastro de maquillaje fuera de lugar. Sus labios no se volvieron a abrir, nisiquiera tras salir de aquel lugar. Unicamente lo hicieron al ver los cadaveres amontonados, sintiendo fuertes nauseas y un leve mareo. Apretó sus pasos para salir rapidamente de aquella zona, respirando hondo. Pero la niebla no era mucho mejor. Era tan densa que se podia cortar con un cuchillo, pesada y cargada de dolor, no podia explicarlo bien. Contempló al hombre de arriba a abajo, asi como detuvo sus ojos sobre la metralleta del coche. ¿A que dispararian...?

A Harry le cuesta dejar a esa mujer, de nombre Sara allí, me recuerda tanto...Pero finalmente niega con la cabeza, no no, no puede ser ella, lo sabes. Ella...no esta. El estrés de la situación te ha hecho confundirla, lo mejor es dejarla atrás, esto no nos ayuda en nada.

Con las manos agarro el medallon que lleva colgando de alcohólicos anónimos con fuerza. Luego sale de la iglesia.

Ve como la mayoría de sus compañeros reaccionan con horror ante los cadáveres, pero Harry aguanta, como agente de homicidios, esta acostumbrado a ver escenas peores.

Una vez llegan al coche saluda con la cabeza al chófer, sin decir nada, hasta que repara en la thompson.

-Así que una thompson eh? Un par de veces he tenido alguna en mis manos en redadas. La verdad que te hace sentir poderoso tener una de esas pequeñas entre los brazos...

Sin despegarme de mi hermana camino junto a ella luego de las respuestas ofrecidas por el Doctor que estaba mas loco que nosotras dos juntas. Al margen de ello nada me convencía y en cierta forma me preocupaba la forma en que todo el grupo reaccionaba como si hubieran sido lobotomizados. 

Obedecían y en verdad creían absolutamente todo, bajo ningún aspecto pusieron en tela de juicio la versión del Doctor y me daba a entender que las personas cuanto mas expuesta al peligro se encuentran, más idioteces hacen con tal de salvarse. Obviamente dejando de lado todo el raciocinio que una persona normal tendría. 

Por suerte con mi hermana éramos muy distintas, primero dudabamos y luego era comprobar fehacientemente todo hasta obtener resultados o alguna información clave que nos permita avanzar a más. De momento teníamos una cita con el Alcalde de una ciudad en ruinas y no quiero imaginar como será en apariencia dada la imagen general de los habitantes. 

Un focil viviente como mínimo esperaba, ya me iba haciendo a la idea. Incluso cuando caminamos por el largo y estrecho pasillo, le indico con un gesto a Julie para que observe la cantidad abismal de muertos que allí se encuentraban. Nada bueno reflejaba. 

-Nada bueno... prepárate para lo peor. -expreso entre susurros al salir y encontrarnos con un auto cargando en su capot a modo de "puedo ponerme violento" una metralleta cuyo dueño parecía sacado de película.

Johan cada vez estaba menos confiado en que fueran a salir vivos de aquella horrible situación. Y aquella pila de muertos lo demostraba, ¿Donde demonios estaban? Con las criaturas de pesadillas, los edificios derruidos y los cuerpos. Parecían que habían aterrizado en el mismísimo infierno. El hombre armado con la ametralladora no inspiraba mas confianza que aquel doctor, incluso menos. Pero parecía bastante claro, que si no contaban con ningún tipo de ayuda, jamás podrían salir de ahí. 

Se mantendría el resto del viaje pensativo, mirando  al exterior y pensando en su particular infierno

El rostro de Krebs se endureció al presenciar la totalidad de los compañeros de Aaron. Bufó molesto antes de subir a la limousine de importación luego de guardar su arma – A ver,  ¿como se acomodarán? No hay lugar para todos y solo voy a llevar a cinco. Alguien deberá ir encima de otro – luego encendió el motor del Vauxhall, el cual rugió sin dificultad y agregó para los demás – No me pagan por hablar con ustedes y aunque tampoco lo haría si me pagasen pero les diré una maldita cosa. Si el clima empeora deberán correr por sus vidas o… no habrá munición que alcance. ¿Entendido? – desde el interior abrió las demás portezuelas del coche y espero a que el grupo decida como abordaran el automóvil.

Una vez que salimos al exterior y luego de adaptarme al entorno, escucho la voz de un tipo bastante impaciente. Al parecer el Alcalde nos había ofrecido su limusina pero no había suficiente lugares para todos, era quedarse afuera o ir sentado encima. 

Dudando un poco, le dedico una mirada mi hermana y luego al resto, tampoco tenía mucho que pensar. - Julie y yo juntas, nos encanta. - afirmo en un tono cordial pero no dejaba de ser imperativo ya que prefería ir encima de mi hermana antes de los otros. Además calculo que el Coronel no nos querrá muy cerca y miss soberbia tendrá que romper sus barreras para sentarse sobre las piernas de un hombre.

Así que sin mediar palabra me introduzco tironeando de la mano a Julie hacia el interior del coche.- Como en los viejos tiempos hermanita, sólo que debemos portarnos bien.-  bromeo a mi gemela en un tono picarezco mientras esperaba que se acomodara así me sentaba sobre ella. 

Los modales de Krebs molestaba a James sobremanera. La mala educación nunca le había gustado. Era disculpable en aquellas personas que no la tenían porque no habían podido acceder a ella pero en el caso de aquel tipo, estaba claro que se dirigía a ellos de esa forma porque quería. No, no voy a bailar al ritmo de tu música, maldito sociópata.

-No hace falta que hable-contestó James sin perder la compostura-, solo que escuche. Dado que es el alcalde el que tiene interés en hablar con nosotros, le sugiero que se esfuerce un poco más en hacer su trabajo. Estamos en Bar Harbor ¿Cuánto hay hasta la casa del alcalde?¿10 minutos en coche? No pueden ser más. Es sencillo, haga dos viajes. Yo no tengo inconveniente en esperar al segundo turno. Y si no, seguro que encuentra alguna forma de explicar al alcalde que no pudo cumplir con sus deseos porque solo le cabían en el coche cuatro personas.