Partida Rol por web

Aquella sonrisa en mi rostro comienza a desdibujarse como si estuviera pintada sobre mi piel y un balde de agua cae sobre ella borrando todo registro. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo porque aquel acto de osadía se ve perpetuado por dos variantes, la primera el temor de mi hermana que aferrada a mi espalda sentía como temblaba del miedo. Nunca en mi vida la había visto de esa forma, algo de sospechar sin dudas.

Y en segundo lugar, fue la reacción de esa cosa muerta que descarga su metralleta contra mi hasta que un cuadro me salva de milagro, si aquella pintura indemne a la atrocidad reinante es quien me otorga el milagro de vivir un día más, salvándome de ser el alimento de esa cosa. 

Inundada por el temor sujeto la mano de mi hermana y comienzo a correr, no fui capaz siquiera de observar el entorno sólo me limité a escuchar como esas criaturas desgarraban la piel y comían la carne de una forma tan voraz al punto de perturbar mi mente. Era un conejo en medio de una jauría de lobos, donde no tenía más escapatoria que salir de allí con intenciones de que no me atrapen. 

¿Desde cuando el miedo hacía mella en mi? ¿Tan loca puedo estar? ¿Qué sucede aquí? 

Ninguna respuesta a todos esos interrogantes, tampoco me detuve a pensar que hacía el resto porque sólo buscaba sobrevivir por mero instinto primario, luego de ello seguía mi hermana. Hasta que el escenario delante de nuestro cambia y un horrible sonido, semejante al de una sirena, hace que tape mis oídos y al alzar la vista noto la transformación de las paredes que terminaron por espantarme, al punto de caer al suelo apoyando la cabeza sobre las rodillas rezando con una mano levantada ...

-Padre nuestro que estás en lo cielos... santificado sea tu nombre... Venga a nosotros tu reino... - hablaba entre susurros mientras me balanceaba en el suelo totalmente perdida por el miedo. No era una persona de fe pero ante la horrible situación actual no tuve más opción que buscar el abrazo de dios, como último recurso porque sabía que la oscuridad era una dama muy peligrosa, en varias ocasiones había compartido sus deseos conmigo pero hoy me estaba haciendo pagar el precio más caro de mi maldita e insignificante vida. 

En mirad de aquella oscura locura, que la camisa nazi ardiendo apenas podía horadar, la fortaleza y calma de Harry parecían un faro más luminoso que la propia antorcha.

Vio que algunos de sus compañeros tenían serios problemas para mantener la calma, y tal como pasaba en el frente con soldados novatos, tal como en su día le había pasado a él, el choque del horror, del miedo y de la incertidumbre, de la cercanía de la muerta contra una mente equilibrada la hacía tambalearse o volcar.

Wood se agachó delante de Jules y Julie, que a buen seguro estaba cerca.

Mantened la calma Dijo tranquilo. El miedo es natural, pero nunca es un buen consejero. Trató de hablar con calma y dulzura, y miró un par de veces alrededor, por si aparecían cosas raras. Sentarse a horrorizarse o a temblar no mejorará la situación. Sonrió a las damas. Ustedes pueden sobreponerse a esto... Le tendió la mano para ayudarla a levantarse. Arriba. Éste no es buen sitio. Llegaremos a la capilla y todo mejorará al amparo del Señor.

Miró al resto, tanto si la mujer aceptaba su ayuda como si no, y les habló. Va por todos. Sobrepónganse a los nervios y centren sus esfuerzos en mantenerse atentos. No teman lo que no ven, ni a lo que imaginen, o lo temerán todo y serán un peligro para los demás y para sí mismos. Céntrense en lo que se ve y se oye, y en mantener la cabeza fría.

En vista de que era el que mantenía mejor la calma tras la carrera delante de la resucitada 2º Panzerdivision Das Reich, intentó abrir camino y que los demás le siguieran, aunque si alguno se rezagaba o necesitaba su apoyo moral, se detendría a darle apoyo como hizo con Jules.. o Julie? La que fuera.

Al retirar el cuadro veo un símbolo en rojo, aunque estoy muy ocupado como para ponerme a pensar en que significa.

Me pongo a bajar las escaleras cuando todo cambia. Primero escucho los gritos de dolor. !¿HABÍA GENTE ARRIBA!? Me giro dispuesto a volver a por los que queden, cuando todo a mi alrededor se distorsiona. ¿Que... que es esto...? Siento una sensación de mareo, de claustrofobia, de falta de aire. Mi pulso está totalmente disparado. Noto un rápido, pero no por ello menos débil, bombeo, sobre todo en la zona del cuello y la frente. Joder, creo que he superado mi anterior marca. 

Me quedo parado. ¿Ésto es alucinógeno? ¿Es el maldito apocalipsis?  

Escucho a una de las rubias rezar. Buena idea. Hay que ponerse en paz con uno mismo, esto no parece que tendrá buen final.

El teniente los hace moverse, parece que al final a la capilla se le considera lugar sacrosanto.

Cierro la marcha en silencio, con una mirada algo siniestra.

Yo no entendia nada. Habita visto y hecho un montón de cosas que la gente no dudaría en catalogar de maldad en estado puro. Incluso de Demoniaco. Pero todo esto me superaba con creces. 

Zombies Nazis que salían de la nada. Y cosas mas raras y extrañas. Si no hubiera sido por que mi hermana Jules tiro de mi. Estaría muerta.

No podia entenderlo. ¿Desde cuando había tenido miedo? No recordaba haber tenido miedo o duda. Y este extraño y enfermizo lugar no hacia mas que superarme una y otra vez. 

Seria que me recordaba al Orfanato. Un escalofrío recorrió mi espalda de solo recordarlo. Ese sitio si era el único que consideraba que podía darme miedo. Pero este sitio lo superaba con creces.

Escuchaba a mi hermana rezar y entonces se acerco el soldado.

Cuando quiera tu compasión te lo dire. bastante me jodia estar muerta de miedo como para que un hombre se acercara a consolarme como si fuera una aldeana en apuros.

Ya actuaron todos. Espero tu narración para actualizar, que a más tardar será mañana. ;)

Aaron no lo notó pero detrás de la obra de arte había un símbolo de color rojo sobre la pared. Con la aparición de los muertos caminantes el extraño dibujo apenas pasó desapercibido y luego de la balacera mucho menos porque el coronel ya había tomado distancia a toda prisa. 

El resto tenia mejores planes que plantar lucha a un montón de muertos vivientes con ganas de acribillar a todos los que se encontrasen allí. Simplemente echaron a correr escaleras abajo.

El símbolo tiene la apariencia de una circunferencia con un aro y un círculo interno, todo el grabado es de color rojo carmesí. En el círculo interior hay un diseño triangular con marcas curvas, mientras que en el aro hay caracteres extraños, de diferente tamaño y profundidad.

La mera visión del símbolo – por fugaz que sea – queda grabada a fuego de todo aquel que tiene la oportunidad, o la maldición, de contemplarla. Durante el tiempo que el observador contempla el símbolo, el tiempo no avanza y los recuerdos de un tiempo olvidado fluyen en la mente del espectador… 

pharus, pharus, pharus...

Esas palabras llegaron al coronel al ver el símbolo...

Johan había corrido con todas sus fuerzas de aquella pesadilla extraña. Aun no lograba entender que había visto cuando otro infierno se había desatado. Las paredes parecían estar descomponiendose. Se había quedado paralizado y casi se cae de espaldas al intentar alejarse de absolutamente todo pero logró recomponerse mientras miraba al resto estupefacto. Nadie parecía entender que estaba pasando e incluso algunos estaban volviéndose locos o desesperándose. Y no era para menos.

-De acuerdo... Esto es muy extraño. Nose si estamos todos viendo lo mismo o siquiera si sois reales. Pero no voy a arriesgarme a hacer nada extraño ni mucho menos a quedarme aqui y que me sigan drogando o a saber. 

a estas alturas, esperaba que todo fuera un mal sueño.

-Deberíamos salir del hospital y dirigirnos a la salida. Yo voto por esperar a que nos recompongamos un poco y nos pongamos en marcha. Cuando mas estemos aquí... Johan no se atrevía a terminar la frase, tanto por incertidumbre como por miedo.

No sabía el motivo de mi vuelta a la realidad, si el poder del rezo cumplió su cometido o las dulces palabras del soldado habían aliviado el pesar de mi alma, recordándome a alguien que he amado con locura. Solo era consciente de que el miedo estaba pasando como si se tratara de un resfriado, cumplió su ciclo y se fue para no volver.

Al menos quería creer en ello, necesitaba imponerme mentalmente creyendo que esto era una sugestión por parte de lo que me han inyectado y no algo creado por mi.

Era demasiado lógica para caer tan fácilmente en los suburbios de la locura.

Permitiendo que Harry me ayude, voy incorporandome hasta escuchar las palabras de mi hermana. Ella era alguien que jamás permitiría esta muestra de debilidad, muchas había pasado y no sería tan simple aceptar la ayuda de otra persona más aún de un desconocido. 

-Gracias. Te debo una. - le digo al soldado para luego centrarme en mi hermana. Ella me necesitaba entera en este momento. 

-Julie, mírame. No temas, lo hemos pasado peor y siempre salimos juntas. - sujeto su mano e inicio la marcha, esta vez mas segura de mi misma. 

Pese al temblor de la mano, los labios habian sido pintados de forma perfecta, delicada, remarcando la carnosidad de estos con sensualidad. Las ultimas gotas de perfume pincelaron un rostro como el de una muñeca de porcelana. Su cuerpo estaba cubierto por un suave vestido rojizo que acentuaba cada una de sus curvas, elegante. Pero era un vestido para el lugar equivocado, y el momento equivocado. Aun estaba sumamente palida por el miedo de lo visto, pero no era lo unico que iba a pasarle. Cuando aquella estruendosa sirena sonó, Eve se encogio, casi perdiendo el equilibrio desde lo alto de sus tacones, tuviendo que apoyarse en la silla donde se habia maquillado. La oscuridad la envolvio y perdio la mirada alrededor, en busqueda de los ultimos brillos sobre las cosas de aquellas bombillas del espejo. 

Pudo alcanzar el mechero, encendiendolo con algo de ansia para combatir aquellas tinieblas tan crueles, que reptaban frias por su cuerpo, pero aquello que vio, aun aturdida por el ensordecimiento, le dejó todavia mas derrotada. No entendia nada de lo que estaba sucediendo. La pintura de las paredes... No. La realidad que la rodeaba se desvanecia. Las paredes se descascarillaban y se elevaban por el aire, deshaciendose en mera ceniza llevada por un viento inexistente. Las paredes cobraban vida, la esencia se corrompia, la muerte deshacia todo aquello que le plantaba cara. 

Se quedó poco a poco arrodillada en el suelo tras dejarse caer, totalmente perdida. El mechero casi se le habia caido de las manos, incluso se habia quemado las puntas de los dedos al sostenerlo. No podia parar de temblar mientras las llamas danzaban, a duras penas habia sido capaz de encender las velas. Aquello no era el camerino de la belleza, era una iglesia al dolor y al miedo. Aquel hombre enfundado en aquel tejido estaba poniendola histerica.
Queria matarla, queria dañarla y hacerla sufrir hasta que ella misma desease su propia muerte. Habia visto antes esa mirada tan penetrante en otros ojos, sabia lo que el cuerpo humano era capaz de hacer a otros cuando se alimentaba de la veraddera rabia que corroia el alma. Otros habian pagado ese odio con ella, especialmente su marido. Aquella violencia, aquella fuerza desenfrenada unicamente guiada por la sed de sangre. 
Le lanzó el mechero, con las manos temblorosas, buscando que la llama lamiera el cuerpo de aquel ser violento. Pero no tenia esperanza alguna en que aquello fuera bien.

Necesitaba un arma, y debia buscarla en aquella sala. 
 

El mundo conocido ya no existe, ahora un esqueleto putrefacto lo reemplazaba mostrando a los Despertados los horrores del Otromundo, del Purgatorio según los religiosos.

La oscuridad podía cortarse con cuchillo y la luz perdía su valor en las entrañas del mundo que los había engullido.

James en su episodio de locura estaba tirado en posición fetal sobre el frio piso de metal e imaginaba horrores al descubrir que partes del suelo faltaban y debajo de él un suelo enrejado lo separaba de un abismo insondable donde las sombras se retorcían a la espera de su alimento, tal vez la sangre burbujeante de los Despertados.

Harry slaughter haciendo acopio de su cordura fijó su atención en el numero de una puerta corroída y abollada que pertenecía a una habitación del Hospital. El numero 47 correspondia a la habitación. ¿Aquella habitación era importante para él? Pero ahora no tenia tiempo, tal vez luego porque en ese momento ayudaba a James a incorporarse.

Cuando la oscuridad abrazó a Harry W. en su mente sonaban los estruendos de los obuses y las cadenas de los panzer bajo la nieve del crudo invierno Europeo. Tal vez el horror de la guerra curtió sus nervios al punto de no verse afectado ante lo sobrenatural porque luego del cambio de mundos él actuó como un faro para las mentes que no fueron capaces de asumir lo peor... el infierno siempre estuvo entre todos, solo que ahora se materializaba.

Una de las gemelas, jules para ser precisos, comenzó a rezar al dios que los olvidó en el purgatorio. Los pecados pesan mas que la piedra que arrastrarán por el resto de sus mortales vidas, aunque las sorpresas y los descubrimientos estaban a la vuelta de la esquina, para muchos de ellos el amargo final esperaba por todos.

Sus plegarias mutaban, como un gusano transformado en mariposa solo que todo el dolor del mundo estaba comprimido en un aliento para Jules. Sus palabras cambiaron junto al tono y velocidad de su voz...

Primo non habebant .

Corpora ipsorum priuatis rapinis et

corda continetur tantum odium .

Pugnaverunt proscriptionibus innocentum ,

sed numquam mortem venit .

Desperauerant , aridorum expectantium

in aeternum uorago .

Tal vez ni era consiente de lo que hacia hasta que el Teniente asistió a las gemelas.

En ese momento Julie se ocultaba detrás de su hermana que rezaba sin control al punto de apretar con fuerza sus manos hasta que la sangre comenzaba a recorrer sus brazos, el sudor empañaba su frente pero luego del episodio la mujer apenas recordaba lo sucedido y su hermana volvía a mostrar sus colmillos como una fiera asustada.

El coronel, que antes se había desenvuelto sin problemas ahora estaba petrificado ante los sucesos infernales. Su corazón latía desbocado y él nada podía hacer porque se encontraba fuera de su cuerpo, como a mil kilómetros de allí, en la selva de las islas del Pacifico.

Johan tampoco era indemne a los sucesos y como todos deseaba salir de allí cuanto antes, solo que nadie sabia como hacerlo.

James de pronto, sintió como si aquella oscuridad que le rodeaba estuviese a punto de devorarle. Buscó su mechero tanteando el suelo y por suerte lo encontró. Lo abrió y encendió de nuevo la mecha. La luz ténue le reconfortaba haciendo que la escena fuera menos desconcertante, pero presentía que allí, oculto entre las sombras había algo maligno esperando para actuar en el momento que bajase la guardia. Miró habia abajo y vio que el suelo estaba desmoronado en algunos puntos y que daban lugar a un a abismo insondable.

Intentó evitarlo como pudo y seguir andando, insistente en su idea de llegar a la Iglesia.

Fue pegado a la pared hasta encontrar el umbral de la puerta de la sala contigua. Lo que vio allí lo sobrecogió sobremanera. Varios tipos vestidos con batas blancas ensangrentadas, estaba colgados os del techo cual si se tratase de piezas de carne en un matadero. Bajo los cuerpos se formaba un charco de sangre viscosa ya. Sin duda aquellos hombres llevaban bastante tiempo allí.

La pobre iluminación de la nefasta sala es insuficiente para buscar objetos que le puedan ser útiles en su defensa contra aquella horrible figura salida de su pasado. El mechero golpeo de forma patética el pecho del hombre enmascarado y rodo por el suelo hasta para debajo de una silla ubicada junto a la salida.

Entonces Eve sin esperanza aferra con fuerza un trípode de hospital utilizado para colgar los paquetes de suero y sangre. Con su arma improvisada lanza golpes al aire intentando mantener lejos a su cazador que lentamente se acerca. Ella de tanto retroceder llega hasta la pared situada junto a la puerta… todo terminara muy pronto en aquella reducida habitación. ¿Luchará contra el hombre demonio o volverá a los horribles pasillos del hospital?

Casi estaba a punto de orinarse encima del miedo. Aquella figura que vio en sus sueños, ese terror insano que queria devorarla viva, destrozar cada parte de si misma. No entendia que habia pasado alrededor, pero todo habia perdido su sentido, lo unico que debia hacer era huir, intentar escapar. La pared la acorralo, estaba entre el dolor y el hormigon. Alzó el palo aquel, intentando separarle, apoyando una parte en la pared y otra hacia adelante, para intentar evitar que se acercara, pero no podia parar de temblar. Finalmente vio de reojo la puerta, y esa fue la unica opcion que vio, lanzarse a abrirla para escapar. Pero el palo se lo intentó tirar tambien, como si eso le detuviera en algun sentido, aunque probablemente ni le diera. Pero necesitaba a toda costa salir de ahi. No queria volver a ser usada, volver a ver el horror. La puerta era su unica salida. Se lanzó con tanto impetu que casi no fue capaz de abrir la puerta, olvidando como se usaban los pomos de las puertas. 

El pomo de la puerta escapó varias veces de las manos de Evelyn antes de conseguir su objetivo. La puerta se abrió en par cediendo espacio a la aterrorizada mujer que intentaba huir con todas su fuerzas, utilizando toda su voluntad.

Por delante el paso estaba parcialmente obstruido por una desvencijada estantería repleta de frascos de vidrio con cosas horripilantes dentro, fetos, órganos y miembros humanos conservados en formol.

Evelyn al pasar por el angosto espacio que había disponible empujó el armario arrojando muchos frascos al suelo que estallaron en mil pedazos. Ella había logrado salir de la habitación cuando el frio glacial del cuchillo lamió su espalda y saboreó su sangre. La mujer contuvo un grito de dolor que ansiaba escapar de su garganta y lo único que pudo hacer fue empujar el mueble con los frascos sobre el horrible hombre vestido de negro.

Lo que antes era una sala de lavandería ahora un espeluznante laboratorio reemplazaba el sitio, tal vez fuera una especie de morgue pero Eve no permaneció un segundo más allí. La poca y escasa iluminación disponible provenía de la habitación donde antes existía el camerino y avanzar hacia el pasillo significaba caminar a ciegas porque la oscuridad se había apoderado de todo. Tal vez con un poco de suerte ella podría volver sobre sus pasos y alcanzar las escaleras de la planta baja. Tal vez con algo de suerte saldría del subsuelo con vida...

Fue pegado a la pared hasta encontrar el umbral de la puerta de la sala contigua. Lo que vio allí lo sobrecogió sobremanera. Varios tipos vestidos con batas blancas ensangrentadas, estaba colgados os del techo cual si se tratase de piezas de carne en un matadero. Bajo los cuerpos se formaba un charco de sangre viscosa ya. Sin duda aquellos hombres llevaban bastante tiempo allí.

La habitación descubierta por James rezuma maldad y fetidez por igual. Sus paredes metálicas, sus ganchos para carne y su techo abovedado por cuerpos sangrantes provocan nauseas a todos los curiosos que sean lo suficientemente tontos como para otear dentro.

El pobre mechero de James solo ilumina la primera mitad de la sala y justo en el limite de su luz algo en el medio de la horrible habitación llama su atención, algo que brilla con el resplandor del sol, algo dorado. Tal vez un pequeño mueble es lo que sostiene el pequeño objeto brillante. ¿Que será?

Luego de abrir la puerta un pequeño sobre cayó al piso, posiblemente estaba insertado entre el marco y la puerta. Al abrir el sobre una pequeña carta cita lo siguiente en puño y letra:

Hombres muertos, hombres muertos y colgados del revés
¿Cuántos hombres muertos ves?
La lengua azul, pluma y brea
El muerto gira y se balancea.

Sólo el que está libre de pecado te puede ayudar. Tira por error de la cuerda de un criminal y tu recompensa te será devuelta en la forma más extrañamente extraordinaria.

El tono de mi voz cambia raudamente, no sólo eso, el idioma también. Estaba inmersa en aquella plegaria al punto de desconocerme, sentía como la sangre comenzaba a decorar mis manos y como una falsa cruz surgía en la lejanía mientras imploraba un poco de piedad o de luz entre tanta oscuridad. 

Pero cuanto más seguía compenetrada en aquel episodio y pese a que el soldado durante un breve lapsus me distrajo, sólo me bastó dar unos cuantos pasos para volver a lo mismo. Como si estuviera respondiéndole a través de un lenguaje extraño a un ser que veía delante mío. 

A simple vista parecía poseída, aunque distaba mucho de ello, sólo que de tanto compenetrarme termino elevándome hasta luego caer al suelo estrepitosamente. 

Era una locura lo que me estaba sucediendo, como si fuera una lucha contra el mismo demonio buscando la forma de proteger mi alma. Había entrado en ese delirio místico producto del shock por todo lo observado, desde el cambio de escenario, los cuerpos, el sonido ensordecedor... Todo me impulsó a orar y permanecer en ello, pereciendo e intentando no caer en la tentación de la cual no hay retorno.