Partida Rol por web

Para las sirenas estas rocas son sagradas pues es donde se reunían las sirenas con los humanos para conversar.Aquí las leyendas cuentan que las de vuestra especie se posaban y entonaban dulces cantos para los humanos y donde ambas especies compartían conocimientos antes de la Gran Ruptura

Desde estas rocas podéis contemplar la playa donde los humanos se reúnen e incluso cuando algún barco se acerca y pasa por debajo del túnel de la piedra central podéis contemplarles desde vuestros escondites aunque por regla general casi ninguno de vosotros se aventura a la superficie.

Sin embargo hoy habéis quedado en reuniros ahí puesto que la cueva de Xiomara se encuentra muy cerca del lugar.Para mayor seguridad habéis quedado al anochecer pues a esas horas los humanos se habrán ido y si queda alguna embarcación cerca la oscuridad impedirá que os vean 

Amelia,Xiomara y Nayade se encuentran ya allí cuando aparecen los hijos de la Anciana acompañados por un tritón desconocido

Xiomara, siempre tan tranquila y reposada, está algo nerviosa. Le gusta que su cueva sea un lugar relativamente desconocido, aprecia la soledad cuando está dedicándose a sus asuntos. La llegada del desconocido acompañando a sus primos le hace enarcar una ceja.

- ¿Más gente? -pregunta con evidente preocupación, aunque está intentando tranquilizarse. Se retuerce el pelo con algo de inquetud e inspira hondo. Intenta distraerse centrándose en la misión- He estado pensando... nunca nos hemos transformado. Al menos yo. Quizá fuera buena idea probar lejos de los humanos antes de hacerlo... por lo que pudiera pasar. Tal vez podríamos aprovechar la oscuridad de la noche.

Al llegar al lugar de encuentro me sorprendo ante los nervios de Xiomara, siempre había sido una de las más calmadas y centradas de todas, aunque al escucharla me empiezo hacer una idea de lo que pasaba por su cabeza.

- Pues sí Xio, tenemos un invitado extra. Al igual que Amelia es un recién llegado aunque viene de tierras más cercanas. Por lo demás me parece buena idea, es más quizás podríamos hacer todas las reuniones aquí y dejar tu cueva como último lugar por si la situación se vuelve más peliaguda, ¿os parece?- comento intentando tranquilizarla.- En cuanto al rubiales que nos acompaña, me parece más correcto que se presente el mismo.- termino sonriendo y seguro de que más de una le lanzaría alguna mirada igualita a la que hizo mi hermano nada más verlo.

Eneas durante unos segundos quedó embelesado por el espacio en el que se hallaban. Bajo la oscuridad que comenzaba a aumentar la belleza del lugar no disminuía. Se contaban innumerables historias y cuentos sobre esas milenarias rocas... Aquella creación maravillosa a la que la naturaleza, o incluso el poder de los propios dioses del océano, había dado forma solo era superada por su carácter sagrado y legendario, que hablaba del mundo compartido entre los habitantes de la tierra y los del mar mucho tiempo atrás. No obstante, temía el tritón, esos momentos de convivencia y paz nunca volverían.

—Es un placer conoceros— dijo Eneas tratando de salir de su ensimismamiento. Las palabras de aquella sirena, a la que Orien se había referido como Xio, unido a su mención como rubiales, le trasladaron de nuevo a la realidad donde se encontraban—. Mi nombre es Eneas. Soy músico y artista. Provengo de las costas de Barcelona, desde donde, tras conocer las noticias sobre horribles muertes de humanos y la marcha de un barco con una tripulación dispuesta a capturar a miembros de nuestra especie, decidí viajar hasta aquí e informar de ello a los Ancianos de Capri— se detuvo un segundo, tras saberse observado por otras tres nuevas compañeras. Sonrió amablemente, ya que realmente le encantaba conocer gente. Su naturaleza social y bonachona podía con él—. La señora Ryna piensa que puedo ser de utilidad y me ha pedido que me una a vuestra misión. Por supuesto, muy gustosamente he ayudaré en lo que pueda.

Entendía que todavía no confiaran del todo en él. Era un recién llegado. Tendría que mostrarse de utilidad para el grupo y ganarse la amistad de sus compañeros. Estaba dispuesto a ello. Cualquier cosa con tal de ayudar a descubrir la causa de aquellos crímenes contra la humanidad, especialmente si con ello conseguía que aquellos actos no atrajeran la atención de otros peligros, más familiares, que se escondían en las profundidades.

—Perdonadme por no estar más al tanto de los planes que habéis trazado— continuó sin perder la sonrisa—. ¿Podéis ponerme al tanto? ¿Como que transformarnos? ¿Os referís a caminar como humanos?

Eneas nunca hubiera pensado que las circunstancias pudieran conducir hasta eso. ¿Iban, literalmente, a adentrarse en tierra?

El joven tritón encabezó la marcha hasta llegar al lugar donde les esperaban sus compañeras. Mientras su hermano y el nuevo respondian a su prima se aproximó a Amelia y le cogió una mano, donde depositó algo. Tras dejar relucir una pequeña sonrisa se volvió hacia su familia.

- Hermano, estais confundiendo a nuestro nuevo compañero. El plan es el mismo -  rió con suavidad antes de seguir hablando - Mi hermosa prima, se que muchos estamos ansiosos por probar ese... - se detuvo un momento buscando la palabra adecuada - ¿don? - carraspeó, sabiendo que otros pensarian que era una maldición - pero la Anciana Ryna fue muy clara. Primero observar. Además... aquí no hay donde probarlo - extendió su diestra haciendo un semigiro para mostrar las inmensas rocas que no dejaban espacio para eso que los humanos llamaban "caminar"

- Pero es una buena idea - le dijo posando una mano en su hombro - más adelante podemos ponerla en práctica, aunque sea doloroso... Ahora lo que me preocupa es que no sabemos donde están Enna y Eressëa - no parecia enfadado, más bien ligeramente decepcionado

- Ya es de noche y debemos separarnos para hacer la vigilancia, pero esperaremos un poco más a ver si aparecen - se colocó al lado de Eneas. Si lo pensaba por el lado bueno, no le importaba hacer la vigilancia a solas con él.

En tu mano ves una de estas pequeñas flores moradas. Te lo pongo solo a ti porque de momento solo tú lo ves, pero lo ha hecho delante de todos. Si alguno quiere cotillear la verá ^^.

Nado rápido hacía los hermanos y el rubio -¿como os la arregláis vosotros dos para traer siempre cosas interesantes?- miro al rubio y sonrió ampliamente -Hola, yo soy Nayade, aunque puedes llamarme, Nay, Naya... como quieras- abrió mucho los ojos sorprendida -¡¡yo también canto!!- y dio una vuelta sobre si misma, estaba realmente contenta, aunque su carácter solía ser así.

Luego miro a Azariel preocupada -¿duele? ¿lo has hecho alguna vez?- miro su propia cola, casi con pena.

Amelia llegó algo más pronto que los demás, quedándose a esperar con Xiomara y Nayade para que no pasaran demasiado tiempo allí solas. Levantó las cejas sorprendida al ver que alguien más acompañaba al grupo y esbozó una sonrisa cálida al ver el nerviosismo de su amiga. Con suavidad, le posó las manos sobre los hombros y se los apretó un poco, para indicarle que todo estaría bien. 

- Precisamente... Si en algún momento nos descubren, deberíamos evitar lugares conocidos. - respondió a Orien.

Antes de que pudiera centrarse en el nuevo, Azariel le tomó la mano y Amelia le dirigió una mirada sorprendida, mientras dejaba algo en ella. Finalmente esbozó una sonrisa alegre y sus mejillas se ruborizaron un poco, mientras cerraba la mano con cuidado y la dejaba a su espalda. Adoptando una expresión más neutra, levantó la otra mano y saludó al nuevo con una sonrisa. 

- Yo soy Amelia, de las costas de Marsella. Somos más vecinos de lo que esperaba. - se rió. Soltó un suspiro de alivio al oír que no iban a utilizar las "piernas", al menos por el momento. Sin embargo, su alivio pasó a preocupación al no saber dónde estaban Enna ni Eressëa - Si no saben dónde estamos, podría ser un problema... Pero si vamos a vigilar en grupos, deberíamos tener un plan por si... pasa algo. - torció el gesto, ladeando la cabeza - Tampoco quiero ser catastrofista, pero si alguno nos sigue, tendremos que pensar qué hacer con él... - a pesar de que ya tenía muy claro lo que habría que hacer, Amelia esperó por si alguno de los demás tenía otra idea en mente. Luego miró a Nayade, como si hubiese dicho una barbaridad - ¡Claro que dolerá! Es como partirse la cola en dos... - se encogió un poco sobre sí misma, acariciando sus escamas con cariño.

Xiomara agradeció los gestos de amabilidad de los que la rodeaban, saludando asimismo al recién llegado. Esperó a que todas las conversaciones terminaran y trató de participar en ellas con entusiasmo; era buena idea que formaran un grupo cohesionado.

- Bueno, pues hay que ir ya- dijo finalmente, y con las mismas, empezó a nadar hacia la superficie. Su idea era buscar algo que le llamara la atención por la zona, una luz, movimientos extraños, sonidos. Eso le permitiría localizar el grupo de humanos; y a partir de ahí ya podrían acercarse cuidadosamente.

Eneas se alegró muchísimo al conocer que Naya también tenía un interés especial por la música. Seguro que ambos podían intercambiar algunas canciones en los ratos que la misión lo permitiera o el grupo necesitase un descanso. Los ojos de sorpresa y la amplia sonrisa de la sirena hallaron un reflejo similar en el rostro del tritón mientras soltaba una risa alegre y entusiasta.

—Ja ja ja ja. ¡Pero eso es una noticia estupenda, Naya!— exclamó Eneas. La felicidad que le aportaba la música al tritón únicamente era igualada al aprender alguna nueva historia o leyenda—. Me encantaría que compartiésemos alguna canción, si tú quieres, claro...— Continuó hablando, aunque sin terminar el contacto visual con la sirena, con cuyos bellos ojos se había encontrado—. Por lo que veo venimos de aguas cercanas, Amelia— dijo al mismo tiempo que apartaba la mirada de Naya para girarse hacia su otra compañera—. Es un placer conocerte también.

No tenía muy claro lo que debían hacer si alguno de los humanos llegaba a descubrir su presencia, ni los límites hasta los que los miembros del grupo estaban dispuestos a llegar, pero Eneas prefería que, siempre que se pudiera, el trabajo fuera limpio y que no provocase muertes innecesarias. Amelia hacía bien en preguntar. Era necesario tener claro qué debía suceder si aquella posibilidad se convertía en realidad.

—Un detalle que debéis tener en cuenta es que todavía al navío humano le debe quedar, al menos— el tritón se quedó par de segundos pensativo calculando la distancia, en función a la velocidad del barco, mucho más lenta que la suya—, un día de viaje hasta alcanzar Capri. Además de lo que dice Amelia, creo que tendrías que pensar el cómo nos acercaremos a estos habitantes de la tierra. ¿Creéis que es mejor que nos aproximemos o que los atraigamos?— Eneas sonrió pícaramente—. Siempre podríamos idear alguna trampa. Estoy de acuerdo con Xiomara en ver un poco la zona, para con qué podemos contar.

No puedo evitar echarme a reír ante la reacción de Naya.

- Para encontrar cosas hay que hacer algo más que ser una niña buena.- le digo en tono jocoso mientras recupero el aliento y le guiño un ojo para luego dejar que Eneas hable con ella, al fin y al cabo tenían aficiones en común. Por su parte Xio y Amelia parecían estar más centradas en nuestros objetivos.- La idea es que no nos vean así que me temo que nada de trampas ni cebos, al menos por ahora.- continuo encongiéndome de hombros.- Sin embargo si nos ven y siguen es tan simple como perderlos. Somos más rápidos y conocemos estas aguas mejor que ellos.- comento sonriente.- No tiene sentido forzar el contacto hasta saber cuales son sus verdaderas intenciones.- por triste que sea eso.

Al ver que mi prima decide comprobar la costa hablo con las otras dos sirenas- Supongo que lo mejor es que fuéramos todo el grupo para concretar entre nosotros.- acto seguido me giro a mi hermano.- ¿Tú que vas hacer? Esperar con Eneas para presentarle al resto, si es que deciden aparecer, o prefieres venirte con nosotros al menos por hoy...?

Una vez escucho sus respuestas parto para seguir a la curandera.

Se puso tremendamente contenta, iban a ir a la superficie, por fin, podía explorar esa parte sin esconderse, sin que estuviese "mal", no era la primera vez que lo hacía, aún menos con Orien, pero nunca se habían aventurado a espiar a los humanos, estaba muy emocionada. Luego Eneas llamo su atención y le sonrió -Por supuesto, compartiremos muchas canciones e historias- dijo contenta y cogiendo de la mano de Eneas tiro de él -¡¡venga venga ven con nosotros!!- dijo tirando de él hacia donde iban Xio y los demás. Puso morros cuando escucho lo que dijo Amelia de que dolía,  un escalofrío recorrió su espalda haciendo que se encogiese, imaginando su bonita y gran cola partida el dos.

No respondió a Nayade si dolia ya que Amelia lo hizo por él, y una sonrisa traviesa bailó en los labios del tritón como respuesta a la pregunta de si lo había hecho alguna vez.

Escuchó atento a lo que decian todos mientras su cola de escamas pardas se movia al compás para mantenerlo a la misma altura que al resto.

- Desde aquí se puede ver la playa, así que hoy podemos subir a la superficie y observar. Quizás no pase nada por ir juntos - se encogió de hombros risueño al percatarse del ímpetu de Nayade y observó la reacción de Eneas con curiosidad - Pero ir subiendo, voy a esperar a la parejita un poco más y después irñe yo lleguen o no - no le parecia bien dejar a sus amigos fuera a la primera de cambio

Comenzáis a acercaros a la playa que a estas horas está a oscuras aunque las luces que llegan de las construcciones adyacentes os proporcionan la suficiente iluminación.Hay algunos barcos de recreo amarrados en el pequeño muelle mas ninguno parece que acabe de llegar.Desde el interior de estas embarcaciones salen también luces e incluso música suave,algunas risas y voces llenan el lugar por lo demás en silencio

Azariel ve cómo se alejan sus compañeros y se dedica a esperar tranquilamente apoyado en las Rocas Sagradas mas su impaciencia comienza a crecer a medida que ve cómo los demás ya han llegado a la zona donde están los barcos y la pareja sigue sin aparecer