Partida Rol por web

El viaje ha sido tedioso pero rápido, te encuentras en una lanzadera que trata de aterrizar entre las nieblas polvorientas de Korriban, el viento es huracando y la nave no hace más que moverse.

Korriban, el planeta oscuro:

Seguia pensando en lo que le diria a ese Sith en cuanto llegara, no sabia que podia pasar, pero no tenia miedo, de nada ni de nadie... Solo tenia sitio para su odio. Se acomodó un poco y tomó algunas precauciones, no se encontraba precisamente en la mejor forma posible.

En el planeta que se extiende a tus pies solo sientes oscuridad y vacío... pero a unos niveles que no habías experimentado nunca.

La lanzadera se introduce en la niebla y vuela a ciegas unos minutos para acabar posándose en una gran caverna oculta por un saliente.

Danko prepara bien sus espadas laser y asegura el paquete antes de meterlo en su mochila, está ligeramente nervioso, pero totalmente en alerta, sabe que ahi abajo puede pasar cualquier cosa, y si de algo esta seguro es de que no se detendrá ante nada, él no teme a la muerte... Ya está muerto.

- Veamos que nos deparas... Korriban.

La caverna es grande, pese a su pequeña entrada, parece que en alguna ocasión un gran río se filtró por aquí y creó grandes estalactitas y estalagmitas que crean sombras.

Cerca de la entrada se ha aplanado un recinto para que naves y aerodeslizadores aterrizen, distingues unos cuantos  de los últimos cubiertos por redes negras a través del cristal de la cabina; unos tenues focos de aterrizaje en el suelo es lo único que proporciona algo de iluminación al recinto.

Cuando pones el pie en el planeta, descenciendo de la nave, dos figuras se te acercan, están cubiertas por capas negras con bordes rojos y apenas las distingues entre la falta de luz de la caverna.

-Acompañanos a ver al Señor- dice una de ellas

La Fuerza solo te da una vaga sensación de oscuridad en las dos figuras, sin separarlas del resto del planeta.

Sin embargo tus sentidos te dicen que ambas figuras están tensas y por las formas de la capa deduces tienen que tener las manos sobre las empuñaduras de espadas o vibro-machetes.

No parece que te vayan a atacar de sopetón.

-Siguenos-dice la otra figura, indicandote el extremo de la caverna con un ligero giro de la encapuchada cabeza.

Danko no era un novato estúpido:

- Les sigo... - Y fue caminando con ellas.- Mi amo, Darth Tenkai, se ha sentido muy honrado de que sea yo, uno de sus alumnos predilectos el que venga a este mundo a ver a vuestro señor. Sobre todo cuando tengo algo que comunicarle en persona... Asi que podriamos tranquilizarnos, sería algo poco recomendable que me pasara algo en mi estancia aqui y mi Señor tuviera que molestarse en tomar medidas... ¿No creeis? - Su voz era correcta pero desprovista de piedad, si le tocaban, él las mataria, pero si lo mataban, Tenkai arrasaria con este tipejo y con sus secuaces...

-Sería poco recomendable... sssi- dice uno de los dos, para continuar... -El cachorro de Bantha tiene miedo y dice que su mamá vendra a pegarnos si le tiramos tierrra- entre murmullos.

-Pobre cachorro de Bantha perdido- dice el otro también murmurando justo antes de llegar a una sala excavada en la roca también con pobre iluminación, en ella se ven estatuas de gente muerta mucho tiempo atrás, al fondo varias figuras oscuras conversan en voz baja.

Las figuras se quedan a la entrada, y una de ellas te urge a entrar mientras la otra dice... -Adelante, nosotros nos vamos a escoltar a otro invitado.-

Danko rie bajo:

- Me referia por supuesto a que sería una molestia para él tener que explicar que me atacaron y tuve que arrasar con todo hostil a mi paso... Pobres ovejas negras descarriadas. - Los miró.- Id con el lado oscuro...

Debia tirarse el vacileo, no podia permitir que gusanos así lo tomaran por debil, cosa que nunca fue... Todo lo debil perece, como ese tipejo alumno de un inmundo Sith que no sabe nada de la hospitalidad.

Dos días después de la revelación acerca de tu pasado y de la eliminación del bloqueo te encuentras en el sillón de mando mientras Korriban se ve a través del traspariacero de la cabina de tu nave; a tu derecha Madrian transmite la clave de identificación y recibís como respuesta una serie de coordenadas que señalan un punto en el planeta, cubierto por entero de nubes de polvo...

Las dos figuras se retiran, no sabes si intimidadas o divertidas por tu bravuconería.

De entre las sombras que ves al fondo de la habitación en la que estás a la puerta, oyes una voz.

-Por fin has llegado, discípulo de Tenkai, ¿te llamabas Dunko, no? , ¿has podido por lo menos cumplir este sencillo trabajo sin incidentes?-

La voz es irónica y vagamente amenzante, tienes la sensación de que una serpiente se está enroscando a tu alrededor.

Danko le mira y sonríe de modo cinico y hastiado:

- Me llamo Danko de hecho, veo que recordáis bien el nombre de mi maestro... ¿Qué hizo para que le recordéis tan bien? - Le miró más tranquilo.- Bueno, creo que he cumplido bien mi misión, mis expedientes están limpios por asi decir... Conseguí derribar una nave de asalto en la misión, por si tampoco lo recordabais.

No se trataba de ser arrogante, sino de no dejarse pisar por alguien así. Si se lo permitías una vez, ya nunca podrías quitartelos de encima.

-No cacarees como un wienga en celo y pasa de una vez, enseñame lo que has traído, a ver si mereció la pena perder a Lazzo por eso.-

Danko sonrió y entró por la puerta con sus sentidos agudizados ante lo que pudiese pasar, con el paquete en una de las manos.

- Aqui está lo que venía a traerle, espero que sea revelador... - Dijo dandoselo.

Entras en la sala y entregas el paquete a Darth Larius; a ambos lados de éste ves a dos humanas jóvenes que serían hermosas si no estuvieran algo demacradas y con semblantes llenos de odio, llevan las capas negras similares a las que has visto antes en el resto de habitantes de esta base.

Larius no toma el paquete con sus manos sino con su mente, levantando en el aire los objetos con telekinesis, demostrando un gran control al mover tantos a la vez; separa los sables y las estatuillas a las que no presta demasiada atención y pone delante suyo las espadas, el cristal y la rama recubierta de ámbar.

-Como veis discípulas estas son espadas Sith, capaces de parar un sable de luz, esto es un Cristal de Almas Sith, aunque bastante pequeño y esto es una rama del ridículo arbol al que adoran Skarus y su gentuza, conservada por unos quinientos años....-

Las mujeres toman cada una uno de los objetos que flotan en el aire y se ponen a examinarlos.

-Y ahora Dunko, cuentame otra vez como murió Larius, que en la otra reunión quedó muy confuso...-

-Señora ¿iniciamos el descenso?-

Danko asiente con lentitud, en silencio, examinando el peligro de dos aprendices con espadas sith y un Sith de pleno derecho armado:

- Veo que desde la reunión habeis olvidado mi nombre, deberia recordarlo, nos llevaremos hablando muuuuchos años. En cuanto a Lazzo, ya le dijimos que la lanzadera acabó con él, las armas de la lanzadera le dejaron jodido sin que se pudiera hacer nada por él. Para vengarle, segamos todas las vidas de la lanzadera y de los enemigos de mi maestro y los demás Sith. Creo que la vida de Lazzo y la de todos incluso valía lo que ahora usted tiene en sus manos, ¿No es asi?