Partida Rol por web

Al principio, Diane se planteó calcular cuánto tiempo podría resistir con el virus en su organismo... en menos de unos minutos tuvo que dejarlo por imposible. La cabeza pronto dejó de procesar los datos que recibía el tricorder como para poder analizar realmente los síntomas que padecía, y no tardó igualmente en perder la cuenta de cuántos minutos habían pasado, adormecida por el sonido de los pasos resonando contra la piedra y el vaivén al que se veía sometida, siendo cargada por el comandante.

En algún lugar de su cerebro, las emociones tales como el miedo a la muerte o la frustración por su inutilidad subsistían, pero el malestar inmediato y los temblores, así como la fiebre, anulaban la mayor parte de sentimientos. Finalmente, fue vagamente consciente de que se detenían, aunque no sabía por qué, y escuchó la voz de Jankowski en algún lugar en sus cercanías.

Se esforzó en abrir los ojos y enfocar en la penumbra, antes de tratar de asentir con la cabeza. -¿De verdad pretendes comunicarte por señas con semejante Parkinson? ¿Es que aparte de la coordinación has perdido el juicio?- La regañó una voz severa que no tardó en reconocer como suya propia, y encontró las fuerzas necesarias para un musitar un "...bien". Ciertamente, agradecía el cumplido, pero si tuviera plena capacidad de movimiento no habría podido evitar levantar una ceja ante su seguridad. Tal vez alguno de ellos lograría salir de allí, pero ese plural le chirriaba demasiado... aunque si lo lograban, bueno, en ese caso el hombre se merecería una disculpa en condiciones. Eso también lo tenía claro.

-...Granada...- Añadió, tras recuperar aliento. Sabía que no podría participar en un combate en caso de producirse, pero lanzar una granada no requería demasiado esfuerzo y siempre sería una baza con la que podrían contar todos o algunos de ellos. Después de todo, siempre sería más útil que quedarse de brazos cruzados rezando para que todo saliera bien.

Y antes que todos se pongan a cubierto aquello llega antes de tiempo. De muy adelante en el túnel, quizás de la pirámide, llega un pequeño artefacto volador. Tal vez fuese una especie de sonda, cuyos sensores infrarojos y multiespectrales analizan todo a su paso hasta llegar a la posición de los sobrevivientes de la expedición.

Tan rápido sucedió todo que ni siquiera Jankowsky o Lightman tuvieron la oportunidad de disparar al artefacto, llegado el caso que sea un artefacto peligroso, porque de inmediato un haz rojizo envolvió a los tripulantes.

Entonces todos se dieron cuenta que la especie de sonda los estaba escaneando porque a continuación un pequeño mensaje fue proyectado por la sonda. Un cartel con palabras en lenguaje de la tierra se proyecto sobre una pared para luego el artefacto volver por donde había llegado.

“Cuidados médicos y ayuda adelante, a 500 metros. Detrás de ustedes a 300 metros, Kar-Mu-Thar acechando en velocidad de intercepción.”

Desde luego el mensaje era bastante claro y consiso…

De golpe y porrazo, un extraño artilugio aparece proviniendo del túnel que vamos inspeccionando. No tengo ni tiempo a efectuar un disparo, de manera fulminante nos envuelve en un haz carmesí.

-¿Parece un tipo de sonda, no? No se ven cañones de ningún tipo.

Pero a la vista del mensaje que nos proyecta, se aclaran algunas dudas concebidas por dicho artefacto.

-¡Venga! ¡Tenemos una oportunidad! La ayuda no está muy lejos.

Antes de ponerme en marcha, me acerco a Diane.

- ¡Doctora, en marcha! - Paso su brazo por encima de mis hombros y la ayudo a incorporarse.

Cuando todo parecía perdido y Sirril más débil se encontraba aquel mensaje de esperanza pareció hacer que el vulcano sacara fuerzas de flaqueza pudiendo seguir de pie.

La ayuda estaba próxima pero sus perseguidores lo estaban más todavía, el calculo era sencillo hasta para un humano, no llegarían a tiempo antes de que aquellas bestias les alcanzaran.

Lightman llévese a la doctora, señor Jankowsky derribe el tunel tras nosotros y corteles el paso... por último dirigiendose a la alferez mientras se incorporaba Es hora de irnos

La luz roja hizo que la doctora frunciera levemente el ceño, al resultarle demasiado intensa para mirarla directamente tras el tiempo pasado en la oscuridad. Algún sentido debía de tener, ya que pudo notar un rastro de esperanza en los comentarios de sus compañeros, si bien su estado le había impedido ver con claridad el mensaje.

Sin embargo, entendió perfectamente que tenían a esas criaturas detrás y que había que darse prisa, por lo que se aferró con fuerza a lo que, supuso, debía de tratarse del hombro del piloto... Lo cierto es que el comandante le inspiraba bastante más confianza, pero no era el momento de ponerse tiquismiquis: después de todo, hicieran lo que hicieran, tenían las mismas escasas posibilidades de escapar de esos monstruos a tiempo.

Poniéndose en pie ayudándose de Lightman, dejó escapar un breve -...adelante.- antes de comenzar a trastabillar mientras trataba de avanzar.

Apenas me dió tiempo a analizar aquello que se aproximaba a nuestra posición, fue levantar la mirada del tricorder y ahí estaba el esférico artefacto. Realizó un barrido con luz roja, una forma de escanear nuestros cuerpos y entonces hizo algo que nadie esperaba; Darnos una oportunidad, una esperanza.

- ¡Hay que correr!. Una corriente de adrenalina corrió por mis venas, y no, no era la fiebre. Eran las ganas de sobrevivir.

Por fortuna Sirril parecía poder ponerse en pie, valerse por si solo, no lo mismo la doctora que necesitaba de la ayuda del piloto. Pero tirando de ella no irían demasiado rápido.

Como necesitábamos a Jankowsky con las manos libres para empuñar las armas y volar el túnel, decidí que era la mas "entera" para acudir en ayuda de Lightman y llevar a Walker.

- Mas vale que esa fiebre no pueda con usted o tendrá que ver de nuevo mis lágrimas, le gusten o no.- Tomé del otro brazo libre a la doctora, de forma que compartiría su peso con el piloto y así entre los tres podríamos correr mas aprisa.

El estado de la doctora empeoraba ¿granada? que pretendía hacer con ella ¿inmolarse?, por supuesto no le di ningún explosivo. 

Mantuve la guardia y el causante del extraño sonido no tardó en llegar, era una pequeña sonda, no parecía peligrosa y respiré aliviado. Cuando oí el mensaje que traía me comencé a sentir un poco más optimista aunque también avisaba de que la amenaza de esas criaturas continuaba, debíamos movernos.

Todo indicaba que alguien nos brindaba su ayuda pero ¿quién?, no había tiempo para dudas. Ayudé a Aleksandra y Lightman con la doctora. En cuanto se pusieron en camino y alejaron lo suficiente utilicé mi fusil. Disparé a zonas clave a fin de provocar un derrumbe que nos diera un poco de tiempo. Lo hice con cuidado, lo último que quería era que se nos cayeran los techos encima. Traté de animar a mis compañeros, esos bichos les habían hecho mucho daño, pero me sentía optimista.

-Vamos chicos, parece que vais a tener algo que contar a vuestros nietos. Ahora alejaos, en seguida os alcanzo.

De repente la esperanza se asoma a la vuelta de la esquina y las energías de todos regresan solo por un momento, dando el tiempo necesario para que todos aceleren el paso hacia el final del túnel donde la aparente seguridad aguarda por todos.

Incluso cargando a la doctora y acelerando el paso es imposible escapar de los perseguidores. Por ello Jankoswky opta por debilitar el túnel detrás de ellos y dejar una granada. Todo porque la doctora en sus delirios suelta ideas que Sirril afirma y el militar ejecuta con habilidad quirúrgica.

De ese modo el grupo toma la delantera mientras el comandante MACO prepara una carga explosiva con una granada aturdidora unida a una celda de energía del rifle phaser.

Con su rifle efectuando disparos precisos al túnel Jankoswky debilita el túnel lo suficiente para que la granada explote cuando sus perseguidores lleguen a la posición.

Minutos después una explosión confirma el derrumbe del túnel y la posible detención de las criaturas, dando el tiempo vital para que el grupo llegue a un sitio importante.

El túnel se abre para dar paso a una amplia caverna con gran iluminación proveniente de la superficie. Pequeñas aberturas dejan entrar los rayos de luz provenientes de varias decenas de metros desde la superficie, dando refracción a los cristales violáceos que adornan la caverna.

En la mitad de la caverna se alza una estructura de piedra de gran porte, con elaboradas esculturas humanoides a cada lado que les recuerda a aquella en la superficie donde la Valiant descansa por siempre.

El enorme arco de piedra y acero da el paso a otra sala que es custodiada desde su interior por dos soldados humanoides, de apariencia medieval, equipados con sendas lanzas con punta de cristal.

Lo extraño y llamativo es que la sala contigua solo se puede ver desde el umbral del arco de piedra. Desde fuera de la estructura solo existe el fondo de la caverna sin más, dando a entender que el umbral es la única entrada al interior subterráneo de la pirámide.

Cuando el grupo llega al pie de los escalones previos al umbral, uno de los guardias desde el otro lado alza su mano y habla para todos.

- ¡Le spiorad mòr, àrd ann! - 

- Realmente ese Jakowsky sabe como montar una buena fiesta. - digo con una sonrisa al ver el derrumbe que provoca en el techo del pasillo - Al menos eso nos dará algo de ventaja.

El trozo que caminamos llevando a la doctora, si bien era corto, dado nuestro estado de salud, parece muchísimo más largo. El cansancio causa estragos en mi resistencia, la fiebre parece reacia a apoderarse de mi organismo, pero ayuda a debilitarme.

- Doctora, tendrá que adelgazarse ¡parece pesar más que la Excalibur! - aunque la ayuda de Aleksandra se nota, al compartir el peso.

Al final llegamos a la caverna, y el espectáculo que se nos muestra es majestuoso, pero cuando el tipo ese nos habla, no entiendo nada de nada.

- ¿Qué ha dicho el tipejo ese?

Aquel ser era totalmente desconocido para Sirril, no había visto nada igual en ningún registro o informe previo lo cual desde luego resultaba fascinante. El dialecto que utilizaba tampoco era comprensible aunque quizá hubiera ciertas declinaciones que sonaban a lenguaje conocido. El vulcano hizo una reverencia con la cabeza en señal de saludo moviendose lentamente, después señalo a la doctora que mostraba un color palido y no era capaz de sostenerse por si sola... sin duda no hacía falta mucha explicación al ver su estado y no había duda de que aquellos seres reconocerían los sintomas del veneno de las criaturas que dejaron atrás. Sirril hizó una señal a Aleksandra para que activara el traductor universal. Pruebe con la matriz x342 declinación alpha. Sin duda se trataba de una raza más avanzada capaz de comunicarse. Necesitamos vuestra ayuda, venimos de muy lejos en las estrellas

El sonido de las criaturas aullando al otro extremo del corredor fue sofocado por el de una explosión y el ruido de las piedras o los cascotes al caer. Se veía venir desde el primer momento: estaba claro que el destino no iba a quedarse satisfecho a no ser que derribaran su propio techo sobre sus cabezas... pero lo cierto era que, en ese momento, hasta Diane se veía forzada a admitir que había sido la decisión más sabia.

Arrastrándose mareada entre los dos alférez, se concentró en dar un paso delante de otro, anteponiendo la emergencia presente ante cualquier otra clase de disquisición o sentimiento. Cuando escuchó sus comentarios, además, se vio forzada a soltar un bufido, que demostraba mucho más desprecio y distanciamiento del que realmente sentía; en cualquier otra circunstancia, le habría encantado soltar además un comentario cortante, pero ni el estado de su cerebro ni el de su lengua eran apropiados como para soltar réplicas ingeniosas. Para bien o para mal, esa se la guardaría a ambos.

Finalmente, tras un tiempo indefinido, la luz y el sonido reverberante de una voz desconocida la golpeó dolorosamente. Confundida e incapaz de pensar con claridad, miró a su alrededor y a los extraños guardianes, compartiendo la extrañeza del piloto. ¿De dónde se suponía que habían salido esos hombres? ¿Y dónde se encontraban exactamente?

La nueva explosión me obligó a bajar la cabeza, aunque no corría riesgo fue un acto reflejo. Apreté el paso y tiré con mas fuerza de mi querido lastre junto con Lightman.

El comentario del Alferez acerca del peso de la doctora llegó oportuno y me hizo esbozar una amplia sonrisa nada contenida, sobre todo después de que esta soltara un bufido disconforme. 

No quise decir mas aunque me hubiera gustado seguir con la broma. Tampoco pude, quedé fascinada con la cámara que nos esperaba al otro lado lo que me obligó a soltar un...Vaya...

- Realizando las modificaciones... Detenernos me sirvió para usar ambas manos en el traductor tal y como me había sugerido Sirril.

Mediante las indicaciones del oficial científico, Aleksandra logra, con pocos intercambios de palabras, armar una matriz de traducción eficiente. Por fortuna el idioma no es muy difícil pero hasta allí llegan los conocimientos de los tripulantes sobre estas personas.

Los dos guardias son de aspecto humanoide, albinos en su esencia, de ojos negros tanto en su pupila como iris, y sus movimientos son gráciles al andar.

- Sean bienvenidos, visitantes de la superficie. Atenderemos sus heridas y demás necesidades siempre y cuando respeten nuestro mandato principal que es la No violencia bajo ningún concepto. ¿Aceptan? –

El primer guardia es quien se dirige para todos al acercarse al umbral tras cruzar su lanza en su espalda. El segundo tan solo agrega su impresión del tema. – El Gran espíritu Kar-Mu-Thar les concederá el paso si sus palabras son sinceras. - 

El lenguaje de aquellos seres resultó ser más sencillo de lo que cabía esperar. Los humanoides hicieron su oferta mientras el traductor la hizo legible gracias al rápido trabajo de la Alférez.

Es una extraña filosofía para alguien que lleva un arma a su espalda. Desgraciadamente no tenemos muchas opciones, renunciaremos a la violencia De la misma forma que ustedes siendo mis palabras tan sinceras como las suyas.

Las palabras del vulcano sonaban a vulcano. Cada una de sus palabras parecía elegida cuidadosamente sin dejar nada al azar.

Apoyada sobre sus compañeros, Diane dejó caer la cabeza, encontrándose cada vez más exhausta. Los temblores de las piernas iban a peor y los brazos le dolían a causa de cargar sobre ellos todo el peso de su cuerpo. En semejantes circunstancias, la pregunta no podía resultarle más absurda. -En todo caso seríamos nosotros quienes tendríamos que dar gracias por esa norma, ¿o es que alguno de nosotros tiene pinta de poder iniciar un acto violento con algo más peligroso que una lagartija?

Mantuve la guardia en todo momento, aunque la sonda había ofrecido ayuda no sabía que pretendía aquel nativo.

Cuando Aleksandra tradujo sus palabras relajé mi postura y bajé el arma. No quería enfadarlo, al fin y al cabo nos ofrecía su ayuda y la necesitábamos con urgencia. Le puse el seguro al rifle y lo colgué al hombro mientras Sirril dialogaba con él.

El vulcano trató de mostrar nuestra "bandera blanca", no nos quedaba otra que confiar en su palabra. Me mantuve en segundo plano, la diplomacia con especies desconocidas no estaban entre mis labores.

Me fijé en la doctora y pude ver que se ponía peor por momentos. Advertí a Sirril:

-Sirril creo que debemos apurarnos, la Doctora Walker no tiene buen aspecto.

No son armas, son varas de seguridad cuya finalidad es mantener a los mutantes lejos de la entrada. Sus constantes ataques nos han obligado a usar las varas de seguridad. –

Otro alíen entra en escena al acercarse al umbral. Este ser viste una túnica con adornos y lleva varios collares. Debajo de la túnica, que es abierta enfrente, el ser lleva un arnés de cuero que cubre parcialmente antiguas cicatrices. El alíen tiene la apariencia de un sacerdote porque encaja con el aspecto de muchas razas en cuanto a la vestimenta.

Cuando el sacerdote entró en escena los guardias hicieron una reverencia y dejaron espacio para que su superior pudiera interactuar con los recién llegados.

Luego se dirige a Sirril. - Acepto su palabra, y por ello pueden pasar. El gran espíritu les da la bienvenida. Nosotros nos llamamos Kar-Mu-Thar y mi misión es llevar la palabra del Gran Espíritu Kar-Mu-Thar. – Entonces el sacerdote se aproxima al umbral y con un gesto de la mano desactiva un campo de fuerza que bloqueaba la entrada. Luego el sacerdote espera a que todos ingresen.

Rápido, no hay tiempo que perder. Las mordeduras de los mutantes transmiten una enfermedad que solo nuestro pozo de sanación puede curar. – agrega el sacerdote a todos. Finalmente agrega.
¿Qué es una “lagartija”? – pregunta el sacerdote