Partida Rol por web

Una tribu completa se lanza al ataque de los tripulantes y los más valientes son los primeros en saltar sobre los defensores en desventaja numérica. Algunos son heridos por las armas pero aun no caen abatidos. Son más resistentes que un simple disparo phaser.

Por el momento solo una docena se encuentra en refriega. El resto observa desde las sombras y estudia a sus presas. Si la ventaja es evidente no dudaran en atacar todos a la vez para acabar definitivamente a los tripulantes.

Garras y dientes buscan la carne de los expedicionarios…

-¡No paréis de disparar! – aúllo mientras intento volver a apuntar para obtener un certero disparo, esquivando el ataque de una de esos monstruos.

Son muchas las criaturas atacantes, nos superan en número. Si no acabamos pronto con ellas nos liquidarán, y parecen bastante resistentes. Hago dos disparos con mi pistola, medio a ciegas por la oscuridad reinante. Me fijo en el rifle que aún está en el suelo, tendría que cogerlo, eso pega más fuerte que mi pistola, pero ahora mismo lo primero es tumbar a unas cuantas de esas criaturas para tener un margen de maniobra y alguna posibilidad de escapar de sus garras.

-No sé porque dije de pilotar la lanzadera... ¡aunque no sé si están mejor en la nave!

El grupo estaba totalmente rodeado y les superaban ampliamente en número aunque tecnológicamente eran muy inferiores, Sirril confiaba en que se si conseguían hacer caer algunos y vieran la superioridad de sus armas desistieran en el ataque.

El vulcano volvió a alzar su pistola a fin de pode atinar en un blanco

- No le pienso llevar la contraria señor Lightman.- Atiné a decir con ironía a la vez que disparaba de nuevo. Como si hubiera opción de una alternativa mas contenida, mas pacífica.

Me revolví en mi pequeño espacio, tan cerca pasaban esas bestias, con garras como cuchillos que de forma peligrosa debía alejar de mi por mi bien.

Las criaturas no reculaban y seguían atacando con garras y dientes, nos superaban en número y no todas estaban luchando la situación era crítica. Seguí disparando tratando de herir cuantas más criaturas mejor.

- Mantengan la formación en círculo y sigan disparando sin reparos. - No eran muy necesarias mis palabras, todos disparaban a discreción pero esos seres eran fuertes.

Simios babeantes... como si se trataran de auténticas fieras, los nativos del planeta B-Sygnus no hacían sino lanzarse sobre los tripulantes con intención de devorarlos con ropa y todo. La oscuridad y los gritos de sus compañeros se solapan formando un caos alrededor de la doctora, que pronto deja de distinguir entre la maraña de cuerpos quiénes son amigos y quiénes enemigos.

Sin tener apenas capacidad de movimiento o reacción, Diane vuelve a disparar hacia delante, tratando de rechazar las embestidas más que de herir a esas criaturas. Tienen que buscar alguna forma de escapar: la luz de las linternas no parecía afectarles y no podían contar con que esperaran pacientemente mientras ellos encendían un fuego... derribar el túner, aún en caso de que fuera posible, no podía terminar más que en suicidio... tenía que pensar en algo...

Las bestias atacan sin cesar ni temor de por medio hacia sus víctimas porque sus ataques los hieren pero no lo suficiente como para abatirlos. La única excepción son Jankowsky, Lightmann y Deibhem que logran disparos certeros en tres criaturas. Las demás continúan rotando para que en todo momento haya elementos de la tribu sanos y fuertes al ataque.

Poco a poco la desesperación va ganando espacio entre los tripulantes a medida que el cerco sobre ellos se va cerrando. Entonces el oficial de seguridad suelta una idea en medio del caos. - ¡Que alguien busque una salida, un pasaje lateral, lo que sea! … ¡Y denme una granada! - 

Y la advertencia del Andoriano no es para menos. El vulcano, la doctora y la oficial de comunicaciones sufren heridas leves por rasguños y mordiscos de las bestias en frenesí.

Un certerísimo disparo hirió a sirril y a algún miembro más de la tripulación, el vulcano rápidamente hizo un calculo mental sobre el transcurso de la refriega y llegó fácilmente a la conclusión de que no saldrían victoriosos hacía falta cambiar de estrategia o dar un golpe de efecto.

Alferez dijo en referencia a Aleksandra Compruebe la existencia de alguna escapatoria con el tricorder.

Rodeada de cuerpos peludos, en medio de un desagradable olor a sangre y a carne quemada, la doctora retrocedió involuntariamente hacia el grupo, sin dejar de disparar a las sombras veloces de esa especia de primates. Notaba el uniforme pegajoso, empapado de sudor frío, y de algo mucho más pastoso en su brazo izquierdo, donde las garras (o dientes, ¿cómo se suponía que iba a saberlo?) de las criaturas la habían desgarrado. El sabor metálico en su boca y el dolor que sentía en el labio la hacían pensar que, además, ella sola había sido tan inteligente como para hacerse una auténtica herida a base de morderse el labio a causa de la tensión. Se sentía impotente en medio de la refriega y, al odio que sentía por todo aquello que escapaba a su control, se sumaba el circunstancial hecho de que estaba su vida en juego.

-¡Si piensa volar a esas criaturas asegúrese de que la granada no rebote en las paredes!- Advirtió, casi con rabia, ahogando un grito de dolor al sentir los colmillos de uno de esos seres atravesando su tobillo, antes de que lograra desembarazarse de una patada. -Lo último que necesitamos...- añadió casi sin resuello- ...es ponernos a buscar bombas por el suelo... sin luz y a contrarreloj...

Retrocedí, si eso era realmente posible dado el poco espacio en el que nos encontrábamos  reunidos, intentando rechazar el ataque de tantos seres que ya habían mostrado como de afiladas eras sus garras. Al hacerlo disparé una nueva ráfaga, justo cuando a mi lado Sirril me daba una idea para una posible salida a la encerrona.

- ¡Lo intento, lo intento!.- Dije nerviosa y alterada, pasando la mirada del tricorder a esa marabunta enfurecida que estaba sobre mi. Podía sentir el resquemor de los cortes en mi piel, ahí donde me habían herido, rasgando la tela del uniforme.

El último barrido del tricorder de Aleksandra descubre un túnel paralelo que se encuentra separado por una derruida puerta parcialmente cubierta por rocas a dos metros hacia atrás. El único problema es el tiempo que se tardara en retirar las rocas, aunque hay otras formas más rápidas; como por ejemplo las armas de energía que en contraposición podrían generar un derrumbe en los inestables túneles.

- Cuidado con los explosivos por aquí, si provocamos un derrubme podríamos quedar encerrados.

No veía seguro el uso de una granada en esta situación podría ser efectiva o todo lo contrario. Entonces la Alférez pareció encontrar una vía de escape, quizá tuviéramos una posibilidad si conseguíamos huír.

- Buena idea Sirril, venga Aleksandra busca esa salida, te cubro.

Mantuve fuego de cobertura a fin de proteger a Aleksandra de los ataques mientras manipulaba su tricoder. Entoences pude ver que la hábil alférez encontraba algo, pero retirar los cascotes que obstruían el paso no sería fácil. Disparar o lanzar ahí la granada podría ser arriesgado, o nuestra última baza.

-Vamos Deibhem, ya sabes donde tirar esa granada, el resto preparaos para la explosión.

- ¡Vamos! ¡No van a poder con nosotros! - intento elevar los ánimos, sobretodo al ver que han conseguido dañar a Sirril, Diane y Aleksandra.

Vuelvo a efectuar dos disparos después de esquivar a una de las criaturas, pero la oscuridad y tener que hacer tantos movimientos para esquivarlas dificultan la puntería.

- ¡Espero que esa granada logre tumbarlos!

-Vamos Deibhem, ya sabes donde tirar esa granada, el resto preparaos para la explosión.

Entonces el Andoriano utiliza la granada que le suministran para trazar un arco sobre sus amigos al lanzar el dispositivo aturdidor. La granada cae detrás del grupo de bestias ubicado en la retaguardia del grupo de tripulantes.

¡A cubierto todos! – exclama Deibhem cuando la granada explota liberando una onda de energía que derriba a la gran mayoría de las bestias en esa área, dejando solo el grueso de los atacantes del frente.

Ahora el grupo puede retroceder hasta la puerta e intentar quitar las rocas para cruzar al otro túnel. 

La explosión de la granada, los chillidos de los monstruos y el sonido del combate general puede oírse a muchas decenas de metros en todas direcciones por los insondables túneles que  se hallan en las cercanías. De terminar el combate nada evitaría que otro grupo de aberraciones suicidas vuelva a atacar.

Quizás la próxima vez no tengan tanta suerte…

Menos de un puñado de criaturas se encuentra sin heridas pero aun así el ataque no termina. Incluso aquellas bestias que han recibido disparos se prestan para regresar a la refriega con sus afilados dientes y poderosas garras.

Semejante contraataque ocasiona heridas mortales en la mitad del grupo de tripulantes. Algunos con profundas heridas de mordidas y largas laceraciones por garras monstruosas. La mitad de ellos ahora se encuentra combatiendo cuerpo a cuerpo contra el remanente de los monstruos heridos.

Es momento de tomar medidas desesperadas, porque el próximo movimiento puede ser fatal.

Un nuevo golpe araño la carne de Sirril quien dejo salir un grito de dolor, sin perder la compostura ni la razón por un solo instante era el momento de actuar o morir allí, girandose sobre si mismo extendió su pistola phaser y disparo sobre las rocas que cubrian el pasadizo alternativo a toda potencia. Tanto la doctora como Aleksandra tenían importantes heridas y tampoco aguantarían mucho más.

No aguantaremos mucho salgamos de aquí. Jankowsky, Deibhem, Ligtman cubran la retiada... por allí dijó el vulcano señalando el ansiado destino mientras llevaba al resto a la nueva cueva.