Partida Rol por web

Fuera de la sala solo oís silencio. No parece que la reina vaya a volver de forma inmediata, y empezáis a tener la sensación de que estáis... Presos. 

Vuestro futuro parece cualquier cosa menos prometedor. Es hora de que planteéis vuestros argumentos o encontréis una forma de escapar. Y aunque dudáis sobre si os están escuchando, ambos sentís una extraña y repentina premonición. Os miráis a la vez.

Nada va bien. Es una sensación breve y leve, no una premonición ominosa, pero está claro que la sensación que tenéis es que todo se está torciendo demasiado rápido.

Aquello no pintaba bien, y aquella sensación recorriendo su piel en forma de escalofrio no auguraba nada mejor.

Olvidalo, eso ya da igual. La próxima vez que veamos a la reina probablemente ni tan si quiera podamos explicarnos... ahora es hora de que los echos hablen por nosotros.

Kara no quiso decir nada más, ni ser más explicita pues sin duda podían estar escuchandoles.

¿No tienes algún truquito de los tuyo? dijo en referencia a su condición de Jedi, algo que pudiera ayudarles a salir de allí.

Una sensación desagradable sacudió de pronto a Nihal. Fue como si una gota helada se hubiera colado entre sus ropas para caer sobre su piel desnuda, como si de pronto su pie se hubiera hundido en un frío barro. Instintivamente, buscó a Kara para encontrarse con su mirada que lo buscaba a él mismo. Como si ambos hubieran sido una sola mente. Como si fueran los hermanos que eran.

Pero fueron las palabras de ella las que terminaron de convertir la sensación en un escalofrío que hizo que sus entrañas se encogieran. Hasta ese momento, había mantenido la esperanza en que podría llegar a convencer a Anora. Pero su hermana estaba diciendo que cuando la reina regresara… sería para cumplir una sentencia.

-Debíamos haber intentado hacerlo a mi modo. –Suspiró, abatido, dejando caer los hombros. –Podría habernos escuchado. Todos sufrirán si dejamos a los Grises seguir actuando libremente. Lo dije. Pero nadie me escucha. Y ya es tarde. ¿O no, Kara?

Levantándose, se acercó hasta su hermana y puso sus manos en sus hombros hasta que sus rostros quedaron tan cerca que podía sentir el calor que emanaba su piel.

-¿Qué propones hacer? –Preguntó en un susurro que nadie podría haber escuchado. –¿Qué hechos pueden ayudarnos ahora? ¿Pelear, Kara? Eso no sería… ¿peor?

Cuando Kara mencionó los trucos, Nihal retrocedió y miró a su hermana de forma extraña. Había algo en los ojos del joven diferente, una emoción que lo turbaba profundamente. Durante casi toda su vida, había tenido a la Fuerza como una compañera, capaz de recurrir a ella cuando la necesitaba. Sin abusar de ella, sin prescindir de ella. Pero en ese momento, cuando ella mencionó la posibilidad de recurrir a ella, pudo ver perfectamente el temor asomándose a su mirada.

-No… no es un buen lugar para trucos. –Respondió, lentamente, aunque era consciente de que era difícil que Kara pudiera comprender el alcance de lo que había sentido antes. –Algo no está bien aquí. Intentó atraparme antes. Podría volver a hacerlo. Pero

Syraan… Naral… Godot… pensó, elevando una silenciosa plegaria, sin atreverse a hacer temblar con ella los hilos de la Fuerza. Alguno de ellos debía contestarles tarde o temprano. Sus actos ya habían traído suficientes problemas. Si ahora huían… la casa d’Asdria quedaría marcada. Anora y Naral podrían sumir el sistema en una guerra civil. No era capaz de tomar una decisión como esa. Necesitaba saber qué hacer.

Kara miró a Nihal, parecía abatido y ni tan siquiera habían empezado los problemas. No sabía lo que estaba sucediendo ahí fuera, pero la falta de comunicación y las prisas de la reina solo auguraban problemas y desde luego no iba a quedarse en aquella habitación mientras todo se iba al traste.

La noble cogió de los hombros a Nihal mirandole fijamente a los ojos.

Olvidalo, de nada sirve ya lamentarse. Todo esto es mucho más complicado de lo que puedes imaginar, las cosas se van a poner feas y necestio que estes concentrado. No pienso quedarme aquí mientras el reino es atacado.

Kara se dirigió a la puerta donde se encontraban los guardias que les custodiaban.

Corremos un gran peligro, llevarme ante la reina.

Tenía que hacer algo que no quería en aquel lugar y era usar la Fuerza. Pero en cualquier caso sería mucho menos que dañar a alguien. -Muy bien M1, es arriesgado pero creo que puedo convencerles que persigan a un objetivo prioritario. En cuanto se aparten de la puerta.

Antes de avanzar sacó su comunicador. -Nihal, estoy con M1 cerca de la puerta del lugar donde os retienen. Voy a tratar de distraer a los guardias y que luego salgamos de aquí hacia el speeder, sin hacer daño a nadie. Voy a tratar que se vayan hacia vuestra izquierda, yo estaré a la derecha. Parece ser que las cosas no van muy bien. Estad atentos.

Nihal dudaba. Sabía que dudar no era en absoluto lo que se esperaba de él en esos momentos, pero cuando Kara lo agarró de los hombros y le habló, lo único que apareció en su mente fueron preguntas. No tenía ni idea de a quién se refería su hermana con el ataque al reino, ni siquiera estaba seguro de que lo estuviera diciendo en serio o de que fuera una interpretación. Los únicos que, de momento, estaban cometiendo un delito eran sus propios compañeros en la aguja de cristal de la torre.

Es por eso que cuando ella echó a andar hacia la puerta él la siguió sin saber muy bien qué era lo que pretendía. Pero entonces, dos frases se mezclaron. La exigencia a los guardias de Kara de ser llevada ante Anora, y la voz de Syraan a través de los comunicadores anunciando su llegada.

Nihal se quedó helado. Los acontecimientos comenzaba a precipitarse cada vez más rápido, como un castillo de naipes desmoronándose. Cada acción, cada decisión, podría precipitar una avalancha imparable. Y

-Kara, espera… -Dijo, tocando suavemente el hombro de su hermana. No quiso hacer nada más hasta ver la reacción de los guardias y fuera lo que fuera lo que estaba a punto de suceder fuera. Aún temía por lo que sus acciones pudieran causar a la casa d’Erea, pero cada palabra pronunciada también había sido escuchada por Naral. Si la archiduquesa hubiera estado en contra, lo hubiera expresado de inmediato.

Aunque Nihal intenta impedirle a Kara actuar hacia los guardias, el impulso de esta es demasiado rápido. Cuando el muchacho intenta reaccionar, ella ya ha abierto la puerta sin avisar.

Corremos un gran peligro, llevarme ante la reina.

Cuando los dos guardias escuchan a Kara, ambos se vuelven. Llevan armaduras completas y cascos cubriendo sus facciones, pero cuando el primero de ellos habla, su voz metálica no oculta el desdén.

- Claro - responde, volviendo su rifle blaster hacia la noble-. ¿Quieres algo mas? ¿Avisamos también al senescal? ¿Al embajador imperial que trataste de asesinar? Vuelve para dentro, traidora, si no quieres que esto acabe mal.

El otro soldado mira alternativamente a su compañero y a Kara, y sin apuntarla, señala al interior. Su voz es mas amable y diplomática.

- Por favor, retírese al interior, su excelencia. La reina volverá en cualquier momento, no cause mas problemas...

Te preparas para intervenir, cuando la puerta de la habitación se abre. No ves el interior, pero oyes la voz de Kara dirigiéndose hacia los guardias.

Corremos un gran peligro, llevarme ante la reina

Sus palabras suenan autoritarias, pero en la situación que suenan no parecen muy bien recibidas por los dos guardias. Ambos se vuelven hacia el interior, y el primero de ellos habla con un tono cargado de desdén.

- Claro - responde, volviendo su rifle blaster hacia la noble-. ¿Quieres algo mas? ¿Avisamos también al senescal? ¿Al embajador imperial que trataste de asesinar? Vuelve para dentro, traidora, si no quieres que esto acabe mal.

El otro soldado mira alternativamente a su compañero y a Kara, y sin apuntarla, señala al interior. Su voz es mas amable y diplomática.

- Por favor, retírese al interior, su excelencia. La reina volverá en cualquier momento, no cause mas problemas...

Los ojos de Kara parecieron hervir de furia ante la respuesta del primer guardia, la noble desde luego no iba a quedarse callada ante aquel insulto.

¿Quien demonios te crees que eres? ¿acaso eres un juez o alguien con siquiera un minimo de importancia? No te atrevas a dirigirme la palabra de esa manera o te arrepentiras cuando todo esto se aclare. ¿o me lleváis vosotros ante la reina o iré yo misma y tendréis que detenerme por la fuerza y no quiero ni pensar en las consecuencias de disparar a una noble.

Kara hizo el gesto de ponerse en camino de forma inminente.

Syraan iba a avanzar cuando vio a Kara hacer su movimiento. Era la segunda vez que la chafaba o la dificultaba un plan, resopló. Seguramente era más díficil hacer lo que quería, y sentía el peso del pequeño blaster como llamando su atención. La sostuvo un momento y se aseguró que el modo aturdir estuviera activo, bajo ninguna circunstancia quería hacerles daño.

-Abre la puerta en cuanto se vayan. -Dijo a M1 con una sonrisa que ocultaba su propio nerviosismo. Se concentró en si misma, durante todo ese tiempo había tratado de aislarse de la Fuerza y ahora la necesitaba. No quería a fracasar, porque muchas vidas dependían de ello.

Salió de su escondrijo y se dirigió con paso seguro hacia ellos, forzando a todo su ser a transmitir seguridad y dársela a si misma. Se paró delante de ellos.

-Vuestra Reina os necesita ahora mismo, id con ella. -Dijo concentrándose en ellos y moviendo su mano por delante de su rostro. No quería ir en contra de la voluntad de aquellos hombres y si alguien quería hacer algo contra la Reina mejor que contara con un par de armas más.

Kara no le hizo caso. Tal vez no le hubiera escuchado, o tal vez simplemente hubiese decidido ignorarlo, y dirigirse a los guardias con un tono de altiva superioridad. Y sucedió… lo que el muchacho hubiera esperado. Las exigencias de su hermana chocaron contra el muro de las órdenes impartidas por la reina. Uno de los guardias incluso trató de convencerla con amabilidad, pero el otro apenas se molestó en disimular su desprecio. Era evidente que la fractura en el brillante reino era mucho más profunda de lo que parecía.

Acercándose a su hermana y a los guardias, dedicó una mirada al soldado que había sido respetuoso con ella, y se dirigió a su hermana.

-Kara, déjalo, no lo hagamos más difícil. Ellos sólo siguen órdenes. -Pidió con voz suave. -La reina volverá y podremos solucionar todo esto.

Esperaba que su hermana le escuchara esta vez, o que realmente los dos soldados cedieran a sus demandas, porque Syraan no tardaría mucho en actuar, y las dos situaciones a la vez podrían llegar a empeorar notablemente.

La escena se produce de manera simultánea. Mientras Kara se lanza a dar un ultimatum a los guardias, el más agresivo de estos alza el rifle dispuesto a abatirla en ese mismo instante. Kara parece haber sobrestimado el respeto que esos guardias tienen a la casa d'Asdria, y menos con las ordenes de la reina. En ese momento, mientras Nihal se dispone a intervenir como puede, Syraan aparece tras los guardias, que están junto a las puertas abiertas apuntando a Kara.

"Vuestra Reina os necesita ahora mismo, id con ella" les dice a ambos guardias. Estos se miran un segundo, y ambos asienten y salen a paso rápido del pasillo por donde han venido. Así, Syraan con una sola frase ha logrado que ambos guardias se vayan sin causar más problemas, y los tres estáis reunidos junto a un nervioso M1 que llega soltando pitidos ante vosotros.

El pequeño astromecánico se comunica en binario con Kara y con el resto traduce sus palabras el comunicador. 

- TENEMOS QUE IRNOS, RÁPIDO. PERO SOLO HAY UNA RUTA, EL PUERTO EN LA FIESTA. TENDRIAMOS QUE MEZCLARNOS Y SALIR POR ALLÍ DISCRETAMENTE. 

Tras ver como desaparecian por el pasillo Syraan resopló largamente, para luego sonreir. Se sentía echa un flan podía haber salido horriblemente mal pero de momento nadie más había resultado herido.

-Hola, me alegra veros. -Saludó a Nihal y Kara con una amplia sonrisa. -Seguramente la reina os ha contado una teoría interesantísima sobre por qué os han capturado pero ahora deberíamos salir de aquí. Kara, ¿crees que tu madre podría crear una distracción el baile? Si no... bueno quizás M1 pueda activar algún sistema que les arruine los vestidos, el sistema de riego o algo así. -A pesar de querer concentrarse en ellos Syraan no dejaba de mirar a los pasillos, no quería que los guardias volvieran o aparacieran otros diferentes.

La situación empeoraba por momentos. Espoleado por la provocación de Kara, el guardia más hostil alzó su arma, dispuesto a demostrar que no le asustaba en absoluto el disparar a una noble que él consideraba traidora. Al ver el cañón apuntando a su hermana, algo se revolvió dentro de Nihal, una oscura nube de emociones arremolinadas.

Miedo… miedo a perder de nuevo a más parte de su familia. Rabia… rabia por tener que ver cómo sucedía una vez más delante de sus ojos con impotencia. Por no ser lo bastante fuerte para impedir todo aquello. Y esas emociones parecieron fundirse, tomar forma y voz, y un susurro desde las ruinas de su inconsciente le recordó que podía impedirlo perfectamente. Sabía cómo hacerlo. Las manos de NIhal se tensaron. Si el guardia trataba de disparar…

Pero entonces, antes de que nada llegara a suceder, una voz intervino como un rayo de sol hendiendo las nubes y aclaró las oscuras nubes del joven. Syraan. Sólo fue necesaria una orden dada con absoluto aplomo, y los dos guardias corrieron a cumplirla, dejándolos a solas. Nihal la miró con afecto y no poca admiración. Incluso si había usado la Fuerza, lo había hecho de forma magistral. Cuando ella se acercó, él no se contuvo, y la rodeó con sus brazos con fuerza, en un abrazo que hablaba de muchas cosas.

-Gracias… -Fue una única palabra la que susurró a su oído.

-No creo que tengamos mucho tiempo hasta que vuelvan. -Contestó, retirándose, a las palabras de su hermana y del droide. Mientras hablaba, sacó el comunicador de su bolsillo. Su mirada pasaba alternativamente de una de sus hermanas a la otra. -Pero escapar así de aquí dejará a los d’Asdria en una posición muy mala, ¿no? ¿Naral está de acuerdo con esto? ¿Crees que la reina tiene planes ocultos?

-Aquí Nihal. -Dijo, llevándose el comunicador a los labios mientras caminaban. -Ma… Naral, si estás de acuerdo, vamos a intentar escapar, pero tenemos que atravesar el salón hasta el deslizador. Nos iría bien algo de distracción. Al resto… suerte. Recordad que los Grises están aquí.

Como soñé. Pensó para sí mismo, pero se abstuvo de decirlo en voz alta. Su instinto seguía sirviéndole bien, pero nadie parecía querer creer en él.

Seguis junto a la sala, todavía decidiendo que hacer, cuando el mensaje de Naral llega por vuestro intercomunicador. Y en ese momento, de forma repentina, lo sentís. 

Los tres.

Sea lo que sea que antes sintió Nihal en el salón, los tres percibís una perturbación en la Fuerza como jamás habéis sentido. Es una falla, una grieta en el mundo, un dolor sangrante y horrible. Hay maldad, hay sufrimiento. Es extraño. Sea el poder de la reliquia, sean los Grises, sea algo más...

Es terrorífico.

Dura un breve instante, como si se filtrase por un respiradero, una brisa. Pero lo sentís. M1 se agita delante vuestra sin comprender, pero parece indicar que si queréis huir es ahora o nunca. Quizás no sea la mejor de las ideas... Pero se os empiezan a acabar las opciones.

"Escuchad. Algo está pasando en este palacio, algo que no entendemos" oís la voz de Godot en vuestras cabezas, pese a la distancia. No es una comunicación, es un mensaje, y la separación entre vosotros y él hace muy difícil mantenerla por vuestra parte. "Aquí se ha torcido todo, Lev ha matado a uno de los guardias. Temo que hemos caído en un lugar mucho más peligroso de lo que pensabamos. Tened cuidado". 

Nihal escuchó las palabras de su madre biológica a través del comunicador, y su rostro fue ensombreciéndose a medida que comprendía sus implicaciones. La única salida al exterior del palacio comenzaba a cortarse, el imperial daba órdenes a los soldados de la reina, y el asesino de su madre vagaba libre por el palacio. Habían sido demasiado ingenuos, demasiado ingenuos, creyendo que su plan funcionaría sin más. La trampa se cerraba a su alrededor, y el joven sentía que no estaban siendo capaces de hacer nada por evitarlo.

Estaba a punto de girarse hacia sus hermanas para decidir el siguiente paso cuando de pronto, se quedó helado. Un sudor gélido empapó de pronto la espalda de Nihal, y sus pupilas se dilataron para contraerse hasta dos puntos negros un segundo después, presas de un terror casi irracional. La misma sensación que le había asaltado cuando trató de sentir la fuerza antes regresó, inmensa y terrible como un océano de maldad y sufrimiento en el que cualquiera podría ahogarse y desaparecer.

Sin embargo, en esta ocasión la presencia no trató de atacarlo directamente. Se limitó a pasar a través del corredor sin reparar en ellos. Sin percatarse de las diminutas pulgas que trataban de escapar de su hogar. Pero simplemente eso bastó para que todo el cuerpo de Nihal temblara de miedo. Miedo al poder infinito de esa presencia, miedo a la oscuridad y el odio que emanaba… y miedo a la parte de él mismo que parecía querer aceptarla.

Respirando entrecortadamente, miró a sus hermanas y por la expresión de sus rostros supo que ellas también lo habían sentido en esta ocasión. Y se preguntó si el urgente asunto que debía atender la reina podría estar relacionado con lo que acababan de sentir. Por un momento, pensó en tratar encontrar a Anora con su mente, pero abandonó la idea casi al momento. Si trataba de encontrarla, tal vez él volviera a convertirse en la presa de la oscuridad.

-Lo que acaba de pasar… -Murmuró, tratando de dotar a su voz de una seguridad que no poseía. -¿Creéis que es la reliquia del Lado Oscuro? Podría… ¿podría haber sido Anora la que ha liberado eso? ¿O los grises?

Fue entonces, pensando en la reina, cuando recordó algo. Algo que, en la confusión del momento, no le había llamado tanto la atención en la conversación previa pero que ahora regresaba a su mente.

-Antes, la reina dijo… que debía proteger el reino... porque era el deber que le encomendó su tía. -Frunció el ceño, tratando de recordar lo que Naral le había contado sobre el reino, y se giró hacia Kara. -¿Su tía? Pero fue a su madre a quien el Imperio asesinó. Kara… ¿Quién era la tía de la reina?

-Pero de todas formas, no podemos quedarnos aquí. Y están controlando las salidas de Gran Salón. -Se giró hacia el pequeño droide. -M1… ¿no hay ninguna otra salida? O… ¿tal vez podamos encontrar ropas de sirviente? ¿O de soldado?

La expresión del joven era de visible preocupación. No lograba imaginar cómo salir de allí sin recurrir a la Fuerza… y eso era lo último que deseaba hacer.

Correspondió el abrazo de su hermano. Todo lo que decía de la reina no sabía que pensar, apenas la había visto un par de minutos en incluso se había retirado al servicio para que no se fijaran en ella. Iban a ponerse en marcha, cuando sintió aquella disrupción en la Fuerza. Tuvo que apoyarse en la pared más cercana mientras sentía sudor frio recorriendo su cuerpo.

-¿Que ha sido...? -Apenas pudo decir cuando escuchó las palabras de Godot, que no la tranquilizó en absoluto porque esperaba que aquel maestro y conocedor de los misterios de la Fuerza tuviera alguna respuesta.

-Vosotros habeís hablado más con la Reina que yo y no sé que puede moverla. Pero si la reliquia es como el templo de Iodarka quizás la haga hacer cosas al margen de su voluntad. Y hasta que no llegemos al gran salón no sabremos qué distracción podremos crear. Quizás baste sabotear las fuentes, aumentar la presión del agua. -Si es que podían. Trató de avanzar lo más rápidamente posible si llamar la atención y no ser vista cuando llegaran a la zona conflictiva.

El rifle de aquel guardia no amedrantó lo más minimo a Kara, sabía bien lo bravucones que podían resultar algunos de ellos pero sin duda no se atravería a aprentar el gatillo o al menos la noble estaba dispuesta a comprobarlo.

No sería necesario pues Syraan apareció y inexplicablemente los dos guardias se marcharon sin más... Kara no llegó a comprender aquello achacandolo a algún truco Jedi.

El salón no se encontraba lejos, todo el plan parecía desmoronarse, pero todo parecía pequeño comparado con el estremecimiento que Kara sintió en el pecho... su carrera fue cortada, callendo de rodillas al suelo como intentado recuperar un aliento que había desaparecido.

La respiración de Kara entrecortada y su corazón disparado como para salirse del pecho era algo que no había sentido nunca. Se incorporó como pudo ya que no había posibilidad de demorarse pero vió en el rostro de Nihal y Syraan el reflejo de lo que ella misma había visto.

El propio Godot parecía desconcertado con lo que había sucedido, era la primera vez que veía un atisbo de duda en aquel hombre y sin duda eso no presagiaba nada bueno.

Kara escucho a sus hermanos sin apenas escuchar sus voces, aquella visión aquel mal había desviado cualquier pensamiento que tuviera la noble.

Vayamos al salón y cuidado con el comunicador... pueden estar escuchando.