Partida Rol por web

K'Dan respiró aliviado cuando el conjuro de Elynea curo instantáneamente sus quemadura. Durante un instante se vio en dirección a oblivion pero la dunmer por suerte paró el proceso. Había que acabar con Ancano, si el thalmor así lo quería, así sería.

Confiado por el hecho de que Elynea había recuperado la vista y por la caída de Reilien, el khajita bajó por los aires dando largas zancadas lanza en mano. Al llegar a la altura del mago lanzó el mejor golpe del que disponía, su estocada fuerte como un martillo que golpea una montaña. Pero como cuando lanzó su mejor golpe a Reilien, falló y en su lugar agujereo el suelo.

K'Dan frustrado apretó los dientes pero no dijo nada. ¿Qué diablos estaba pasando? Parecía que la mismísima suerte estaba poniéndolos contra las cuerdas. Como si estuviera luchando contra un enemigo invisible que iba a hacer todo lo posible porque no ganasen el combate. Pero si para derrotar a Ancano tenía que luchar contra el azar, así sería.

Acción de movimiento: Me muevo a H14.
Acción estándar: Lanzo Martillo de la Montaña a Ancano.
CA: 26.
PGs: 1/77-> En el próximo turno -9/77
Efectos activos: Espíritu Marcial. Piedra del Guerrero. Recitación. Acelerar.
Comentarios: ¡La fiesta del 1! ¡Dos 1s en las dos maniobras! ¡Creo que de mis últimos diez d20s he sacado cuatro 1s! ¡HURRA!

Elynea se forzó a correr tras K'dan resollando ruidosamente y plantó las manos en la espalda del khajita haciendo que se produjera otro destello plateado.

—¡Vamos!

Elynea se mueve a I14 y lanza Curar Heridas Graves a K'dan. Le cura 23 PG.

PG: 54/55
PC: 5/50

—¡Cura esto, zorra dunmer!

Ancano alzó una delgada varita de cristal en el aire... pero no la enarboló contra K'dan. Se giró y tocó con ella el pecho de Uthgerd. Brotó un chispazo y la electricidad recorrió el cuerpo de la indómita, haciendo que se convulsionara unos momentos antes de caer al suelo lanzando espuma por la boca.

Ancano utiliza su varita de contacto electrizante. Acierta en el ataque de toque y hace a Uthgerd 22 puntos de daño. A falta de que Elynea decida si quiere utilizar su acción rápida para Cerrar Heridas, moriría con -16.

A toda velocidad, propulsada por el conjuro de Osbjorn, Delphine avanzó por el primer nivel del núcleo dwemer con una nueva flecha encajada en el arco. Cuando encontró ángulo la soltó. Las defensas mágicas de Ancano chisporrotearon un instante, pero el proyectil de la Cuchilla impactó de todas maneras. El mago lanzó un grito a medio camino entre el dolor y la incredulidad mientras comprobaba que, al fin y al cabo, él también podía sangrar.

Vuestro turno... que bien podría ser el final combate salvo si os empeñáis en seguir sacando unos.

18 - Delphine (29/29) (Recitación, Acelerar)
12 - Khaled (37/58) (Recitación, Acelerar)
12 - Elynea (54/55) (Recitación, Acelerar)
11 - K'dan (14/77) (0 aplazados) (Espíritu Marcial, Recitación, Acelerar)
11 - Fjorda (-7/54) (Isla de los filos, Recitación, Acelerar)
8 - Ancano (12 daños)
5 - Uthgerd (-16/53) (Recitación, Acelerar)

Elynea... ¡Uthgerd! llamó a la sacerdotisa cuando vio caer a la Indómita. Gracias a los Divinos, la azurita estaba cerca, porque la quemadura era mortal. Sabía reconocer los efectos de un conjuro que había usado en tantas ocasiones. Aquella joven no era la Uthgerd que había conocido, pero quizás lo sería algún día. Y, aunque confiaba en que serían capaces de evitar mayores daños, no tenía forma de saber si podrían deshacer lo que Reilien había trastocado al manipular el artefacto dwemer, si podrían recuperar a su amiga.

Dio otro paso hacia adelante, y siguió disparando flechas tras flecha hacia el mago.

A. Gratuita: Paso a E5.
A. Asalto Completo: Ataque Completo a Ancano.
Esquiva a Ancano.

Pg: 24/58.
Pc: 12/19.

Elynea había movido el brazo al mismo tiempo que había visto a Ancano esgrimir la peligrosa varita y un nuevo destello plateado había surgido de la palma de su mano. Durante toda la odisea vivida tras salir de Carrera Blanca había tenido que hacer aquello de reacionar en milisegundos más veces de las que le gustaría. A aquel paso terminaría desarrollando reflejos de mangosta o algo así.

Uthgerd cayó al suelo, pero no muerta como pretendía el mago, sino inconsciente.

—¡QUE AZURA TE MALDIGA!—resolló mientras sentía que de nuevo el cansancio mental aumentaba—. ¡He dicho que no en mi guardia!

No recordaba la última vez que había hecho aquello, pero tal era la descarga de frustración que le estaba provocando Ancano que agarró la empuñadura de su espada, salió de detrás de K'Dan y embistió al maldito thalmor clavándosela con toda la fuerza que pudo imprimir.

El resultado fue una erupción de sangre pero Elynea apenas se paró a contemplaro. En cuanto fue consciente de que la vida del mago finalmente se había extinguido, se apresuró a agacharse junto a Uthgerd para curarla con las mermadas energías que le quedaban. Apenas un segundo después, volvió a levantarse y subió pesadamente la escalera jadeando como un caballo de carga

Al llegar arriba vio a Khaled. El guarda rojo estaba herido pero vivo. Se dirigió hacia él a trompicones pero necesitaba el aire para respirar así que cuando llegó a su lado sólo pudo darle un par de palmadas en el brazo mientras buscaba a Fjorda frenéticamente con la mirada, llevaba demasiado tiempo sin oirla.

Cuando la localizó casi se cae de bruces al correr hacia ella. Hizo un supremo esfuerzo de voluntad por reunir la última chispa de energía curativa que le quedaba y la lanzó sobre la bosmer. Luego no tuvo más remedio que apoyar la espalda en la pared y dejarse caer hasta sentarse para recuperar el aliento.

—¡Con vosotros no hay quien gane para sustos!—fue lo único que le salió exclamar al aire antes de apoyar la frente en las manos y soltar un suspiro de alivio monumental—. Madre de la rosa...

Aun no se podía creer lo que acababa de ocurrir. De algún modo lo habían conseguido.

Elynea lanza Cerrar Heridas en turno ajeno y le cura 10 PG a Uthgerd. Luego en su turno ataca a Ancano (Como Tali me ha dicho que acierta y le queda un sólo PG, no tiro daño)

Las dos leves restantes son para Uthgerd y Fjorda.

Fjorda se había despedido de la vida con una duda en el pensamiento ¿A dónde iría? Era una bosmer, había nacido y crecido bosmer; pero moriría siendo nórdica y defendiendo la causa de los nórdicos. Moriría luchando contra los Thalmor, por sus propias y personales razones, pero también porque después de tantos años, había llegado a amar esa tierra dura y fría.

Si pudiese elegir, le gustaría ver correr las jarras de aguamiel en el banquete eterno. Quien sabe, quizás incluso engordase un poco si se ponía a comer por toda la eternidad... Aunque también corría el riesgo de fracasar y que su alma quedase atrapada en aquel mundo sin tiempo.

Esa idea realmente la aterraba.

Tan solo esperaba que su muerte hubiese dado el tiempo necesario a sus compañeros para acabar con aquel maldito Thalmor, tan solo pedía eso a los dioses si había alguno capaz de escucharla. Por su alma y por Skyrim. Por su alma, por Skyrim y por todo el universo que ella había conocido. Y por acabar con los dragones y... dioses, había tanto por lo que rezar.

Entonces sucedió el milagro, abrió los ojos y vio a Elynea, exhausta, agotada, pero viva y aparentemente sin urgencias por continuar luchando, lo que solo podía significar que habían ganado y que habían conseguido salvarle la vida.

Fjorda se echó a llorar.

- Gra... gracias -acertó a decir, a duras penas. Notaba que continuaba muy malherida, pero estaba viva y eso era un verdadero milagro.

Se puso en pie con dificultad, usando sus espadas como bastones para levantarse, y se acercó a donde yacía Ancano, seguramente muerto, o quizás como ella solo moribundo.

Sin pensarlo dos veces le hundió la espada en el corazón. Pensó que sería liberador pero no, solo volvió la rabia. La imagen de su último ataque cuando creyó que la estaba matando volvió a su cabeza y gritó, un grito primario de rabia, de odio, de dolor, de desprecio... y volvió a clavarle la espada, y mientras lloraba y gritaba lo hizo una tercera vez, y una cuarta, y después le golpeó la cara para desfigurarlo hasta que una mano, no supo de quien, la detuvo. Solo entonces se dejó caer de rodillas, soltó las armas, y se cubrió la cara con las manos empapadas en su propia sangre, para llorar a solas.

Había pasado una infancia muy dura, había visto morir a buena parte de su familia, había pasado frío, hambre, terror... y había luchado una y otra vez toda su vida, y en varias ocasiones había estado al borde de la muerte como acababa de estarlo una vez más. Pero de algún modo había sobrevido hasta llegar a ese momento en que había quedado vacía, con la sensación de venganza satisfecha.

No supo cuanto tiempo estuvo así, arrodillada, con el rostro tapado y llorando desconsoladamente. Esuchó voces pero eran de otro mundo, de otra vida, de otra persona. Quería dejar atrás ya todo eso, pero recordó que aunque hubiesen detenido la locura de Ancano y quizás impedido la vuelta de los dragones, ahí fuera en el mundo continuaba una guerra civil, impulsada también por los altos elfos, que estaría dejando huérfanos y dolor como había sucedido en su propia infancia.

Si puediese elegir, eligiría ejercer de profesora, y esta vez de verdad, sin tapaderas. Enseñar a niños de otros dado que no tendría los suyos, pero le gustaba enseñar a los niños y se le daba bien. Pero ese final feliz a su propia historia parecía aún lejano, así que lucharía por ello, lucharía por Skyrim contra los Thalmor. Su venganza personal había tenido su conclusión, pero aún quedaba un país por liberar, y al fin y al cabo ella era una buena luchadora, pero era una mejor espía... No, no una espía, sino una terrorista, una asesina. Se sintió sucia al pensarlo pero era cierto, eso era ella. Y debería seguir siéndolo, por Skyrim, porque debía luchar donde fuese más útil. Hasta obtener lo que buscaba, su retiro como profesora... o, si los dioses nórdicos aceptaban una bosmer cosa que seguramente era poco probable, una silla en el salón de aguamiel.

Ancano se acababa de desplomar en el suelo. Reilien yacía unos metros atrás con el corazón perforado. El resto de los soldados thalmors había compartido su mismo destino. K'Dan no es que estuviese agotado, es que estaba exhausto. Su sangre y su sudor empapaban su cuerpo mezclados entre sí. Pero lo habían conseguido, el combate había terminado y habían sido victoriosos. Había conseguido su redención.

El Devoto de Azurah sintió ganas de llorar. Después de tantos años, tantos viajes, el exilio de su tierra natal... Lo había conseguido, había restituido su honor a ojos de la diosa. El precio había sido alto y no se refería sólo a los años pasados sino a lo que venía en un futuro. Sabía que nunca podría regresar, y no sólo eso, había perdido toda conexión con las costumbres de su pueblo. Ahora para él Azurah era distinta, pero más real que nunca.

El precio es alto pero justo. 

Pero quizás fuera por el líquido perdido o porque estaba más cansado que nunca, que K'Dan no fue capaz de derramar ni usa sola lágrima. Las piernas comenzaron a temblarle así que el khajita dio unos pasos hasta el muro más cercano, apoyó la espalda contra él y se deslizo hasta el suelo. Si sus músculos hablasen en ese momento, los dejaría a todos sordos. Pero claro, tendría que haber muerto en dos ocasiones y fueron dos las veces que lo salvaron de la muerte.

K'Dan se sorprendió gratamente cuando vio a Elynea con Fjorda. El khajita levantó el pulgar a la dunmer y le dedicó una dulce y confortable sonrisa. Le debía su vida y también su alma. Sabía que para sus otros compañeros también era importante esta victoria, pero para ellos dos tenía un significado especial. Y ese era un vínculo que sólo podían compartir ellos dos.

También pensó en Karin y Suro. Esperaba que hubiesen tenido éxito luchando contra esos vampiros y que se encontrasen sanos y salvos. Su ayuda les habría venido bien pero no podía reprocharles que se quedaran en Falkreath. Mucho menos cuando lo habían hecho guiados por un corazón honesto. Ahora su amiga vería al hombre que realmente era y no al vagabundo que erró por Skyrim durante años.

—Así que—dijo con una voz ronca y reseca—hemos sobrevivido todos.

Y entonces K'Dan comenzó a reír como hacia años que no lo hacía.

Uthgerd se levantó trabajosamente, sobre un hombro, cuando el hechizo de Elynea -el último hechizo que le quedaba-, la devolvió a la dolorosa consciencia. La joven Indómita estaba destrozada. Pero viva, al fin y al cabo. Dirigió una mirada de gratitud en dirección a la dunmer, demasiado malherida para hablar siquiera. No podía levantarse, no sin ayuda.

Delphine preparó una nueva flecha, y alternó en apuntar a Ancano y Reilien. Sólo al comprobar varias veces que ninguno de los dos se movía, bajó unos centímetros el arma.

—¿Se ha acabado? —preguntó con un tono de incredulidad.

Se había acabado. El núcleo dwemer se alzaba delante de vosotros, expuesto para que lo hicierais añicos. El Pergamino Antiguo del Tiempo, al alcance de vuestra mano para tomarlo. Pero en el campo de batalla, cubierto de sangre, flotó algo, como un signo de interrogación. El Ojo de Magnus giraba lentamente sobre si mismo. Parecía observar qué ibais a hacer a continuación, sin tener, al parecer, intención de interactuar con vosotros de modo alguno. 

Si es que uno podía decir que ese artefacto tenía intenciones.

No hubo más amenazas en esa irritante voz, gracias a los Divinos. La espada corta de Elynea brotó de la espalda del thalmor como una flor ensangrentada. Que se pudriera en el agujero más negro de Oblivion junto a su amante. Khaled bajó el arco y guardó las flechas.

Elynea pasó por su lado en busca de Fjorda. Asintió con gesto cansado y se dirigió hacia las escaleras.

Agarró a la Indómita por el antebrazo y tiró de ella. Arriba, dijo, sonriendo un instante. Una batalla más a la que habían sobrevivido, de algún modo. Aunque aquella aún no fuera la mujer que conocía.

Saltó sobre el cadáver de Ancano, que resbalaba poco a poco por las escaleras, deslizándose sobre su propia sangre, y bajó el resto de escalones de tres en tres.

Todavía no, respondió a Delphine, cuando llegó a su altura.

Apartó la mirada del artefacto. Fuera lo que fuere esa cosa, el cronoexplorador lo había observado aterrado. Antes de que los buscadores se lo llevaran. Un problema para otro día. Se agachó junto al cadáver roto de Reilien y buscó entre sus posesiones. El Pergamino, para empezar, y si los Divinos les sonreían, algo más. Lo que ella había hecho con tiempo, y la ayuda de un artefacto daédrico y un verdadero dwemer, debían deshacerlo solos.

Solo giró la cabeza un instante, cuando habló K'Dan. Fjorda estaba en las escaleras, junto al cadáver de Ancano. Habían sobrevivido; que hubieran vencido no estaba tan claro.

En el cadáver aún caliente de Reilien, Khaled encontró, además del Pergamino Antiguo, lo siguiente:

Un filo de juicio élfico encantado
Una armadura completa encantada recubierta de versos sagrados de Auri-El
Un anillo mágico con la inscripción "siempre juntos"
Una capa mágica con el blasón de los thalmor
Una tiara encantada de oro con un rubí
Un símbolo sagrado de Auri-El de oro
Doscientas monedas de platino

Khaled se puso en pie con el Pergamino en la mano. Un tesoro que, en cualquier otro momento, hubiera llenado su mente de estremecedoras posibilidades; y quizás aún lo haría, si podía llevárselo de allí. En aquel instante, sin embargo, no se atrevía aún a abrirlo, y solo se lamentaba de que Reilien no fuera una investigadora y registrara al detalle todo lo que hacía.

Delphine, ¿viste alguna vez cómo Reilien manipulaba...? Señaló al núcleo dwemer y al resto de aparatos de la sala. Y a vosotros, añadió, mirando a Elynea y K'Dan, ¿os dio instrucciones Azura cuando hablasteis?

Elynea necesitó varios segundos para recuperar el aliento. Tenía la sensación de que de pronto su armadura estuviera hecha de plomo. Es más, aún le costaba creer que hubiesen sobrevivido a toda aquella pesadilla.

«Supongo que eso me excluye del saco de los "malditos elfos"... » suspiró con una inesperada brizna de humor para sus adentros al ver el gesto de Uthgerd.

Se sentía más reconfortada de lo que jamás hubiera esperado de verlo, y de haber conseguido salvarla. Es más, de algún modo había conseguido salvar también a Fjorda, y a K'Dan. Había sido todo tan extremo que aún le temblaban las manos por la descarga de adrenalina la cual oía tronar en las sienes pero hasta ella misma se sorprendió de sentirse tan aliviada.

Se puso de pie trabajosamente y se acercó adonde estaba Khaled cuando lo escuchó.

—Literalmente, "entraréis en Imrarlatz y os aseguraréis de que ese maldito artefacto dwemer queda destruido para siempre"—respondió—. Aunque el hecho de que estuviese echando chispas de indignación igual tuvo que ver en que no diese más señas.

Miró el Ojo de Magnus de reojo. No se fiaba un pelo de aquella cosa que había estado guiando a Reilien. Aunque parecía haber tenido el detalle de quedarse quietecita sin hacer nada. Ya era algo.

—Entiendo pues que con destruir el artefacto la linea temporal debería volver a la normalidad. Y... el Ojo lo dejamos donde está, ¿verdad?

Cuando pudo calmarse, Fjorda sacó pluma y papel de su mochila, y se puso a tomar notas de todo lo que allí veía. Sin duda, nadie más que los presentes había estado en un lugar donde se acumulasen artefactos de tanto poder... y todos juntos.

Además la concentración de escribir a toda la velocidad qeu podía le hacía olvidar todo lo demás. Puede que fuese una simple asesina, pero también dejaría notas para la posteridad (ahora que volvería a haber posteridad).

—Muchas veces. Pero si entendía poco de lo que decía, lo hacía menos aún de lo que hacía con esa cosa —admitió Delphine.

—Buenos días y disculpen la intromisión —irrumpió una voz modulada y agradable, suave como la seda, dulce como la miel, artificial como un pedazo de metal.

Parecía provenir de El Ojo de Magnus, que flotaba muy lentamente en vuestra dirección, como alguien que tratara de acercarse a una bestia sin provocarla. 

—El nombre de esta unidad es El Ojo de Magnus. No ha podido evitar escucharles, y debe hacer notar que el razonamiento de la dunmer llamada...

Una pausa.

—...Elynea...

Otra pausa.

—... es erróneo. A El Ojo de Magnus le gustaría ponerse a su servicio para ayudarles en todo lo que necesiten. Esta unidad conoce el procedimiento para detener el proceso iniciado por la altmer... Reilien... y suprimir las mareas antientrópicas. Si desean activarlo digan en voz alta "afirmativo". Debe advertir que eso permitiría el acceso al complejo a la altmer llamada... Valaste. 

Recordar a Karin hizo que una cancioncilla resonara en la cabeza de K'Dan.

Nuestro héroe, nuestro héroe aclamado como guerrero.
Oíd que aquí llega el Sangre de Dragón.
Su Voz encierra el poder del arte nórdico verdadero.
Creedme, aquí llega el Sangre de Dragón.
El azote del mal que en Skyrim causaba amargura.
Cuidado, cuidado, que viene el Sangre de Dragón.
Las tinieblas se extinguieron, mas su leyenda perdura.
Y sabréis que aquí llega el Sangre de Dragón.

La mente de K'Dan voló a las ruinas de Helgen, al encuentro con el monje psijic y a la huída (porque llamarlo lucha era vergonzoso) con el dragón.

—¿Y qué pasa con Alduin?—preguntó entonces casi sin venir a cuento más al aire que a alguien en concreto— ¿Hay algún método para expulsarlo de Tamriel? ¿O de evitar lo que ocurrió en Helgen? Sé que el Psijic dijo que era algo que tenía solución pero estamos hablando de un dios de la destrucción.

Entonces le preguntó directamente al Ojo de Magnus.

—Además de arreglar toda esta basura temporal, ¿podemos retroceder la línea temporal hasta antes de la ejecución del dovahkiin y que las cosas ocurran como debieron haber ocurrido? No estaría mal ver a un bretón salvando el reino de los nórdicos y a todo Mundus, y vivir para contarlo —terminó con una sonrisa.

Elynea pegó un brinco en el sitio al casi atragantarse con su  propia respiración, ¡aquella cosa hablaba!

—Espera—le aconsejó a K'Dan—. No pidamos tan deprisa. Si lo hacemos sin saber cómo funciona esto lo podemos mandar todo al traste.

Miró a aquel extraño artefacto; no podía creerse que estuviese hablando con un objeto. Uno que para colmo, contestaba. Y hasta era educado.

—Ojo de Magnus, supuestamente si se detiene ese eh... "proceso iniciado por la altmer Reilien" ¿todo volvería a como estaba antes de que lo iniciase?—dijo—. ¿O simplemente el tejido del tiempo dejará de curvarse y volverá a transcurrir como debe? Nos interesa deshacer lo que Reilien provocó pero que después este artefacto no pueda volver a usarse.

Otra vez aquel lío infernal de lineas temporales, le dolía la cabeza sólo de pensarlo. ¿Si detenían aquel proceso qué iba a pasar? ¿Retrocederían en el tiempo y Reilien volvería a la vida con lo que todo lo que habrían hecho no habría servido de nada? ¿O simplemente se quedaría todo como estaba pero el tiempo ya transcurriría de forma normal? ¿Alduin volvería a su sitio o sería un nuevo problema? ¿Seguirían estando allí en Imrarlatz o aparecerían en otra parte? ¿Tenían entonces que revertir el proceso primero y destruir aquel trasto después para impedir que se volviera a usar?

Y para colmo aquella zorra de fuera podría entrar. Maravilloso. Ya podría hacerla picadillo algún artilugio dwemmer.

El Ojo de Magnus puso en orden sus datos antes de contestar.

—El cronorrotador tonal ha quedado fuera de servicio por las manipulaciones de la altmer llamada... Reilien. No existen los componentes adecuados para su reparación. Esta unidad recuerda que, aunque se reparase el núcleo, sólo es posible viajar desde unas coordenadas espaciales dadas a una serie n infinita pero numerable de coordenadas temporales según las soluciones de la ecuación n-helicoidal de Izvufrach-Mchalzrak.

»El proceso de supresión de las mareas antientrópicas no cambiará lo que ya ha sucedido, dunmer llamada... Elynea. Pero evitará que la entidad llamada... Alduin... siga en fase con su Era, si es eso lo que les preocupa. 

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