Partida Rol por web

Thanes de Carrera Blanca

Un Sueño de Sovngarde — Creación de Personajes y Subida de Nivel

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22/01/2014, 20:01
Narrador

tampoco me había fijado, te he colocado de repente media docena de licántropos (siete con Thyra) que igual no quieres tener o que te sobran en la partida, puedo modificar eso también.

Cierto, sabía que me olvidaba de algo. Sólo el Heraldo y los miembros del Círculo (jefecillos) de los Compañeros son hombres lobo. Los miembros regulares de los Compañeros ni siquiera lo sospechan. Los miembros del Círculo son: Aela, Vilkas, Farkas, Skjor y Kodlak, que además de miembro del Círculo es el Heraldo (jefecillo).

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22/01/2014, 20:05
Karin
Sólo para el director

Thyra tampoco? :(

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22/01/2014, 20:18
Narrador

Hmmm ¿qué es más importante, que sea licántropa o compañera?

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22/01/2014, 20:30
Karin
Sólo para el director

Tú y tus maldades de Master! grrrrrrr! xDDDD Compañera, supongo, tiene que andar por Carrera Blanca si quieres morderme el culo. Si. Para ser coherentes con el personaje, lo importante es Compañera

Notas de juego

Era una prueba? xD

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22/01/2014, 20:46
Narrador

Lo decía porque puede ser licántropa y vivir o pasar por Carrera Blanca sin necesidad de que sea una Compañera. Hay más licántropos, a parte de ellos. Por si eso te encajaba mejor.

Si ves que la parte de que es una Compañera te importa más, pues tal vez no sea imprescindible que sea lobilla.

¡Como veas!

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22/01/2014, 21:15
Karin
Sólo para el director

Vale, vale. Había pensado que ya que ibas a incrementar el tamaño de la ciudad también harías otro tanto con las facciones y por tanto habría más miembros del Círculo. Eso me pasa por asumir y no preguntar

Aún así prefiero que sea Compañera. De hecho, me cuadra más con la Thyra de la historia, que según la he escrito parece devota a Hircine y admirará a los licántropos (aunque no lo sea aún). Una especie de aprendiza de lobita xD en cualquier caso lo consultaré con la almohada, porque era el conjunto Compañera del Círculo lo que me seducía totalmente. Ya te digo que seguramente la haré Compañera y manta, pero me lo voy a pensar.

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22/01/2014, 22:19
Karin
Sólo para el director

Me cito a mi mismo porque no puedo editarme T.T

Vale, vale. Había pensado que ya que ibas a incrementar el tamaño de la ciudad también harías otro tanto con las facciones y por tanto habría más miembros del Círculo. Eso me pasa por asumir y no preguntar

Vale la pena preguntarlo, habías pensado en ello? (intento desesperado de salirse con la suya)

Aún así prefiero que sea Compañera. De hecho, me cuadra más con la Thyra de la historia, que según la he escrito parece devota a Hircine y admirará a los licántropos (aunque no lo sea aún). Una especie de aprendiza de lobita xD en cualquier caso lo consultaré con la almohada, porque era el conjunto Compañera del Círculo lo que me seducía totalmente. Ya te digo que seguramente la haré Compañera y manta, pero me lo voy a pensar.

Pienso: es viable lo que acabo de escribir? una adoradora de Hircine, aunque sea encubierta? quiero decir, es una aberración transfondística? o es una buena premisa para una Compañera?

 

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22/01/2014, 22:48
Narrador

No me quiero meter a modificar eso porque bueno, es bastante importante en el juego, y la gente ya tiene ciertas ideas preconcebidas del Círculo que no me interesa sacudir, de momento.

Podría ser una adoradora de Hircine, sí. Pero sería demasiada casualidad que acabara en los Compañeros sin saber que son licántropos, ¿no crees?

Pero si de verdad piensas que Thyra es tan importante en la historia, elabórame un poco ese trozo para darle credibilidad y lo miramos.

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22/01/2014, 22:56
Karin
Sólo para el director

Lo he pensado sacando al perro, recuerdo esta frase de Aela:

Mi madre fue una compañera. Y su madre, y todas las mujeres de mi familia hasta los tiempos de Hrotti Espada Negra. Permanecí con mi padre en los bosques hasta que tuve edad suficiente para la prueba. Cazábamos todo lo que se podía cazar. Fue un buen entrenamiento. Mi madre no vivió el tiempo suficiente para verme unirme, pero yo lucho para honrarla, a ella y a todas las hermanas de escudo, a través de los tiempos.

Puede ser que Thyra tenga antepasados en los Compañeros de forma similar? de esa forma sería conducida hacia el culto de Hircine y, subrepticiamente, a la licantropía, que vería como una bendición, de la misma forma que algunos de los del Círculo.

Puede ser? dime que no he vuelto a meter la pata T.T

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22/01/2014, 23:01
Narrador

Sí, claro. Si te llamas Aela es posible xD. No vas a copiar el trasfondo del PNJ y ponerle otro nombre, ¿verdad?

¿VERDAD?

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22/01/2014, 23:16
Karin
Sólo para el director

No, palabra xD pero me hizo pensar que podrían existir linajes entre los Compañeros, o que un antepasado concreto con el que Thyra se identifica mucho fuera de los Compañeros, o que encontrara un libro...en cualquier caso, una relación con el pasado familiar/personal lo justificaria?

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22/01/2014, 23:23
Narrador

Si es tal cual lo dices, no, porque es una mera copia de Aela xD. Inventate otra cosa. Un pelín más elaborada y diferente.

Por ejemplo, imaginemos que Thyna ve por casualidad ve a Vilkas (que es el más tontorrón) enfrentándose a la Mano de Plata y transformarse en hombre-lobo. Envidiosa, quiere el mismo poder para si, e investiga de dónde viene ese tipo. Su pista le lleva a los Compañeros, y como es una guerrera por derecho propio, la aceptan entre sus filas pese a Kodlak no está muy seguro de su honorabilidad. Y ahí está, en el filo del cuchillo. Dentro de los Compañeros pero sin poder alcanzar lo que quiere realmente.

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22/01/2014, 23:31
Karin
Sólo para el director

Cooooool. Eres una auténtica máquina, Tali. Además, eso puede argumentar que se la llevaran a Riften (en la historia) sin que Karin se empapase de nada y sin dar explicaciones, una de tantas pruebas, could be?

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23/01/2014, 09:44
Narrador

Sí, claro. Podría ser que incluso sospechen de ella, o hayan averiguado sus auténticos propósitos y traten de darle una lección antes de echarla con cajas destempladas.

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23/01/2014, 12:55
Karin
Sólo para el director

O que se gane la admisión, yo confío en ella :P en cualquier caso, es tuya para atormentarme y hacer lo que gustes :)

Vale pues, así creo que está todo, he cambiado lo que había que cambiar, he quitado el incidente del oso y lo de los ojos amarillos (no tienen sentido si Thyra es humana), he añadido alguna cosilla a la separación y he mejorado, me parece, el nombramiento de Thane:

 

Notas de juego

Miro la página en blanco y me pregunto por enésima vez qué escribir.

Suspiro. Mi saga no va a cantarse sola. Pero, ¿por dónde empezar?

Podría dedicar algunas líneas a mi infancia en Lucero del Alba. Al norte de Skyrim. Al norte del norte. No es el pueblo más septentrional del país, pero hace esfuerzos por ser uno de los más fríos. El viento helado del mar, la danza de los grandes bloques de hielo flotante, el barco con el que el padre de Vidkun solía llevar a todos los niños a ver a las ballenas cuando estas pasaban frente a las playas de la región…Fue una niñez feliz. Sonrío al recordarla, con resignación, como si no quedara más remedio que admitirlo. Padre era (y es, pues sigue vivo) un armador de barcos, un gran carpintero. Muchos comerciantes me han hecho regalos a lo largo de mi vida para conseguir a Frederik Manoshermosas acceda a construir su embarcación. Padre siempre fue bueno conmigo. Claro, madre murió al dar a luz, así que su niñita del alma era lo único que le quedaba. No soporto pensar en lo mucho que podría entristecerlo la oscuridad de mi corazón. Toda la felicidad que he evocado con mis recuerdos más bellos se esfuma.

El Colegio de Bardos de Soledad tampoco es un mal tema para dedicarle unos versos. Claro que, siendo el templo de los Bardos, el público sería exigente. Recuerdo mis andanzas en la ciudad más imperial de Skyrim. Recuerdo la travesía en barco a lo largo de la costa, hacia occidente, un favor a padre de uno de sus clientes. Recuerdo presentarme con trece años ante los maestros, que me miraban como si fuera algo que se les había pegado al zapato. Por suerte, yo no era solo la larga sombra de mi padre. Mi voz impresionó a los maestros. Y así pasaron los años en Soledad. Nunca a una ciudad le sentó peor su nombre. Río por no llorar al recordarme, joven y estúpida, admirando los mercados y los festivales de los imperiales. Una chiquilla criada en las provincias del Este, tan leales a Talos como siempre y tan replegadas en las viejas tradiciones se veía de pronto en un mar de música, color y diversión. Recorría con Sigrún, mi mejor amiga, las callejuelas y los embarcaderos, preguntando cotilleos e intercambiando secretos para convertirlos en canciones e impresionar a los maestros. Rememoro la diversión de las primeras canciones picantes y las primeras borracheras. Fue cuestión de tiempo que apareciera Valeria.

Valeria era una joven venida del mismo Imperio. Una muchacha de casta y linaje, destinada a ser algún día la mujer detrás del gran hombre. Pero ella tenía apetitos diferentes. Y su sonrisa logró encantarme más que cualquier sortilegio que pudiera haber aprendido después. Sentía una atracción hacia Valeria que no era como el cariño hacia Sigrún u otras compañeras. Se trataba de algo…animal, apasionado. Fue una noche sin luna, en una hoguera tras una festividad en nombre de Dibella. Valeria suplicó escucharme cantar, y la complací con una composición propia que exaltaba sus virtudes, por las que tenía extraños sueños e inquietantes pensamientos. Así fue como empezó todo, y no he vuelto a dirigir una sola plegaria a Dibella, ni lo haré, hasta que no tenga claro que esta pasión maligna no es tal.

Pasaron las lunas seguimos viéndonos a veces. Para Valeria no era ningún secreto ni ninguna vergüenza, pero para mí, una nórdica criada en el orgullo y la tradición, era un secreto, un engendro de la noche que no debía ver la luz. Nada más concluir los estudios en el Colegio de Bardos, marché junto a Sigrún. No hubo despedidas, solo una carta que Valeria quemó sin abrir, me enteré mucho después.

No me había dado cuenta hasta ahora de que estoy llorando. Adiós al papel. Lanzo furiosa la hoja arrugada e impoluta y me enfrento a la siguiente.

Pues sí. De vuelta al Este. Cruzamos Haafingar uniéndonos a algunas caravanas, cantando para comer y llegamos a la Marca de Hjaal. Entonces nos separamos; Sigrún quería viajar a Hibernalia en busca de conocimientos arcanos y verdades ancestrales. Yo sólo quería perderme en los caminos un tiempo, huir de mi misma.

Así conocí a K´dan. Viajando sola es imposible que no surjan problemas. Lección que aprendí por las malas. En el cauce del Lecho de Rocas, intentando encontrar un maldito camino, pues ya me había perdido, me asaltaron tres hombres. Yo tenía una espada, y me preparé como una nórdica a enfrentarme a mi muerte y a mis ancestros. Pero ellos no querían matarme. Luché como un jabalí borracho, tan fuera y tan torpe. Pero me desarmaron, me empujaron, me sujetaron…y murieron. Y allí, en la senda de arena que yo había estado buscando, conocí a mi felino salvador, quien me enseñó algunos trucos con el arco mientras viajábamos hacia el sur.

De nuevo siento el calor en mi cuerpo. K´dan, uno de los pocos extranjeros a quienes quiero como si fueran nórdicos. Siempre amable y de modales suaves. Me atreví a confesarle los que yo considero mis crímenes y él sonrío. Azurah, una de sus diosas, que me resultó muy semejante a Azura la Daedra, enseñaba que no era delito ni maldad lo que yo sentía, que era natural. Me negué a aceptarlo. Quizá entre los Khajiitas eso sea posible, no lo sé, pero yo soy de Skyrim. En cualquier caso aprendí un poco sobre Azurah en compañía de K´dan, y, a mi pesar, la guardé en mi corazón cerca de donde siempre he tenido a Kyne, mi tótem, mi guardiana, mi custodio espiritual. ¿Por qué Kyne? Porque ella puede llevar mi voz y mis canciones con el Viento. Porque ella puede hacer música con la tempestad y los elementos. Porque ella puede llevar mis palabras a los dioses, hacerles mis preguntas. ¿Por qué Kyne? Porque tanto ella como yo somos seres de Voz.

Bajé con K´dan hacia el sur, acompañando a viajeros, aventureros y comerciantes. Llegué hasta la Comarca de Carrera Blanca. Siempre me ha atraído como el aroma de la cena. Sin duda, aquí ocurren cosas interesantes. Los conflictos son más fuertes aquí, incluso entre los mismos Clanes que rigen la ciudad. Siempre hay vida en las calles y música en las tabernas. Y al mismo tiempo, el espíritu nórdico sigue presente, no como en Soledad, donde casi ha desaparecido. Carrera Blanca para mí representa un equilibrio fascinante. Además, fue aquí donde conocí a Thyra. Recuerdo estar saliendo del Templo de Kyne, susurrando aún plegarias tratando de explicar a mi diosa predilecta que Azurah tiene motivos para existir en mi alma, suplicando que disculpara mis elecciones espirituales en lo concerniente a mi corazón. Ella estaba contemplando el Verdeoro. Llevaba las ropas gastadas y su armadura era un laberinto de golpes y abolladuras, pero sonreía con fiereza. La saludé y empezamos a charlar. Era una gran guerrera, de los Compañeros, y acababa de regresar de una misión. Le pedí que me contara sus aventuras, porque sin duda acababa de regresar de alguna empresa de su organización. Y así empezó todo.

Durante unos meses, nos dedicamos a recorrer la Comarca realizando encargos y misiones. Pasábamos a menudo por la Destilería Amielada, sin esconder nuestros gestos. Por ello, temo pasar por allí, aunque no creo que me recuerden. Bebíamos aquel excelente néctar, dulce y alcohólico, y luego pasábamos la noche entregadas la una a la otra. Bajábamos a vender nuestros botines a Cauce Boscoso, donde éramos un poco más discretas. Thyra tiene una casa en el pueblo, y solíamos dormir ahí cuando dejábamos los caminos. Aún paso por el Gigante Dormido para buscar noticias y buen ambiente. Pero donde más disfrutaba de su compañía era en la Cavada del Arroyo Verde. Había algo en esos parajes que despertaba su espíritu primario. A veces, cuando hablaba de sus hermanos de Jorrvaskr, sus ojos brillaban y era tan apasionada que daba miedo. Otras veces, alzaba la cabeza, cogía el arco y, sin yo saber cómo demonios lo había hecho, acertaba a un conejo de la maleza. Le gustaba mucho oírme cantar. Recuerdo que también adoraba los cuentos, sobre todo el Relato de Hircine, ése de los Dieciséis Tratados de Locura en el que el Príncipe de la Caza crea un monstruoso licántropo que se mata a sí mismo para dar caza a un pajarito por una apuesta con el Príncipe Loco. Ella sonreía cuando yo se lo contaba, cada una de las cien veces que lo hice. Después a menudo me llamaba “pajarillo” o “gorrión”. Me pregunto si me estaba perdiendo algo.

Pasó el tiempo y decidimos viajar un poco. A mi pesar, Azurah ganó peso en mi alma. Fuimos de aquí allá en las Comarcas Orientales. Sueño aún con aullante viento en las cumbres vacías de Punta Mellada, en el Pálido, donde hice una breve visita a mi querido padre. Derramé lágrimas ante la visión Capilla de Azura, asomando a través de la niebla blanca de los picos. Tuve que detenerme a contemplarla en la lejanía, a contemplar los ojos de piedra de la Señora Daedra que quizá algún día reclame mi alma. Thyra estaba junto a mí. “Su reino está a poca distancia del que aguarda a mi alma” me susurró “en la Otra Vida no estaremos muy lejos”. Fuimos a presentar respetos ante la sepultura de Ysgramor, y allí conocimos a Korgal, que velaba humildemente el paraje. Un gran orco con el alma de un nórdico tan leal a Talos como cualquier jarl y que se convirtió en nuestro compañero de aventuras. En el Salón del Calor de la Vela, de Ventalia conocimos a Saffi, una joven maga de melena dorada que deseaba descubrir misterios y demostrar a los imperiales y a los Thalmor la divinidad de Talos. Tan nórdica como yo, no era insensible a la separación de los elfos oscuros y los argonianos en la ciudad, y lo consideraba un error. El último de nuestros compañeros fue Rolf, un herrero convertido en cazador de bandidos después de que estos masacraran a su familia. Recuerdo con mucho cariño a estos amigos, y aunque nos separamos tras nuestras correrías, sin duda merecen que escriba sobre ellos.

Con ellos encontré mi anillo mágico. Recuerdo que subimos por las cumbres del Viento del Norte, enfrentándonos a muertos vivientes y arañas de hielo hasta encontrar un…santuario escondido y precariamente alzado sobre los recovecos de un barranco. Una hermosa estatua de Kyne aguardaba sublime con la mano extendida. Allí el viento entonaba melodías que no he conseguido plasmar nunca. Me acerqué y tomé de su mano mi Anillo de los Cuatro Vientos. Acto seguido, se produjo un derrumbamiento y todo el santuario se desprendió de las laderas. Casualidad o destino, lo decidirán los que sepan de mi saga.

Así fueron pasando los años, hasta que llegaron nubes grises. Poco a poco nos separamos. Rolf decidió viajar al sur a probar suerte como mercenario. Saffi marcharía a Hibernalia a hablar con sus maestros sobre el santuario de Kyne y a aprender nuevas habilidades. Korgal eligió Ventalia, para ofrecer sus servicios a los Capas de Tormenta. Thyra y yo decidimos bajar por la Grieta hacia los caminos más transitados y luego unirnos a alguna caravana que fuera a Carrera Blanca, donde pudiéramos adquirir una propiedad alejada y estar juntas y tener un hogar, un fuego y un lecho. Era nuestro sueño, y no creo que fuera tanto pedir. Pero se torció.

Recuerdo que estábamos sentadas frente al fuego, en un risco al este de la Cima del Viento del Norte. De las sombras salieron tres figuras enormes y sombrías. Yo ya estaba echando mano del arco cuando Thyra me detuvo. Eran de los suyos. Compañeros. Pidieron permiso para sentarse. Eran guerreros de gran fama y yo no podía creer que los tuviera tan cerca. Los hermanos, Vilkas y Farkas, y el adusto Skjor con ellos. Al parecer, querían hablar con Thyra, así que yo me ofrecí para buscar leña. No tengo muy claro de qué estuvieron hablando, pero la discusión subió un poco de tono y tuve que esperar un buen rato a que terminara. Supongo que ella quería que les acompañara y ellos se lo prohibieron, al fin y al cabo, era una misión de los Compañeros. No pude conciliar el sueño. Nos íbamos a separar…sólo dejé de pasearme por los riscos cuando llegó el blanco amanecer, y ya me había quedado sin lágrimas.

Al día siguiente, tuvimos que despedirnos. Adiós a nuestros sueños de vivir juntas en Carrera Blanca. Adiós a nuestra Granja del Escalofrío. Ella tenía un deber ineludible y yo no podía acompañarla. Debía ir a Riften con sus camaradas y no sabía qué sería de ella, así que no me obligó a ninguna promesa ni juramento, aunque yo sólo deseaba pronunciarlos. Al marcharse con los Compañeros, se sacó del cuello su colgante y me lo puso a mí. Lo sentí frío. Y aún ahora lo siento frío, el liso colmillo blanco con runas talladas que me regaló. “Cuidará de ti, pajarillo” me prometió Thyra “pues contiene un poco de la dureza de las tierras salvajes”. Y siempre llevo desde entonces alrededor del cuello ése cordón negro y basto con su afilado amuleto de hueso.

Encontré a un grupo de mercaderes que aceptó mi compañía a los pocos días. De hecho, estuvieron encantados de contar con una luchadora capaz, pues las cosas se estaban erizando, decían. Me contaron nuevas de Riften, sobre un prisionero de la Mano de Plata que había escapado ayudado por monstruos lupinos. Sobre cómo las tensiones se acrecentaban entre nórdicos y extranjeros. Al divisar el Verdeoro, di gracias. Luego acudí al Templo de Kyne y, de rodillas, besé el anillo que me había regalado en las montañas. Juré ser mejor. Juré renegar de Azurah y de mis oscuros deseos. Juré ganarme la recompensa y el favor que ya me había concedido en su compasión.

Encontré esta casa, el Hogar de la Brisa, la llaman. Muy propio, y empecé a integrarme en la comunidad. Como Bardo, cantaba en las tabernas y a veces incluso el jarl o los Melena Gris me pedían que acudiera a sus recepciones, festines y veladas. Me fui haciendo conocida, respetada. Y finalmente, me convertí en Thane al demostrar mi valía hace pocas lunas.

Los Thalmor y los imperiales detuvieron a Bjorn, un honrado granjero de las afueras de Cauce Boscoso por rendir culto a Talos. El pueblo se enfureció y protestó, amenazando con un motín. La Guardia acudió rauda, pero, ¿quién iba a matar a un compatriota como a un perro? ¿Quién pensaba que la protesta no era legítima? Aquello iba a ser un baño de sangre y un valle de lágrimas, así que, inspirada por Kyne, Azura, el recuerdo de Thyra o la lealtad a mi padre y mi pueblo, me encaramé a uno de los tejados y usé mi magia para llamar su atención. Les hablé y les canté, les narré historias. A guardias y a aldeanos, a simpatizantes del Imperio y a amigos de los rebeldes. Hice que se marcharan a casa asegurando que, sin duda, el jarl no permitiría que un súbdito leal fuera injustamente castigado.

Presionado por un yugo que yo mismo le había colocado, el buen jarl Balgruuf tuvo que frenar los procesos contra Bjorn y usó todo su poder para ponerle en libertad. A cambio, se ganó al pueblo e incluso la reticente aprobación del Clan rival. Como “recompensa”, me nombró Thane. “Has demostrado ser digna de ello” dijo con una sonrisa malvada “y así, la próxima vez que quieras tirar de mis riendas, pensarás en lo que pasará si me desboco”. Aún no sé si fue un castigo o una auténtica recompensa.

 

Cargando editor
23/01/2014, 13:02
Narrador

Mucho mejor.

Pon una versión apta para todos los públicos en la sección Historia de tu personaje para que la puedan leer tus compis. Y pásame la ficha de la pestaña de notas a la sección de ficha :P.

Cargando editor
23/01/2014, 13:16
Karin
Sólo para el director

La versión apta había pensado en esperar a colgarla a que todos hablemos de qué nos conocemos y hacerla, por así decirlo a partir de ser Thane, ¿qué opinas?

Cargando editor
23/01/2014, 13:20
Narrador

Ferpecto.

Cargando editor
23/01/2014, 13:21
Karin
Sólo para el director

Y el personaje bien? bien de ficha/historia digo, no está OP, no? no tiene combos, creo, te gusta y eso? estoy en modo inseguro hoy porque llevo muchos cafés y he temrinado examenes xD

Cargando editor
23/01/2014, 13:24
Narrador

La ficha no la he revisado aún, sólo le he echado un vistazo por encima pero no parece OP. Tus elecciones en las fichas suelen estar más del lado del roleo que de hacer el pj particularmente fuerte xD.