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The Elder Scrolls - Helgen

[Rol libre] Los lugares que he visitado

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31/01/2018, 03:41
Seretide

Luna Sombría

Aquella revelación dejó a la dunmer absolutamente estupefacta, incapaz de reaccionar, de proceder, durante lo que pudieron ser instantes, o quizá toda la eternidad, con los labios entreabriertos y una mueca de incomprensión y de asombro- El Elegido...-musitó, finalmente, posando las manos sobre el suelo invisible de aquel plano del Oblivion, incapaz de sostenerse en pie. 

Aquel desconocido, con el que había compartido aquel momento fugaz que ardería, largamente, en sus recuerdos. Aquel con el que había compartido un sentimiento nacido quizá del mismísimo destino, sin siquiera saber quién era... El mismísimo héroe reencarnado que había sentenciado al Tribunal, había yacido con ella, entonces, y ahora... Largamente. La imposibilidad de todo aquello, y que sin embargo hubiese sido de hecho de aquel modo, hizo que tomase aire varias veces, y lo exhalase, lentamente, diciéndose a si misma que debía responder a la Reina del Cielo Nocturno. Que no podía quedarse callada, inmóvil. 

Alzó el rostro, absolutamente desconcertada, y sin embargo sintiendo que una claridad incisiva pretendía instalarse, abalanzarse, sobre su mente- ¿Quiénes eran esos encapuchados que osaron ofenderos, Reina del Cielo Nocturno? ¿A quién adoraban? -preguntó- ¿Permanecen ambas almas aún entremezcladas, la del mortal, y la de vuestro Elegido? ¿Debe permanecer él en esas tierras ruinosas del norte por lo mismo por lo que me advirtió lord Sanguine? Algo va a ocurrir... Algo importante... ¿No es así?

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31/01/2018, 03:42
Azura

Luna Sombría

La Reina del Cielo Nocturno te contempló severa, su mirada escondía secretos insondables, el saber de eras de más allá del propio tiempo. Escuchó tus preguntas, te entregó un silencio largo e inquietante.

No nombraré su Nombre aquí. sentenció, alzó la mirada al firmamento de su reino y, por un instante, casi tuviste la sensación de ver miedo en la mismísima Azura. Se acerca el crepúsculo de Nirn. Las líneas del tiempo se han roto y el Aedra Akatosh no es capaz de ver lo que sucederá. 

Bajó la mirada hacia a ti, solemne, como si jamás hubieras visto ese miedo en la princesa daédrica.

Ahora sus almas son la misma. Mi Elegido sacrificó su alma para que la del mortal sobreviviera, pero su historia ha terminado. dijo casi profética. Su cometido se cumplió en la anterior Era, ahora es momento que otros se alcen en su lugar.

Al preguntar sobre lo que iba a suceder encontraste silencio al principio, luego miró al cielo y sin bajar la mirada respondió.

Nada que podamos evitar ya. auguró sombría Azura. El Perdido regresará, y la herida que dejó Alduin en Nirn se ensanchará. bajó su mirada sobre ti, una mirada casi astuta. El Príncipe de los Excesos también teme estos acontecimientos, pero sus razones son tan triviales como el perder la fuente de su diversión que sois vosotros.. pero al fin y al cabo, una razón egoísta como la de todos los que nos vemos amenazados por su regreso.

 
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31/01/2018, 03:43
Seretide

Luna Sombría

Creer vislumbrar temor en el rostro sereno y divino de Azura le produjo un terror más profundo que el que había sentido al vislumbrar aquellos ojos vacíos y fríos, sobre la efigie de la dama de rostro sereno. Sus palabras, ominosas, mucho más vehementes que las pronunciadas por el daedra hedonista al que servía, congelaron su sangre de igual forma, hundieron una tenaza en su pecho, y erizaron su carne, hasta el último poro de la superficie de su piel. 

Recordaré vuestras palabras, mi señora. -aseguró, llevándose una mano al pecho, levantándose, ante su mirada solemne- Cuidaré de la última voluntad de vuestro Elegido, mientras ésta perdure sobre Nirn. - pronunció, de manera casi instintiva, y con un tono cuya solemnidad podía equipararse al de la propia expresión de Azura, quedando una pregunta descolgada, en su hilo de pensamientos agitados y trémulos, sin que se atreviera finalmente a mencionarla- Espero... Que aún quede esperanza. Para los habitantes de la tierra sobre la que camino, y para los planos que se estremecerán con aquello que está por venir.

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31/01/2018, 03:43
Narrador

Luna Sombría

La mirada solemne de Azura se quedó engarzada en la tuya, sin decir nada asintió y la niebla perfumada empezó a envolverlo todo. Mientras tu visibilidad moría, la voz de la Reina del Cielo Nocturno se escuchó por última vez.

Siempre llega el amanecer. estas fueron sus últimas palabras. Tras estas recobraste la sensación de bochorno de la cueva, el movimiento del cuerpo y despertaste tumbada en la misma posición en la que encontraste al despertar esa mañana, pero sin la resaca que te atormentaba.

Kennard estaba acuclillado preparando el desayuno, tal como lo viste antes haciendo confusa tu experiencia. Hizo el mismo gesto de volverse hacia a ti, le viste sonreír con esa sonrisa de truhán tan propia de él y te dijo.

Buenos días, damisela. bromeó ligeramente.

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31/01/2018, 03:43
Seretide

Luna Sombría

Parpadeó, confusa, siendo incapaz de situarse aún en la cueva, sintiendo el bochorno, la niebla al mismo tiempo, sin comprender...

Entonces escuchó la voz de Kennard, y lo vio, junto al fuego. Tal y como lo había visto en lo que había sido antes su mañana. Su amanecer. Lo vio sonreir, con aquella sonisa de truhán, aún incapaz de vocalizar palabra. Lo vio entero, risueño, con aquellos ojos desprovistos del terror abyecto que había observado en su mirada, antes de haberlo visto perecer.

Y durante un instante, creyó incluso entrever su alma. Como una nueva amalgama, que la miraba a través de sus pupilas. Una amalgama conformada por aquel hombre al que había aprendido a querer, y aquel desconocido que le había hecho una promesa, cumpliéndola en último término, en otro tiempo, en otra carne. 

Se llevó una mano al pecho, como si en efecto, algo se rompiese tras su piel, tras sus costillas. Y levantándose, casi trastabillando, se acercó a él en una exhalación, para abrazársele, emitiendo un quedo sollozo, estrechándolo entre sus brazos.

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31/01/2018, 03:44
Kennard Baylor

10 de Helada, Mañana, Cueva

Kennard no te acogió con perplejidad, sino con comprensión. El sacerdote te abrazó con firmeza, te otorgó el soporte que necesitabas para tu sollozo tomando tu cabeza con la mano por la nuca con cariño

Ya está, Sere.. ya está.. te dijo con voz suave y, por un momento creíste que se refería a toda tu experiencia onírica, pero lo que dijo a continuación te revelaron que no se refería a eso. Ese hijo de puta no volverá a tocarte.. te dejó entre sus brazos, el tiempo que necesitaras, casi podías sentir que se hubiera quedado toda una eternidad junto a ti.

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31/01/2018, 03:44
Seretide

10 de Helada, Mañana, Cueva

Se refugió en su pecho, pensando, anhelando durante un instante la claridad, el reencuentro, creyendo, durante lo que pudo suponer un parpadeo, que él había visto lo mismo, que también lo sabía. Y fue una fortuna, que en aquel instante no pudiese observar su rostro. Pues la decepción y el desasosiego contrajeron su expresión con total claridad, obligándola a tomar aire, y a soltarlo, despacio, mientras trataba de serenarse, de calmar sus emociones.

Permaneció quizá un minuto largo, o dos, sin decir absolutamente nada, abrumada por la disyuntiva que se presentaba ante ella- He... Soñado algo horrible.-explicó, con un suspio- Menos mal que estás aquí...-dijo, aún afligida, alzando finalmente el rostro, separándose, poco a poco, de él.- ¿Has... Has hecho el desayuno? Huele a... Estofado. Y a ese mejunje extraño que los bosmer llaman café.-dijo, mirando hacia las brasas.

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31/01/2018, 03:45
Kennard Baylor

10 de Helada, Mañana, Cueva

Ya pasó.. ya pasó.. solo era un sueño. acunó tu miedo con delicadeza, pero sin perder un ápice de firmeza. No era el abrazo de un amigo, sino de algo más, otra cosa más profunda e íntima que compartía contigo. Eh.. ¿menos mal que estoy aquí? te buscó la sonrisa, pícaro, tratando de ahuyentar el miedo. Eso casi es una declaración.. rió divertido y te plantó un fugaz beso en la frente mientras te dejaba arrebujarte el tiempo que quisieras entre sus brazos.

Hueles bien. asintió Kennard. Estofado y.. café bosmer, ¿lo habías tomado antes? preguntó ignorante de lo que había sucedido hacia.. ¿cuánto? Seguro que te despejará de la resaca que llevas encima, aunque te veo muy entera.. no está mal.. torció los labios mirándote. ..para una vieja. rió divertido, picajoso.

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31/01/2018, 03:45
Seretide

10 de Helada, Mañana, Cueva

Eres un crío...-musitó, al escuchar que la llamaba vieja, sin dejar de pensar que parte de su alma, de hecho, había vivido desde tiempos ancestrales. Tomó aire profundamente, una vez más, y lo soltó, despacio, despegándose de él. Debía atemperar sus ánimos, sus ideas... 

Sí, lo he probado.-reconoció, sin mentir al fin y al cabo, pues de hecho recordaba aún el sabor en sus labios- Se parece a una bebida típica de Páramo de Vvarden... El masbout. Aunque el café sabe más afrutado, a pesar de ese sabor a tierra y hierbajos que tiene de fondo.-explicó, con una continua sensación de deja vu, secándose las mejillas, relajando la expresión mientras lo miraba.

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19/02/2018, 22:03
Einar

Camino a Helgen, mes de Helada

Nuestros pasos para volver a Helgen eran cautos pues la amenaza de los muertos atacando por doquier es un fantasma que nos persigue sin piedad a donde sea que vayamos. Aun así y a pesar de que muchos son los temas actuales que tienen mi cabeza y cada uno de sus pensamientos ocupados, el pasado se niega a abandonarme. Titus y su pérdida es mi primera prioridad, aunque sea el mismo infierno el que camine en estos momento por la tierra.

A la noche, frente a la fogata con la que esperamos calentarnos y así no unirnos a los muertos, mi voz sale de mi garganta por primera vez desde la destrucción de la luna. Mi mirada se mantiene en las llamas, incapaz de mirar a otro lado mientras comienzo a hablar:

 - "¿Alguno de ustedes sabe algo de esas criaturas reptilianas que matamos? ¿Esos que parecían argonianos pero que no hablaban nuestro idioma?"

Escuché el nombre: Akaviri. No sé qué significa y no sé de donde salieron pero tampoco me interesa. Solo quiero saber qué hicieron con Titus y como puedo salvarlo, si es que aún está con vida. Eso es lo único que me atormenta y no descansaré hasta saber las respuestas.

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19/02/2018, 23:51
Bjorn

Camino a Helgen, mes de Helada

Bjorn se había preocupado por la seguridad del grupo, más que por conseguir alimentos o buscar un refugio donde protegerse de la intemperie. El número de refugiados había aumentado a medida que se acercaban a Helgen.

Y ahora, de noche, sentados junto a una pequeña fogata, se reunían los escasos supervivientes de toda esa pesadilla.

Quizá en ese momento, algo más calmados... era cuando las palabras comenzaban a surgir. El guerrero que había acabado con Jokull fue el primero en levantar la voz. Con calma, y tras inspirar un par de veces, Bjorn aclaró sus dudas:

- Los akaviri son hombres-serpiente venidos de la lejana tierra de los dragones, atraídos por las historias del regreso de estos. Tienen su propio lenguaje. - Comenzó a explicar usando las mismas palabras que había empleado con los cautivos. - De algún modo, Volkar les convenció para servirle... - Todavía le resultaba incomprensible cómo alguien podía corromperse tanto y traicionar así a su religión. - Creo que argumentó que con su ayuda, los akaviri podrían encontrar al Sangre de Dragón para rendirle pleitesía. - Negó con la cabeza. 

- Después de convencerles era sólo cuestión de tiempo que sucumbieran a la influencia de la corrupta mácula de Volkar. - Pronunció el nombre con bastante desprecio.

- No sé cuántos han perecido en Alto Hrothgar... pero es posible que aún haya más. La primera vez que los vi había más de cien. - Se habían enfrentado a muchos... y los Barbas Grises habían acabado con un buen número de ellos... Pero los akaviri eran demasiados... era muy factible que algún grupo pequeño hubiera logrado escapar y esconderse.

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20/02/2018, 01:48
z/Hati, Garra Roja

Camino a Helgen, mes de Helada

Haciendo de avanzadilla, no había pasado mucho tiempo con el grupo en sí. Tampoco tenía ánimos para hablar, absorta en mi dolor, mi preocupación y mis pensamientos, pero al caer la noche, el instinto de supervivencia me hizo buscar la compañía de otros. Hacer fuego era fácil, lo difícil era entrar en calor con todo aquel miedo en el cuerpo.

Me mantuve cerca de la lumbre, lo suficiente como para escuchar las conversaciones, pero no tanto como para acaparar el cálido abrazo de la fogata. Aquella noche no quise comer, así que mientras otros hablaban, me limité a afilar las puntas de mis flechas.

Mientras deslizaba la piedra sobre el metal, escuché a Einar preguntar sobre los hombres-serpiente. Detuve mi mano un instante, sin alzar la vista, recordando mi salida de Falkreath y el dolor de mi costado, allí donde enterraron su hoja, me dolió, aunque probablemente fuera un engaño de mi mente.

Fruncí los labios, en desagrado, y seguí afilando las puntas para distraerme, al menos hasta que el guerrero de ojos claros -Bjorn, creo haber oído-, dio más información a cerca de los akaviri. Alcé la vista para escucharlo con mayor atención, pues parecía saber bastante de ese enemigo. Hasta entonces no me había percatado, pero su rostro tenía algo... familiar. Me recordaba a alguien, sin duda, pero el trauma bien podía estar engañándome de nuevo.

-Dos veces me he enfrentado a ellos- dije, seria, desde mi rincón ligeramente apartado del resto -. La primera vez me atacaron en el camino que lleva de Falkreath a Helgen. Me detuve a socorrer a un soldado malherido que escoltaba una caravana... hombres, mujeres y niños muertos. El legioario moribundo me pidió que le entregara un colgante a su padre, un amuleto de Akatosh- miré mis manos, abriendo y cerando los dedos -. Se lo prometí y, al momento, nos asaltaron tres de esas criaturas que llevaban armaduras semejantes a las de los Cuchillas- alcé la vista hacia los presentes -. Dijeron algo en una lengua desconocida para mí y señalaron el amuleto de Akatosh que aún sostenía en mi mano antes de atacarme. El soldado, de sangre nórdica, sin duda se ganó su lugar en Sovngarde, pues decidió perecer luchando- me llevé inconscientemente una mano al costado, allá donde me hirieron -. Pronto me vi superada y me hirieron de gravedad y, si no llega a ser por un Vigilante de Stendarr, y Kaeso Adamo, de seguro no estaría contando esto hoy.

Arrugué la frente, pensativa. No se me daba bien hablar en público pero... me sentó bien, como desahogo. Me froté las manos por el frío, echando mi aliento entre ellas.

-La segunda vez fue en Cuesta del Antiguo- busqué con la mirada al joven cazador, Haming-... cuando encontramos a Julkooruth- sin duda, el nombre de la sierpe contra la que combatió el Sangre de Dragón antes de desaparecer, no pasaría desapercibido -. Estaba vivo, aunque demasiado débil. Nos habló de Mnemoli, la Estrella Azul y de una amenaza al mismísimo Tiempo, mas los hombres-serpiente aparecieron y nos atacaron. Luchamos junto al dragón que había aterrorizado la provincia de Falkreath hasta que dimos muerte a todos ellos, con nefastos resultados para la sierpe. Julkooruth los llamó "akaviri" y nos dijo que los enviaba un sacerdote, Phyleas Volkar, a acabar con él.

Miré al cielo. Me resultaba un lugar extraño ahora sin Masser y no pude ocultar un escalofrío al ver a Secunda sola en el firmamento. Tuve que abrazarme a mí misma en busca de calor, en un vano intento de sentirme segura.

-Eso es todo lo que sé- dije, mirando ahora a Einar. A fin de cuentas, él había preguntado.

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20/02/2018, 02:43
Viggo de Cauce Boscoso

Camino a Helgen, mes de Helada

El nórdico mantenía los ojos cerrados acurrucado a un costado del campamento y con su mano aferrada a una bolsa de cuero de color rojo, el solo escuchaba sin tratar de dar signos aparentes de importancia respecto a lo que se estaba discutiendo, pero era innegable que tenia una montaña de dudas acuesta, entre abre sus ojos y mira al paladín, en medio de la confusión de la batalla por poco dispara a sus espaldas, pero quizá el hecho de verlo pelear con los malditos lagartos o la intervención divina le hizo cambiar de parecer.

En tono seco pregunta: ¿pero el mago ese si era un argoniano, o no? el cazador miraba a sus camaradas como buscando la respuesta en sus miradas, es la primera vez que peleo con criaturas de esa raza, pero mas allá de que son, ¿creen qué pueda haber mas por estos lares?, ta... los dioses sabrán que maldición desataron al destruir la luna y de paso la mitad del continente, malditos todos. el rencor manaba de sus palabras pero no se podría saber si era contra los sirvientes de Volkar o sobre el mismo por fallar, sin saber muy bien porque.

Viggo ignoraba si algún día encontraría respuesta a todas las preguntas que le atormentaban pero de entre ellas había una que apremiaba, miro al nórdico de armadura pesada: paladín, ustedes estaban allí arriba, ¿que era lo que trataban de hacer esos bastardos?, sus ojos se clavaban como flechas en el rostro del penitente de Akatosh a pesar de notar la terrible carga que se evidenciaba en su ser.

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20/02/2018, 10:07
Bjorn

Camino a Helgen, mes de Helada

Mnemoli… La Estrella Azul. Y una amenaza al mismísimo tiempo. Aquello eran sin duda palabras que los patriarcas debían escuchar. Aquella mujer, Hati, había llegado a lomos de uno de los grandes dragones. Sin duda era una señal del propio Akatosh. Debía serlo.

Había luchado junto a un dragón primero… y cabalgado a lomos de otro después. Una proeza sin duda increíble. Asintió a sus palabras. Trató de recordarse a sí mismo que cuando llegaran a Helgen debía sacar un hueco para hablar con ella.

- En efecto. Phyleas Volkar era un prometedor sacerdote imperial. En los últimos tiempos su comportamiento se había vuelto errático y sospechoso. La realidad es que estaba corrompido… Ignoro qué le pasó o qué descubrió. Pero todos habéis podido comprobar sus oscuros objetivos. – Tragó saliva y se humedeció un poco los labios. Recordar algunos momentos resultaba doloroso. – Tee-Lei, el mago, sí era argoniano. – Añadió. – Ya era la mano derecha de Volkar antes de que éste reuniera a los akaviri bajo su mando.

La última pregunta de Viggo hizo que Bjorn levantara por fin la cabeza. Había permanecido con la mirada en el suelo durante toda la conversación.

- Desconozco el propósito final de Volkar. Seguramente despertar a algún mal ancestral. Y por el camino que iba quizá la destrucción del mundo. – No había tenido tiempo de descubrirlo. Ni había logrado detener del todo al sacerdote. Había cosechado un rotundo fracaso… – Los patriarcas de la Iglesia de Akatosh me asignaron a su guardia personal con la orden de vigilar e informar de sus actividades. Volkar no se fiaba y nos mantuvo al margen a mí y a mis compañeros. Para cuando nos dimos cuenta de que algo iba terriblemente mal… fue demasiado tarde. Cien akaviri contra diez caballleros… No tuvimos muchas opciones. -

Cerró los ojos unos segundos. – Después de eso sólo hubo torturas, - continuó sin abrir los párpados, - algunos muertos, otros cayeron y juraron lealtad a Volkar. El argoniano les hacía beber un líquido negro que corrompía sus voluntades. – Explicó. – Tee-Lei odiaba cuánto me resistía a ceder ante ellos… - dijo con cierta sonrisa en el rostro. Su única victoria en aquellos momentos había sido ver la frustración en los ojos del argoniano. – Me trasladaron a otra celda y… - Lanzó una mirada a Tavase y Sienna. – Bueno, ahí tuvimos una oportunidad de escapar con el ataque de los Barbas Grises. Luego llegasteis vosotros.

Le estaba costando soltarlo todo. Era demasiado… demasiada información que procesar y demasiados sentimientos que asumir. En cosa de algo menos de un mes había pasado toda una eternidad para el caballero.

- Debo informar a mis superiores, pero luego trataré de buscar cerca de Alto Hrothgar por si hay akaviri fugados. – Comentó. – Si doy con alguno, esta vez no morirá. Le sacaré todas las respuestas. Pero es posible que ni los akaviri sepan con certeza qué planeaba Volkar. -

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21/02/2018, 04:11
z/Tavase

Camino a Helgen, mes de Helada

Tavase ayudaba a encender una fogata a una familia de refugiados en esa enorme caravana. Farasad se había acercado a ellos para socializar. Dicha familia contaba con dos niños y el diplomático los entretenía con historias de valor a fin de alejarlos del horror gimiente que acechaba a nuestro alrededor.

Pero el joven guerrero no atendía a las historias sino a los aventureros que conversaban acerca de lo acontecido, sus palabras habían sido robadas por la tristeza y la vergüenza.

Quiso intervenir, aportar lo poco que sabía, pero cuando Bjorn lo observa el Ra Gada duda. Finalmente se acerca taciturno al grupo y añade escueto -nos emboscaron, en Paso Pálido. Fueron demasiados-.

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21/02/2018, 21:55
Eldrid

Durante aquella jornada de viaje se había afanado en ayudar lo más posible, apartando de su mente todos los miedos que la acompañaban desde la cima de la montaña y aquella noche, aun cansada, no quería cerrar aun los ojos.

Se había quedado al lado de aquella hoguera comiendo un pedazo de carne sin mucha prisa mientras muchos de sus compañeros se congregaban también allí alrededor del calor del fuego. Escuchaba con atención, pues mas no podía hacer, ni sabía lo que eran ni de dónde venían, aunque algunas de las explicaciones arrojaron luz sobre aquel asunto, aún seguían sin poder responder a la más importante ¿Por qué?¿Por qué un sacerdote deseaba crear tanta destrucción?

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21/02/2018, 22:42
z/Hati, Garra Roja

Camino a Helgen, mes de Helada

-Porque Akatosh ha dado la espalda a Nirn- dije, sombría, tras escuchar a los tres hombres. Mis ojos se posaron brevemente en Bjorn, antes de fijar la mirada en las lenguas danzantes de la hoguera -. Al menos eso nos dijo Julkooruth, y que Phyleas, al sentirse desamparado por la ignorancia de Akatosh, se sumió en la oscuridad- intenté recordar las palabras exactas -. De hecho, acudió al propio Julkooruth para combatir juntos al Sangre de Dragón y la sierpe le enseñó su Thu'um- alcé la vista -. Mas el sacerdote no cumplió su palabra, traicionando su alianza y enviando más tarde a los akaviri a terminar el trabajo que comenzó el Sangre de Dragón.

Arrugué la frente, mirando nuevamente las llamas, sintiéndome de pronto como un cuervo de malos augurios.

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22/02/2018, 19:09
Bjorn

Camino a Helgen, mes de Helada

Bjorn se quedó sin palabras pero su mirada dura y fría se posó en Hati.

- ¿Estás segura de que esas fueron las palabras de Julkooruth? - preguntó con cuidado. No quería sonar acusador... solamente asegurarse. Pero lo cierto era que todo su mundo se desmoronaba. Sus creencias, su orden... todo.

- ¿Y por qué habríamos de creer a esa sierpe? - Preguntó tras unos segundos... - Los sacerdotes de Akatosh todavía tienen poder... si Akatosh hubiera dado la espalda a Nirn todo su clero perdería sus poderes... - Argumentó. Así era supuestamente como funcionaba, ¿no?

El nórdico se humedeció los labios, notando repentinamente secos la boca y el paladar.

- Fueran cuales fueran las intenciones de Volkar está claro que se alineó con Julkooruth en contra de Akatosh... Por eso querían acabar con el Sangre de Dragón. - No tenía ni idea de los motivos del sacerdote corrupto, pero se negaba a creer que fuera un simple arrebato de ira porque su dios le había dado la espalda.

Eso además significaría que Akatosh les había dado la espalda a todos... Y Bjorn no creía eso, no quería creerlo.

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22/02/2018, 19:15
Seretide

Camino a Helgen, mes de Helada

Akatosh no dio la espalda a Nirn. Símplemente, dejo de ser capaz de conocer su destino. Se volvió ciego ante el futuro. -expuso, finalmente, tras haber escuchado a unos, y a otros, arrebujada bajo su capa, y bajo las pieles que Aster le había prestado, tratando de paliar con el fuego aquel frío que venía desde dentro.

Ese sacerdote caído, y los suyos, querían... Que regresase el Perdido. Eso trataban de hacer con ese ritual horrendo, y no sé si... Consiguieron lo que se proponían. -suspiró, resignada, entristecida- Ahora entiendo por qué los akaviri mataban a tantos, por qué le daban poca importancia a sus posesiones. Lo que necesitaban, tal y como sospechaba, era poder. Almas, para dar energía a esa invocación oscura.-explicó- Quizá fabricaron esa gema oscura con el corazón del dragón que cayó al lago Ilinata hace meses. -supuso.

En cualquier caso, me temo que el devenir de estos acontecimientos era prácticamente inevitable. Algo horrible debía ocurrir. Mnemoli en el cielo lo anunciaba, al igual que cuando desaparecieron los dwemer, o cuando estalló la Montaña Roja, o cuando tuvo lugar la batalla de Bravil. - aclaró, abrazándose a si misma, llevándose el pellejo de vino a los labios- Lo que no sé es si hemos podido paliar la desgracia. Si esto era lo que debía ocurrir exactamente, o si podría haber ocurrido algo peor... De no haber llegado a tiempo para liberar a todas aquellas almas contenidas en la gema oscura. 

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22/02/2018, 23:26
z/Tavase

Camino a Helgen, mes de Helada

Puso cuatro pequeños troncos a la hoguera alrededor de la cual otras familias se habían reunido para escuchar los relatos del viejo Guardia Rojo, casi sintió confort por primera vez en lo que parecían décadas pero no eran más que unos pocos meses de viaje y cautiverio.
Suspiro mientras dedicaba una mirada al mismo y se ligeramente de la caravana, vió nuevamente a los otros combatientes  que se habían enfrentado contra aquel brujo. No apartaba la vista del diplomático pese a estar a pocos metros, sin embargo ahora su atención estaba en otro lado. Subido a un pequeño peñazco vigilaba el campamento.

No pudo evitar escucharlos una vez más, se debatían de lo acontecido. Pero Tavase no tenía ya aliento para gastar en esas cosas, lo importante ahora era sobrevivir.

Pese a las blasfemias contra Ruptga no tenía las fuerzas (ni las certezas, realmente) para participar.