Partida Rol por web

Vesper habló de sus visiones a los Invisibles y Red escuchó atentamente sus palabras. Se fiaba de sus impresiones, y esperaba que los aquí presentes también lo hicieran, si la fama de Blue la precedía.

Sin embargo, fue la intervención de la chica del pelo rapado, de la navegante, la que vino a terminar con el momento de tensión entre los dos habitantes de la House of Yes. Red se sorprendió al ver cómo la chica cogía su mano y más aún cuando la juntó con la de Eve. Pero pasado la sorpresa inicial, y al escuchar las palabras de Eve, Red asintió y apretó la mano de su prima. - No existe la seguridad total. - Sonrió ligeramente. - Pero estoy razonablemente seguro.

Penélope fue la primera en darles su apoyo explícito. Eso era bueno; era lo más parecido a una líder que tenían aquí. - Si todo falla y tenemos que detener excavadoras... - se detuvo un instante, pero luego decidió que si había que pedir ayuda, también había que estar dispuesto a darla. - podréis contar con nosotros. Por lo menos conmigo. - No quería hablar por todos los presentes, ni por toda la House of Yes. Pero él sí estaba dispuesto a luchar.

James pareció más difícil de convencer. Expuso unos argumentos razonables. - Realmente se podría decir que ellos son los fondos buitre. Todos los fondos buitre. Pero si dijera algo así, Eve diría que exagero y probablemente también les estaría dando más poder del que realmente tienen. - Miró a James y se ajustó sus gafas de espejo. - Lo primero es ser consciente del peligro. Lo segundo, informarnos. Y lo tercero, decidir qué hacer al respecto. Me parece que aún estamos en la fase dos.

Y entonces Oz decidió pasar a materializar dicha fase dos. - Podemos llevarte. No me hace mucha gracia volver allí, pero esta vez al menos iré sobre aviso. - Asintió, mirando a Blue; ella ya sabía a lo que se enfrentarían los que se acercasen. - Es un efecto mental poderoso, sutil para algunos, pero a mí me golpeó como con una maza. Sí, te llevaremos. - Lo que después añadió le pareció aún más interesante. - Eso estaría muy bien, Oz. Ninguna estructura es monolítica. Todas, absolutamente todas, tienen grietas. Y ese hombre, ¿crees que podrías encontrarlo?

Soltó su mano del entrelazamiento con Shoshana y Red y se atusó la melena. Eve era así, sus enfados eran explosivos, cortos pero intensos. Podían desembocar en gritos, arañazos o con un skate estampado en la cabeza del otro, pero a los segundos volvía a sonreír tan tranquila. Esta vez por suerte simplemente se vio sobrepasada por Redmond y Vesper. 

¿sabéis si operan a través de algún fondo buitre en particular o algún conjunto de empresas?

Realmente se podría decir que ellos son los fondos buitre. Todos los fondos buitre. Pero si dijera algo así, Eve diría que exagero y probablemente también les estaría dando más poder del que realmente tienen.

- No te pases tio -respondió riéndose. Era una risita aguda, divertida, de estas que si durase más en el tiempo podrían provocar una carcajada general o una sonrisa de mona lisa en todos, deseando poder reír igual que ella. Era la primera sincera del día- Diabolique me comentó algo de Blackstone... y una cosa como LAG o MAG, algo así... querían parar la movida en el río. 

En los sueños todo era más fácil. Allí nadie era del todo ajeno a lo que soñaba y la relación con el mundo es más un toma y daca. La adaptación soñador-soñado es recíproca. La vigilia, en cambio, tenía para Shoshana una inercia imparable. Tratar de parecer normal en ella era a menudo sinónimo a golpearse con un muro y luego poner cara de que no había pasado nada.

No reparó en que LAG y MAG pudieran ser siglas dando por hecho que se trataba de diminutivos: Lag de Lagarto y Mag de Mago. Blackstone debía ser el nombre con el que se conocía en The House of Yes a algún lagarto humanoide que debía vivir en el lecho del río, quizá alguien que había despertado de un sueño convertido en su personaje. Eso siempre sospechó Shoshana que podía llegar a pasar y siempre le daba un poco de miedo. Se lo imaginó como una especie de cosa del pantano, robándole el almuerzo a los transeúntes como el Oso Yogui, y le dio pena. Luego pensó en él como en una especie de Yoda, un maestro eremita.

Aporreó su rodilla en un breve tamborileo con los dedos para dar luego una palmadita.

—Tengo que hablar con "Blackstone". Lo llamaré en un sueño. Alguna vez fue humano y seguro que puedo ayudarle a recordar.

La mirada de Oz siguió la estela de los ojos de Red cuando se dirigieron hacia Blue y una pequeña sonrisa divertida se le escapó por la comisura de los labios al captar ese gesto. Luego asintió, cuando el pintor aceptó llevarlo a ver la barrera de la que hablaban. 

—Gracias. Quiero tantear ese muro por mí mismo.

Su mente flotó lejos de allí con lo otro, habían pasado muchos años, una década entera. Seguramente el hombre de la limusina ya no se acordaría de él, pero Oz no lo había olvidado, ni a él, ni lo que le dijo. Tras tantos años había pocas cosas que siguiera conservando. Una era el cello. Otra, la tarjeta que le había dado aquel tipo al que no había vuelto a ver. 

—Tengo su nombre y un número de teléfono —respondió a Red, aterrizando de nuevo en el presente—, pero fue hace mucho. Tal vez lo haya cambiado desde entonces. Lo intentaré, no perdemos nada. Y si no lo localizo, igualmente podemos buscar otra grieta que podamos aprovechar. Es cosa de tocar las cuerdas correctas.

James asintió a las palabras de Red acerca de la fase en que se encontraban. Parecían no tener demasiada información acerca de bajo qué forma operaba el enemigo, y sin embargo Eve sí que dio algún nombre. Las siglas no le sonaron, pero sí el nombre de aquel banco mundialmente famoso. Asintió levemente para indicar a la chica que comprendía, cuando de pronto Shoshana lo sacó del hilo de sus pensamientos. ¿Qué estaba diciendo?

La miró con el ceño fruncido y gesto desconcertado. Era cierto que a veces, muchas, tenía flashes geniales o sus pensamientos le resultaban muy inspiradores, pero ahora realmente no tenía idea de qué estaba hablando. Y le dio la sensación de que, pese a la seguridad que transmitía su rostro, ella tampoco.

—Shosh… eh… ¿De quién hablas? —no se atrevió a decirle que no tenía sentido lo que decía porque con ella en realidad nunca se sabía—. Blackstone es un banco de inversión que especula con la vivienda —dijo y se quedó mirándola con las cejas alzadas en un gesto de interrogación para ver si le había entendido.

Asintió después al plan de Oz. Era muy interesante que contara con alguien que pudiera darles mucha más información. Y aunque aún no la tuvieran, prefirió exponerles el esbozo de plan que cruzaba sus pensamientos. Siempre podían desecharlo o partir de ahí para exponer otro mejor.

—Preguntaba lo de qué empresas utilizan porque tal vez podamos atacar por ahí. Antes habéis dicho que fuisteis capaces de actuar sobre una pieza clave, introducir una idea en su mente y hacer que fructificara vuestro propio proyecto —comentó mirando alternadamente a sus tres visitantes. La verdad es que aquella idea le parecía genial—. Pues bien, tal vez podamos entonces averiguar cuáles son las piezas clave ahora —brokers, fondos de inversión influyentes, hackers que adorarían hacer arder Wall Street…— y podamos hundir el proyecto atacando sus recursos y la imagen de que sus proyectos son una buena inversión.

La risa de Eve le convenció de que el momento de discordia había pasado. Sonrió a su vez cuando su compañera le dijo que no se pasase, y asintió un par de veces, mientras se metía las manos en los bolsillos. 

El comentario de la chica del pelo rapado le hizo mirarla con seriedad. - James tiene razón, Shosh. Blackstone no es una persona. Es una empresa. Se dedica a invertir su dinero para ganar más dinero, una actividad vacía de significado ulterior más allá del enriquecimiento material. Dudo que sus integrantes hayan sido nunca verdaderamente humanos. - Lo dijo como una chanza, pero le pareció apropiado aclararlo. - Es una broma, sí que son humanos. Pero están perdidos en una búsqueda insensata del dinero. Y, si es cierto que pertenecen a la Tecnocracia, o al menos que la Tecnocracia ha introducido a sus agentes allí, entonces están obsesionados también con el poder y el control. Pero si puedes visitarles en sueños... - Se ajustó las gafas, y miró a Penélope y Oz, buscando una confirmación, un pequeño gesto que le aclarara si esa era una de las capacidades de su compañera. - entonces puede que sí sea interesante identificar a alguien de Blackstone involucrado en este proyecto y hacerle una visita. Onírica.

Oz estaba también dispuesto a ayudar. - Muy bien, Oz. Vendrás con nosotros, te acompañaremos. Y en cuanto a ese hombre, trata de dar con él. Puede que nos dé una pista. - James empezó a proponer planes de actuación sobre piezas claves y Red asintió a sus palabras. - Sí, eso es lo que habíamos pensado. Existe el problema que hemos comentado al principio: que ya hemos actuado así una vez, y puede que haya alguien que se dé cuenta y tome medidas para que no vuelva a ocurrir. Protecciones mentales, trampas para gente con nuestras capacidades. Pero en realidad, no podemos dejar de actuar por miedo al peligro. Tenemos que obtener información y atacar donde veamos debilidad.

Los peones y los alfiles empezaban a moverse por el tablero. La Tecnocracia había hecho los primeros movimientos, pero ellos comenzaban a responder. Las fuerzas no estaban igualadas, pero la voluntad de un despertado era algo que harían mal en minusvalorar.

—Pero tal vez podamos buscar una pieza clave suficientemente alejada como para que no la tengan bajo su protección. No pueden estar en todo —afirmó mirando a Eve quien al parecer pensaba parecido—. La bolsa es un sistema muy caótico; si podemos hacer una previsión de qué movimiento podría agitar el sistema hacia nuestro beneficio, como una especie de efecto dominó o en cadena, tal vez podamos saltarnos sus barreras. Pero para saber algo así necesitaríamos conocer un montón de piezas, necesitaríamos hacer alguna predicción —añadió mirando a Margotte y a Vesper, quien al parecer tenía algún tipo de visiones sobre el futuro—. Son solo ideas preliminares, está claro. Y por supuesto que hay que empezar por otro lugar, como la información que nos pueda dar ese tipo que conoce Oz o conocer la naturaleza de sus protecciones mentales, pero bueno, solo quería que quedara planteado. Cuando sepamos más tal vez encontremos mejores opciones —concedió mirando a Red.

Sus ojos después se perdieron en la luz del crepúsculo que entraba por las ventanas iluminando el polvo del ambiente y a los allí reunidos. La Ciudad los había dejado entrar así que estaba claro que debían escucharlos.

Red asintió al escuchar las palabras de James. - No me entiendas mal, es buena idea. Un efecto dominó como el que propones sería bueno, sobre todo si les cuesta rastrear su origen. Solo digo que, si lo hacemos, tengamos en cuenta que no son simples hombres de negocios. También son despertados, aunque de una naturaleza algo distinta a la nuestra.

Una sonrisa iluminó el rostro de la muchacha al escuchar a la líder -o eso parecía- de los Invisibles darle su apoyo para los planes que tenían. A sus palabras respondió con un simple y sólido -Aquí me tendrán -como si fuera la respuesta obvia y ni siquiera tuviera que pensarla; a Vesper se le ocurrió que ni siquiera debería ser formulada la pregunta “Hoy por ti, mañana por mí”, pero eso no todo el mundo lo percibía igual.

Escuchó el intercambio que sucedió luego, asintiendo según le parecía. Le dio un poco de vértigo cómo Red decía que tenía fama una y otra vez, se removió inquieta en el lugar y se pasó el cabello por detrás de la oreja. Por suerte se pusieron a hablar del edificio en construcción y de la barrera que tenía tejida con energía y alambre de púas. -No hace falta que vayas -dijo a Red con preocupación, no quería que sufriera aquello de nuevo, aunque ese día no había sido de los mejores del pintor y luego hizo un gesto que quería decir "haz lo que creas correcto".

Miró al muchacho en el sillón -Te llevaré si quieres -sostuvo casi al mismo tiempo que el chico respondía que iría solo -Como quieras, ten cuidado, es muy fuerte el empuje de esa barrera, realmente acojonante… Es a unas calles de aquí -iba a señarlar con la mano hacia una dirección, pero pronto se dio cuenta de que realmente no sabía en qué dirección tenía que apuntar por las vueltas y contramarchas que habían dado para llegar allí. Miró el mapa que tenía en manos perdiéndose en sus cavilaciones por un instante.

Lo que comentó el jovencito luego, sobre conocer a alguien dentro de la tecnocracia, le hizo alzar las cejas con una mezcla de asombro y expectativa, que luego cuando la chica rapada habló sobre un tal Blackstone no hizo sino acentuar sus expresiones -¿Una vez fue humano? -inquirió fascinada -¿Le hablarás en sueños? -enfatizó luego y miles de preguntas para hacerle surgieron pero se tuvo que quedar con las ganas. Ah, sí, los hombres de negro, habían venido para eso… Ah, era un banco y ella ya se estaba imaginando a un espía no humano... A veces la realidad era deprimente.

Miró a James de lado, que es el que tenía más cerca, sin perder la sonrisa le dio su parecer sobre lo que le había apuntado antes -Habrá que preguntarle a la ciudad que le gustaría para sí misma -contestó, -No es el objetivo construir algo elitista, tampoco estamos dispuestos a dejar que nos pasen por encima porque tienen más recursos o son diferente clase de despertados a nosotros… Yo por lo menos, no estoy dispuesta, no puedo huir toda la vida y ya estoy cansada de hacerlo; una vez que encuentro un hogar me nace defenderlo y está claro que solos no podríamos -volvió a mirar a James, luego al resto -Pero la unión hace la fuerza, más todavía entre los nuestros… No lo estarán esperando.

Miró a la muchacha que Red había llamado Psicopompo y que James había buscado con la mirada, no se le había ocurrido indagar en el plano del multiverso sobre la Ciudad Olvidada, no era mala idea -Podemos hacer una predicción juntas -propuso -Si nos unimos quizás podamos extender nuestro rango y detalle de visión.

—Tal vez pueda ayudaros con eso —dijo a Vesper cuando terminó de hablar. Luego miró a Margotte—. Me refiero a la predicción. No me tengo por un vidente pero puedo intuir cosas sobre el porvenir. Contad conmigo.

Cuando James le preguntó de qué hablaba, Shoshana respondió a su gesto mirando hacia un lado y luego hacia otro, fingiendo que aquello no iba con ella, como hacía en su trabajo a menudo cuando alguien le preguntaba algo de lo que no tenía ni idea.

Como no quería parecer estúpida o refractaria a lo que proponían, asintió a todo lo que decían, pero quizá por haber perdido el hilo o la esperanza de comprender, se cerró en banda al contenido de lo que decían, como si estuviera en una clase demasiado complicada y no quisiera que el profesor le preguntara a ella.

Al principio le pasó desapercibida la frase en torno a los sueños de la joven rapada, pero las réplicas de sus compañeros le hicieron afilar la mirada. 

[...] puede que sí sea interesante identificar a alguien de Blackstone involucrado en este proyecto y hacerle una visita. Onírica.

Se puso una mano sobre los labios, miró a Shoshana.

¿Le hablarás en sueños? 

Tomó unos mechones rebeldes y se los colocó tras la oreja, describiendo una suave curva por su mejilla (como si fuera highlighter), volvió a mirar a Shoshana. 

La conversación se estaba poniendo interesante en este punto en que como niños que se cuentan secretos al oído, revelaban sus habilidades. Preveer el futuro le parecía una falta de cortesía con lo vibrante de la vida misma. Si todo estaba definido, no quería saberse todos los spoilers. Era mucho mejor apoderarse del momento, del futuro inmediato y hacerlo suyo. 

Lo de colarse en los sueños, en cambio... Se le estaba haciendo la boca agua de pensarlo. No sabía cómo nunca antes había probado ese truco. Eve tenía un largo historial hurgando y violando las mentes de los demás y aquello acababa siendo hasta vulgar. La de guarrería que se escondía dentro de cada uno. Guarrerías que por otra parte, jamás se diferenciaban demasiado las unas de las otras. Entrar en los sueños del otro parecía tan excitante, nuevo y poderoso... 

James, Oz y Red llevaban la batuta de la conversación. Era normal, eran hombres. Los hombres siempre acostumbran a hablar más, más alto y a ocupar el espacio con su aliento de testosterona. Eve les escuchaba un poco en modo avión. ¿Que había que manipular a algún mindundi? Ella podía ¿Que tenían que tomar el control de los pensamientos de un CEO protegido con barreras psíquicas? No tardaría ni cinco minutos ¿Que había que echarse al barro y detener con las manos unas cuantas excavadoras? Eso sí que le encantaría hacerlo. Y sin despeinarse.

Estaba tan sumida en sus maquinaciones que no percibió la mirada de James. 

Shosh, Shosh. ¿Le había hecho algo al tocarla? Sin duda que aquello había hecho que se calmara demasiado rápido. Su aspecto y sus intervenciones le generaban tal extrañeza que la rubia había comenzado a mirarla como si poseyera un aura mística y poderosa. Además parecía fácil de convencer. Un santo inocente que iluminaba el camino como un niño pequeño. Como en la película de Lazzaro Felice, qué chula. 

- Tienes que enseñarme ese truco de los sueños -le dijo en un susurro confidente. Con una sonrisa felina. 

Hacía poco que el Sol se había escondido al otro lado del río, encendiendo el cielo de Manhattan como en un incendio. La creciente oscuridad estaba adornada del naranja y el verde de carteles de neón robados, que iluminaban las pareces cubiertas de Grafitis del amplio salón; un espacio diáfano con dos alturas, con sillones, una mesa, un futbolín… y todas las comodidades que pudiera rapiñar un grupo de desahuciados con poderes.

Enfrascados en la conversación, los Despertados habían tenido los sentidos mágicos adormecidos. Debían haber sentido algo así…, pero no lo hicieron, hasta un segundo antes de que ocurriera… Tal vez no habían estado atentos a las señales, o quizás algo los había mantenido sordos y ciegos hasta ese preciso instante inevitable.

Eve sintió la calma en el ambiente justo antes de que estalle una tempestad, y a Shoshana le llegó un destello lejano, como el reflejo en un prisma que la cegaría si lo miraba de frente. James tuvo una especie de Deja Vú en el que las últimas acciones en apariencia intrascendentes llevaban a lo que iba a ocurrir en ese momento y Red sintió la tensión en las conexiones que mantenían la cuidad en su sitio, que vibraban justo antes de romperse. La melodía del mundo se paró un segundo para OZ, para después ensordecerle con tonos de rojo anaranjado, y Blue tuvo un presentimiento funesto en el que podía ver un cementerio de pilares ennegrecidos emergiendo entre el humo y los escombros, al tiempo que Psychopompe sentía que el mundo de los muertos estaba muy cerca y se abría, y los muertos los llamaban…

No escucharon nada, pero sí pudieron sentir el golpe de la onda expansiva que barrió el salón... Y cuando tras la lluvia de cristales y cascotes abrieron los ojos y levantaron la mirada el mundo a su alrededor se había convertido en un infierno en llamas. Se habían caído algunas de las paredes dejando a la vista las vigas desnudas y telarañas de ferralla, y entre el rugido del fuego devorándolo todo a Penélope y a Shoshana les pareció escuchar los gritos de la misma Ciudad Olvidada, retorciéndose como un cefalópodo al que hubieran sacado fuera del agua para arrojarlo vivo sobre las brasas.