Partida Rol por web

Maria, dando un ágil salto hacía la posición de Samantha consigue hacerla caer de bruces cuando la hace tropezar. Acto seguido, con Samantha indefensa en el suelo, Brokk consigue agarrarla por el tobillo. Samantha intenta resistirse pero ambos la tienen apresada ya. Maria puede darse cuenta entonces que la herida de la cabeza es grave.

- Soltadme, par de imbéciles. - Dice mientras intenta resistirse. - ¡Estais muertos! ¿Me oís? ¡¡Muertos!! 

Samantha consigue enchufar su IRIS (Que había mantenido agarrado) que empieza a flotar. Aunque no parece que vaya a ocurrir nada más. 

Brokk, con las fuerzas que le quedan, agarra el IRIS flotante para intentar pararlo, esperando que sea como el suyo.

- Maria, que no se mueva esta loca.

Maria sigue inmovilizando a Samantha mientras la retienen en el suelo. Está muy atenta a sus manos, no sea que les vaya a sorprender con otro truquito inesperado.

Mientras sujeta a Samantha, mira a Brokk y le dice:

Bueno, ¿y ahora cómo salimos de aquí? ¿Cuál es tu plan?

Cuando Brokk toca el botón del IRIS con intención de apagarlo recibe una pequeña descarga en el dedo que lo hace soltarlo. 

- Acesso denegado. - Dice una voz que proviene del IRIS. 

Samantha ya está más quieta, pero se comienza a reír de pronto cuando dos se escuchan pasos de fondo, y no parecen pasos humanos. De detrás de un contenedor salen dos robots de los mismos que estaban de guardia en las puertas del pasillo. Samantha grita: 

- ¡Activando protocolo A! 

Los robots se pararon en seco y levantaron sus armas, apuntando a Brokk y Maria. Maria y Brokk tuvieron la sensación de que era tiempo de correr. 

- Cagüen...

Brokk se levanta de un salto, le da al botón para ir al piso de arriba, y antes de que el ascensor reaccione y se cierren las puertas, sale llevando de la mano a Maria y dejando atrás a Samantha.

Cuando están fuera, Brokk corre llevando de la mano durante unos instantes a Maria para indicarle que le siga pero en breves le suelta para tener ambos más libertad de movimiento. Brokk busca refugio en los montones de contenedores evitando los disparos que puedan hacerle, hasta que se paran en un contenedor. Brokk entonces enciende su IRIS y esperando que sea de alguna utilidad, lo lanza por encima del contenedor con fuerza. Con algo de suerte, los robots se dirigirán hacia allí.

Brokk y Maria intentaron correr hacía una dirección pero fue en vano, otra pareja de robots les cortó el paso. Samantha se estaba arrastrando hacía el interior del ascensor en aquellos momentos y desapareció cuando se cerraron las puertas. 

Todo parecía perdido pero de pronto los robots dejaron de emitir brillo por los ojos. Parecían estar desactivados. Acto seguido las luces del lugar se apagaron de pronto. El silencio, la oscuridad y la tranquilidad los rodearon. Hasta que un murmullo general se comenzó a oír en la superficie.

Con la oscuridad lo único que podían ver Maria y Brokk era unas diminutas franjas de luz que entraban por las pequeñas ventanas del almacén. 

Entre la confusión y la oscuridad, Maria  se para en seco e intenta divisar de alguna manera el IRIS de Brokk para intentar comunicarse con él.

Al ver eso, Brokk sabe que su compañero ha cumplido su trabajo.

- Maria, salgamos rápido de aquí.

Brokk comienza a correr siguiendo la hilera de ventanas iluminadas al lado para no perderse.

Maria sigue a la voz de Brokk por la oscuridad, mientras avanza palpando la pared que deja entrever los rayos de luz.

-¿Y ahora qué? ¿Tienes otro plan?

Una alarma había comenzado a sonar en el exterior y Brokk y Maria no tardaron en sentir voces y movimientos de pasos por todas partes. No se dirigían hacía allí, parecía más bien que huyeran. 

Estuvieron un rato palpando la oscuridad sin encontrar salida alguna hasta que de pronto una luz salió de la nada. Alguien había abierto una puerta. Cuando la luz dejó de cergarlos Brokk pudo darse cuenta de que se trataba de David, el hombre que lo había guiado. 

Brokk se queda mirando a David, sonríe mientras se acerca y dice:

- Te debo una copa David. Maria, ya te explicaremos con más detalle, pero el es David, lo de la luz ha sido cosa suya. ¿Nos marchamos? Ya tendremos tiempo de presentarnos como es debido.

Haciendo una reverencia con su sombrero de copa David dijo:

- Un placer el reencuentro, pero el tiempo apremia, debemos desvanecernos ya de esta pista. Por suerte es una de mis especialidades. Seguidme, rápido.

David se desplazó a la parte de atrás del almacén, por donde seguramente podrían encontrar una salida que no estuviera bloqueada por los robots.

Sorprendida y extrañada por la aparición del nuevo personaje, Maria se reincorpora al grupo. 

-El placer es todo mío. Dice la chica mientras le devuelve la reverencia.

Tras las salutaciones, Maria sigue a David y Brokk en busca de una salida. No se separa de ellos.

- ¿Por donde has venido David? ¿Podríamos salir por allí?

Mientras Brokk habla, mira nervioso de un lado para otro, esperando encontrarse en cada esquina a un robot o a un guardia de seguridad.

- Por la puerta, obviamente. Un mago tiene sus trucos. De todas maneras más nos vale salir de aquí cuanto antes, nos quedan 10 minutos para que se cierre el telón.

David comienza a caminar hacia la puerta por la que ha entrado, a través de la cual se ve la luz del día, guiando a Brokk y Maria hasta las escaleras de emergencia del edificio.

Brokk sigue a David de cerca y coge de la muñeca a Maria para no perderla por el camino.

- ¿Has tenido problemas para llegar hasta aquí?

Maria se deja llevar a merced de Brokk hasta la salida. La luz del sol la empieza a cegar de manera fulgurante. Se lleva la otra mano a la altura de la frente para evitar que el sol la deslumbre por completo. A su vez, con la otra mano, intenta hacerse algo de sombra en los ojos poniéndosela en la frente.

El caos era inimaginable en la calle, robots voladores y terrestres patrullaban cada esquina. Cientificos y gente de a pie huía hacía una zona seguro. Mientras tanto Maria, Brokk y David se escabullían entre las sombras de allí. No les resultó excesivamente difícil alejarse lo suficiente. Por suerte no tuvieron ningún encuentro por el camino, todo parecía que iba a ir bien. Pero entonces, cuando pensaban estar ya cerca de su salvación, oyeron una voz a lo lejos: 

- ¡Deteneos maleantes! ¡Yo, Cloud of Scythes, os detendré en nombre de la justicia!

Todos se giraron un momento para observar. Subido a un poste había un hombre con cabeza de conejo y una guadaña gigante que resplandecía al sol. Sus piernas también emitían cierto brillo, parecían metálicas.