Partida Rol por web

Como no podía ser de otra forma, ante aquella amenaza repentina, Francisco reaccionó como todo un buen profesional.

Usando la pared de cobertura se asomó por el marco de la puerta y apuntando a la cabeza del chino que iba delante apretó el gatillo. La escopeta emitió un bramido ensordecedor, a dúo con el espectáculo de sangre cuando las postas impactaron en la cara de aquel desgraciado.

   - Lo siento chaval.- Se disculpó con sorna.- Estas navidades te vas a quedar sin turrón.-

Mientras Francisco vuela la cabeza de otro chino, el otro que estaba dentro se escapa hacia atrás, con sus camaradas. Los otros tres usan ráfagas cortas para disparar a Francisco, y aunque algunas balas aciertan en el chaleco, las 9mm no pasan de unos golpes bastante digeribles.*

El contacto dispara a uno de sus ex compañeros, dándole en el chaleco, con poco efecto.

Ángel revienta otra cabeza, pero no ve salir a nadie más, y aún distingue movimiento en los arbustos.

De nuevo, mi disparo hizo que otro chino acabase con parte del cerebro salpicando el suelo, y aunque a juzgar por los movimientos de los arbustos debían de haber aún varios allí escondidos, parecía que les había convencido para que no se moviesen de allí.

Eso es, quedaos quietos y podréis volver a casa…- pensé, pero el sonido de disparos a través del micro de Francisco hizo que me olvidase momentáneamente de los tipos de los arbustos.

¿Estás bien?- le pregunté a Francisco, que por lo que veía a través de las ventanas, se estaba cubriendo en una de las paredes -Desde aquí no tengo visual del hall, pero puedo cubriros si vais por fuera- le indiqué.

Los cuatro chinos de la entrada se habían parapetado fuertemente dificultando la retirada. Si Francisco fuera solo, podría pasar por encima de aquella escoria sin siquiera despeinarse, pero con pasajeros a bordo y un niño de por medio, aquel planteamiento estaba descartado.

Simplemente era demasiado arriesgado para sus acompañantes, así que sería mejor hacer caso a la recomendación de Ángel. Bajo su cobertura tendrían mas opciones de llegar hasta el coche y salir de allí de una pieza…

   - Chaval.- Dijo mirando al muchacho.- Dile a tu padre que os voy a cubrir para que salgáis corriendo por aquella ventana ahora mismo.-

Señaló hacia la ventana situada al sur de la sala.

Sacando la granada, esperó a que el chico le tradujese la explicación, y en cuanto estuvieran preparados para correr, contaría hasta tres y lanzaría la granada hacia los chinos que estaban en la puerta sur. Luego se uniría a la carrera del padre y el niño hacia la ventana sur de su sala.

A pesar de no contestarme directamente, por lo que le dijo al crio, era evidente que iba a hacer justamente lo que había indicado, así que me preparé, observando con cuidado a través de las ventanas mientras Francisco preparaba la granada.

Yo os cubro- le dije, dispuesto a reventar de nuevo la cabeza de cualquier chino que se tuviese la mala idea de ponerse a tiro.

Francisco lanza su granada con una precisión tremenda, y consigue que los chinos queden malheridos, pero los chalecos de kevlar sin duda les han salvado la vida.

El chino le gritó al niño algo cuando le hubo traducido, pareció contar, y él mismo salió a disparar a lo loco mientras el crío saltaba por la ventana, luego fue él detrás, y cubrió la ventana hasta que Francisco la atravesó también. 

Se podían oír los gritos de los heridos, y de alguien dando órdenes como si le fuera la vida en ello. De momento, ninguno habia aparecido, pero no cabía duda de que se estaban moviendo.

Espera- le dije a Francisco cuando vi movimiento en el borde del visor -Hay un chino esperándoos a la vuelta de la esquina- le indiqué mientras fijaba la mira en él. El malnacido se estaba cubriendo, y a punto estuve de disparar cuando retiró la cabeza por un momento, pero afortunadamente, me detuve a tiempo.

Vamos…- murmuré, esperando pacientemente a que volviese a asomarse. Esta vez, no perdí tiempo, y en cuanto su cabeza volvió a aparecer en el punto de mira, apreté el gatillo una vez más.

Vía libre- le dije a Francisco.

    - Bien Hecho Apex.- Agradeció Francisco a su compañero.

Abriendo la marcha, guió al informador y a su hijo para dar la vuelta alrededor del edificio con la escopeta preparada y dispuesto para volarle la cabeza al primer atacante que le saliera al paso.

Francisco se mueve en vanguardia, escopeta en mano. Da unos pasos para rodear las oficinas, y un chino que estaba parapetado pone a su MP5 a escupir balas mientras grita algo en chino. Probablemente un "muere", un "hijoputa" o algo similar, y lo mismo hace otro que está parapetado en las taquillas, disparar e insultar. El As puede notar cómo le alcanzan un montón de balas de 9mm, pero por suerte el chaleco vuelve a salvarle el día. Tendrá algunos moratones, pero de haber venido sin chaleco probablemente ya estaria muerto.
Francisco se cubre con la esquina y apunta la escopeta a la cabeza, despergigando la posta por parte de la cara y el pecho del desgraciado, que cae al suelo gimiendo y lamentándose lastimosamente, sin apenas voz con la que gritar de dolor.

Desde el punto de vista de Ángel, la cosa acaba de ponerse muy, pero que muy fea.

Dos tipos salen de los matorrales corriendo a toda velocidad hacia el edificio, medio agazapados, tan deprisa como les permiten sus piernas.⁽¹⁾

En el lugar del intercambio, tres tipos armados con rifles de asalto M4, chalecos y cascos acaban de llegar. Parecen intentar ir con sigilo para pillar a Francisco por sorpresa mientras se entretiene con los novatos de los MP5⁽²⁾

Por si fueran pocos, otros dos tipos con subfusiles están rodeando por el lado del jeep de Francisco.⁽³⁾

Mierda- pensé al ver el panorama ante mí. Las cosas se estaban poniendo pero que muy feas, puesto que los chinos estaban saliendo de todas partes y empezaban a rodear a Francisco.

Tenéis que salir de ahí- le dije a Francisco con la urgencia plasmada en mi voz -Al menos 2 en tu coche y 5 detrás vuestra- le indiqué mientras dirigía la mira a uno de los tres que veía a través de las ventanas -Avanzad y girad la esquina- dije, con la cabeza de uno de los chinos en el punto de mira -¡Ya!- añadí justo antes de disparar.

La bala voló certera, atravesando la ventana e impactando en la cabeza del chino, y aunque por desgracia este llevaba casco, el impacto había sido directo, lo bastante fuerte como para tumbarlo, por lo que si se volvía a levantar, pensar no le iba a resultar sencillo, mucho menos apuntar… eso si es que se levantaba.

   - Hay que joderse con los chinos.- Gruñó Francisco ante la advertencia de su compañero.

Sin duda aquellos tipos no habían venido a hacer un guateque con ellos. Estaban preparados para todo, así que habían venido esperando pillar a los Ases. Sin duda cuando toda esa mierda acabase, tendría que tener una intensa charla con el informador, sobre la conveniencia de ser discreto y no dejarse seguir por cuatrocientos de sus amigos mafiosos cuando uno va a traicionar a sus jefes.

Dada la situación, y la posición de los enemigos no creía que el padre y su hijo pudieran aguantar mucho donde estaban, así que era hora de moverse.

   - ¡¡¡Rápido, seguidme!!!- Exclamó haciéndoles un evidente gesto para que fueran detrás de él.

Dejando que la escopeta le colgase del hombro, sacó de nuevo su pistola y se movió avanzando hasta la esquina del edificio y dando la vuelta al mismo hasta parapetarse en el lado izquierdo de la segunda ventana.

Una vez allí, se asomó y disparó a la cabeza del chino que antes le había disparado. 

El chino del rifle de asalto, desprevenido, recibe el disparo en el casco, y cae al suelo tendido, gruñendo y mareadísimo. Empieza a arrastrarse hacia el interior del edificio, casi más instintivamente que habiéndolo pensado. A través de la mira, Ángel puede ver cómo el cráneo le sangra debido al impacto, que sin embargo no ha llegado a matarlo gracias al casco de kevlar.

Mientras tanto, el del subfusil recibe un disparo en la manbíbula. No está muerto, pero se encuentra en el suelo retorciéndose de dolor y gritando tanto que resuena por encima de los disparos.

El contacto lleva corriendo al niño a la cobertura de Francisco y le obliga a tirarse al suelo, diciéndole algo y haciéndole gestos para que se quede en el suelo. Luego se cubre él mismo con la esquina, y se queda a cubierto, para evitar que le puedan disparar, pero cubrir la esquina si aparece alguien.

^{_{(Turno de los enemigos)}}

Una ráfaga larga de subfusil puede oírse junto con el golpeteo del metal, desde la izquierda del edificio... donde está aparcado el todoterreno de Francisco. Uno de los tipos con subfusil, que había resultado herido por la granada de Francisco, a juzgar por las heridas, acaba de vaciar el cargador en el motor del vehículo... y éste no iba blindado.

Los chinos parece que empiezan a aprender de qué flanco está el Francotirador, por lo que dos asoman por las ventanas. Uno por la de las taquillas, y otro más por donde Francisco dejó el todoterreno. Otro de los soldados con rifle de asalto aparece por la puerta de la oficina, y un tercero asoma por una de las ventanas del preandén... con una granada en la mano.

Lanza el explosivo contra la esquina, y el contacto lo mira un momento, gritando ¡¡BO YA WU!!
Inmediatamente después, la granada explota, y apenas le da tiempo a girarse, y agradecer al chaleco que sus heridas no fueran mucho más graves. El niño empieza a gritar histérico a su padre. Tumbado en el suelo, ha salido ileso o con pequeñas heridas de metralla, pero ver explotar una granada tan cerca de su padre, y a éste aturdido, apoyándose en la pared, sordo y sin ser capaz de centrar la vista es mucho para él, parece que vaya a levantarse a socorrerle... Pero las ráfagas de balas le mantienen pegado al suelo, boca abajo, con las manos sobre la nuca.

El chino de la ventana junto al coche dispara una ráfaga que intentaba fuera bien apuntada contra Francisco, pero de nuevo el chaleco le salva la vida*. Lo mismo hacen su compañero de las taquillas, que hace saltar trozos de ladrillo con su 9mm, y el soldado con M4, que dispara una buena ráfaga contra la ventana, abriéndole boquetes a los viejos ladrillos, y golpeando con mucha fuerza el chaleco del As, que comienza a sentir que la cosa se pone fea.

¡Cuidado!- grité cuando vi a uno de los chinos asomarse con una granada, pero por suerte, y a pesar de que había explotado bastante cerca de ellos, la explosión tan solo había alcanzado al chivato, y no de lleno, pues podía verle apoyándose en la pared, bastante tocado seguramente, pero aún vivo… a pesar de lo cual, las cosas seguían estando bastante feas.

Tenéis que moveros- le dije a Francisco -Hay dos de donde habéis salido y uno en el hall…pero los malnacidos se están cubriendo, apenas tengo ángulo- le informé -Y otros dos a girar la esquina…- empecé a decir mientras apuntaba al que estaba justo en esta, desde donde podría flanquearles a los 3 sin problemas. Tuve que tomarme mi tiempo, pero de nuevo, el disparo fue certero hacia su cabeza… y en esta ocasión, no había casco que pudiese salvarle -Uno al girar la esquina, cerca del coche- le dije.

Francisco maldijo su mala suerte. Las cosas se estaban torciendo por momentos y se les acababan las opciones a marchas forzadas.

   - Ápex, estamos rodeados y nuestro Wantun está demasiado frito. Ponerse a correr no es una opción y me he quedado sin coche.- Dio gracias mentalmente a que solo era el Jeep y no había en el vehículo absolutamente nada que comprometiera a los Ases o a él.- Así que vamos a tener que abrirnos paso hasta el vehículo de nuestro amigo. Necesitare que me cubras las espaldas.-

Moviéndose hacia el soplón, se colocó parapetado a su lado disparó contra la rodilla del chino más cercano fallando estrepitosamente.

Otro chino cayó con un agujero en la cabeza, resultado de la destreza de Ángel, y aunque el herido que había destrozado el jeep aparentemente se había retirado, otros dos soldados rasos llegaron a reforzar el interior del edificio.

El chino de las taquillas, que ya le había dado antes, volvía a las andadas. Ese tipo tenía futuro, una auténtica suerte del chaleco. El soldado que acababa de tirar la granada no se cortó un pelo, y gritando órdenes en chino, apuntó a Francisco, disparando a matar. Los balazos se dejaron sentir dolorosamente esta vez, golpeando el chaleco del As con mucha fuerza, y haciendo saltar trozos de piedra del marco de la ventana.

El tipo al que quería haber volado la pierna se escondió un segundo... y asomó con otra granada en la mano. Con una habilidad o una suerte fuera de serie, la coló por la ventana. Al haber tenido que lanzarla a través de la ventana, cayó unos pocos metros más atrás, en lugar de entre ellos. El confidente miró a su hijo, impotente, y cuando la granada explotó, cayó al suelo tras ser empujado contra la pared por la onda expansiva. El niño se encontraba tumbado en el suelo, por lo que se libró de la mayor parte de la explosión, y la metralla que le alcanzó, lo hizo en el chaleco. Aún así, comenzó a gritar aterrorizado, de dolor, y gritando a su padre que se pusiera en pie. Francisco ahora sabía muy bien cómo se decía 'Papá' en chino, el niño no dejaba de gritarlo.

Francisco, que estaba de pie, se llevó también de lleno la onda expansiva y la metralla por la espalda, que junto a los balazos en el peto, le dejaron bastante peor de lo que estaba hacía unos segundos..