Partida Rol por web

-No -atajó Ramiel mirando a Wido. Ya había matado antes decidiendo de forma unilateral, igual que había cargado contra los gnolls de Duvessa la noche anterior. El problema de aquella mujer es que era una fanática y no le importaría morir matando, de modo que no tenía mucho con lo que negociar-. Ya basta. La entregaremos a las autoridades -dijo a todos. Luego miró a la sacerdotisa a los ojos y habló con firmeza-. Suelta las armas, de lo contrario, jamás te reunirás con Auril si mueres. Y luego nos escargaremos de hacer saber a tu reina que la traicionaste para unirte a nuestras fuerzas. Coopera y puede que vivas el tiempo suficiente de vernos caer.

Lothar volvió a tiempo de escuchar la amenaza de Wido y la respuesta de Ramiel, aunque la sacerdotisa había hablado lo suficientemente fuerte como para que en su respuesta confirmara los rumores y abriera interrogantes con respecto al sacrificio y al encierro de uno de sus fieles. El arco estaba ahora a su espalda y llevaba el mandoble en una mano como si no pesara nada.

Se acercó al instructor de su hermana y palmeó su espalda suavemente. - Rami tiene razón, ella se quedará en una celda, me gusta eso de sumar ofensas contra dioses malvados que buscan el sufrimiento de los débiles. - dijo mientras miraba a la mujer en la esfera. - Has hablado de un sacrificio rescatado y un prisionero, dime quienes son, y luego dinos donde podemos ir a buscar a tus hermanos y hermanas, quizá tengas suerte y ellos hagan tu trabajo. Tu eliges, si bajas tus armas y te entregas, quizá en un futuro puedas volver a servir a tu diosa. 

La encapuchada dejó caer la maza con un ruido sordo y en un gesto de desdén.

—Os escupiría, pero seguro que os gusta —dijo, mirando a Ramiel en particular—. Haced lo que os plazca. Nuestra venganza será contundente y definitiva. Auril triunfará y la Reina Álgida reinará en estas tierras.

- ¡Puta loca! - Exclamó Wido. - Si, supongo que lo correcto es entregarla a las autoridades... - Dijo bajando su espada curva. - Y también creo que ir al prostíbulo es una mala idea. - Se giró hacia Ramiel. - Lilandra está muerta. ¿Entiendes? Lo único que podemos hacer para vengarla es acabar con esa bruja de hielo. ¡Todo está relacionado! ¿Es que no lo ves? - Le preguntó. - Primero desplumemos a la zorra de la tormenta, luego la llevamos con las autoridades y luego decidimos que hacer. Pero el prostíbulo... - Negó con la cabeza y reforzó el gesto con el dedo. - ¡No es buena idea, joder!

- ¿Desplumarla, Wido? ¿Quieres dejarla en cueros en medio de la calle? - dijo Lothar con una sonrisa divertida y una ceja levantada - Está bien que ir al prostíbulo a estas horas te parezca mala idea, pero desfogarte con ella en la calle es humillar por demás a quien se ha rendido ante ti. - palmeó su espalda y negó con la cabeza, su sonrisa indicaba que el regaño no iba en serio.

- Desármenla y quítenle su símbolo sagrado - dijo más serio y mirando ahora a la mujer e indicándole que lo entregara - y si intenta conjurar habrá que llevarla inconsciente, o pagar su entierro con sus pertenencias. - tomó el espadón con las dos manos y lo giró de forma que el plano, y no el filo, encarase a la mujer. - Retira la esfera, por favor. 

Le había intrigado lo que había dicho Wido acerca de la relación entre el prostíbulo y el culto de Auril, tendría que preguntarles luego lo que había sucedido y ponerlos al tanto de lo que sabía, pero primero debían entregar a la sacerdotisa a las autoridades pertinentes y asegurarse de que serían capaces de impedir que escapara.

- ¡Si, quitarle las cosas! - Gruñó el bárbaro, que no comprendo bien el sarcasmo. - ¡Ellos son los responsables de la muerte de dos buenos amigos! - Wido escupió al suelo encolerizado. 

Acto seguido procedió a quitárselo todo a aquella zorra de la tormenta. Si dependía de él hasta la ropa se la quitaría y la pasaría por la ciudad para que sintiera vergüenza por sus actos, pero no lo haría. Ramiel y Lothar no lo aprobarían. 

-Si está muerta es por tu puñetera culpa -le gritó a Wido, perdiendo la templanza que era habitual en él-. Porque te metiste con quién no tocaba y la dejaste sola. Si tantas ganas tienes de morirte, vete tú solo al norte, a ver cómo te las apañas con otra como esta, que te paraliza, te clava una daga en las costillas y se sienta delante de ti a ver cómo te desangras. Joder, tienes en puto cerebro atrofiado.

Dejó que se le pasara el enfado, pero todavía estaba tenso. No quería aceptar que Lilandra podía estar muerta, volvería a meterse en el burdel si era necesario para rescatarla.

-Vamos a llevarla con la guardia. Después hablaremos de esto y no en medio de la puta calle. Vamos. Hola, Lothar -gruñó en dirección al paladín-. Gracias por guardarnos las espaldas.

- Puta zorra... - Pensó Wido tras oír la reprimenda que el hijo de puta de Ramiel acababa de darle. Zorra porque solo una mujer podía ser tan jodidamente hiriente.

- ¡Que sepas que...! - Tenía muchas mierdas que decirle a su buen amigo Ramiel, pero si se las decía pasaría a ser su buen ex amigo Ramiel y no le apetecía perderlo. Ya había perdido a dos amigos en pocas horas.

Si estaban marchando hacia el burdel era por idea de Ramiel. El mismo que decidió entregarse a más hienas en vez de matarlas. Luego todo había sido una espiral de despropósitos y locura. Wido imaginaba que puto color de aquella espiral no podía ser otro que no fuera el verde. ¿Qué que quería decir aquello? Wido no tenía ni idea, aunque suponía que tendría algún jodido sentido. O puede que no...

- ¡Está puta bien! - Gruñó el norteño. - ¡Haremos lo que putas dices! - Se resignó y se dispuso a marchar hacia el burdel, o el puesto de la guardia... Ya no tenía ni jodida idea de que estaban haciendo.

Lothar se mantuvo al margen de la discusión entre Wido y Ramiel y miró a la genasi interrogadoramente, cómo si ella pudiera aclararle por que se echaban la culpa mutuamente por la muerte de dos de sus compañeros. Cuando se hizo evidente que la cosa había recedido aunque más no fuera superficialmente se interpuso entre ellos - Ya habrá tiempo de aclarar responsabilidades, ahora debemos entregar a esta mujer a las autoridades y seguir investigando las raices del culto de Auril en Byrn Shander y Diez Ciudades. - luego se giró hacia Nayeeda. - Por favor, remueve el conjuro y vayamos al puesto de guardia, - miró a los dos hombres - ustedes atentos por si intenta conjurar, y recuerden, la quiero viva de ser posible.

La genasí se encogió de hombros en dirección a Lothar un instante antes de que por la esquina doblaran una pareja de guardias de patrulla. Después de escuchar vuestra declaración, llamaron con su silbato a refuerzos antes de que Nahyeeda disipara su hechizo para llevarse a la sacerdotisa de Auril a prisión. Afortunadamente para la mayoría de los presentes, ellos se iban a ocupar de todo librándoos de ese marrón, lamentablemente para Wido, no iba a poder cumplir su desviada fantasía de desnudarla públicamente y pasearla en cueros por toda la villa. 

En un loable arranque de sentido común, decidisteis que era mala idea volver al burdel, y decidisteis ir a una de las tabernas de la ciudad a planear vuestro siguiente paso. Ese lugar no podía ser otro que La Comodidad de Kelvin, el lugar donde empezó todo. Ogden Barballamas os procuró una mesa alejada de los cotilleos donde pudierais hablar a gusto.

Y allí, con vuestras bebidas en la mano, empezasteis a discutir vuestro siguiente movimiento. Habría que ver cuanto duraba vuestro ataque de sensatez...

Hablar y más hablar... Wido no era un hombre de palabras. A Wido le gustaba resolver las cosas de otra manera. Por hablar y hablar habían perdido un montón de objetos que podrían haber ayudado a la reencarnación de Hengar y además, la Zorra de la Tormenta seguía con vida. ¿Qué habían sacado a cambio? ¡Prácticamente nada! Al menos, la cerveza que tenía delante compensaba un poco toda su frustración.

- Ramiel... - Gruñó el nombre de su amigo. - ¿Por qué te empeñas en ir a por Lilandra? - Le preguntó. - A mi también me duele la pérdida, pero te he dicho mil veces, que está muerta. ¿Lo entiendes? Vi el charco de sangre que dejó. He visto morir a muchos camaradas y te aseguro que nadie puede sobrevivir a eso... - Cerró el pico un instante. - Aunque... - ¿Y si la habían curado mágicamente antes de desangrarse y la mantenían cautiva? - ¡Joder! - Gritó dando un golpe contra la mesa. - ¿Y como coño crees que podremos entrar en ese jodido burdel, matar a esos malditos gnolls - porque si iban allí, Wido no contemplaba otra escena que la de darse de hostias nuevamente con los hienas - y rescatar a Lilandra? ¿Alguna idea?

Lothar se sentó a la mesa y tomó un sorbo del té que había pedido, le importó poco la cara de pocos amigos de Ogden cuando lo pidió y enarcó una ceja ante el gesto de frustración cuando le recordó que no le metiera nada de alcohol. Era temprano para andar bebiendo y el día no había hecho más que comenzar.

Escuchó a Wido cambiar de opinión acerca del estado de Lilandra y de la necedad o necesidad de ir a rescatarla prácticamente en la misma frase. Era evidente por las discusiones anteriores entre esos dos, y las declaraciones actuales de Wido, que venían actuando sin ton ni son, lo que inevitablemente llevaba al desastre. Antes de hacer nada debían pensar en lo que harían, y era claro que esos tres no habían descansado en toda la noche.

- Un momento, antes de salir corriendo a ningún lado pasarán cuatro cosas - sacó una varita de su morral y con la misma tocó a Wido, cuyas heridas comenzaron a cerrarse

- Voy a tratar tus heridas para que no andes dejando rastros de sangre por ahí. - Señaló las jarras de bebida que tenían sus compañeros delante

- Vais a tomaros vuestra bebida lentamente y respirando para calmar vuestros ánimos y enfriar la cabeza. - Hizo un asentimiento a Nahyeeda

- Vais a presentarme a vuestra amiga - apoyó la taza de té caliente en la mesa tras darle un sorbo - Y me explicareis con calma y ordenadamente lo que ha sucedido, quien és o era Lilandra, y si es posible a que se refería la sacerdotisa con respecto al sacrificio. - los miró a los tres con una sonrisa encantadora y volvió tocar a Wido con la varita cuando se hizo evidente que había dejado de hacer efecto. 

Ramiel se frotó la cara.

-Mis disculpas. Nayheeda, te presento a Lothar -dijo el espadachín-. Su hermana Satia es una de mis alumnas. Así que esto también te va a interesar. Escucha.

Le explicó lo ocurrido. Más o menos. Ramiel recibió la inesperada visita de Flaco a su academia, un tipo que se dedicaba a extorsionar comerciantes en la ciudad. Logró quitárselo de encima, siguió a uno de sus hombres y tuvo la mala fortuna de dejarlo con vida y entregarlo a la guardia. Después, el inesperado ataque de unos trolls que decían venir de parte de una bruja de hielo, a la que Ramiel pudo ver en mitad del ataque. Lilandra había llegado ese mismo día con Wido y Nayheeda para fundar su iglesia. Ese mismo día, Ramiel y Wido encontrarn a Hengar, un bárbaro amigo del otro bárbaro, acusado en falos del ataque de los trolls. Lograron probar su inocencia y encontraron culpable a la mujer que lo había acusado.

-Imagino que la sacerdotisa de Auril se refería a ellos dos cuando dijo que habíamos... "liberado a nuestro sacrificio para la Señora del Invierno y haber encerrado a uno de los fieles." -hizo una pausa para beber un poco de cerveza, le costaba recordar los detalles. Habían sido días muy duros y Wido no lo estaba haciendo fácil-. Entonces, Nadja desapareció.

Era su ayudante, Lothar sabía quién era, la había visto en la academia. Ramiel sospechaba de Flaco, de modo que fue a buscar a su amigo Wido y a Lilandra para comentarles lo que había pasado. Necesitaba su ayuda y resultó que todo era mucho más complejo. Habló de las armas de plata, del cargamento, del almacén y de la banda que se escondía en las montañas.

-Decidimos ir al burdel de Dulsarra, la Vista del Norte. No estabamos seguros, hasta ese momento, de si la madame y Flaco trabajaban juntos o no. Pero ahora sé que no tienen nada que ver el uno con la otra. La entrada estaba custodiada por gnolls, mercenarios de Dulsarra, de modo que me ofrecí entrar solo a negociar con ella para buscar a Nadja, pero Wido... cargó contra ellos y nos pegamos en la puerta. -Sacudió la cabeza, eso había sido el peor error de todos-. Hengar murió allí mismo y entonces me ofrecieron negociar a mí solo. Entré. Hablé con Dulsarra y allí descubrí un montón de cosas. La madame no tiene negocios con Flaco, solo le alquila una habitación, o al menos, eso me dijo ella. De modo que nos pegamos con sus gnolls por nada. Conseguí montar trifulca dentro, encontré a Nadja y Nayheeda nos sacó de allí. Según Wido, Lilandra estaba sola peleando con unos gnolls para evitar que entrasen...

Le costó explicar esa parte, de modo que volvió a beber.

-Así que, en resumidas cuentas, no sé si Lilandra está viva o está muerta, porque se la llevaron. Creo que es primordial que vayamos al burdel para asegurarnos de que está bien, si la han sanado o está verdaderamente muerta. No me gustaría que esos gnolls hiciesen algo a su cuerpo. Eres un mentecato, Wido. No entiendo por qué la dejaste sola -esta vez dio un golpe en la mesa-. Mendrugo, tú y tú estúpida ansia de matar. Mátate tú solo la próxima vez, joder-. Resopló por la nariz y volvió a centrarse-. Dentro del burdel encontré a alguien más. No sé si es aliada o enemiga. Sarah, la capitana del Diosa del la Fortuna. Su barco se hundió frente a Aguas Profundas y naufragamos, el mar me escupió en una isla en la que me encontré por primera vez a Lilandra, ¿sabes? Así que... eso es lo que hay. La bruja de hielo pretende traer el invierno eterno a estas tierras y, da la casualidad, de que la guarida de esos tipos nos pilla de camino hacia el norte. Pero no voy a meterme en una guarida de cambiaformas y asesinos así como así, y tampoco me voy a dar de hostias con una hechicera de hielo.

-¿Qué opináis?

- ¡Te he dicho mil veces que no fue idea mía! - Le respondió cabreado el bárbaro ante la enésima reprimenda por haber dejado sola a Lilandra. - El plan fue cosa de Nahyeeda y de Lilandra. Custodiar las puertas de acceso por si... ¡Baaah! - Gruñó. - ¡Si me hubieran hecho caso hubiéramos estado juntos! ¡Joder! - Wido golpeó con el puño contra la mesa y casi volcó las jarras de cerveza. - ¿Qué cojones quieres hacer Ramiel? ¿Ir al burdel otra vez? ¿Quieres otra jodida paliza? ¡Explícamelo, porque no lo entiendo! - Entonces su incipiente estado de embriagadez le dejó pensar. - ¿Estaba Sarah allí dentro? - Le preguntó extrañado. - Eso si que... podría ayudarnos. Quizás... - Wido se tranquilizó un poco. - ¿No te dijo nada? ¿Te vio? ¿Qué opinas? ¿Qué propones?

-No tengo ningún plan -contestó el espadachín, malhumorado-. Solo quiero rescatar a Lilandra. Aunque, bien pensado, es posible que si está herida, cuando se recupere, la dejen salir... No creo que Dulsarra la retenga más de lo necesario. Pero no confío en sus hienas. Todo esto es un puto desastre... Sé que Sarah me vio, pero llegados a este punto, no sé si es aliada o enemiga. Hace más de una década que la di por muerta, el Diosa de la Fortuna naufragó y yo casi no sobrevivo. No nos separamos en buenos términos, pero podría... convencerla.

Ni siquiera tenía ganas de comer, pero lo hizo, impulsado por la necesidad de recuperar las fuerzas necesarias para seguir combatiendo.

-Atiende, Lothar, porque esto te interesa. Flaco secuestró a Nadja para negociar conmigo. No sé lo que quiere de mí ni lo que pretende, pero si ha hecho eso con mi ayudante, mis alumnas corren peligro. Coincidirás conmigo en que hay que atajar el problema cuanto antes. Así que esas son nuestras opciones. Si volvemos al burdel, no será para pegarnos con nadie. Con nadie -puntualizó a Wido-. Hablaremos con la madame y punto. Después, buscaremos a Flaco y a sus hombres en las montañas. A todo esto, Nayheeda, ¿qué opinas?

- ¿No nos vamos a pegar con nadie? - Eso había dicho Ramiel. Algo que Wido no entendía. - ¿Qué maldito sentido tiene entonces ir a ese estúpido burdel? ¡No puedo follar con una buena puta, no me dejaran beber y no nos daremos de hostias! - Negó con la cabeza. - ​​​​​ No se entonces para qué quieres ir allí... - Dijo realmente extrañado. - ¡Pero supongo que tienes un jodido plan! ¿No?

Nahyeeda dibujó una fina línea con sus labios.

—Si Lilandra está viva, tenemos que sacarla de allí. Si ha... fallecido... como teme Wido, debemos llevarla a Mishann. No quiero ni pensar en qué pueden hacer con su cadáver esas bestias inmundas. Un ritual fúnebre, según los ritos en los que ella creía, es lo mínimo que podemos darle.

La Arpista se cruzó de brazos.

—Lo que yo opine acaba ahí. Si tenemos que llevarnos por delante a un docena de gnolls para hacer lo uno o lo otro me importa un ardite. Es lo que debemos hacer y punto. Se lo debemos. 

Lothar escuchó a sus amigos e intentó separar la paja del trigo entre las acusaciones y comprendió la necesidad que tenían de averiguar lo que había sucedido con su compañera, caida o prisionera. También ató un par de cabos por su cuenta, y planteó su razonamiento a sus compañeros - Comprendo vuestra preocupación, pero no es necesario que entreis a saco ni que volváis al prostíbulo. Yo hablaré con la madama y la convenceré de liberar a Lilandra, o su cadáver, si como dices venía con la intención de instaurar el culto de Lathander en Byrn Shander y tenía el apoyo de su Iglesia Dulsarra no querrá tenerlos de enemigos. - se giró hacia la genasi.

- Nahyeeda, ¿Crees que Mishan se ofendería si voy por mi cuenta? Si fallo ella puede ir en nombre de su Iglesia, pero al menos sabremos si está viva o no. ¿O crees que sería preferible que hable con ella primero?

Tras la respuesta de la maga encaró a Wido y Ramiel - Mientras me encargo de las negociaciones, piensen si no es posible que El Flaco esté trabajando para la Reina Álgida, y que Nadja fuera el sacrificio. Como sea, si son licántropos, deberíamos asegurar ese cargamento. Por lo que decís habeis cumplido con el trato que hicieron con Dunavan, creo que deberíais ir a cobrar el trabajo.

- Creo que es lo más lógico, si... - Respondió Wido. - Es un plan. Él nada tiene que ver con nosotros que Dulsarra sepa y no tendremos que volver ahí a darnos de hostias con las hienas. - Se llevó la mano a la barba y empezó a entrelazar sus dedos entre ella. - Mientras cobramos lo del almacén y luego nos reencontramos en algún sitio. -​​​​​ Asintió con la cabeza. - ¿Y luego que? ¿Queréis daros de hostias con los licántropos? - Le preguntó a Ramiel. - ¿Qué mierdas pintan los lobos en ésto? - Si, todavía no se había enterado...

Nahyeeda negó con la cabeza.

—Mishann ni siquiera sabe aún lo que sucedió anoche —replicó la genasí al paladín—, que vayas tú, ella, o ambos, me parece indiferente, pero sí que puede ser buena idea que no vayamos nosotros. Nos hemos ganado un enemigo peligroso en esos Mestizos Salvajes, pero ni tú ni ella tenéis cuitas con ellos.

»Por lo demás, estamos todos lo seguros que podemos estar de que Flaco no tiene nada que ver con Auril o con esa Reina Álgida —dijo dedicando una mirada ceñuda al bárbaro greñudo e ignorante—. Él y su banda trabajan para la Hermandad Arcana de Luskan, que parecen tener intereses en estas tierras. Sabemos que el líder de su banda, quien dirige las operaciones, es un mago; pero nada más acerca de su identidad o planes.

Por último, contestó a Wido.

—¡Y no son lobos! Son ratas. Licántropos hombres-rata. Qué apropiado para esa escoria.