Partida Rol por web

Asenti, en cuanto Smith me nombro, mirando a Rogers. Preferia ser yo quien se encargara de guiar a Rogers. No me fiaba de Smith, estaba claro.

-Estaré encantado de presentarte al resto. - dije, asintiendo, visiblemente mas tenso que al salir de la nave.

Me vuelvo hacia Agathon y asiento.

- De acuerdo. Me reuniré con usted en cuanto me deje libre el Señor Smith - le digo agradeciendo su gesto con una inclinación de cabeza. Luego me vuelvo hacia el civil, visiblemente más incómodo en gravedad cero. - Le sigo hacia el puente - digo frenándome con la pared para no adelantarle en el camino.

Observo a los recién llegados al puente de la Aurora. El aura de misterio y secretos que envuelve cada acción y decisión del señor Smith hacen que mi paciencia decrezca con cada nueva sorpresa y cada pregunta sin responder. El hombre que lo acompaña debe ser, por su aspecto y porte, el tal Rogers, otro agente cuya finalidad desconozco. Bienvenidos al puesto de mando. Soy el comandante Adama, encargado de esta nave - saludo al hombre desconocido estrechándole la mano. Varias preguntas sobre sus funciones permanecen en mis labios, sellados para evitar encontrarme de nuevo con la negativa de la información clasificada.

-Bueno Comandante, pues ya está aquí nuestro último invitado, dijo sonriéndole. Es el Capitán Rogers. Hace una discreta presentación con las manos.

-Cuando entremos en contacto con el recluso "Chacal" se encargará de él.

-Ahora ya podríamos empezar de una vez el viaje, estoy impaciente.

El Mayor Tigh interviene en la conversación con su habitual tono seco y directo:

- Así que capitán... ¿eh? - comenta con evidente suspicacia - ¿Pertenece usted a la Armada Estelar del ONUG?

Smith se adelanta a Rogers. Resulta evidente que no le interesa esa pregunta.

No, pertenece a nuestra empresa. Dijo seco. Es especialista en control de orden y creemos que es la persona idónea para controlar a terroristas o subversivos con los que entremos en contacto. Aunque su aspecto de militar entrenado se respira por todos sus poros.

Ahora hagan el favor de encender el motor de pulsos, estoy deseando volver a tocar con los pies en el suelo... Resulta evidente que algo le ha molestado.

Una desagradable sonrisa se dibuja en el rostro del mayor Tigh:

- ¿Qué le ocurre, Smith? ¿No se siente cómodo lejos de la gravedad artificial de Elysium? - pregunta con malicia, para después volverse hacia el comandante Adama y sugerirle respetuosamente - Will, no podemos reconocer oficialmente un rango superior al del Sargento Pentecost sin otorgarle la correspondiente autoridad sobre nuestros marines - comenta la inviolable naturaleza de la cadena de mando - Y desde luego no considero que un miembro de los ejércitos privados corporativos deba sustituir a nuestro hombre en estas circunstancias...

Desde luego, puede que sus palabras no sean muy corteses pero hay que reconocerle que no se anda con rodeos.

- Por eso te propongo que le asignes el rango de Brigada, eso le pondría inmediatamente por encima de Pentecost pero sin jerarquía de facto para dar órdenes a su unidad - dirige de nuevo su mirada a Rogers y concluye - Un suboficial de apoyo que trabaja en paralelo... que supongo es lo que habrá hecho hasta ahora.

Me cuadro todo lo que resulta posible en la microgravedad de la nave y realizo un saludo militar al Comandante.

- Se presenta el capitán Rogers, señor - le digo con formalidad, confirmando las palabras del señor Smith. Luego me vuelvo hacia el oficial que ha preguntado por mi graduación. Por sus galones distingo el rango de mayor, aunque desconozco su nombre. - Y, efectivamente, no pertenezco a ningún cuerpo de la ONUG, mayor. No esperaba que mi rango fuese reconocido en su nave, señor. Ni tengo ninguna intención de involucrarme en su cadena de mando; mi misión aquí es controlar a cierto recluso - explico mirando al capitán. - He trabajado con su ejército con anterioridad y tengo experiencia enfrentándome a terroristas.

- Si considera adecuado asignarme un rango de suboficial, no tendré ningún problema con ello - le digo tras pensarlo un momento. En una misión en tierra es habitual trabajar de forma independiente, pero dado que vamos a tener que convivir un tiempo en el espacio, es probable que el mayor tenga razón en definir mi posición dentro de la jerarquía de la nave. - De la misma forma, si prefieren tratarme como un civil independiente de su estructura de mando, también lo entendería. De cualquier forma, es su decisión - digo mirando al comandante Adama, pero refiriéndome implícitamente a todo el mando de la Aurora.

Resoplo ante el consejo de Saúl, muy acertado en realidad, una nueva maniobra política en la intrincada maraña de una misión que ya empieza a cansarme por lo complejo. - Si, dotarle de ese rango es lo mejor que podemos hacer, muchas gracias Saúl -asiento agradeciendo a mi amigo sus palabras - Ya lo ha escuchado Rogers, a partir de ahora será el Brigada Rogers y solo responderá y me informará a mi. Por último me giro ante Smith- Mr Smith ¿alguna noticia u otra cosa que deba saber?

-No comandante, podemos partir de inmediato...

-Bueno, dice como quien dice algo obvio, en cuanto lleguemos a destino no tardaré mucho en escaparme a la prisión orbital de Himalia para contactar con el preso "Chacal"

Cuando parece que los mandos ya han concluído, Karl Agathon se ofrece a acompañar al nuevo hombre embarcado al camarote de la tropa, tal como se le sugirió anteriormente.

- Si quiere acompañarme, mi Brigada, le conduciré a nuestro rincón en esta nave - comenta con una sonrisa dirigiéndose a Rogers por el nuevo rango que le han asignado - Allí podrá empezar a ir conociendo a los chicos...

Se cuadra ante el estado mayor del AURORA antes de abandonar el puente y finalmente empieza a conducirle por los largos pasillos del Crucero Estelar, todavía en condiciones de ingravidez.

El comandante Adama y su primer oficial se dirigen entonces a la mesa de cartografía espacial para empezar a realizar los cálculos de trayectorias en su inminente vuelo a velocidad de tránsito, cuando finalmente pongan a prueba los motores de fusión nuclear de esta nueva nave, recién salida de los astilleros.

El destino parece ser Himalia, un satélite irregular de Júpiter, de órbita muy excéntrica, en torno al que se construyó una estación penal excepcionalmente remota en la que se exilian los presos más peligrosos del Sistema Solar. Por fortuna, la ventana orbital es favorable en estas semanas, cuando el gigante gaseoso se desplaza muy cerca de la zona del espacio profundo en la que desapareció el convoy minero que deben investigar. Toda una bendición del azar. Tal vez.

Sintiéndose fuera de lugar, el hombre de la corporación no tarda en excusarse educadamente y abandonar el puente junto a su secretaria personal. Y las cosas vuelven a tomar un cariz de normalidad.

La megafonía de toda la nave transmite un mensaje tranquilizador, en voz del Teniente Gaeta:

- Tras la investigación dirigida personalmente por el comandante Adama se exculpa al Dr. Kern de toda sospecha o responsabilidad acerca del pequeño fallo de funcionamiento que se produjo en el laboratorio, que en todo caso no fue más que un incidente menor. De cualquier modo, el problema será depurado completamente.

Lo siguiente que todos a bordo percibís es una tenue sacudida de la nave, correspondiente al momento en que se pone en funcionamiento el reactor nuclear de fusión de pulsos. Al principio apenas es perceptible, pero luego, a medida que la AURORA va tomando aceleración, la fuerza del impulso empieza a afectaros lentamente... con el equivalente a una gravedad artificial. Empezáis a percibir vuestro propio peso, que va incrementándose hasta convertirse en el habitual (aceleración 1G) con lo que volvéis a disfrutar de la sensación de poner los pies en el suelo.

El viaje va a durar varias semanas, pero de momento nadie ha hablado de recurrir a las cámaras criogénicas para una hibernación en animación suspendida... por lo que os tocará empezar a convivir estrechamente con vuestros compañeros en el siempre reducido espacio de la nave.

Casi una treintena de personas muy diversas. Mas os vale llevaros bien.

La aparición de la pseudo-gravedad inducida por el motor de fusión de pulsos en el vientre de la nave indica de forma ineludible que empieza el verdadero viaje...

Nadie ha comentado nada de la duración estimada, pero para cualquiera con ciertos conocimientos científicos se hace evidente que si el destino estaba en algún punto del espacio entre las órbitas de Marte y Júpiter este tránsito no va a ser de unas semanas, como rumorea la tripulación, sino de varios meses. Y no sólo eso.

Con una ventana orbital favorable viajar a Marte supone entre uno y dos meses... nadie permanece despierto durante todo ese trayecto, y menos con una tripulación completa, aunque sólo sea por no agotar las reservas de oxígeno, agua y alimentos de la nave. Es decir que no tardarán en deciros que hay que acudir a las cámaras de criogenización, para iniciar la hibernación.

Es una simple cuestión de gestión de recursos. Y el idioma de la ciencia es el único que nunca engaña.

Los motores de tránsito se ponen en marcha y por fin puede uno volver a poner los putos pies en el suelo.

Joder, ya era hora. Todos tenéis experiencia en situación de gravedad cero, para eso os sometieron al duro entrenamiento como marines coloniales, pero eso no quiere decir que os guste tener todo el maldito dia el estómago revuelto.

Eso sí, aunque para variar nadie se ha molestado en informaros del destino, la experiencia os dice que pronto os van a enviar a dormir con el culo congelao. No lo han dicho todavía y hay algunos pardillos que no se enteran, creen que esto va a ser un crucero de un par de semanas, pero no señor... esto seguro que os lleva varios meses.

Siempre que se empieza un viaje a velocidad de tránsito os mandan a las jodidas cámaras frigoríficas. Crio-no-sé-qué, le llaman. Que se te congelan los huevos, vamos. Pero bueno, al menos así no te aburres tanto sin hacer nada: para cuando os despierten ya tendréis al objetivo casi a tiro, sea cual sea. Y ya entraréis en calor entonces.

Ya has viajado antes a otros planetas, y sabes perfectamente que es muy inusual realizar un viaje de tránsito sin que la tripulación pase a estado de crioestasis. La pura aritmética lo impone si se han de gestionar los recursos de forma coherente, pues un viaje hasta Marte ya lleva entre uno o dos meses, dependiendo de la ventana orbital del momento... y por lo que sabéis vuestro destino está bastante más lejos, cerca de Júpiter.

Eso son como mínimo tres o cuatro meses. No podéis estar todo ese tiempo consumiento el soporte vital de la nave.

Así que no cabe duda de que realizaréis este viaje en hibernación. Todavía no lo han anunciado y seguramente haya gente aquí que no sea consciente de ello, especialmente el personal civil, pero no van a tardar mucho en enviaros al sarcófago criogénico.

Una vez más, la voz tranquila y bien modulada del teniente Gaeta resuena por megafonía en toda la nave:

- Aviso a toda la tripulación, en las próximas seis horas deben dirigirse a la cámara de criogénesis para realizar el tránsito en hibernación, todo el proceso será supervisado por la Dra. Roslin - informa del protocolo, dejando como es habitual suficiente margen para que cualquiera pueda culminar las tareas que esté realizando y tenga tiempo de organizarse - Por orden del comandante Adama, cuando salgamos de la crioestasis toda la tripulación sin excepciones debe someterse a un examen médico completo en la enfermería de la nave - y concluye con la frase típica en estos casos, tan cásica que incluso el oficial de comunicaciones de la nave se permite saltarse el protocolo con tono de camaradería - ¡Y felices sueños!

PRIMER PERIODO DE LA GUARDIA DE VIGILIA:

El mes de vigilia sostenida en compañía del mayor Saúl Tigh es muy agradable en principio, pues pese a la diferencia de rango compartís una vieja camaradería nacida desde los tiempos en que ambos servisteis en el Spektor, siempre bajo el mando de Adama.

La tripulación suele referirse coloquialmente al comandante como “el viejo”, aunque no hay ni un ápice de falta de respeto, más bien un cariñoso sentimiento de pertenencia familiar. Y aunque en realidad Saúl apenas se lleve unos años con Will Adama, también emplea el mismo término.

Intercambiáis anécdotas, chistes y viejas historias, de esas que sólo quién ha pasado largos años de servicio en la soledad del espacio aprende realmente a apreciar. Y si bien Stacker es ya un perro viejo en estas lides, descubre con sorpresa que todavía le faltan trucos por aprender. Tigh abandona progresivamente todo vestigio de distancia jerárquica, se convierte en un colega que no duda en compartir el buen whisky que guarda en su taquilla o en echarse unas manos a las cartas… ¿pues qué sentido tendría marcar barreras siendo dos a bordo?

Hacia el final incluso te enseña un viejo truco para fabricar un licor casero en los tubos de refrigeración de la nave, algo completamente irregular, pero oye… él es el mando. Básicamente consiste en vaciarlos con cuidado de todo vestigio de líquido refrigerante y llenarlos con agua y barritas energéticas ricas en glucosa. Se deja que fermente y produce un alcohol bastante fuerte que hay que destilar en un alambique artesanal que también ha sabido montar con algo de instrumental sustraído del laboratorio científico y la enfermería… aunque te cuenta que en los viejos tiempos lo fabricaban con los casquillos de munición del APC.

La lástima es que todo el proceso en su conjunto lleva varias semanas y apenas os da tiempo a probar la primera “cosecha” antes de que se acabe vuestra guardia. La verdad es que Saúl le ha dado de lo lindo al mejunje y está bastante torpe cuando os dirigís a la cámara de crioestasis para despertar a vuestro relevo, pero te las arreglas para dormirlo primero, antes de que los demás lleguen a despertar del todo.

El mayor es un tipo estupendo y no te parece correcto que lo vean así.

SEGUNDO PERIODO DE LA GUARDIA DE VIGILIA:

Cuando os despiertan del periodo de hibernación el mayor Tigs ya está en su cámara así que sólo cruzáis algunas palabras con el sargento Pentecost, pero parece que todo ha ido bien. Cuando se hace una guardia solitaria en la inmensidad del espacio, un simple “sin novedad” son unas palabras que suenan a gloria.

La convivencia con Aiden Ford es bastante agradable, aunque no sea exactamente lo que esperabas encontrar cuando tuvieses por fin la oportunidad de “intimar” mínimamente con un camarada de armas.  No cabe duda de que es un buen soldado, está en un excelente estado de forma para ser una persona no modificada genéticamente, es disciplinado y le gusta hacer ejercicio… de hecho incluso compartís entrenamiento de mantenimiento y te enseña alguna maniobra de combate sucio, no demasiado legítima ni deportiva… pero sin duda eficaz.

La verdad es que el tipo tiene voluntad y es valiente, no se echa atrás jamás, aunque en el fondo no tenga nada que hacer frente a un contrincante como tú. Por supuesto tienes un exquisito cuidado en no sobrepasarte por tu superior condición física y evitas cualquier posible percepción de que no aprecies su esfuerzo. Incluso finges que te lo pone difícil.

Ese espíritu de superación del que hace gala te gusta, pero aun así, sois demasiado distintos. Aiden proviene de un entorno muy marginal, los parias de la vieja tierra. En alguna conversación llega a contarte que de joven estuvo metido en asuntos de bandas, pandilleros y delincuentes que trafican con todo lo que llega a sus manos. Hubiera podido ser un objetivo en cualquiera de tus misiones… pero a él lo salvó la marina colonial. Consiguió que lo reclutasen, igual que te cuenta hicieron algunos de sus compañeros y amigos, tal que Ronald Greer, usando el servicio militar al ONUG como si fuese una tabla de salvación para huir de su destino. Y claro que continúa siendo un individuo con muy poca cultura, malhablado y suspicaz, con cierta tendencia a interpretar las decisiones de los mandos como cuestionables y malintencionadas para con la tropa de a pie… pero es un genuino marine.

Ahora ya les conoces.