Partida Rol por web

Los operarios civiles, que han hecho lo posible por permanecer siempre en un mudo segundo plano, contemplan la escena con el miedo reflejado en la cara... y alzan las manos para dejar perfectamente claro que no piensan oponer resistencia. No están locos.

Y es que nadie tiene la menor intención de enfentarse a un gupo de marines coloniales bien entrenados, equipados con esas impresionantes armaduras de combate y armados hasta los dientes...

Kodai se pone muy pálido y su rostro refleja lo comprometido de la situación, pero lo cierto es que el abuelo mantiene el tipo con bastante dignidad. No ofrece resistencia física, pero logra que su voz suene firme al decir:

- Espero por su bien que tengan un firme amparo legal para lo que están haciendo... -masculla de forma contenida- Pero han de saber que soy necesario para operar esta estación minera, nadie más en la tripulación tiene el título de capitán mercante, si me retienen los están dejando aquí varados... y por tanto serán responsables directos de cuanto les ocurra. Si se hiciera necesaria cualquier maniobra, no podrán realizarla con plena seguridad.

En realidad eso es un mero tecnicismo, seguro que cualquier operario cualificado es capaz de hacer un ajuste de órbita pues sus obligaciones cotidianas implican tripular lanzaderas... pero es cierto que legalmente no pueden plantear un viaje de tránsito para regresar la la Tierra. Claro que para eso faltan muchos meses.

Monnipenny responde a las órdenes que le ha transmitido Tigh, sin dejar un sólo instante de teclear ante la terminal:

- Estoy capacitada para hacer lo que ha indicado, mayor -asegura con gran asertividad- Puedo iniciar un programa de reseteo en la CPU central de la nave que inhabilite por completo el acceso durante las próximas horas... no podrán hacer nada en absoluto, ni encender motores, ni establecer ninguna comunicación.

Alza la vista y sonríe con malicia.

- Y puedo programar que se repita ese reseteo en un bucle, durante varios ciclos seguidos...

Estaba claro que mi papel en todo aquello era practicamente nulo, el de un simple peón a la espera de ordenes. Sin embargo, mis sentidos se mantenian al tanto de todo cuanto estaba sucediendo, de toda la informacion que estaba extrayendo de la conversación que estaba teniendo lugar a mis espaldas.

Y así, en silencio, manteniendo mi posición en aquella puerta y sin bajar la guardia, seguí escuchando, a la espera de una orden que anunciara un nuevo movimiento.

- Comandante Kodai. - Comenzó a decir el menudo hombrecillo. - Tenga por seguro que esto no es lo que ninguno de los presentes, incluyendo al Comandante Adama, hubiera deseado. Por ello, quizás, podríamos olvidar sus irregularidades en el cambio de turnos, su viaje prematuro a la Tierra -que ya le adelanto, es donde acabará junto a una inhabilitación vitalicia de su titulo de Capitán Mercante- a cambio de su colaboración... y la información que estamos buscando. - fue entonces cuando decidió comenzar con la artillería pesada.

- Sospechamos que podrían ser piratas o contrabandistas. La ONUG no reparará en gastos para detenerlos, no reparará en costes para evitar que sucesos como el de Makemake se repitan. Es el momento de tomar una decisión, Comandante Kodai. Ayudarnos y terminar esto, o mancharse las manos de sangre. -
 

Susumo Kodai parece completamente atribulado, el desconcierto se dibuja en su rostro, en especial tras la extraña mención del agente Bester sobre el remoto planeta enano Makemake.

- No entiendo lo que quieren de mí, aquí no ha habido ninguna actuación remarcable que se salga de la legalidad establecida -se lamenta con amargura, ya derrotado- Hasta donde llega mi conocimiento no hay nada fuera de lo corriente, tratamos con alguna estación orbital no declarada, con algún carguero de las compañías menores que no tiene todas las acreditaciones en regla, es cierto… pero eso nunca ha merecido la atención del ONUG ni de la Armada Estelar -se defiende- Y por encima de todo, yo no tengo las manos manchadas de sangre… ¿cómo se atreve a mencionar siquiera los acontecimientos de Makemake? ¿No sabe que perdí a mi único hijo allí?

El veterano militar retirado pugna por retener las lágrimas que intentan aflorar a sus ojos, manteniendo su dignidad ante sus hombres…

- No. - Mintió. Y aun así, el rostro del Agente no varió un ápice en responder a su última pregunta. - Lamento tal mención entonces, Comandante. - Pero lo cierto es que había llegado al punto que deseaba, al ver al hombre derrotado y luchando por mantener la dignidad. Se giró hacia Tigh, asintiendo con la cabeza. - Todo suyo. Colaborará. - acabó por decirle, retirandose a un segundo plano y llevando las manos a la espalda, sin mostrar emoción alguna.

De repente una transmisión codificada, procedente del puente de mando del AURORA, llega hasta la replicante.

- Monnipenny. Haga al pie de la letra lo que le ha ordenado el Mayor Thig -transmite Smith directamente a su cerebro electrónico, de forma que sólo ella lo reciba- Además debe pinchar las comunicaciones de cualquier tipo. Esto es, si se produjese alguna tras su actuación, debemos saberlo. Sea discreta.

La representante de la Weyland-Yutani acaba de teclear los complejos comandos que ha estado introduciendo todo este tiempo en la terminal del ordenador central del Alexey Leonov.

- Ya está, he terminado -asegura con una vacía sonrisa- La CPU de la nave estará reiniciándose durante el plazo de tiempo que deseemos... es más, podremos gestionarlo desde el AURORA transmitiendo un nuevo reinicio del bucle mediante una simple transmisión codificada.

En una era como la que vivimos, la informática es un arma de tremendo alcance...

Y llego la orden de detención. Como si del mismísimo Dios se tratara, esta fue transmitida por los comunicadores de cada marine colonial. Dudo que Comandante Adama lo quisiera, pero me había parecido muy dramático.

Y como era de esperar, la lealtad muere cuando el instinto de supervivencia aflora. Nadie de la tripulación se opuso. Aunque claro... cuando una escuadra de marines bien armados a tomado tu nave es mas etendible.

Escuché sin interés las quejas sobre la legalidad del asunto por parte de Kodai. Y vi como la eficiente Monnipenny dejaba varada a la nave.

Aunque la siguiente conversación entre Bester y Kodai me llamo la atención. Acabando con este ultimo muy ofendido. Dudaba mucho que un individuo como Bester no hubiera investigado sobre Kodai y supiera perfectamente las condiciones en que había fallecido el hijo de éste. Desde luego, la habilidad de Bester para aumentar las apuestas en la escala de "poli peor que malo" era única. No solo te detengo delante de tus hombres, si no que te acuso de poco menos que piratería espacial y de paso hago oportuna mención a la muerte de tu único hijo. Jaque mate en dos jugadas. El dolor físico estaba sobrevalorado, el que dolía de verdad era el emocional. Y parece que Alfred Bester es todo un maestro aplicándolo.

-Bien pues terminemos con esto. Así podremos volver a nuestra nave.

El sargento Pentecost, haciendo caso a las órdenes transmitidas por Adama, se coloca justo al lado de Kodai. Con gestos repetidos miles de veces en situaciones de conflicto y batalla, ordena a sus hombres que se agrupen entorno suyo, vigilando cada uno de los flancos.

- Señor, cuando usted quiera podemos partir hacia nuestra nave -dice a Saúl esperando su confirmación para comenzar a moverse hacia la lanzadera.

Los marines coloniales responden de inmediato al movimiento de su superior, colocándose a los flancos...

En apenas un instante han cerrado la formación y están listos para replegarse de forma ordenada...

Agathon no fue menos y, en cuanto el Sargento dio la orden, se coloco en formacion, listo para regresar a la nave.

Saúl Tigh sonríe de medio lado, satisfecho de tener la situación bajo control...

- Venga, pongámonos en marcha -ordena- Agente Bester, señoritas Vickers y Monnipenny, acompáñenos.

Y dicho eso, hace un gesto a Pentecost para que cierre la formación en retaguardia.

Siguiendo la orden del primer oficial, el sargento Pentecost se coloca en la retaguardia, vigilando la espalda de todo el grupo. No hace falta que diga nada, todos los presentes pueden ver como los marines están preparados para abandonar el Alexei Leonov.

La segunda lanzadera de clase Tintorera se desprende del AURORA para realizar el corto trayecto hasta el Alexei Leonov, la nave prospectora que ejerce funciones de Base Minera Orbital en torno al asteroide Palas. Sólo lleva dos pasajeros a bordo, el alferez Everett Young, oficial técnico especializado en informática y contramedidas electrónicas, y el soldado de primera John Crichton, capacitado como piloto de combate y que por tanto está a los mandos de la nave.

La maniobra es sumamente sencilla, tanto que podría realizarla con los ojos cerrados. Pero el simple hecho de volver a pilotar es un auténtico placer, uno que disfruta intensamente cada vez que tiene oportunidad de salir al espacio...

Tras recorrer sin incidencias los desiertos pasillos de la estación orbital, el primer grupo de desembaque llega hasta la sección de acoplado de las lanzaderas, justo ante la exclusa que conduce a la Tintorera-I que les trajo hasta aquí.

Y justo a su lado acaba de atracar también la otra nave accesoria del Crucero de Combate AURORA, la Tintorera-II, de la que en estos momentos están descendiendo el alferez Young y el soldado de primera Crichton, con órdenes específicas de permanecer en el Alexei Leonov para mantener la nave confiscada bajo control.

Cuando se cruzan con la pareja que viene a darles el relevo a bordo del Alexei Leonov, el mayor Tigh se detiene para saludarles con un marcado gesto militar, alzando enérgicamente la mano a modo de visera. Es su particular forma de reconocer su entrega y espíritu de servicio, pues van a quedar atrás mientras el AURORA persigue a la otra nave prospectora:

- Alferez Young, soldado Crichton -dedica un marcial gesto a cada uno- Su cometido aquí será mantener el control de esta nave civil evitando que abandonen la órbita de Palas o intenten establecer comunicación alguna con el exterior, no queremos que avisen a la Valentina Tereshkova de que vamos a por ellos...

Una medida de prevención absolutamente necesaria.

- De todos modos, por ahora no deberán preocuparse demasiado, ya que hemos dejado su ordenador principal reiniciándose, imagino que estarán inoperativos varias horas -comenta con una media sonrisa sarcástica, tras echar una sucinta mirada a Monnipenny- De modo que les recomiendo ponerse cómodos en el puente y dejar pasar el rato... pero sin confiarse demasiado. La dotación de esta nave es de poco más de una quincena de mineros y la mayoría deben estar ahí fuera, a bordo de lanzaderas auxiliares. Son simples civiles desarmados, lo último que querrán será buscarse problemas... pero nunca se sabe.