Partida Rol por web

Tras esta breve conversación, el Primer Oficial encabeza a su grupo hasta la lanzadera que les había traído hasta aquí y todos suben a bordo, acompañados del comandante Susumo Kodai al que llevan retenido. Son nueve pasajeros, excediendo la capacidad de soporte vital de la lanzadera Tintorera-I, pero el trayecto hasta el AURORA es lo bastante corto como para que eso no suponga el menor problema.

Cuando se cierra la escotilla de la lanzadera y a continuación hace lo propio la exclusa de atraque del Alexei Leonov, los dos hombres que quedan atrás se ven aislados de todos los demás miembros de esta misión. Pero son militares y tienen una misión. Ninguno reconocerá jamás el haber sentido un escalofrío recorriéndoles la espalda, bajo la armadura de combate presurizada, al oír ese ominoso "click" que los deja aquí absolutamente solos...

Crichton responde marcial al saludo y órdenes de su superior, Tigh.

Se gira después para ver como el resto de compañeros desaparece por la compuerta con un desconocido.

Bueno, bueno, muchacho, ahora eres tú el puto amo, pensó desde dentro de su equipo de combate, tranquilo por la superioridad que éste le proporciona.

-Señor -dice a Young- quizás deberíamos registrar y familiarizarnos con el perímetro ¿le parece?

Young parece tener las ideas bastante claras en cuanto a sus prioridades...

- Lo primero que debemos hacer es tomar el control del puente de mando, antes de que el ordenador principal termine de reiniciarse -comenta mientras se pone en marcha, obligando a Crichton a secundarle- Desde allí podremos controlar toda la nave sin problemas y seguramente tendremos incluso aceso a sistemas de videovigilancia.

Se mueve con algo de rigidez dentro de su armadura de combate, salta a la vista que no está ni de lejos tan familiarizado con su uso como los verdaderos marines coloniales...

- Además, nuestra prioridad máxima es restringir las comunicaciones -añade al tiempo que comprueba la pistola- Debemos ocupar ese puente cuanto antes y nos quedaremos allí en todo momento.

Recorréis toda una serie de largos pasillos y amplias bodegas, con compuertas en los laterales que deben conducir a cámaras accesorias. Esto es una nave civil que ejerce funciones de estación minera durante los meses que tarda en recolectar su carga, así que dispone de muy pocos lujos para el personal. Tal vez estén menos hacinados que en un Crucero de Combate pero no cabe duda de que este trabajo tampoco constituye precisamente unas vacaciones.

No os cruzáis absolutamente con nadie en vuestro recorrido, pero a fin de cuentas acaban de sufrir la visita de un escuadrón de marines coloniales que se han llevado detenido a su comandante, lo más probable es que estén todos en el puente discutiendo todavía lo que deben hacer a continuación...

Esta es una nave muy grande, de hecho su tamaño triplica el del AURORA, pero según el registro oficial la tripulación apenas supera la quincena de operarios. La vida social aquí no debe ser muy intensa. Además, buena parte de ellos deben estar ahora mismo ahí fuera, trabajando con naves prospectoras accesorias que extraen mineral de Palas o de otros asteroides menores cercanos.

Eso debería simplificar considerablemente vuestra misión aquí, las muchedumbres son difíciles de mantener bajo control durante mucho tiempo...

Finalmente llegáis a una especie de puente de mando desde el que parece controlarse tanto esta nave como las actividades de todas las demás lanzaderas y el trabajo en superficie.

Repartidos por la estancia hay tres civiles vestidos con monos de trabajo, dos discuten entre ellos con tensos susurros mientras el tercero parece muy frustrado intentando teclear algo en una terminal informática... y cuando os ve acercaros llama la atención a sus compañeros sobre vuestra presencia:

- Parece que han dejado atrás a algunos para vigilarnos -comenta en voz alta, haciendo callar a los otros- Os dije que me había parecido oír una segunda lanzadera acoplándose justo antes de que partiera la otra...

Como era de esperar, sus rostros no muestran precisamente cordiales sonrisas de bienvenida...

Crichton se acerca al que ha hablado en alto, avanzando con resolución y poniendo su rostro, protegido por el casco a escasos milímetros del rostro del hombre.

-Has oído bien -dice en voz más grave de la suya propia- Ahora, por favor retírense de los terminales.

-Esta es una misión de paz patrocinada pon la ONUG. Estamos aquí para mantener el orden y no quisiéramos tener que intervenir para recordarlo. Dice con parsimonia. Pareciera que esa armadura le da un empujón a su ego tremendo.

El operario que pugnaba por conseguir hacerse con el control del ordenador central retrocede, claramente intimidado:

- Vale, vale, no quiero problemas -exclama mientras alza las palmas y da un par de pasos atrás- De todos modos se está reseteando y no hay manera de introducir ningún comando...

Young se acerca con calma al terminal mientras se quita el casco de la armadura de combate y lo deja sobre un panel cercano, antes de echar un vistazo a la pantalla:

- Bien, parece que esto va a necesitar varias horas antes de volver a ser operativo, han introducido un comando para que se reinicie en bucle varias veces seguidas... sencillo pero efectivo -reconoce con una sonrisa torcida, para a continuación dirigirse al tipo más cercano, con el que se ha encarado Crichton- ¿Cuantos tripulantes hay ahora mismo a bordo del Alexei Leonov?

El aludido, todavía con las manos en alto para tranquilizar al marine colonial, rezonga:

- Sólo nosotros tres, ahora que se han llevado al viejo Kodai -y tras una fugaz mirada a sus dos compañeros añade- Hay seis operarios más en lanzaderas accesorias y otros ocho trabajando en la superficie de Palas...

Entonces interviene otro de los hombres presentes en el puente:

- Pero tengan en cuenta que al reiniciarse la CPU principal se han interrumpido las comunicaciones, lo más probable es que los demás estén intentando contactar infructuosamente con nosotros en estos momentos -razona- Y al ver que no es posible, seguro que envian a alguien para ver qué ha pasado...

El tercero en discordia, un tipo grande con aspecto bastante desaliñado, permanece en silencio observándoos con franca hostilidad. Aunque obviamente no hace el menor movimiento que pueda desatar una represalia...

Crichton se siente el rey del mambo allá dentro.

-No se preocupen por nada, ahora nos hacemos cargo nosotros de todo. El Alférez se ocupará de lidiar con cuatquier circunstancia que pueda ocurrir. -Parece que quiere que consideren a Young como su nuevo jefe ante la ausencia del viejo- Consúltenle cualquier duda.

Los tres civiles se miran entre ellos con gesto torcido, pero dan un paso atrás alejándose de vosotros y dejando claro que no quieren problemas, en especial ante militares que les encañonan con armas de asalto...

Enconces llega un mensaje desde el AURORA por el intercomunicador:

-Alferez Young, como ya le ha informado el teniente Gaeta le he adjudicado la misión de mantener el orden en la estación de Palas. Usted goza de mi confianza, razón por la que le dejo al cargo de las vidas de los hombres que se encuentran allí. No dude en realizar las maniobras precisas para salvaguardar sus vidas. Ahora bien, si tiene algún tipo de problema con los trabajadores están autorizados a usar la fuerza. Cuídense. Volveremos a por vosotros en no más de ocho días. Gracias por sus servicios. Alferez, marine Crichton.

El grandullón de aspecto inquietante no se priva de hacer un comentario en voz alta...

- Vaya, vaya, vaya... me parece a mí que una semana es mucho tiempo -se sonríe con malicia- Y van a tener que convivir con nosotros cada hora y cada minuto... tendrán que comer nuestra comida... tendrán que dormir...

Pero el que parece el jefe interrumpe esas amenazas, más o menos sutiles...

- Calla Serkis -musita con una mirada fulminante- No me parece una gran idea empezar a poner nerviosos a quienes tienen las armas...

¿Cómo? ¿Que me va achulear un minero civil? Amos anda.

Se acerca entonces hacia ese tal Serkis. Su jefe, de alguna manera le ha disculpado, pero le da igual.

-Mira minerito -dice provocando- Harías bien en hacer caso a tu jefe, que parece mucho más espabilao que tú. Así que como tengamos la impresión de que está ocurriendo algo anormal, actuaremos... -acerca su cabeza a la de Serkis- Y te aseguro que mis impresiones pueden ser de lo más subjetivas -añade en voz baja, pretendiendo que su jefe no le oiga- Así que ya sabes, tendrás que convivir con nosotros cada hora y cada minuto... pórtate bien. -dice sonriendo ampliamente.

Se gira hacia Kowalsky y le deja bien claro:

- Haría bien en mantener alejados de nosotros a quien crea que pueda desencadenar jaleo...

El tercer hombre interviene con sutileza, alzando las manos para intentar calmar las cosas...

- Tranquilos, aquí nadie va a hacer tonterías -dice buscando con la mirada al alferez- No queremos que ocurra ningún accidente... y les recuerdo que los mamparos de esta nave civil no poseen el blindaje de un Crucero de Combate, así que una bala perdida podría causar graves daños, tal vez incluso perforarlos y provocar una descompresión.

Al menos hay alguien con algo de sentido común...

El tiempo transcurre lentamente cuando no hay nada que hacer salvo controlar que nadie se mueva y esperar pacientemente a que el ordenador principal termine de reiniciarse en bucle...

Los minutos se convierten en horas, las horas empiezan a correr una tras otra en vuestros cronómetros de pulsera... los tres civiles retenidos en el puente se han sentado en un rincón apartado y cuchichean entre ellos, echando de vez en cuando miradas furtivas en vuestra dirección. Miradas poco amables.

Y a estas alturas el AURORA ya debe estar a varios miles de Km de esta nave...

Young se aproxima al marine John Crichton para susurrarle algo sin que le oigan los mineros:

- Esto está empezando a resultar algo incómodo ¿eh? -intenta bromear- Además, no sé muy bien lo que debe haber programado esa especie de secretaria personal de la consejera Wray, pero este trasto está tardando demasiado en reiniciarse, se supone que iba a hacer un bucle de tres o cuatro arranques sucesivos... pero ya tendría que haber acabado.

Intenta teclear algunos comandos y comprueba con frustración que la pantalla no responde.

- Nos tiene completamente bloqueados -confirma- Y esas lanzaderas que operan en el exterior no tardarán en volver a la nave nodriza si no reciben respuesta a sus intentos de contactar.

La verdad Alférez que eso no me preocupa ná. Dice mucho más comedido en su vocabulario por hablar con un superior. Mi misión es vigilar y esperar... pos eso voy a hacer.

Si algo me preocupa es que esos civiles no se estén quietecitos...