Partida Rol por web

Al cabo de un tiempo, no se realmente cuanto, al oír las voces de mis muchachos vuelvo al presente. El ver el cráneo de la momia rezumando liquido tengo que aceptar que no es una mala resaca sino la puta realidad.

Tiene que haber alguna explicación racional, o algo solido cuando presente mi informe al sargento mayor. No puedo decirle que nuestro sargento murió, los que venimos a buscar también, la forma en que acabaron los alemanes y por si faltaba alguna cosa. – Negando con la cabeza, – dos cadáveres imposibles. Esto no es una operación militar estrictamente, no.

– Venir todos aquí un momento. Si volvemos ahora difícilmente nos creerá nadie. Yo todavía no me acabo de creer lo que hemos pasado desde que despertamos después de tantas horas en blanco. ¿Cuál creéis que es la mejor opción? Buscar alguna cosa que mostrar a nuestros superiores o volver inmediatamente a nuestras líneas confiando en que nos creerán.

Momias, altares, murales extraños .... ¿Que tipo de broma era esta?... y encima querían seguir internándose por miedo a los superiores, menuda escusa de mierda.

- Estoy con Parks cabo, internarnos en este apestoso agujero ya era una locura en principio, avanzar mas bajo tierra .... es una locura completa. Esta claro que esto no es aleman, que los mandos vengan y lo vean ellos si es que les interesa. Miro alrededor ante las palabras sobre un hongo tóxico. - Eso, si es que no hemos estado expuestos a un agente químico que nos hace ver cosas.  

-Tenemos que movernos, no creo que quedarnos aquí sea buena idea. Nunca creí en fantasmas, pero lo que vi en los ojos de esa momia fue real. Esos ojos se movieron como estais moviendo vosotros los nuestros, creo que tenemos que averiguar que hay en este lugar para dar parte de ello a los mandos. A lo mejor nos ganamos el derecho de volver a casa.-

- ¡No! - gritó enojado.

Un pequeño susto no ablanda la sed de riqueza del pelirrojo y mucho menos las quejas de sus compañeros, los cuales prefieren buscar una salida a internarse en las profundidades de un aparente sepulcro maldito. “Las brujas y fantasmas solo aparecen en los libros, y estos dos leen mucho” pensó Richard poco luego de dar su negativa.

- Si se han cagado de miedo por un par de fiambres de “tienda de sustos” es vuestro problema. No voy a permitir que volvamos con las manos vacías. ¡Ni que agente químico ni que derecho de volver a casa! Suficiente con el gas que arrojan los boches cada dos por tres, porque con los diamantes y el oro que encontraremos podremos ir a cualquier lado del mundo – respondió blandiendo su rifle a modo de lanza.

La bayoneta resplandece, ante las antorchas, en busca de sangre y oro de su portador. Su mirada se torna iracunda por momentos. Especialmente cuando sus deseos no llegan y la caverna solo muestra huesos y más rocas.

Pasillo 1:

El suelo de esta amplia cámara de techo bajo está cubierto de restos de huesos. Con un rápido vistazo identificas que  los restos son humanos; debe de haber cientos enterrados en este lugar. Pero al acércate más ves que los huesos tienen deformidades, similares a las encontradas en los huesos de la sala principal (El cuerpo): protuberancias de tumores y huesos mutados y alargados. Varios de los huesos alargados han sido cortados como si hubiesen sido amputados. Los bordes de los cortes son increíblemente suaves. Muchos más huesos quebrados y cráneos rotos se observan en la sala, como un silencioso testimonio de una desmedida brutalidad. Aparte de los huesos, esta sala no contiene nada.

Una suave brisa comienza a levantarse dentro de la caverna. La suave brisa comienza a ganar intensidad poco a poco convirtiéndose en un potente viento que casi os impide manteneros en pie. El viento también arrastra polvo y tierra, las camisas se desabrochan, las mochilas se abren y las armas se atascan.

Estamos discutiendo todavía cuando de improviso se levanta el viento mas fuerte que he experimentado en mi vida.

– ¿Pero qué demonios…?

No puedo acabar de maldecir que ya he caído en el suelo faltándome manos para sujetar mi equipo, y hasta mi ropa, para impedir que salga volando. La nube de polvo tampoco me ayuda nada.

Cuando veo como se pone Mcnalley ante nuestra negativa de internarnos mas en la cueva, solo puedo pensar que se ha vuelto loco de tanto estar metido en esta maldita guerra, eso si no lo estaba ya como todos pensábamos.

- No sabes que cualquier cosa que encuentres que no puedas llevar encima o esconder entre tus pertenencias, se las van a quedar los mandos. Aunque encontrases una montaña de oro, solo podrías hacerte con un puñado de monedas y algunas piezas de bisutería .... eso en el caso de que encuentres algo.  

Es entonces cuando una brisa acaricia mi cara, de repente se transforma en un fuerte viento que tira de mi, las sombras proyectadas por las antorchas empiezan a jugar cuando el fuego que las forma empieza a ser arrastrado en la misma dirección en la que somos empujados.

Richard se acerca peligrosamente a James, para mirarlo fijamente a escasos centímetros. Una sonrisa torcida se dibuja en su boca, mostrando sus dientes amarillentos por falta de aseo y por su adicción al tabaco.

- No sé qué te crees pero no pienso volver con las manos vacías. Además un tipejo como tú no conoce a los contactos adecuados… por ejemplo un par de mercaderes marroquíes de Bélgica que…-

Entonces en medio de su seria respuesta, que posiblemente acabaría en una pelea, el viento huracanado comienza a arrastrar a todo el mundo, siendo el pelirrojo uno de los afortunados en sufrir lo menos posible.

¡Que mierd…! – alcanza a maldecir.

La cueva estaba oprimiéndome. Cuando observo el tenebroso y horrendo lago de esqueletos que se abre frente a mi siento defallir mis piernas por un momento. De repente tengo gran deseo de salir de ahí. La visión de los esqueletos deformes y algunos amputados esparcidos frente a mi y llenando el suelo de la cambra hasta donde llega la luz de la antorcha alerta mi sentido de la supervivencia. Me siento en peligro.

Oigo maldecir a Mcnalley. Discuten. Me da igual, quiero reunirme con ellos. Me giro dando la espalda al horror y una brisa me acaricia. Por un momento me da placer. Me devuelve de la pesadilla. Despierto. Despierto con un fuerte viento que me empuja hacia el lado. Muy a mi pesar, pero por suerte, doy un paso atrás quedando un poco refugiado en la entrada de la cambra.

La fuerza del viento de todas formas me empuja haciendo que mi rodilla se doble y acabe en el suelo sujetándome a mi mochilla y al mismo tiempo sujetando ésta, evitando que se desparrame todo su contenido. Hago la croqueta por el suelo de forma muy poco elegante hasta empotrarme contra el pilar de la entrada.

Como sospechaba el asunto se pone tenso, mantendré la calma para salir de aqui.

Cuando la brisa paso a un fuerte viento Parks se tapo la boca con un pañuelo para evitar respirar el polvo la a arena que se levantaba. Despues de varios torpes intentos abrochó firmemente la mochila e intento caminar buscando el origen de la ventolera, se pegó a la pared de piedra para no perder el equilibro.

-¡Demonios!, ¿de dónde viene este vendaval?- Lo cierto es que la caverna le había parecido cerrada no comprendía como podía haberse levantado esa corriente, sin duda era otro extraño fenómeno que se unía a la lista de los que ya habían vivido.

El viento, como si fuera ayudado por manos invisibles, desabrocha las correas de las mochilas y hace que los cargadores caigan de sus bolsillos. Algunos libros salen despedidos de unas de las mochilas y sus páginas son rasgadas. El viento sigue aumentando en intensidad apagando las antorchas. La única referencia en tanta oscuridad es la luz que se filtra a través de la abertura por la cual accedisteis, y esta luz es difuminada por el polvo que a su vez levanta el viento.

El extraño viento arremete con mayor intensidad que antes, provocando el desparramo del equipo de Richard y de sus compañeros como si manos invisibles actuasen con el aire huracanado. El pelirrojo lanza manotazos al aire, tratando de ahuyentar lo imposible mientras que de a poco trata de avanzar hacia la única fuente de luz que permanece. La entrada.

- ¡Cof, cof! ¡Volvamos! - escupe Richard, medio ahogado.

El viento sopla muy fuerte. Creo que en la vida he estado enmedio de un vendaval como el que me está azotando, literalmente, a golpes de rachas fuertes que a veces llevan puñados de polvo o piedras pequeñas que golepan mi espalda.

Había conseguido acurrucarme alrededor de mi mochilla, sujentándola muy fuerte, y ésta, esataba pegada a una de las columnas de la entrada de la cambra llena de esqueletos deformes. Con este vendaval no me atrevía a moverme ni un centímetro por miedo que me desplazara de esa posición defensiva que me daba un poco de relativa seguridad.

Sería ideal poder salir de allí, pero hasta que no dejase de soplar con esa violencia cualquier movimiento podía dar un resultado nefasto.

¡Esto tiene que acabar en algún momento!

Sujeto mi equipo de la mejor forma que puedo, este vendaval repentino casi me hace caer pero sigo en pie, y una vez más me dirijo hacia la abertura de entrada para intentar salir se alli.

El viento nos zarandea de un lado a otro, todo el equipo que no está bien guardado o atado termina todo desparramado por los suelos. Solo una luz nos marca el camino, queda en nosotros coger ese camino o regresar por donde habíamos llegado, aunque el viento no nos otorgaba esa opción.

- Maldita sea. ¿De donde sale esto?. 

El viento no cesa de aumentar y comienzo una frenética lucha para no caer e ir cerrando las aberturas que este provoca en la mochila, y los diversos correajes.

Por unos instantes parece que lograré resistirlo al ir impidiendo que diversas cosas salgan volando. Pero cometo un error de novato al olvidarme de protegerme los ojos quedando cegado al intentar ver alguna cosa en la escasa luz que se filtra por donde hemos venido.

– Maldita tierra. Cerrar los ojos muchachos hasta que cese el viento o quedaréis cegados como yo.