Partida Rol por web

Cuando Hilv se dio cuanta del haz de luz, la figura metalizada ya estaba acercándose. Podían dar todo tipo de sensaciones, pero en este caso, era curiosidad. 

Con sus dos metros de alto, y la cabeza ligeramente ladeada, el Cifrado se acercó a Hilv mientras esta, no era muy consciente por la propia luz. La esfera se apartó, y allí estaba él, a escasos dos metros. 

La gente se había apartado, retrocedido bastantes metros, buscado algún sitio donde resguardarse y solo los CAIRO y Moss seguían por allí, aparte del muchacho al cual le acababan de reventar la cara que sangraba, manchándose la ropa, mientras oteaba la situación con cansancio. 

Las luces de los pasillos y la sala enorme del complejo con la fuente, se tornaron de un rojizo muy muy leve. Lo justo para avisar a la gente. 

El Cifrado se quedó delante de Hilv. Esperando. Mirándola. 

Miró con cierto temor y expectante a la figura que se acercaba mientras se levantaba despacio - Hilv. Porfavor - repitió en voz alta de nuevo para que la muchacha lo escuchara mientras daba un paso - No opongas resistencia o será peor - esperaba atrapar la atención de su amiga mientras avanzaba un poco más - Por favor.... hazlo por mi - otro paso más y una mirada de reojo al cifrado

Con cada segundo que pasaba, la rabia de la chica iba desvaneciéndose, había perdido el control, incapaz de gestionar correctamente sus emociones no es culpa de ellos, no es culpa de ellos...has atacado a la gente, querías hacerle daño... Hilv tuvo miedo, pero no de los Cairo, ni tampoco del cifrado, sino miedo de ella misma, de lo que acababa de hacer.

Dejó caer el taser al suelo lo siento... dijo con vista en el cifrado, no eran para él esas palabras, sino para los que aún quedaban cerca, su mirada era vidriosa, y se llevó la mano a la frente, tapándose el ojo derecho en el gesto yo no soy así... ¿o es como realmente eres? No es culpa de ellos... ahora sí que miró al chico es sólo mía... ¿acaso no era ella quien los había abandonado?

Abrió los brazos, separándolos del cuerpo, se sentía totalmente perdida.

Los CAIRO se estaban acercando a Hilv con las esposas preparadas para llevarsela cuando de la nada, el chaval se lanzó de cabeza al cifrado, obteniendo un golpe en pleno pecho que le dejó sin aire. Había sido terriblemente rápido y brutal la acción de la seguridad. Sin medias tintas, sin perder un segundo. Sin piedad. 

El chaval sonrió boca arriba mientras tosía, mirando al techo. Al final, apenas medio minuto después otro de los CAIRO se lo llevaba junto con Hilv a las dependiencias. 

Mientras le esposaban, notaste esa sonrisa que reconocías del observatorio. Había saltado en cuanto te habías dado cuenta de tu error, de la situación, cuando el dolor había ido, cuando todos esos sentimientos te habían obligado a tirar la toalla. 

Aquel gesto por parte del chico lo sorprendió pero el sentimiento de fracaso dentro de él era tan grande que su cuerpo no reaccionó. Solo se apreciaba las lágrimas silenciosas que mojaban la barba del hombre mientras observaba como se los llevaban. Comenzó a andar con pesadez y con el corazón encogido por todo lo que habia sucedido aunque con el alivio de saber que podria haber sido peor.

Creia saber a donde se la llevaban, así que iria hacia ella y esperaria el tiempo que fuera necesario hasta que la soltaran.

Abrió los ojos de par en par ante el sorpresivo ataque del muchacho ¿qué haces? Preguntó al aire, y su primer instinto fue tensarse de nuevo, pero la efectividad del cifrado y la sonrisa del chico la disuadieron de esa mala idea.

Se dejó esposar sin montar más lio No pasa nada Moss... evitó su mirada de manera consciente, seguramente la expulsarían, pero, ¿acaso le importaba? Estaba en un punto complicado, un cruce de caminos típico de su edad, lo que pasa es que Hilv conocía el destino final eligiera la senda que eligiera, y eso, por mucho que ella dijera que si, no era en absoluto sencillo y se desequilibraba con más frecuencia de lo habitual.

La vergüenza se apoderó de ella mientras era llevada esposada por el complejo si te vieran si que se sentirían decepcionados ni se atrevió a mirar al chico durante el trayecto, la marca de sus golpes era más que visible, y conforme pasaban los minutos, peor se sentía.