Partida Rol por web

Hilv pudo ver como del enfado que llevaba el chico encima la cosa escaló a cabreo y es que, Moss, en vez de hablarlo como personas normales porque sus palabras decían eso, parecía que quería apuñalarlo en mitad de un pasillo de mantenimiento. La sonrisa, había resultado parecida a la de un yonki que necesita su droga y esas rastas, por desgracia para el mundo moderno no le ayudaban. 

Hasta a Hilv la dejó fuera de juego. ¿Quería hacerle daño? Pero si era un trozo de pan ¿O no?

Si claro- dijo él asintiendo y apretando los labios- adios- se giró para irse y dejaros ahí, plantados. Eso si, se fue por el lado donde había mas gente. 

La chica se quedó mirando a Moss totalmente flipada por la expresión de psicópata que puso... ese solo queremos respuestas y perdona sino han sido las formas sonaba a... estamos siendo demasiado educados y en realidad teníamos que haberte metido en una habitación oscura atado a una silla mientras pasamos un rato divertido... y ese pasito hacia delante...

!Joder! Ella también hubiera salido por patas de allí visto lo visto !Espera! Negó con la cabeza y volvió a buscar con sus ojos al enfermero quédate aquí por favor suspiró mientras echaba a andar detrás del chico con demasiadas ganas de darle una hostia al primero que se cruzara en su camino.

Y algunos capullos todavía mirando y sin apartarse...

Compraos una puta vida hostia le dijo a una pareja que se había interpuesto, puede que no intencionadamente entre ella y el muchacho que se alejaba. No quería echar a correr porque entonces si que iba a parecer que pretendía hacerle daño, o ella que sabía, ahora mismo tampoco lo descartaba debido a la mezcla de enfado y frustración que sentía !En serio tío! No tenía ni idea de que ibas a venir aquí... espera joder bufó abriéndose camino entre los curiosos... ¿por qué siempre termino dando algún espectáculo lamentable por el complejo?

Moss se quedó confuso. No solo por la respuesta del chico si no por la cara que puso Hilv - Pero qu.. - no terminó la frase porque la joven salió corriendo detrás. Se pasó la mano por la cara con gesto cansado . Se estaba haciendo mayor. Se giró hacia los curiosos y suspiró.

Luego echó a andar tras el par de dos, pero despacio, sin prisa, para dejarles espacio tal y como le habia pedido ella, pero no se iba a quedar allí sin hacer nada.

Hilv siguió al chico, pero este pasaba olímpicamente de ella. Aceleró el paso, cada vez con mas ímpetu- ¿Te parece correcto hacer este tipo de cosas u acusaciones en un sitio público gritándolo a los cuatro vientos- se detuvo de golpe, y se giró para mirarla. Estaba realmente enfadado con ella. 

¿Qué pensarías si yo te hiciera lo mismo?- Dio un paso hacia la muchacha, de cierta forma amenazante. - Si apareciese con una persona que me insta a hablar en un lugar mas apartado amenazándote como si te quisiera rajar en dos- miró alrededor, incluso a alguna de esa gente que os estaba mirando- montar un espectáculo del quince, gritarle a la gente y luego ¿intentar seguir como si nada? No se quien te ha educado, tus padres supongo, pero desde luego, les haces un flaco favor- sentenció volviéndola a mirar. Allí acababa todo. 

Tu ves como hay ya dos guardias que se están acercando a vosotros. Obviamente los gestos de Hilv y quizás alguno tuyo había levantado ampollas en un momento tan tenso como el de esos días. 

Seguía con paso pausado al par de dos y tuvo que hacer acopio de toda su paciencia para no correr hacia el chaval y soltarle una hostia. Tenia mas razón que un santo, pero mencionar a sus padres....

Vio a los dos guardias acercarse. Él actuó con naturalidad pues realmente no estaban haciendo nada malo. Se acercó a ellos calmadamente.

- Buenos días. Disculpad si hemos armado mucho ruido. Esta juventud...- cabeceó mientras sonreía resignado - Ya nos marchábamos para no molestar a la gente -

Su intención al seguirlo había sido totalmente conciliadora a pesar de gritar a los cotillas que no tenían nada mejor que hacer. Incluso cuando se detuvo frenando en seco y luego avanzando hacia ella, se lo tomó de manera relativamente positiva, y además compartía con él la incompresión hacia la siniestra actitud de Moss, sólo quiero saber que ha suc... y entonces mencionó a sus padres...

Había tenido sus encontronazos cuando llegó, con varias personas, pero desde que fue a la misión, su carácter se había atemperado, intentaba ser más comprensiva, las charlas con el padre Carlotto la ayudaban... la muerte de Silke, aquel enorme bicho que casi la devora, el primer ataque, el tiroteo, el segundo ataque, los días perdidos en el limbo, la muerte de OA...

El expresivo rostro de la chica se contrajo, dolor y frustración, y el brillo de sus ojos se intensificó, a punto de echarse a llorar, pero el dique que había contenido sus emociones no resistió más, y el muchacho casi pudo escuchar el imaginario sonido que hizo al romperse, y con la rapidez que era capaz, se abalanzó contra la persona que había tenido la mala fortuna de verter el último vaso en un recipiente lleno.

Quería hacerle daño, quería golpearle con todas sus fuerzas, no había medias tintas con ella. Sobretodo cuando estaba tremendamente asustada y menospreciaban a aquellas personas que tanto añoraba.

 Hilv se lanzó contra el muchacho que parecía no vérselo venir. Le golpeó, con una saña dificil de olvidar porque estaba rabiosa. Una patada, un puñetazo, y los dos acabaron en el suelo mientras el muchacho intentaba agarrarla como podía. 

Los CAIRO no dudaron en ir a la carrera hacia semejante espectáculo. 

De un rodillazo Hilv le reventó la nariz al chico que le había logrado sujetar las manos, gruñó, le soltó y se separó como pudo chorreando sangre-....

Hilv, intentó seguir, porque aun necesitaba mas, quería más. Quería destrozarle como esas palabras le habían colmado el vaso a ella. Pero no pudo. Cuando se quiso dar cuenta estaba arrestada y medio pataleando al aire como un animal mientras se la llevaban.  

El corazón le latia con fuerza mientras le latia la sien derecha de enorme preocupación y enfado a partes iguales. Esa puta impulsividad y agresividad siempre presente que nunca llevaba a ningún lado.

- Soy Moss Obi. ¿Donde la llevais? No tiene familia aquí - suplicó con el aliento cortado mientras intentaba ponerse a la altura de los CAIRO con cierta dificultad. Esperó una respuesta antes de dejarlos ir derrotado y volverse hacia el chico. Estaba sangrando bastante y necesitaria ayuda.

Se agachó donde estaba él con las manos por delante, a media altura de su pecho para no parecer agresivo - Porfavor. Soy enfermero. Dejame ayudarte. Por favor - suplicó sintiendose fatal por todo lo sucedido - Yo no queria que pasara esto... solo... solo queria respuestas - hablaba derrotado mientras sacaba su botiquin especial del brazo, aquel que se compró al salir de la cuarentena y que ya siempre llevaba encima.

Había dejado de pensar.

No era una buena luchadora ni mucho menos, pero la rabia y la adrenalina eran excelentes compañeros de pelea.

Quería seguir....

!Soltadme hijos de puta! Se revolvió contra las personas que la habían apartado de su objetivo !No me toquéis! Luchaba como una posesa para que no le pusieran las manos encima. Había sentido la ira y la frustración en numerosas ocasiones, pero casi siempre había sabido controlar.

Retorciendo su cuerpo hacia abajo con una velocidad increíble se soltó de sus agresores, y con el mismo gesto, sus piernas la impulsaron de nuevo hacía arriba y su codo buscó el rostro del primer guardia, aunque este logró interponer la mano a última hora evitando un destrozo mucho más importante en su cara, pero fue suficiente para que retrocediera, dando tiempo a la chica a quitarle el taser y encararse, con el arma en la mano, al segundo guardia que había intentado retenerla.

!Atreveos a tocarme otra vez cabrones!

Se lanzó hacia el CAIRO con malas intenciones. Moss ya la había visto pelear de manera desesperada en la misión, cuando terminó con la vida de aquel enorme bicho que casi los mató.

Moss suplicaba por la chica, y la chica...bueno, la chica acababa de liarla bastante. Más que bastante. 

Los CAIRO se quedaron aparte, y ahora era cuando la acción llegaba. La esfera rojiza que se elevaba en el aire escaneó a la muchacha apenas a un metro con una luz rojiza. Ella quizás nunca los había visto... o puede que si, pero el que seguro los conocía era Moss. Y cuando ellos entraban, las cosas si se podían poner mal. 

Dos días después del atentado. Plaza de las fuentes. Medio día

- Hilv, noooo - casi sintió como se le desgarraba la garganta tras esa suplica.

Cuando vio la luz roja sus rodillas chocaron contra el suelo como si su cuerpo se anticipara ante lo inevitable. O quizás ante la certeza de que no había sabido ayudar a su pequeña Hilv. Todo aquello había sido por su culpa. Si no la hubiera llamado...

Buscó sus ojos mientras juntaba sus manos implorante para que no se resistiera más, para que no empeorara mas la situación para ella

- Por favor...- murmuró mientras sentía la húmedad de su dolor asomando poco a poco.

Dos días después del atentado. Plaza de las fuentes. Medio día

Le sorprendió que los CAIRO retrocedieran, haciendo que su impulso inicial perdiera ímpetu y se quedara descolocada mirando a la esfera y a la luz que la enfocaba con cara de desconcierto. Le pareció escuchar como alguien pronunciaba su nombre, y vio a dos personas sangrando en el suelo.

Parpadeó.

No identificaba a la esfera como una amenaza. La adrenalina decaía.

¿Qué estás haciendo?

Se quedó quieta, confusa.