Partida Rol por web

Steve empezó a pensar que se había pasado. Aun estaba sonriendo con cara de tontuelo. La quimica adolescente de su cuerpo seguía alterada despues de la experiencia tan intensa de aquella tarde y su mente no había vuelto a Mona y a la compra desde hacía un par de horas. Solo volvía una y otra vez a Amy.

Las bolsas le devolvieron a la realidad de ser un treintañero en el cuerpo prestado de un adolescente, que se prestaba a pasar el proximo mes encerrado en un piso haciendo dios sabia que con una mujer desconocida, en el rol de una de especie de Yoda en su camino a estar listo para enfrentarse a su mayor terror.

Lo de la luz de las velas y las canciones (o eran invocaciones) casi parecían tolerables.

Se apresuró a poner los congelados y refrigerados en el congelador de la cocina. Lo demas podía esperar.

- Si Mona, soy yo. He vuelto. Veo que ya han venido los del supermercado. Igual me he pasado un poco.

Mejor que sobre que no que falte- La muchacha estaba acuclillada en la cocina mientras parecía estar recogiendo algo del suelo, una hoja de algún tipo de árbol. Llevaba unas mallas de deporte negras y una camiseta de tirantes que dejaban ver el tatuaje de una mariposa azulen la clavícula. Por un segundo te pareció que se movía, solo por el realismo que desprendía.  

Buenas noches- todo estaba lleno de cirios de diferentes colores, la cocina, el salón, hasta había uno en cada esquina. La muchacha te sirvió un café que parecía tener preparado y te lo ofreció- es solo, pero tiene una parte de cacao, te vendrá muy bien aunque esté muy fuerte. Recomiendo dar pequeños sorbos, es muy electrizante- parecía risueña. Esperó a que lo probases, dando con un sabor tan ácido que te costó tragarlo, aun así cuando lo hiciste no estaba tan malo, de hecho, te gustaba bastante.

Veamos, deja la comida, ya he metido lo de frigo en frigo y tal, ven- Ni te dejó respirar- hoy empezaremos- hizo un gesto para que la acompañases al salón, donde ahora te percatabas de que había algunos símbolos en el suelo, apenas visibles con esa luz  Estos son cuadros mágicos, esencialmente es una rejilla que tendrás que llenar con secuencias de palabras y números que se suman a un todo, al revés, adelante, en diagonal, etcétera. Y se usa para cambiar un estado. Ante tu gesto de confusión o incredulidad tomó aire y hablo con voz serena -Tuviste  la oportunidad de retroceder ya. La casa ha sido sellada.- Bromeo ¿Verdad?

Se movió hasta el baño, donde había un círculo negro sólido y sin nada en mitad del suelo acompañado por 4 más a su alrededor donde apenas podrías estar sentado. El círculo es una paradoja. Ningún principio ni fin, sino limitado. En cada círculo hay cuatro fases esenciales. Consagramos los círculos, abrimos la cámara ...

Cinco círculos, cinco elementos, cinco reinos. Ahora, el Abramelin es esencialmente un viaje, pero esa es una metáfora pobre, ya que no hay por ahora un viaje como tal.. ¿quieres que te explique para que sirve cada círculo? - te miró con una sonrisa desde el umbral del baño. Se recogió el pelo en una coleta acercando a tus fosas nasales un olor sutil a chocolate. 

Steve terminó por decir adiós a Amy y desearle lo mejor en su corazón. Se sentía mal por haber mentido a la muchacha. 

Ahora solo tenía en la cabeza Mona, su guía. 

Y aquello empezaba a parecerse demasiado a Las Enseñanzas de Don Juan, un ajado libro hippie que encontró en la biblioteca del instituto cuando era joven. En aquel libro, Carlos Castaneda, un estudiante de antropología, entraba en contacto con un indio mexica, que le guiaba a través del consumo de drogas para la conexión espiritual. Aquella escena fue lo que le recordó, de inmediato. Las escenas del libro de Don Juan. Y mientras daba sorbos al café, se preguntó exactamente que clase de café estaría bebiendo. Recordó haber leído que el peyote era terriblemente amargo y adormecía la lengua y el paladar. Aquello no parecía estar ocurriendo, por lo que intentó dejar a un lado las sospechas y confiar en Mona. Había decidido hacerlo y tendría que seguir manteniendo esa decisión si quería llegar a algún lado. 

La mariposa, los dibujos, la magia, lo extraño y anómalo de toda aquella situación. Su mente, anclada en lo plausible se rebelaba y le impedía caminar la senda. Se paro un momento y se forzó a respirar con calma. A mirar todos los dibujos, a analizar toda palabra que salía de la boca de Mona. Su vida podía estar en juego. Contuvo un escalofrío cuando Mona le hizo consciente de que ya no había marcha atrás.

¡Que vuelen alto los dados!

Trató de seguir toda la jerga, asumir que la magia existía y finalmente se le interpeló. 

- .. ¿quieres que te explique para que sirve cada círculo?

Steve boqueó como un pez fuera del agua durante unos instantes. Dio un sorbo a su café mientras no perdía detalle de la mariposa, que estaba seguro que se había movido, las velas, los dibujos, los cuadrados, los círculos y Mona. Otro sorbo de café. Iba a necesitar todos los alcaloides que pudiese consumir para poder ir a través de esta niebla.

- Creo que podríamos empezar por... ¿las velas? -bromeó- Creo que vas un poco deprisa. Se que tenemos poco tiempo, pero si te parece bien, empieza por los círculos, su función y sobre todo. Mi función. Que se espera de mi y como lo consigo.

El que va tremendamente rápido eres tú- dijo con alegría- tu función no sirve de nada si no sabes para que funciona todo esto. La finalidad eres tú, así que tómate esto como si fuese un entrenamiento o tendremos tus sesos desparramados por la pared en pocos días- miró de nuevo al círculo y suspiró. 

Le señaló uno de los círculos Este círculo, Esta es la Cámara de Efectos. donde sellamos nuestro barco del mundo, lo protegemos contra el ataque.

Éste, la Cámara de la Canción. Que empujamos hacia el vacío, en nuestro viaje.

El tercero es elemento de fuego. La oscuridad, la sala de los huesos donde nos hundimos en el abismo.

El cuarto simboliza lo tangible. Tierra, metal, agua. El ciclo que viene y va, que vuelve y regresa eternamente.

 Ahora este círculo medio, - señaló el central- esto es sin nombre. Aquí es donde aparecerá tu ángel. Pedirás  su favor y yo preguntaré el mío. Te preguntarás ¿para que quiero yo a mi ángel? ¿eso existe? ¿me está intentando volver loco señorita Mona? – se rió por lo bajo- Bueno, invocaremos al "ángel"- Hizo el gesto bien claro con las dos manos- en cada círculo , pero cada vez que avanzamos, crecerá más poderoso. Este mundo se fusionará con otros mundos, otros oirán. ¿Cuándo aparecerá el ángel, justo cuando acabemos de todos? No - se auto respondió -puede aparecer en cualquier momento desde la primera invocación. Aunque probablemente el cuarto o quinto círculo.

Sus pasos te llevaron hasta el pasillo, frente a la entrada de tu dormitorio mira- se puso en cuclillas pasando los dedos por el suelo- ven y toca.- Era algo terroso, no como anoche. 

El triángulo representa el orden divino, tres. Un todo, sólo divisible por uno, la Trinidad. Pero no de la trinidad cristiana, este es el mundo de la decadencia, de la pasión, de la sangre y de la muerte, hecho brutal que nos alcanza a todos. - alzó la vista para mirarte con un gesto serio pero maternal Tendrás que hacer en tu cuarto el cuadrado, que representa el cuatro, el número perfecto, ahí estará el lugar de sus impulsos de su bajeza, donde ganarás voluntad a cada día que pase, siempre y cuando superes las pruebas.  

Steve iba anotando mentalmente todo lo que Mona iba diciendo. Quizás luego tendría que recurrir a ello.

Circulo Cámara de efectos. Entiendo que es una salvaguarda. Una fortaleza.
Circulo Cámara de la Canción. Ni idea. ¿Un lugar donde se realiza la invocación? ¿Donde se manda lo negativo?
Circulo Elemental de Fuego. Cuidadito con el. Es lo único que pillo.
Circulo Elemental de Tierra. Tampoco tengo mucha idea de para que servirá.

Steve se quedó mirando el circulo central. Donde se suponía que iba a aparecer un ángel. ¿Ángel? Miro a Mona con curiosidad. Cuando ella bromeó acerca de si Steve se estaba volviendo loco o si le estaba tomando el pelo, descartó hacer preguntas. Estaba empezando a comprender que sus preguntas eran fútiles y solo daban pie a demostrar su ignorancia. Por el momento había que escuchar.

Ángel. Entiendo que por ángel es un ser poderoso. Alguien a quien hay que invocar en un circulo. ¿Para tenerlo controlado?

El Ángel crecerá. Se hará más poderoso. O tendrá más poder en nuestro plano. Y alguien nos oirá. ¿Nos oirá? Alguien que no queremos que nos oiga, claro.

Steve siguió a Mona hasta su propio cuarto. El suelo era distinto. O bien Mona se había dedicado a modificar su cuarto todo el día o bien aquello era una muestra de los poderes de Mona más allá del plano material. Había símbolos dibujados en el suelo, pero destacaba el triangulo. Y por lo que decía Mona, el cuadrado era cosa suya.

Steve entró en su cuarto y comenzó a caminar sin rumbo por su superficie. Se quitó los zapatos y los calcetines para sentir el suelo en su piel. Notó un bulto en el pantalón al hacerlo y encontró su móvil. Lo apagó y lo dejó en un cajón de la mesa. Volvió a deambular. Buscaba algo, no sabía que. Un lugar que le pareciese apropiado, pero sin una razón lógica que seguir. Finalmente, se detuvo junto a la cama.

¿Porque esperar?, se preguntó.

- Lo dibujaré ahora -declaró mirando a Mona. En el fondo, aquello quería ser una pregunta, pero quería demostrar iniciativa.

Confió en que su instinto le permitiese hacer un trabajo aceptable. Y en que si estaba metiendo la pata, Mona le corregiría. Se arrodilló en el lugar que había escogido, trazando una linea en el suelo frente a si mismo, de lado a lado, suficiente para abarcar todo su cuerpo, con su dedo indice de la mano derecha.

Puedes pedirle lo que sea, Steve- Mencionó mientras te veía pasar el dedo por el suelo-  porque ya habrás pagado un precio con ello. Lo que tiene que ver esto con lo que ves o con ese ser que se pasea entre tus sueños es que tu de cierta manera habrás abierto o habrás estado en uno de estos círculos antes. Decide que es lo que quieres, focaliza en eso todas tus energías. Y después de cenar, dímelo. 

Cuando notó tantas ganas sonrió- tendrás que hacerlo solo tú, con unos escritos, espero que tengas paciencia. - Se estiró y alzó los brazos hacía el techo- lo primero es que después de esta cena, tendrás que ayunar durante 3 días, luego comerás 1 y volverás a estar tres días sin comer, si lo logras empezará todo, de verdad. Tenemos que purificar tu cuerpo. Tampoco podrás masturbarte al menos que lo hagas en el cuadrado, lo mismo pasa...-dudó por unos segundos- con el sexo si es que fuese necesario. 

Steve se sintió un poco estupido. A fin de cuentas si que le iban a dar un manual o algo similar para dibujar su cuadrado. La petición que había de hacer al ángel la tenía ya muy clara en su mente, pero dejaría a un lado la impaciencia que tanto le estaba haciendo quedar como un idiota y seguiría las reglas de Mona.

Levantó la mirada mientras le anunciaba el inicio de lo que parecía sería un ayuno ritual. No creía que fuese un gran problema. No lo había hecho nunca, pero aquel cuerpo parecía sano y no especialmente a punto de desfallecer.

Mona seguía en la puerta. Parecía algo indecisa o nerviosa. Pronto surgió el motivo. Lo que dijo revelaba muchas cosas a Steve. O, al menos, el creyó que había levantado por fin un velo de la dama.

- Mona, si crees que sería bueno para ti, para mí o para el proceso, podemos venir aquí después de cenar. Podemos tener sexo -siguió arrodillado y le sonrió, también con ternura y afecto, como a veces ella le había mirado- Tal y como lo veo yo, vamos a estar encerrados aquí dentro durante un mes. Poco a poco se acumulará la necesidad. Eso despertara la curiosidad y nos puede hacer propensos a las distracciones, a la falta de concentración y a cometer errores. Por eso te repito el ofrecimiento. Podemos venir aquí luego y te complaceré en la manera que prefieras. O casi. Yo también tengo mis limites y mis tabúes. -decidió que era un buen momento para una risa nerviosa, adornada con una sonrisa tímida y para rascarse un inexistente picor detrás de la oreja derecha- Si, después de todo, te he malinterpretado, te pido disculpas.

Enarcó una ceja de forma muy graciosa ante tu insinuación/directa- No lo digo por mi, lo digo por ti.

Sonrió amablemente- Tu cuerpo es nuevo, he pasado por eso, estarás que te subirás por las paredes los primeros meses. Dime ¿Has gastado lo que había en la cartera?- Sonrió con cierta picardia de quien ya sabe la respuesta.- Eres Steve Richard, famoso amante en las instalaciones, la mitad de las mujeres suspiran por acostarse contigo y tú, coleccionas las que crees mejor o, las que piensas que necesitan "ayuda"- hizo el mismo gesto- porque están solas y...no están de mal ver. 

Pero...te aconsejo algo- Te miró con cierta fijeza- nunca jamás, le digas a esa mujer o chica especial que lo que haces es algo así como un favor. Porque acabarás con una patada en la boca- Se encogió de hombros dejando salir la poca tensión que tenía encima. Viste de refilón un tipo de enfado diferente al que conocías hasta ahora, era menos tolerable, mas instintivo.

Además, gracias a todo no estoy cerca de mi celo reproductivo, si no, si que sería un grave problema- se quedó pensativa unos segundos.  - Y deja de hacerte el chico amable y bueno- ojos en blanco mientras sonreía como si aquello fuese una broma- que no me la cuelas- se marchó hacia fuera.-  deberás hacer la comida para los dos, elije bien lo que comes, pues no habrá más hasta dentro de tres días. Haz algo rico.

Steve encajó la reprimenda mientras seguía arrodillado en el suelo. No había sido nada violento, pero hubo algo en el ambiente. Se había pasado, o ella no le había entendido. Era obvio. Respiró hondo. Las aletas de su nariz se dilataron y por un momento trató de ser más consciente de todo. La respuesta que diese tenía que ser templada. Las respuestas en caliente nunca habían sido su preferencia.

- En cuanto a lo de la cena, eso no había ni que preguntarlo. De hecho ya tengo una idea de que preparar. Anda, vamos a la cocina. Ciertas cosas es mejor hablarlas con el estomago lleno. O mientras se llena. Es la única manera civilizada -dijo levantándose del suelo y sacudiendo de sus rodillas los restos de tierra.

Caminó con cautela, debido a la oscuridad, hasta la cocina. Movió algunas bolsas, despejó la encimera y la mesa de la cocina y encendió la luz de la campana extractora, una luz tenue y cálida que mantenía el efecto de la iluminación a través de las velas. Se lavó las manos con el detergente, a falta de algo mejor.

En una sartén comenzó a saltear los guisante con jamón que sacó de un bote después de pelear unos instantes con el abre fácil. De segundo se puso a calentar el horno para poner en su interior una de las pizzas que sacó del congelador, una caprese. Redujo el fuego de los guisantes y colocó los platos, los cubiertos y los vasos. Llenó una jarra de agua fresca del grifo, esperando que no tuviese demasiado cloro.

Colocó la pizza en el horno y programó el indicador de los minutos según marcaba las indicaciones de la pizza. Retiró la sartén del horno y sirvió a Mona una ración, para a continuación, servirse a si mismo. Aun quedó algo por si alguno quería repetir.

- Te pido disculpas. No es muy elaborado. Tengo una receta de espaguetis con dátiles que es de chuparse los dedos, pero al hacer la compra pensé solo en comida de supervivencia, con pocas complicaciones. Me faltan demasiados ingredientes como para hacerlo como es debido. Quizás en otra ocasión.

La luz tenue reforzaba la sensación de una cena entre amigos. Steve se sirvió algo de agua. Dio un sorbo y probó su plato, por cortesía. Aun tenía mucho que decir.

- Voy a hacer unas aclaraciones sobre los que me has dicho antes. Lo primero de todo, siento haber ofendido tus sentimientos. Pero tienes que entender que esta situación no es la normal. Tu y yo no somos personas al uso y no se nos puede aplicar el mismo baremo que en las relaciones humanas normales.

La miraba a los ojos con intensidad. Ni tan siquiera el ojo estrábico le descentraba. Era Steve, y si algo tenía, era seguridad en si mismo.

- Agradezco tu preocupación por mi estado sexual, pero, vaya, parece que, aun cambiando de cuerpo, sigo manteniendo algo de habilidad a la hora de atraer mujeres. He gastado los dos preservativos que me diste. No era mi intención, la verdad, yo soy el primer sorprendido. Ha estado bien, ha estado muy bien. La chica ha estado muy entregada y, digamos, estoy servido. Al menos por una temporada.

Se tomó un momento para respirar.

- Por mi trabajo, he tenido que seducir a muchas personas que no me agradaban físicamente. Con algunas incluso he tenido que llegar hasta las ultimas consecuencias. No sería capaz de hacer algo así si no pusiera el sexo en un contexto bien definido, en cierta manera, carente de sentido e importancia. En mi vida personal no tengo un perfil concreto como supongo que ya sabes, y si, mis parejas han tendido a ser atractivas. Porque a todos nos atrae lo bello. No veo nada de malo en ese comportamiento. Y si, mi lista de conquistas es... remarcable. Pero a nadie le he mentido nunca. Lo que daba era lo que veían y nunca hacía promesas que no pudiese cumplir.

Probó un nuevo bocado.

- El trabajo, y por ello me refiero a cuando lo hacía por trabajo, me enseñó una cosa. Todo el mundo siente. Todo el mundo necesita caricias, ser tocado, sentir y disfrutar. Todo el mundo. Y en eso si hay cierta belleza y utilidad. Por eso, le doy más valor a dar que a recibir, y me facilita las cosas.

El horno marcó que el tiempo de sacar la pizza había llegado. Steve se levantó, lo apagó y dejó la puerta del horno ligeramente abierta, para que no se quedase fría la pizza pero sin quemarse. Volvió a sentarse.

- Tu y yo, no somos estos cuerpos. Y si lo piensas bien, tampoco fuimos nuestros propios cuerpos. El que disfruta del sexo está aquí -dijo, tocándose con teatralidad la sien, con un dedo- no importa la pinta que tengas por fuera. Podríamos estimular desde fuera el cerebro, si eso fuese posible, para convencerlo de las señales que vienen del exterior con una simulación perfecta y tu conciencia no lo sospecharía. Tu cerebro estaría flotando en una cuba, como en las películas de serie B y en realidad no tendría importancia. Porque tu conciencia sería feliz, al menos por unos instantes. De ahí viene mi aproximación a esto. A quien se lo doy, es porque quiero. Es como un regalo. No es piedad, quiero ver a la gente feliz. Sobre todo si me atraen, pero incluso aunque no lo hagan. Espero que la cena te esté gustando -el cambio de conversación había sido premeditado. Trucos viejos. Sin dejarla responder, continuó, disfrutando en cierta forma de la transferencia temporal de roles de maestro y aprendiz-. Y en cuanto a ser un niño bueno -abrió las brazos de un lado a otro-... pues es que no se ser de otra manera. Todo lo hago con educación. Incluso matar. El mundo ya es suficientemente violento, feo y cruel sin que nosotros le ayudemos. Merece la pena esforzarse un poco para que los resultados y el recuerdo sea mejor.

Steve se tomó un momento para respirar y para comer algunos de sus guisantes, que se estaban quedando fríos.

- En cuanto a ti. Tu cuerpo no me atrae, es cierto, pero tu no eres tu cuerpo. Estas sabiendo dosificar la información que me das de ti misma, y lo haces muy bien. Es muy seductor y me pregunto si lo estas haciendo de manera consciente. Se que has estado en otros cuerpos. Se que eres de una o dos generaciones anteriores a mi. Y es interesante, debo decir. Si llegase a necesitar el sexo, ni se me ocurriría pedírtelo como un desahogo. Como bien dices, si no es mas que un desahogo, lo puedo solucionar yo mismo. Si llegamos a eso, ten por seguro de que recibirías lo mismo que recibieron todas las mujeres que antes pasaron por mis manos.

Steve volvió a levantarse, tomó la sartén y repartió el resto entre ambos. Después dejó la sartén en el fregadero y sacó una tarrina de helado del congelador, dejándola en la encimera, junto a dos copas de helado que encontró en la zona de los útiles de cristal.

- Para el postre -aclaró.

Sirvió la pizza, después de cortarla con el cuchillo más grande que consiguió encontrar y la dejó en el centro de la mesa, después de colocar dos platos lisos limpios. Se sentó y permaneció callado, esperando a que mona se sirviese primero.

Los cambios fueron sutiles, pero los notaste. Estabas entrenado para ello ¿Verdad? Una mirada a un lado, una caricia en el dorso de la mano, la tranquilidad antes de comer, el ansia tras que colocaras el plato. Esa ceja enarcada al ver la porción de comida general. Era impulsiva o muy voluble en algunas cosas, gesticulaba mucho con el rostro, eran los labios los que daban mas información. Por otro lado, cuando era algo tenso o nuevo, mantenía la calma. Siempre y cuando fuesen cosas comunes, mundanas o lo que para ella serían mundanas. 

Lo de la comida no lo fue. 

Cuando mencionaste lo de que estabas servido sonrió un poco, como lo haría alguien que te acabaría recordando algo con un "te lo dije". Mas en el tema personal, esa mirada de tranquilidad casi maternal, porque te escuchaba y no quería hablar demasiado sobre algo, no quería cambiar nada, aceptaba las cosas que eran privadas, propias. O eso creías. 

Tu no eres tu cuerpo. 

Yo soy mi cuerpo.- Ella ya se lo había comido todo- porque sin cuerpo no somos nada, para los demás- sonrió. Se puso muy seria cuando le mencionaste la edad- ¿Perdona? Creo que nunca me habían echado tanta edad- dejó salir el aire con virulencia por la nariz- tengo tu misma edad, bueno no, un par de años más- Alzó la barbilla- pero ya está- Suspiró con resignación fingida y movimiento dramático de flequillo. 

La pizza también recibió una mirada de soslayo- ¿Te crees que con esto se come?- Apretó los labios- ¿Te alimentas con tan poca comida?- era una pregunta en serio.- Al menos hay postre, pero tu cuerpo necesita aproximadamente un 40% mas de calorías que la de un humano normal.- sentenció- te vas a quedar raquítico- bromeó. 

Tras rascarse la nariz, acabarse la pizza en tiempo record y pasar al postre le tocaba a ella hablar- Este es mi cuerpo, siempre lo ha sido aunque me hayan cambiado de recipiente- se encogió de hombros- siempre he sido bizca, bajita, casi plana, con tendencia a los mechones de colores, al yoga, y viajar por el espacio- se te quedó mirando, buscando quizás algún interés antes de seguir. 

Yo no nací en vuestra tierra, yo nací me crié y morí en una nave- Ahí estaba, la viveza en su mirada- en mitad del mas oscuro, y frío silencio- y por alguna forma, eso parecía reconfortarle- entre el sonido de los motores y el olor al aceite y el aire reciclado- cerró los ojos, antes de dedicarse a la copa de helado

 TITAN traía ADN de otros sitios, y probaba a ser dios. Creaba copias, clones, de entidades, humanoides, o animales de otros lados. La mayoría obviamente morían al poco de volver a nacer, digamos que casi un 95%- frunció un poco la boca- lo dejaron de hacer porque no les salía a cuenta, y la gente solía venir con algún problema motriz, mental, de comprensión, bloqueo por recordar su vida, no recordar, o vivir en un bucle continuo de su muerte- Observó tu cuerpo- tu cuerpo es eso, un clon, es exactamente eso solo que tienes la consciencia de Steve y no la del chico. Es más fácil cuando sois humanos al cien por cien. 

El problema de la gente pensante que TITAN trajo, es que, están atados de por vida a ese complejo, son animales, esclavos, sometidos a presiones, estudios, reglas infinitas. Hubo una chica por llamarlo de alguna manera, ya que se nos obliga a parecernos a humanos, que recordó al par de años que era canibal, su raza era violenta, asesinaban, violaban, torturaban por la locura propia de la especie ¿Puedes hacerte una idea de lo que pasó verdad?

 No se cuantos habrán sobrevivido, supongo que quedarán dos o tres, como mucho. Piensa que el proyecto se mantuvo en pie solo diez años, y de cerca de doce mil quinientos cincuenta y siete intentos, solo sobrevivieron veinte a los primeros cinco años. 

Steve comió lo que comería normalmente. Había anotado aquella información referida a las necesidades energéticas de aquel cuerpo que no era normal. Ahora solo prestaba atención a toda la información de que pronto había conseguido arrancar de Mona. Eso comenzaba a darle color y formas al cuadro que poco a poco se había hecho de ella. Mona era una criatura ajena, de otro plano. También que su cuerpo era clonado.
Steve solo comió sus porciones, juntó las manos tal cual si fuese a orar y apoyó en ellas su mentón, sin dejar de escuchar, sin interrumpir. Una hemorragia de información como aquella era lo último que querría detener y se obligó a prestar atención.

Finalmente, Mona tomo una pausa.

- No suelo comer mucho. Suelo comer bien, algo que de verdad suponga una diferencia. No suelo comer estas... -empujó con el dedo un trozo de borde de pizza que había descartado por encontrarse demasiado tostado, hay quien diría que quemado- ... cosas. Lo mio es más el marisco, embutido de calidad, paté de pato, confituras, carnes exóticas... No hamburguesas.

Suspiró, cuando detectó aquel pequeño gruñido en su estomago.

- Debiste informarme de esa diferencia con los cuerpos normales. Yo no creo recordar que me dijeses nada al respecto. La compra que he realizado debería bastar para un mes para dos personas normales... pero si he comprado solo el 60% de las calorías que necesitaremos, o compramos más por Internet y que nos lo entreguen a domicilio o empezamos a racionar ya la comida -dijo, con gran seriedad-. Por eso es por lo que te estoy tirando chinitas todo el rato. Intentaba provocarte para que te lanzases a hablar. Me ha llevado un rato, pero con el tema de la edad parece que he logrado algo. Si vamos a trabajar juntos necesito más información porque ese es mi negocio, Mona, información. No seducción, no llevarme a mujeres a la cama. Información.

Sonrió con nostalgia, mirándose las manos.

- Espero que no te ofendas por lo de tu edad, pero son viejos trucos que me cuesta dejar atrás. Todo lo que me has dicho ahora me aclaran bastante el cuadro. Me hace sentir más seguro. Ahora veo un poco mejor quien eres y como te viste envuelta con Titan. Veo cuales pueden ser tus razones para querer destruir Titan. Y veo que también tenemos diferencias. La principal de ellas es tu intención sobre el destino de Titan. Yo creo que es un error destruirlo. Lo ideal sería refundarlo. Limpiarlo de toda corrupción y usarlo para algo que sea correcto. Titan se basa en una tecnología. Incluso si destruyes Titan, antes o después alguien encontrará de nuevo esa tecnología y todo volverá a comenzar. A fin de cuentas, hay infinitos planos ahí fuera, ¿no? Lo raro es que no haya más civilizaciones haciendo lo que hace Titan. Pero si limpias Titan y consigues que se use para algo bueno, entonces Titan dirigirá la forma en que dicha tecnología se puede utilizar en el futuro y se evitarán casos como este. Destruir Titan es como destruir un martillo con el que te heriste en un dedo o con el que un vecino mato a su mujer. El martillo en si no es malo. No se si me explico.

Steve apuró su vaso de agua., La luz de las velas se refractaba hipnóticamente en el cristal.

- Y otra diferencia fundamental es que yo solo estoy interesado en acabar con Mayhem. Esa es mi prioridad. Mientras camino hacia ese objetivo, te ayudaré.

No te doy la información porque tienes que olvidar el hecho de que vayas a tenerla. Debes actuar con lo que tienes, y te gusta sacar mucha información. Eso se acaba, desde el momento en el que aceptaste. 

Te miró un poco mas seria cuando mencionaste la compra online- Nada puede entrar, nada puede salir de esta casa. Lo advertí. Tu debes de empezar a racionar la comida, no yo. Yo me puedo cuidar de mi misma, eres tu el que tiene que aprender a cuidarse en otra clase de mundos que desconoces. 

La seriedad y la tensión había retomado a la mesa- Vuelves otra vez a decirme porque crees que hago esto. Que me ayudarás en mi camino, pero no es por eso por lo que estás aquí. Deja de buscarle un sentido a los demás y busca el tuyo propio.- Sonrió ladinamente cuando mencionaste eso de limpiar TITAN, pero no dijo nada.- Hay dos formas de hacer esto, o te centras en lo que tienes que hacer, o acabaras loco.- Se levantó de la silla con su helado- Cada vez me parece mas que no te tomas las cosas en serio o que desde luego sacas una verborrea aburrida para sacar información. Si quieres saber algo, pregunta, yo decido si te doy la información o no- se marchó al sofá, deslizándose por el reposabrazos. 

Steve aguantó el discurso de Mona muy serio. Quiso añadir algo en algún momento, pero se lo pensó mejor. Luego ella se levantó y se fue al salón. Steve se quedó en la cocina, ordenando y limpiando. Detestaba el desorden. Odiaba la suciedad. Dejar la cocina como los chorros del oro le traía calma. Siempre que estaba nervioso o alterado, limpiaba. Empezaba a intuir que Mona no sería una de esas mujeres con las que podía congeniar. Se acordó de OA, aquella tipa tan sexy que no paraba de meterse con el y que siempre conseguía ponerle a la defensiva. Mona conseguía algo igual.

Mientras las bolsas encontraban un sitio, los paquetes un bote, los embalajes un cubo y la suciedad donde tirarla, las ideas se le fueron ordenando. Fregó a mano, ignorando el lavavajillas de ultimo modelo. Quería sentir la espuma circulando por sus manos, llevándose la mugre. Estallando en miles de burbujas que iniciaban, explotaban surgían, unas pegadas a otras y su mente, por asociación volvió a Titan. A sus amigos, sus amantes, su vida en general, que había sido aquel lugar.

Secó los platos con un trapo y cuando terminó, quince o veinte minutos más tarde, parecía que nadie hubiese estado en aquella cocina, nunca. Tomó un par de píldoras de complemento vitaminado y mineral con un vaso de agua, que devolvió a la alacena, y se dejó caer por el sofá.

- No pretendo aburrirte, no te apures. Voy a intentar decir lo mínimo e ir al grano.

Se apoyó en el respaldo del otro sofá.

- Soy espía y asesino. Espía. Para mi un secreto es un desafío. Puedes pensar en mi como un gato. Colecciono información. Hace una semana, o lo que yo siento como una semana, estaba en mi cuerpo, en Titan. Hace dos días, en el cuerpo de un tal Robb, en una estación espacial alrededor de la Tierra. Ayer desperté aquí, en este cuerpo, y me dices que estoy muerto, pero que tu me has traído de vuelta.

Se incorporó y miró una de las velas de cerca, concentrado en el baile de la llama.

- Me pides que actúe sin información, por instinto. Sin saber que terreno piso. Lo acepto. Pero ya deberías saber que la gente no cambia. Se adapta, pero no cambia. Jamas. Me intentaré adaptar, te lo garantizo, pero ten paciencia conmigo. O será un mes muy largo. Para los dos.

Se encaminó hacia la puerta que daba a las habitaciones.

- Me voy a dormir. Supongo que ya estoy oficialmente en esta especie de ayuno ritual. Por tanto, dormiré tanto como pueda. Podré beber agua, espero.

Y tras esperar la respuesta de Mona, se encaminó al baño, se lavó los dientes con cuidado y se fue a su cuarto.

Te asomaste al salón y para cuando fuiste a hablarle o quizás ya habías empezado, te la encontraste durmiendo a pierna suelta, literalmente con una pierna fuera del sofá. Se había tumbado mientras leía un libro, o al menos casi tumbado. La copa vacía estaba al lado suyo al suelo, con la cucharilla dentro. La había limpiado absolutamente entera, estaba como si nunca hubiese tenido helado dentro. 

Y no roncaba, pero si que te pareció escuchar un siseo bajo de entre sus labios semiabiertos. Era de todo menos lo que podrías imaginar erótico o hermoso entre la postura, el sonido y ese libro de romance malo en el pecho. Quizás tierno, pero desde luego no despertaría las pasiones de nadie porque si. 

Steve habló y habló. Pensaba que estaba llegando a algo, que Mona le prestaba atención. La luz de las velas situadas en la repisa, detrás de ella, le cegaban un poco. Aun así, se concentró tanto como pudo. Quería dejar su opinión clara. A Steve nunca le gustaba quedarse con algo en la punta de la lengua. Tenía que ser el ultimo en hablar. Y se encontraba picado, que demonios.

Satisfecho de si mismo, visto que Mona no respondía se fue al pasillo, pensando en lavarse los dientes y marcharse a la cama. Las velas dejaron de cegarlo, por un instante. Al pasar cerca de Mona, de paso, llegó con fuerza un ronquido.

Steve se sintió muy, muy gilipollas.

Desde luego a esta chica la estás impresionando, se dijo, meneando la cabeza.

Siguió por un momento con su plan. Se cepilló los dientes mientras miraba ese rostro nuevo, al que no conseguía acostumbrarse. Se tocó la piel y el rostro. Recordó que era un clón, que no había desplazado a nadie. Al menos, si no crees en el alma, claro. Era el rostro de un adolescente con posibilidades, pero un adolescente. Había perdido el empaque de su rostro, el antiguo mentón, los ojos oscuros que hacían sombra con su pelo. Tenía que adaptarse, al menos por un tiempo. Si había entendido bien lo que Mona le decía, quizás existía la posibilidad de volver a su antiguo cuerpo, clonándolo.

Se preguntó quien y como le habrían matado. ¿Alguien conocido? ¿Alguien que considerase un amigo?

Pensó en irse a la cama, cuando un nuevo ronquido le llegó y fue al cuarto por curiosidad. Su sentido de la pulcritud le hizo recoger la copa de helado y la cuchara. Las llevo a la cocina, las limpio y la puso en su sitio.

Volvió al cuarto de estar, listo para irse. Pero también era un caballero. No era la primera mujer a la que tenía que adecentar. Normalmente intoxicadas por el alcohol. Levantó la pierna de Mona al sofá y la cubrió con una manta que trajo de su propio cuarto. Tomó su novela por la pagina que se había quedado abierta. Dio un vistazo breve, despectivo, pero dobló una esquina para dejar la marca de por donde había cesado la lectura, dejándola en la mesita. Pensó en irse, pero se quedó de pie junto a Mona, mirando a aquella mujer que decía tan poco y le reclamaba tanto.

¿En que te has metido ahora, amigo?, se preguntó.

La pierna volvió a deslizarse hasta el suelo mientras tu ojeabas muy por encima la página por la que se había quedado. 

Y cuando sintió una mano que se deslizaba por entre las bragas bordadas de encaje, justo para desnudar sus riñones con precisión –pero tiernamente, con reverencia-, la idea que se le vino a la cabeza, es que estaba muy contenta de estar en Inglaterra y de aprender las costumbres británicas”.

 Había una anotación a lápiz hecha abajo del todo, con una flechita que marcaba la palabra ennegrecida:

Riñones, con precisión. Tiernamente pero con reverencia. Freud debería de haber leído esto. Nota mental: la proxima vez seducir a una mujer hablándole de calentar sus riñones en pleno invierno. Fijo que sirve.  

Pero es que había mas anotaciones, y pensabas que seguramente el libro estaría llena de ellas.