Partida Rol por web

La falta de noticias, dicen, son buenas noticias. Sin embargo, en esta situación la falta de noticias sólo hace que disparar tu imaginación: ¿Qué estarán haciendo Kazuma y Kenichi? ¿Les estará yendo bien? Sí, seguro que sí. Cierto que están en desventaja siendo dos mientras que el equipo contrario son cuatro, pero son dos chicos con recursos. Tu estómago gruñe de forma sonora mientras piensas en esto, pero por suerte no hay nadie cerca para escucharlo. Menos mal. Tienes... tienes hambre, no hay duda de ello. Y pensar que hay una mesa llena de comida a sólo unos minutos de camino de donde tú estás...

-¡...idoooo...! - escuchas a alguien gritando a lo lejos. ¿De quién es esa voz? Se está... se está acercando. - ¡Chico escondidooooo! - es la voz de uno de los miembros del equipo contrario. - ¡Saaaaal! ¡Tengo algo importante que decirteeeee!

Sonrío y continúo por el sendero, esta vez con un poco más de cuidado y observo al sujeto para ver si atiende razones, si se queda de pie en su lugar continúo mi camino busco un punto alto pero seguro observo brevemente el bosque en busca de alguna pista e inicio el descenso poniendo aún más distancia entre Hikaru y yo para luego internarme en el bosque y esconderme por si el chico cambia de idea.

Una vez a solas y escondido, uso el teléfono de nuevo y llamo a Aki, entrando directamente la contestadora, por lo que dejo un mensaje de voz.

Aki, tengo comida para tí. Dime ¿En dónde estás?

Y despreocúpate por mi, estos idiotas ya perdieron el interés en seguirme, pues ya se dieron cuenta que las cosas se pondrán muy mal si lo hacen, manten tu teléfono en silencio y sin vibrador para que no te hallen, envíame un texto, voy a continuar con la cacería. - digo mientras me pongo en marcha y empiezo a buscar al chico que fue a ayudar a Miroku a encontrar su escondite.

Mientras me desplazo intento mantenerme oculto acechando en entre la maleza y oscuridad, timbrando ocasionalmente a Miroku, aguzando el oído por si escucho el timbre de su móvil o la vibración del mismo.

Duarante las primeras tres horar repito la operación, para luego llamar de nuevo a Miroku.

Gracias por atender a la razón, ahora dime, que sabes de nosotros, seguro el sargento Manabu te ha dado información bastante interesante sobre mi personalidad violenta y cosas así, aunque no me sorprende después de todo tu debes ser la persona que metió a sus amigos en esto.

En fin no te culpo todos cometemos errores a veces y la verdad es que me gustaría ayudarte pero yo tengo que proteger a los míos y haré lo que sea para lograrlo. Lo que sea.

En serio Miroku, voy a encontrarte, así me tome todo el día, así que porque mejor no lo haces más fácil y te rindes, porque si no te encuentro a ti, pues puedo encontrar a alguno de tus amigos y arreglar un accidente con consecuencias graves, esto sin romper las reglas. Es tu elección.  - digo con voz calmada y casi en un susurro.

Evidentemente Aki no es tan tonto como para responder a al grito del chico del equipo contrario. Se queda bien callado donde está, sólo esperando que a nadie venga la idea de entrar y buscar en este arbusto en particular donde está escondido. Pero la probabilidad sí es bastante baja, como hay tantos arbustos en este bosque.

Podría ser una trampa, pero lo mejor sería contestar, el chico escondido del equipo contrario me llamaba, quizá pueda averiguar algo

- Moshi moshi - digo al descolgar el teléfono esperando que fuera el quien iniciase la conversación.

Miro a Yusuke y levanto los hombros y pongo un gesto de duda en mi cara.

-¿Kazuma? ¿Kazuma Murakami? - pregunta la voz de Miroku al otro lado del teléfono. - Soy Miroku Yukiyama. - se presenta. Lo cierto es que está usando un tono de lo más tranquilo y formal. - Te llamo para hablarte de la actitud de tu compañero... Kenichi Nobunaga, ¿cierto? - te dice. - No sé qué clase de persona es normalmente, pero tengo que avisarte de que os está poniendo en una situación muy comprometida. Me ha llamado ya un par de veces, amenazando de forma poco sutil a mi compañero, el que le está siguiendo. - explica. Aunque en todo momento está tranquilo, está usando un tono de voz más bien bajo... seguramente para que no se le escuche hablar en los alrededores. - Las últimas amenazas, y lo que mi compañero me ha contado que ha sucedido, me hacen temer que vaya en serio. Kenichi Nobunaga-san ha estado amenazándolo con hacerle daño y hacerlo pasar como un accidente para no romper las normas del juego. Cito textualmente: "Sólo debes presionar el botón que te dio el sargento y con eso evitarás que una pesada mochila con alimentos le caiga encima y le rompa el cuello." - recita, y luego suspira. - Tu amigo está fuera de control y puede hacer una tontería. Ni tú quieres perder este juego ni yo quiero que mis amigos sufran ningún daño, por lo que te pido que lo controles. Eso es todo.

Miroku todavía no ha colgado, parece que espera una reacción de ti. Su voz ha sonado serena en todo momento excepto mientras te contaba lo de Kenichi... aunque a decir verdad toda la conversación ha tenido un tono bastante particular. Algo... ¿algo como eco?

-¡Chico escondido! - la voz suena más cerca cada vez, pero estás bastante seguro de que no te han localizado todavía, pues las pisadas se escuchan cerca y luego más lejos, como si simplemente estuvieran inspeccionando la zona y no avanzando en una dirección concreta. - ¡Esto es serio! ¡Es sobre tu amigo Kenichi! - dice, con la voz alejándose un poco. - ¡Está fuera de control! ¡Ha secuestrado a uno de los nuestros y amenaza con matarlo si no nos rendimos! ¡Matarlo como si fuese un accidente para no romper las normas! ¡Está mal de la cabeza! ¡Tienes que ayudarnos a hacerle entrar en razón!

Después de despistar al chico que te estaba siguiendo, subiendo por el sendero y luego adentrándote en el bosque de nuevo al descender, esperas un tiempo prudencial y llamas a Miroku por teléfono con la esperanza de escuchar la vibración o el tono de llamada a tu alrededor. Eso no sucede... aunque hay algo que sucede. Cuando llamas las primeras dos veces... la llamada no conecta. Parece que la línea está ocupada: Miroku debe estar hablando por teléfono con alguien. Pero no se le escucha en la zona del bosque en la que te encuentras...

Al final, Miroku descuelga el teléfono.

-...El Sargento Manabu no me ha dado ninguna información sobre ti, pero eso no es necesario para que me de cuenta de tu personalidad violenta. - dice Miroku al otro lado del teléfono, sereno. Aunque su voz se escucha claramente, parece que no quiere gritar. - Además, ya he avisado a mis amigos de tus intenciones de querer causarles daño y hacerlo pasar por un accidente. A mis amigos... y a los tuyos también. Puedes estar seguro de que todos lo sabemos ya. Nadie creerá que ha sido un accidente. - dice. Tras unos segundos en silencio, añade algo. - Yo también tengo que ganar por mis amigos. Tú haz lo que tengas que hacer.

Y en ese momento... la comunicación se corta.

Vaya al menos me está tomando en serio, eso mantendrá a esos idiotas fuera de mi camino. - pienso mientras me detengo a descansar y a acechar a los amigos de Miroku.

Espero por algunos minutos y luego repito la táctica; moverme, esconderme, timbrar y acechar. Sabía que era cuestión de tiempo hasta toparme con alguien que me guiara hasta Miroku o incluso con el propio Miroku, en cada paso que daba intentaba mantenerme consciente de mi ambiente e incluso empecé a marcar los árboles con una piedra para no dar vueltas en círculo.

Pequeñas marcas que podrían pasar desapercibidas a simple vista, pero fáciles de encontrar si sabías donde buscar.
 

Aki no creía una sola palabra de lo que el chico le estaba gritando. Kenichi sí podía ser muy impulsivo, pero no llegaría a tal punto de matar de verdad. Sin embargo, era posible que había proferido tal amenaza para asustar al bando adverso, y tal vez no era mala idea haberlo hecho para acabar más rápido con el juego.

De todas formas, Aki no iba a revelarse. Se quedó quietecito como siempre, tal un tronco de árbol...

- Veré lo que puedo hacer, aunque no estaría de más que vuestro compañero se alejase de el, Kenichi es muy competitivo y los Juegos le están trastocando un poco, ni tan siquiera yo he sido capaz de controlarle. Si estuvieran nuestras dos compañeras a lo mejor podríamos hacer algo, pero veré que puedo hacer. Sincéramente no desearía que ninguno de nosotros resultase dañado. Pero ya te digo, si vuestro compañero deja de seguirle, es posible que Kenichi se centre en buscarte ya que solo somos dos y las amenazas caigan en saco roto, eso si no quieres ceder a sus peticiones - digo mientras sigo avanzando . Cuelgo - digo antes de cortar la comunicación con el compañero oculto de Yusuke.

Dicho esto simulo que marco el teléfono de Kenichi y me lo llevo a la oreja de nuevo.

- Sí, hola Ken-kun. Me acaba de llamar Miroku, ¿te has vuelto loco? Dedícate a buscar a Miroku, no puedes ir amenazando a la gente así como así solo porque queremos ganar el partido. Aquí hay faltas como en el fútbol, me encanta ser competitivo, como a ti, pero tenemos que dar nuestra mejor versión, como en cualquier otro partido - digo después de esperar "algunos tonos" -. Vale... vaaale... sí, te entiendo, yo también quiero ganar, ¿me prometes que no le harás daño? - digo después simulando una conversación con mi compañero - Vale, gracias Ken-kun, vamos a ganar este partido - añado colgando.

Tengo que darme prisa si quiero que el juego acabe pronto y que no haya ningún herido acelero mi paso en dirección a la zona de cuevas. Podría ser una trampa aunque con lo nervioso que estaba Kenichi me imaginaba que podría acabar haciendo alguna locura.

Han pasado ya horas desde el comienzo de la prueba, y aunque tu noción del tiempo está bastante distorsionada tras los días de cautiverio, el cielo no miente. Está empezando a atardecer. Pero ahora mismo tienes lo que crees que puede ser una pista bastante grande... así que decides dirigirte hacia la zona montañosa, donde supones que deben estar las cuevas.

Por supuesto, tu acompañante forzoso viene detrás de ti.

-Eh, ¿a qué viene tanta prisa? - pregunta Yusuke, siguiéndote sin alejarse de ti en ningún momento. Parece... tenso.

Han pasado ya horas desde el comienzo de la prueba, y aunque tu noción del tiempo está bastante distorsionada tras los días de cautiverio, el cielo no miente. Está empezando a atardecer. Tras perder a tu seguidor hace un buen rato ya y haber recibido la llamada de Miroku empiezas a dar vueltas por el bosque, marcando tu camino por los árboles para no caminar en círculos. En principio todo está tranquilo hasta que... ves movimiento.

Observas desde la distancia, con prudencia, el lugar en el que has visto la vegetación moverse. Y lo que ves es a tu compañero Kazuma avanzando a través del bosque, en una dirección fija. No está corriendo exactamente, pero sí que se lo ve algo acelerado, con prisa. Y detrás de él... uno de los jugadores del otro equipo, siguiéndolo.

Rápidamente trepo a un árbol cercano y llamó a Kazuma por télefono.

Estoy a un lado del camino mira el árbol cuyas ramas se mueven solas. - digo al tiempo que agito una de las ramas y me preparo para dejarme caer al suelo. 

Traélo hacia aquí y voy a caer accidentalmente sobre él, mientras tu sigues corriendo...

- Vale Aki-kun - le digo a Kenichi mirando hacia las ramas que se mueven - ¿Estás con Ken-kun? Me ha llamado Miroku diciendo que ha amenazado a sus compañeros, si te lo encuentras dile que intente calmarse y que se concentre en encontrarle. Intenta no ser tan obvio, el chico que me está vigilando podría verte. Sigo buscando.

Cuelgo el teléfono.

Con esto espero, por lo menos, que mi guardia avise al resto para que vayan a buscar a Aki hacia donde está Kenichi. Cuando cuelgo me dirijo a mi vigilante.

- ¿Seguimos? - concluyo.

Comienzo a caminar de nuevo para la zona de cuevas.

Al escuchar las palabras de Kazuma agito un poco más las ramas y luego me quedo quieto.

De un modo u otro ese sujeto iba a venir hacia mi y entonces le caería encima permitiendo el escape de Kazuma para luego reanudar mi propia búsqueda.

Mientras me limitara a caerle encima no estaría violando las reglas y estos idiotas sabrían que deben mantenerse lejos de nosotros.

Mover las ramas consigue llamar la atención del chico que está siguiendo a Kazuma, tal y como tenías previsto. Sin embargo, y aunque estás seguro de que el chico ha visto claramente el movimiento de las ramas del árbol, no viene hacia ti. En su lugar lo ves meter la mano en el bolsillo, y mientras lo sigues con la mirada apenas consigues ver entre las hojas del bosque que te parece que está haciendo alguna llamada.

No tarda demasiado en aparecer a toda prisa otro de los chicos del otro grupo, poco después de que pierdas de vista al chico de antes. Lo ves mirar a su alrededor, buscando por las ramas con la mirada muy cerca de ti... como si supiera que ahí hay alguien.

No puedes evitarlo: tu estómago gruñe, molesto por la falta de comida. Sin embargo, no hay nadie cerca para escucharlo. ¿Cuánto llevas esperando? Ya ni te acuerdas, la verdad. Has tenido la suerte de que el bosque es lo suficientemente grande como para que el otro equipo se haya perdido buscando por otros lugares, y el suficiente aguante como para no hacer nada que te delate las pocas veces que los integrantes del otro equipo han pasado cerca de ti. Te ha costado, la verdad. Pero lo has conseguido.

Escuchas pasos cerca de ti. No, pasos no. Zancadas. Alguien está corriendo. Cerca de ti. ¿En tu dirección? ¿Va hacia ti? No. No es así. La persona que está corriendo, sea quien sea, pasa realmente cerca de tu posición... pero no se detiene. Sus pasos son firmes, rápidos y certeros. Va en una dirección concreta, por la razón que sea.

De pronto tienes la sensación de que todo está a punto de terminar, por un motivo u otro.