Partida Rol por web

Maldita suerte la mía me toco el llorica cobarde incapaz de defender a sus amigos, en fin, si crees que voy a dejar que me sigas eres más idiota de lo que creí.

Sabes, las reglas me impiden atacarte, pero no me prohíben defenderme de ti o de tus amigos, lo que quiere decir que el primero de ustedes que se pase de listo va a recibir tal golpiza que probablemente no se levante. - digo con un timbre de voz cargado de odio.

Estoy deseando golpear a alguien desde hace un buen tiempo, así que, por favor dame un motivo para hacerlo. - comento mientras le doy la espalda al sujeto y continúo con mi búsqueda.

Por cierto como se llama tu colega, ese con cara de idiota que se supone que está escondiendo. De seguro tiene un nombre idiota como Miroku, Hiroku, Hikuro o Hiraku, un nombre digno de un perdedor subnormal odiado por sus padres descendiente de traidores y cobardes, muy probablemente hasta fue abandonado por sus padres y se dedica a vender su cuerpo por las noches a ancianos adinerados para tenet algo que llevarse a la boca.

Si debe ser un sopla pollas de los buenos, de seguro es él, el infeliz que los metió en este juego insano, gracias a su ambición tú y los demás miembros de tu grupo están metidos en este lío. - agrego con plena certeza, mientras busco un árbol fácil de escalar para buscar una mejor vista y empiezo a trastear con el télefono para buscar el número del tal Miroku.

Iba a intentar buscarlo por el sonido de su celular.

Aki, yaciendo como una piedra en el suelo, escuchó a alguien decir que alguien necesitaba liquidez, pero no fue capaz de reconocer la voz como una de sus amigos. Como no la reconocía como tal, no se atrevía a hacer un gesto, o de llamar de cualquier forma la atención sobre él.

Porque siempre antes de que el cerebro que de cuenta de qué palabras dice una voz, reconoce si es una voz familiar o no, y como Aki no la identificaba como una voz familiar, la conclusión que se trataba de la voz de uno de sus enemigos en este juego era inevitable.

Pero se preguntó si incluso si hubiera reconocido la voz como la de Kenichi o Kazuma habría dado señal de vida. Mejor que incluso ellos no supieran dónde estaba, porque si uno del equipo enemigo los seguía a escondidas para verlos traerle comida y bebida, ya habrían acabado con este juego.

Aki, desde luego, se quedó tan quieticito como antes, y solo esperaba que sus amigos no gastaran ni un sólo pensamiento en él, y, al contrario, se concentraran sobre su tarea a ellos, encontrar al chico del otro lado.

- Nosotros no sabemos quien nos ha metido en estos juegos de la amistad. De hecho, quien quiera que fuera, tiene mi total apoyo en esto - le digo -. Aunque comprendo vuestro punto de vista, nosotros tampoco podemos perder - añado sonriendo -. Nosotros tampoco esperábamos enfrentarnos a otro grupo, a decir verdad, aunque sabíamos que el número de ganadores del anterior juego contaba, por la advertencia del Maestro de los Juegos, decidimos liberar de la carga de esta prueba a dos de nuestros compañeros, pero no nos arrepentimos de ello.

Sigo caminando, observando el bosque, mirando si hay algo inusual.

-Si eso es lo que te apetece hacer, entonces por favor golpéame. - ríe el chico que te está siguiendo, que en ningún momento deja de seguirte ni te pierde de vista. De hecho, cuando comienzas a subirte al árbol él se queda en el suelo observándote. La verdad... es que te cuesta un poco más de lo que esperabas. Estos días te están pasando factura... - Será la forma más sencilla de acabar con este juego cuanto antes y los dos ganaremos algo, ¿no? Mi equipo pasa a la siguiente fase, y tú te quedas satisfecho habiéndome golpeado. - ríe de nuevo, viéndote llegar a la copa del árbol, que por otro lado tampoco es demasiado alta. - Aunque no tienes pinta de tener mucha fuerza, al menos no ahora. ¿Habéis pasado hambre? Tal vez deberíais llevarle algo de comida a vuestro amigo...

A tu alrededor no ves demasiado, realmente. Las mismas copas del resto de los árboles te impiden ver mucho más allá de tu posición... aunque por lo menos compruebas que el tal Miroku no parece estar escondido en la copa de un árbol cercano. Encuentras, por otra parte, el número de Miroku en tu teléfono y haces la llamada... pero no escuchas nada a tu alrededor.

Y, sorprendentemente, el tal Miroku acepta la llamada. La llamada conecta... pero Miroku no habla.

-Sí, a nosotros también nos advirtieron... pero decidimos ir todos juntos al siguiente juego. - dice el chico, que no parece tener intención de dejar de seguirte. - Y parece que tomamos la decisión correcta. Tenemos una ventaja bastante importante. - comenta, como quien no quiere la cosa. Realmente no parece estar presumiendo, sino comentando algo de forma casual. No parece tener la intención de hacerse ver superior ni nada por el estilo... - Nosotros tenemos cuatro buscadores y vosotros solo sois dos. Dos de nosotros podemos controlaros, mientras los otros dos buscan a vuestro amigo escondido... y además podemos hacer turnos. Aunque reconozco - sonríe. - que habéis sido listos al no acompañar a vuestro amigo. Si no sabéis dónde está, no podemos seguiros hasta su escondite...

No ves nada inusual a tu alrededor. Bosque y más bosque... tal vez un ligero susurro lejano. Parece... ¿agua corriente?

Miroku. ¿Cómo estás? Te cuento que tengo a uno de tus amigos cerca y está por sufrir un accidente, uno un tanto grave y sólo tu puedes ayudarlo.

Sólo debes presionar el botón que te dio el sargento y con eso evitarás que una pesada mochila con alimentos le caíga encima y le rompa el cuello.

Recuerda que las reglas me prohiben golpear a otros, pero no dicen nada acerca de no tener accidentes fatales.- digo en voz baja por el teléfono, para luego cortar abruptamente la llamada.

Obvio la observación de mi acompañante y me dirijo dónde está el río.

- No recuerdo haberme presentado, me llamo Kazuma. Aunque la situación en la que nos encontramos es peliaguda, mucho gusto en conocerte - digo.

-Yo soy Yusuke Natsume. Te digo lo mismo, encantado de conocerte. - dice el otro chico, que por otra parte te sigue mientras te diriges al río.

No es un río muy ancho, pero la verdad es que la vista es bastante bonita. El agua del río es clara y fresca, baja directamente de las montañas, y hay varios peces nadando en el cauce del río. Un lugar realmente apacible en el que apetece estar a pesar de la situación en la que os encontráis.

-Anda, ¿había un río en este bosque? - escuchas murmurar a tu acompañante.

-¿Y bien? - pregunta el chico que te sigue, que se encuentra con las manos metidas en los bolsillos y mirándote con una sonrisa odiosa desde el suelo. - ¿Alguna novedad? Dudo que puedas ver a nuestro compañero desde ahí.

Cierto, no puedes ver nada. Ah, y parece que el tal Miroku tampoco ha pulsado el botón para rendirse, o alguien os habría avisado... ¿no? Lo único que puedes escuchar es el canto de los pájaros y los sonidos del bosque, además de... uhm, ¿lo que se oye a lo lejos es un río?

... Maldición, estar aquí sin hacer nada es... realmente aburrido. Los músculos se te están agarrotando un poco, pero sabes que no debes moverte para no producir ningún sonido o alguien del equipo contrario podría oírlo. Y hablando del equipo contrario, esa voz que escuchaste antes... ya no la oyes. Fuese quien fuese, debe de haberse alejado. Aunque realmente te da la sensación, por el sonido de los pasos que escuchaste alejarse, de que era más de una persona.

Sonrío maliciosamente mientras saco algo de comer de la mochila y me recuesto en la rama.

Menudo idiota no sabes lo que te tengo preparado. - pienso mientras compruebo la resistencia de la rama que esta sobre la cabeza de aquel sujeto.

Luego de reponer un poco de fuerzas, me alisto para bajar del árbol de un salto, para lo cual me siento en la rama mas baja y me descuelgo intentando caer sobre Hikaru.

Ups, lo siento, fue un accidente, a veces soy un tanto torpe, no quisiera imaginarme lo que mis casi 80 kilos de peso podrían hacerte si caígo sobre ti. Sería un accidente desafortunado.

Bueno ¿Proseguimos? - pregunto con una sonrisa maliciosa mientras me pongo de pie con tranquilidad y empiezo a caminar como si nada.

Aki se mantenía estoicamente silencioso e inmóvil, por mucho que ya sentía toda la fuerza quitar sus extremidades. Tanto por la debilidad que sentía que por quedar así tanto tiempo en la misma posición, aunque no fuera una posición incómoda, de todas formas habría sido incapaz de reaccionar a tiempo, de levantarse y huir si alguien grupo viniera cerca, es decir, antes de que le repararan huyendo.

Estaba, cierto, jugando con la suerte, pero seguía pensando que había tomado la mejor elección posible en tales circunstancias adversas.

Había que poner su esperanza en las capacidades de sus compañeros, y esperar que pronto encontraran al chico del equipo enemigo.

Me pongo de rodillas en el borde del río, recordando que llevo unos días sin que mi cara pruebe nada de agua.

Cojo un poco de agua con las manos en forma de cuenco y me la echo a la cara, frotando las manos contra ella, intentando refrescarme.

- Hace ya días que no me lavo, reconforta notar el frescor de este agua en la cara - dije exhalando un suspiro.

Me levanté y, con una mano, le ofrecí el agua a mi compañero de ruta.

- Deberías probarlo, es revitalizánte.

Hikaru no ha dejado de observarte en ningún momento mientras trepabas, escogías una rama y después saltabas en su dirección, así que logra esquivarte de forma relativamente sencilla cuando te lanzas hacia él. Sin embargo, parece que si bien no has conseguido dañarlo de forma que parezca un accidente sí que has conseguido un objetivo secundario: enojarlo.

Hikaru tiene el ceño fruncido y los dientes apretados y te fulmina con la mirada. Si se había tomado como broma las palabras que le habías dicho a su amigo por teléfono, desde luego ahora se las toma un poco más en serio.

-Maldito psicópata... - lo escuchas murmurar, más bien gruñir, pero aún así te sigue.

Comienzas a caminar en una dirección aleatoria, y parece que te adentras más en el bosque. No sabes muy bien dónde te encuentras, si lejos o cerca del punto de partida, aunque por encima de las ramas de los árboles ves que te estás acercando a las montañas más cercanas.

Tu compañero provisional, que hasta ese momento se ha limitado a seguirte y no perderte de vista en ningún momento, esboza una sonrisa y se encoge de hombros. Se acerca al río y te imita, echándose agua por la cara, por los brazos, frotándose las manos... en general, parece que se relaja bastante.

-No está nada mal. - ríe el chico, dejando escapar un suspiro relajado y mirando al cielo azul. En otra situación, esto sería una excursión muy agradable.

Sonrío maliciosamente y sigo avanzando sin decirle nada, hasta llegar a la montaña, luego me giro y observo detenidamente a Hikaru.

¿Estás seguro de quererme seguir? El camino es empinado y algunas rocas podrían desprenderse. 

En verdad no quiero pensar que es lo que podría pasarte si resbalas y caes desde una altura importante, después de todo yo no pienso detenerme para ayudarte.

En verdad crees que vale la pena arriesgar tu vida por la diversión de un grupo de psicópatas que son incluso peores que yo. - digo mientras apoyo mi pie en unas piedras sueltas y finjo resbalar haciendo rodar algunas piedras.

¡Oh mierda! Que torpe soy, afortunadamente no había nadie detrás mío en este momento y estamos a sólo un palmo del suelo. - agergo sacudiendo el polvo de mi ropa con una sonrisa cruel.

Luego me giro hacia aquel sujeto y me acerco lo suficiente como  para poder hablarle en un susurro sin ser escuchado por nadie más.

Sé lo que estás pensando y la respuesta es, claro que soy capaz de hacerlo, no olvides el árbol. Después de todo no me importa un carajo lo que te pase. - le susurro al oído y me dispongo a tomar un sendero escarpado, en el cual puedo "resbalar" muchas veces.

Claro que aún puedes rendirte y entregarnos a tu amigo, tu decides. - sentencio sin mirar atrás mientras me dispongo a iniciar mi ascenso.

Hacía muchos años que no era tan capullo, pero si se trataba de proteger a mis amigos, haría cualquier cosa, "cualquier cosa."

Y justo antes de avanzar, opté por llamar de nuevo a Miroku.

Miroku-san tu amigo y yo estamos por subir un sendero bastante escarpado en el cual ambos podríamos resbalar y caer haciéndonos mucho daño. ¿Crees que vale la pena el riesgo?

Por cierto, es un buen momento para que le digas hola, quien sabe que más nos podría pasar a ambos en algunos minutos, aunque si presionas ese botón que te dieron, quizá podrías evitar toda esta locura y ponerle fin a esto. - digo en voz alta mientras le subo el volumen al máximo al auricular, por si Miroku quiere decir algo.

- Sigamos - le dije.
Se me había pasado por la cabeza empujarle y salir corriendo, pero no me iba a poder concentrar en la búsqueda, y con un poco de suerte Yusuke no tendría buena cara de póquer, quizá supiera dónde estaba su compañero, y pusiera cara rara cuando me acercase. Me podría librar de el más adelante.
Comienzo a andar bordeando el río buscando posibles pisadas, intentando descartar nuestras posibles pisadas.

No encuentras más pisadas que las que habéis hecho hace un momento cuando los dos habéis llegado al río. De hecho, Yusuke te sigue con bastante tranquilidad, no demasiado alerta... ¿Será que esta no es la zona en la que se encuentra escondido su compañero y por eso no le preocupa que le encuentres pronto? ¿O será todo una actuación? Pensándolo bien, ¿no se ha sorprendido Yusuke cuando habéis llegado al río, dando a entender que no sabía que había un río en este bosque? Uhm... tal vez ésta no sea la zona en la que se encuentra el tal Miroku...

Y hablando de Miroku... tu teléfono móvil recibe una llamada y, cuando miras la pantalla, ves que es de Miroku Yukiyama.

Tu acompañante forzado cada vez parece más enfadado contigo. Aprieta los dientes, frunce el ceño y te mira casi con odio... no es de extrañar, con todas las cosas que le estás diciendo e insinuando. Desde luego, estás dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de ganar este juego con tus amigos. El chico duda sobre qué hacer, aunque comienza a seguirte despacio y con mucha precaución cuando empiezas a subir por el sendero.

Cuando llamas a Miroku por el teléfono, éste no dice nada y se limita a escucharte, pero cuando le das la oportunidad de hablar con su compañero y pones el auricular al máximo...

-No lo sigas. - dice la voz de Miroku al otro lado del auricular. - Deja de seguirlo. Hazme caso.

Automáticamente... Miroku corta la llamada. Tu acompañante, Hikaru, traga saliva y te mira a los ojos... y parece que no tiene intención de seguirte más.