Partida Rol por web

Usicia mueve su cabeza de un lado al otro como negando pero después suspira y dice.

Bueno, no creo que eso fuera lo mejor pero estoy a vuestra disposición, si queréis perseguir al jefe de los bandidos podéis contar conmigo. -le dice con su calma voz-Pero os recuerdo que tenemos otra misión que cumplir y esta es de suma importancia

- Si queréis podemos también optar por la solución entre ambas. Puedo localizar yo mismo a dicho bandido e intentar capturarlo yo sólo. Si me dais un mechón de pelo de sus señorías, creo que podré encontrar su dirección sin problemas. Por fortuna sé como viajar grandes distancias a buen paso. Lo más probable sería que nos encontráramos en la alianza que mencionáis. – hace una pausa – Si esta idea os parece también mala opción, no discutiré más y seguiremos nuestro destino.

Usicias se levanta completamente apoyándose e su cayado y le dice al otro mago.

No creo que debamos dividirnos en este momento y menos que ud que no conoce estos lares vaya a su propia ventura, si vamos todos juntos podemos cumplir con esa tarea pronto y volver a nuestra misión. Encuentre el escondite de ese bandido hermano y yo me encargare de guiarnos allá.-responde el viejo druida con seriedad en su voz-.

 Quentin se había sentado sin apartarse demasiado de los demás, pero sin intervenir, el no era nadie para tomar ninguna decisión, se debía a su señor, y tras el marcharía para cumplir sus órdenes fueran cuales fueran.

  Joseph se sienta en un tronco que estaba cerca de él, apoya su cabeza en una de sus manos y oye la conversación de Usicias y Akil tranquilamente, sabia que no podía intervenir, pero afirmaba con la cabeza cada decisión de su maestro.

- Sea así, pues. Ahora debemos descansar. Mañana será un día largo. ¿Os parece correcto si nos dividimos en dos para guardar nuestro sueño? Primero podemos velar Quentin y yo, y después Kain y vos mismo. No creo que haya necesidad de forzar al joven Joseph a velar también.

El grupo accede a repartirse la guardia, siguiendo Usicias y Joseph al turno de Akil y Quentin. Por último Kain que avisará al amanecer. Han aprovechado la fogata de los bandidos para guarecerse del frío. Y Kain a cazado un conejo. Eso y algunas provisiones que traen, les sirve para preparar un frugal comida.

El grupo duerme con calma. Confiados por la protección del Mago y su ayudante. Los bandidos se han dormido la mayoría, y alguno que otro vigila a Quentin, ya que les resulta imposible observar al mago invisible.

Quentin aun se siente adolorido de los golpes que ha recibido en la refriega. Con la emoción ha quedado olvidado pero ahora se siente el dolor. Seguramente, si uno de sus compañeros le atiende con magia o con conocimientos de medicina podría curarle enseguida.

La sombra invisible de Akil, los llama cuando termina su guardia, que al parecer ha transcurrido sin problemas. Los bandidos duermen en sus poses incómodas. Pero al menos uno los observa con mirada de odio o rencor.

A la mañana siguiente, tras el breve descanso de la noche y la frugal comida, Akil, visible otra vez, se ha retirado unos minutos para realizar su ritual de la Parma un poco más apartado.

Una vez listo, se dirige al grupo indicando una dirección.

- Según sus recuerdos debería ser por aquí. ¿Nos ponemos en marcha?

El anciano druida se vuelve a su aprendiz y le hace un gesto con su cabeza para que este le siga y comienza a moverse con paso lento pero ligero como si flotara por sobre las ojas del pasto. Al pasar cerca de los bandidos y ver que algunos les mira con cara de genio o rencor les dice.

El que escoja una vida de saqueos y desmanes tiende a terminar en la situación en la que os encontráis, deberíais pensar en cambiar de vida mis buenos hombres...-les dice con su calma y sabia voz-.

Caminan siguiendo a Akil, que se ha vuelto visible al amanecer. Este parece seguro del recorrido, y avanza con cautela pero guiándo al grupo. Kain y Quentin cierran la marcha manteniendo a los bandidos bajo su mirada. Al cabo de un buen rato de marcha se encuentran con un descampado. Pueden ver a dos bandidos haciendo guardia en el camino por el que viajan, pero áun no los han visto. Sin embargo no pueden ver el resto del campamento sin acercarse más.

Al acercarse al descampado, Akil se gira hacia los prisioneros-bandidos, extendiendo su diestra de izquierda a derecha, mientras algo de polvo de tierra va dejando su estela al paso de la mano. Cuando el giro ha concluido, los bandidos caen al suelo entrando en un profundo sueño. Se gira entonces a sus compañeros para hablarles en voz baja.

- Estoy algo lejos para realizar mi hechizo sobre aquellos dos guardias, pero si lo desean, puedo acercarme hasta ellos sin que me vean y dormirlos allí. Por supuesto, estoy abierto a cualquier otra sugerencia de su parte, caballeros.

Usicias mira a lo lejos donde se encuentran los dos guardias y después a Akil que les dice sobre acercarse. El anciano druida mueve la cabeza y le dice después de un momento.

No será necesario o joven Akil, mi aprendiz y yo podemos acercarnos a la guarida y tratar de averiguar más pasando desapercibidos-despues se vira a sua prendiz y le dice con una voz dulzona-Mi querido Joshep , creo que es hora que demuestres lo que has aprendido y nos muestres la comunión con tu animal interior....

Akil asiente a Usicias, realizando un pequeño gesto de echarse a un lado y mostrarle el camino completamente despejado, indicando así que por el tiene toda la vía libre del mundo.

Tras ello, observa curioso las acciones de Usicias y de Joseph, mientras echa una miradita de vez en cuando de reojo a los bandidos dormidos, no vaya a ser que se despierten.