Partida Rol por web

No tenía ni idea de quién era aquél tipo pero tenía clarísimo que no era trigo limpio. Tampoco estaba seguro de que fuera verdad todo lo que me decía.

- ¿A ti no te preocupa si sus dueños vienen a buscarlo? Si te descubren intentando abrirlo, o intentando que alguien lo abra por ti… podrían tomar represalias, ¿no? – parecía que aquél hombre no le temía a nada y eso era preocupante. No había nadie más peligroso que alguien sin miedo.

- Respecto a destruir el cubo… me temo que usted sí sabe lo que ocurriría si lo intentamos. Sólo que no quiere decirlo, o no a las claras. Bien, tengo que jugar entonces con la información que poseo… - dije meditando.

El hombre había hablado con Jeremiah… me pregunté qué habría ofrecido a mi compañero, éste no era de los que aceptaban cualquier cosa, es más, por orgullo probablemente le habría metido la cabeza en el culo a mi interlocutor, por lo que me pregunté cómo era posible que siguiera de una pieza. Jeremiah debió ver algo en Harrisom… algo peligroso.

- No quiero niñas… - dije asqueado ante tal proposición. - Si me garantiza la seguridad de mis compañeros… y del resto de personas de este planeta, creo que estaría dispuesto a abrir la caja por usted. – dije. – Pero necesito algo de tiempo para pensarlo… y no estaría de más que me contara qué gana usted si yo le abro la caja. Está demasiado interesado en convencerme y tiene demasiada confianza en sí mismo… me pregunto por qué no la abre usted mismo. -

- No me preocupa que vengan a buscarlo, si lo hacen se la dare... si aun me pertenece.- dijo convencido de ello.- Como ya le he dicho solo necesito abrirla una sola vez. No lo hago yo mismo porque no puedo hacerlo. Es asi de simple. No crea que no lo he intentado pero la caja reacciona con algunas personas y con otras no. Es un artefacto complejo, de otro mundo.

- Yo no pretendo el mal para nadie. Soy el ultimo humanista, señor.- dijo plenamente convencido de ello. Asintio y camino acia la puerta.- Muy bien, tiene hasta mañana para pensarlo. Tengo algo de prisa y en este hotel hay mas personas dispuestas a negociar. Todo el mundo quiere algo y la mayoria tiene menos escrupulos que usted pero me cae bien. Le dare una oportunidad a este trato.

- De acuerdo. Vuelva mañana y tendrá su respuesta. - dije con tono firme y convincente, aunque por dentro seguía teniendo mis dudas. En cuanto se marchó cerré la puerta y suspiré aliviado. Corrí hacia el baño y llamé a la puerta: - Berlin, ¿estás ahí? Ya se ha ido, ¿estás bien? -

Brown miró un momento con suspicacia la copa. Tenía la gargante terriblemente seca y no podía apartar la vista del cuerpo de la mujer que se movía como una encantadora de serpientes. Si su mente estuviese más estable habría pensado en algunas implicaciones metafísicas de la copa de vino. El cuerpo y la sangre de Cristo habría dicho su padre pero en aquel momento el hombretón de color se limitó a centrar la vista en la bebida coger la copa y apurarla de un trago.

-Gra... gracias- llegó a murmurar.

La mujer sonrio aun mas. Sus ojos oscuros te mostraron tonos de un verde tan intenso que parecia negro. Era un color profundo y cautivador que te hacia sentir como el raton hipnotizado ante la serpiente o la polilla atrapada por el resplandor de la llama.

Ella retiro tu copa vacia y se acerco hasta apenas dejar espacio entre ambos.- Sigue muy tenso, señor... dejeme que le ayude a relajarse un poco.- Te pidio mientras sus manos se movian soltando el cinturon, la cremallera del pantalon estaba abajo antes de que te dieras cuenta de que estaba pasando.

Abrumado por la situacion ella se arrodillo ante ti.

Posiblemente alguien de esa epoca entendiera que estaba pasando, pero tu venias de un tiempo donde tales cosas no sucedian y si pasaban nadie las comentaba abiertamente asi que podias haber oido historias en el ejercito sobre mujeres que cobraban por aquello pero jamas pensaste que eso fuera a sucederte.

Notaste sus dedos bajando tu ropa interior despacio. Dedos suaves, calidos y blancos, mimosos con tu negra piel...

Debía de ser el vino que había bebido de golpe... Aquello no podía estar pasando de aquel modo se dijo mientras una parte de su mente trataba de mantener la cordura no pudo evitar emitir un gruñido y lanzar la cabeza hacia atrás cuando la lengua de la mujer empezó a juguetear con su erección. Poco a poco fue perdiendo en control con los compases expertos de la mujer, se sorprendió agarrándola por el cabello y obligándola a tragar cada vez más torozo de su verga. Sabía que se estaba condenando pero era un hombre, era débil. Pedro negó tres veces a Jesucristo y el no podía más que abandonarse a unos instintos que llevaban años sepultados bajo una capa de férreo aoutocontrol.

Por un momento le pareció que la mujer que estaba allí de arrodillada como la puta de babilonia no era otra que Hanna, ver o imaginar en aquel momento la cara de Amuro cubierta por sus propios jugos le enloqució, tumbó a la mujer contra el suelo y litaralmente desgarró la poca ropa que llevaba con las manos desnudas y la penetró en el suelo con empellones violentos mezcla de amargura, deseo, violencia y placer sin importarle si la mujer gemía o gritaba de dolor hasta que sintió que se vaciaba dentro de ella. 

Se dejó caer a un lado sin mirarla.

Marion era una fiera igual a ti. Espero a que tu te desataras para ponerse a tu nivel. Ella grito, si, pero de placer mientras clavaba sus uñas en tu espalda.

No sentiste dolor hasta despues, cuando el nivel de adrenalina comenzaba a bajar. Te sentiste agotado, casi sin fuerzas apenas para respirar, mientras la chica tenia mejor aspecto que nunca.

- ¿A que ya se siente mas relajado, señor Brown?.- te pregunto coqueta mientras te apartaba mostrando una fuerza extraordinaria. Se puso en pie mientras tu aun no podias ni moverte, hasta la vision te flaqueaba.

Aquello no era normal, era como si hubieras perdido tu energia de golpe.

Ella asintio notando que comenzabas a entender que algo te habia hecho. Tal vez una droga potente en el vino....

Escuchaste una palmada sonora, y otra se repitio llamando tu atencion.

No sabias cuanto tiempo llevaba alli, observandoos.

- Veo que le a gustado mi hija Marion, es una maravillosa criatura ¿No cree?.- pregunto con orgullo observandola mientras se colocaba una bata de seda sobre la piel desnuda. - Algo insaciable en el amor, en eso salio a su madre...

La chica sonrio y Harrison hizo un gesto para que os dejara solos. El se sento en uno de los sillones, tu comenzabas a recuperar el aliento.

- No se preocupe, pronto se encontrara bien de nuevo... y bien, señor Brown, ¿A que debo su visita?

La niña sollozo y abrio la puerta.- ¿Se a ido?

Pregunto y miro a ambos lados de la habitacion asomandose despacio. Se limpio las lagrimas con el brazo e insistio.- Ethan... tienes que ayudarlo...

Ethan se revolvio, trato de dar un rodillazo en las partes de Orphen y de echo llego a hacerlo pero esto solo lo enfurecio mas, lanzandolo contra la pared del fondo del pasillo, con la fuerza de diez hombres.

Al girar repentinamente descubrio Hanna mientras se movia entre las sombras perdiendo la oportunidad de tomar a Orphen por sorpresa.

Orphen dio un grito que sono a cualquier cosa menos humano. Se arranco el traje mientras su piel comenzaba a refulgir con tonos rojos como las brasas... su cuerpo cambio, crecio en altura, en una metamorfosis horrible.

Aquella cosa despedia una pestilencia a azufre imposible de soportar.

El ser, ya transformado gruño y olfateo el aire detectando a la otra mujer escondida al final del pasillo. El ser sonrio de una forma tan oscura que os helo la sangre.

El plan no había salido como había pensando y el rodillazo solo lo enfureció aun más. Y termine lanzado contra la pared, me encontraba aturdido y algo dolorido por el golpe pero al menos podía respirar.
Me levante tambaleándome un poco algo conmocionado, pero enseguida me repuse al ver a como Orphen se transformaba en un ser como no había visto jamás otro.
Era algo que solo podía definir como un demonio o diablo. Algo espeluznante de ver, no quedaba ningún rastro de humanidad si es que eso era posible al hablar de Orphen.
Mire atentamente y vi a Hanna y posteriormente a Rachel, ambas habían sido descubiertas por Orpehn o que fuese ahora que se había transformado.
Me esforcé por recuperar el aliento rápidamente y poder ayudar a Hanna y Rachel, se me ocurrió que podría llamar la atención de aquella cosa para que Hanna aprovechase el momento. Saque mi pistola apunte aquella cosa con muchísimo cuidado de no dar a mis compañeras y le grite aquella cosa.
¡Bestia…! Vuelve al puto infierno del que has salido o te mando yo.
Dicho aquello le dispare manteniendo el brazo en alto y sin dejar de apuntarle, por si debía seguir disparando, esperando proporcionar a Hanna la distracción necesaria pues no creía que a esa criatura le afectasen mis disparos.

Mientras estuvo desvanecido su mente vagó por imágines turbias, en ella Hanna era la mujer a la que había cabalgado y gemía como una perra, en otra la estaba violando de forma salvaje con ella arañándole la espalda mientras trataba de sacárselo de encima. Pero en todas aquellas sentía que había alguien, algo frío observandole y divertido con la situación.

Antes de poder incorporarse sabía que se trataba de Harrisom, no le soprendía. Mientras se levantaba se arregló la ropa como siempre mientras se daba cuenta de que estaba demasiado aturdido como para empezar a citar la biblia.

-Esta bien... -Dijo más para él mismo que para el otro- si Orphen trabajó para usted... recibió tu... favor... No tenemos ninguna oportunidad contra él. ¿Verdad?

- Sí, se ha ido. - esperé un instante a que se tranquilizara - Dime dónde está... e iré a ayudarle. - dije suponiendo que se refería a Peterson de nuevo. - Luego te escondes en el baño, cierras y no abras a nadie ni salgas hasta que yo vuelva... ¿de acuerdo? -

Confiaba en que la niña me hiciera caso. Esperé a que me dijera dónde estaba Peterson, la dejé escondida y le di un beso en la frente antes de salir de la habitación en busca del pirado de Orphen...

- Ninguna.- dijo Harrisom con brutal sinceridad.- Pero antes deberiamos concretar el acuerdo. Dijo invitandote a sentarse y dialogar como amigos.

El se sento detras de un escritorio de madera muy hermoso y antiguo que no habias visto antes. Al pasar delante del espejo viste formas de hombres y mujeres retorciendose detras de su reflejo. No parecian torturadas, mas bien eran un cuadro pornografico viviente.

- Vera, este pequeño cataclismo a creado muchos martires. La gente ve que va a morir, que el fin esta cerca y se arrepiente de sus pecados. Entonces mueren porque Dios no lo ha evitado y sus almas suben a su marcador... almas de violadores y asesinos que debian ser mias.- explico sacando un papel en blanco de su cajon. Lo dejo sobre la mesa y los terminos que iba relatandote se escribieron con tinta roja brillante.- Lo que quiero es alguien que equilibre la balanza, ¿Recuerda ese granjero? Yo si, abuso de su hija hasta pudo hacerlo de su nieta. Debia haberse arrepentido por una cirrosis terminal pero usted me lo entrego... por eso se que hara un magnifico trabajo. ¿Comprende lo que le estoy pidiendo?.- te pregunto levantando una ceja.- ¿Cree que podria asumir esa mision para mi? Naturalmente podria pedirle otro tipo de cosas, que cazara algun puntual miembro descarriado de mi sequito...como Orphen.

La niña no sabia indicarte

Tomo tu mano y cerro los ojos. Viste una imagen en tu mente, reconocias el recodo del pasillo... mientras las formas se hacian mas claras.

Un ser enorme estaba atacando a Ethan. Este le disparaba sin lograr ningun efecto en esa criatura nacida de algun tipo de pesadilla febril. La niña sentia y reconocia que ese era Orphen...

Hanna y Rachel tambien estaban allli, encarando a la bestia que amenazaba su vida con la fuerza de un coloso. Ethan le disparo sin causarle mas efecto que el de enfadarle todavia mas.

La niña abrio los ojos, parecia agotada y pregunto.- ¿Lo has visto?¿Me a salido?....

Jeremiah escuchó con atención cada una de las palabras de aquel ser. Sabía que su alma dependía de ello. 

-Entiendo- Dijo quedando en silencio y tratando de analizar las palabras de él a pesar de abotargamiento de los sentidos que la había provocado la hija del demonio. Se apoyó en una de las paredes para no caer como un pelele delante de él. A su mente vinieron imagenes de su padre en el púlpito señalandole con el dedo acusador. Su madre llorando, vestida con el luto igual que cuando murió papá girarse llorando y lanzarse a la tumba recién cavada para el reverendo. Luego vio a sus compañeros destrozados en el suelo y en medio de ellos a Orphen con las manos ensangrentadas, a sus pies Hanna con un agujero en el pecho y los ojos muy abiertos. A los pies de él Berlin sollozando mientras Orphen la arrastraba por el suelo riendo lejos de una habitación.

Las cosas que quiere hacerle a niña...

No se acordaba de que era lo que Orphen le quería hacer a la niña pero tenía muy claro que era algo horrible. Suspiró profundamente pues le faltaba el aire como cuando de pequeño trataba de saltar al embalse desde lo alto del acantilado, de pequeño diría que era emoción, la sabiduría le había enseñado de que se trataba de miedo. Se acordaba de aquel cerdo, fue en Alemania, Rachel estaba embarazada y necesitaba encontrar un sitio donde pudiese descansar. La casualidad quiso que encontraran aquella granja, él fue primero y encontró al viejo montando a una cría de la edad de Berlin. Nunca se lo dijo a Hanna, le partió el cuello al viejo y permitió que madre e hija huyeran. Nunca dijo nada a los demás, se sintió demasiado bien haciendo aquello... Quizá la decisión ya estaba tomada desde hacía tiempo y el no lo sabía.

-¿Le conocí entonces? ¿Verdad?- Preguntó aún intuyendo ya la respuesta.

-Muy bien, pero nunca haré daño a aquellos que son inocentes y no seré su perro sin cerebro.- Guardó silencio unos segundos... Sentía la garganta reseca. 

-Acepto-

- Si quisiera un perro sin cerebro me quedaria con Orphen.- dijo mirandote y supiste que ese tipo ya habia llegado al limite de tocarle las pelotas.

Te sirvio una copa de ese vino tan maravilloso y se servio una el mismo.- Espera, como ya te he dicho no quiero comenter errores, vamos a trazar las lineas bien claras para que en nuestro trato no exista la duda. No quiero inocentes, de matar inocentes ya se ocupa otro.- dijo sin mencionar el sagrado nombre, aunque lo entendiste entre lineas.- Yo solo quiero las almas que me pertenecen y un cazador que pueda andar por la tierra atrapandolas para mi. El libre albedrio, ese maravilloso don... ¡Soy el mayor fan de el! Lo poco bueno que os dio el creador, una trampa mortal... Dios te dice Mira... pero no toques...- dijo enfatizando sus palabras con los gestos del mejor pastor.- Toca... pero no pruebes....Prueba... pero no disfrutes... ¡Y mientras el se descojona de la risa!.- exclamo con ira.

Tenia siglos de odio acumulados hacia el. Parecio relajarse un poco.- Yo no hago que las cosas pasen, yo no obligo a nadie a actuar... solo soy el que monta el escenario.

Harrisom se levanto tomo la copa y te acerco la tuya. Dio un trago y parecio resoplar.- Esta en lo cierto, no es la primera vez que hablamos... comprendera que debo ser cuidadoso en el proceso de seleccion de personal, ya que el contrato suele ser a eternidad.- bromeo.

- Solo queda preguntar ¿Que desea a cambio? Ademas de un poder inimaginable, que viene con el cargo... ¿Que desea?

- Sí, lo has hecho muy bien. - dije para tranquilizarla. - Voy a ayudarles. Escóndete. - apreté su mano para darle confianza y cuando se encerró salí corriendo de la habitación en busca de mis compañeros, procurando pensar en algo para salvarles.