Partida Rol por web

Siento cómo alguien me zarandea, y asomo fuera del saco sorprendido, para ver a Manuel empujándonos con el pie mientras nos echa en cara otra vez la presencia de una menor. Me ruborizo tanto como me mosqueo por la situación, pues me parece bastante injusta dadas las circunstancias, de modo que le hago gestos a nuestro guía para que se acerque un poco más y poder hablar con él sin que todo el mundo en la maldita cueva tenga que escucharlo.

Entre besos y caricias, con nuestras manos buscando intimidad, en un silencio que podría ponerse en entredicho de seguir, los susurros de Liz hacen que me excite aún más. Lamentablemente, creo que tiene razón, que este calentón no debería ir mucho más lejos, por dónde nos encontramos y por con quién. Es una mierda esto de no tener libertad de verdad para hacer lo que quieras.

Sin embargo, el pie de Manuel zarandeándonos hace que me sienta molesto, que reaccione mal. Saco la mano del interior de las ropas de Liz, y con ella abro el saco lo suficiente para poder sentarme, situándome entre Liz y Manuel. Miro a los demás, que están más allá junto al fuego, iluminados por la luz de las llamas como nosotros estamos cubiertos por la oscuridad de la cueva al habernos situado más apartados.

Le hago un gesto a Manuel, para no levantar la voz y que los demás nos oigan, y le pido que se acerque para poder decirle algo.

Oye, Manuel, ¿esto es realmente necesario? -Le digo, indignado- No hacemos nada malo, no hemos hecho ruido, nos hemos apartado del grupo, y la menor de la que hablas hace rato que está durmiendo. Las cosas ya están bastante raras con los demás sin que nos humilles públicamente, ¿no crees?

Por un instante, me sorprendo de mis propias palabras, del modo en que hablo para defender mi postura. Tengo la impresión de que hace unos días hubiera sido incapaz de decir algo así...

Manuel asiente y dice:

- Si, se llama comportamiento de grupo, ademas esta cuenta se peude decir que es...como decirlo un sitio no sagrado pero casi...porque crees que se le dice el templo? porque crees que una cuenva como esta en donde no es dificil llegar y hay adolescentes cerca, ademas de que hace una buena temperatura no habia absolutamente nadie.

El hombre se gira y dice bastante serio:

- Si no quereis que os humillen como dices no des pies a ello y si quereis follar como conejos podeis hacerlo en el castillo, a fin de cuentas todos teneis habitaicones pero aqui no

-Mañana os lo enseño. Ahora si invoco algo, lo mismo caigo en coma.-digo, con una voz que empieza a tornarse somnolienta. A lo que dice Manuel, asiento, y en modo zombie, me levanto y busco un sitio que parezca más o menos seco, donde extiendo el saco, me quito las botas, y sin más ceremonias, me meto dentro.-Hasta mañana.-tras unos forcejeos conmigo mismo, buscando una posición donde no haya una puta rugosidad del suelo que se me clave, consigo ponerme más o menos cómodo. Entonces, cierro los ojos, mientras me vienen a la mente todas las veces que he ido de acampada con mi padre, hace ya lo que parece un siglo, en ambientes mucho más fríos que este.

Dormía de forma tranquila, de vez en cuando escuchaba alguna voz de mis compañeros pero volvía a caer en un sueño profundo. Soñaba que iba corriendo por un campo precioso, lleno de flores, lagos y árboles. Me paré ante el río para coger unas flores para mis amigos y al ver mi reflejo me asusté, despertando de golpe, justo en el momento en que Mako-san se agachaba a mi lado. Le miré a los ojos con cierto miedo y parpadeé un par de veces para asegurarme de que había sido solo un sueño - Mako-san - murmuré con voz débil. Me froté los ojos y me di cuenta de que seguíamos en la cueva. - ¿Te quedas a dormir conmigo y con Lía? - pregunté. Mako y Lía eran los más importante para mi, siempre me cuidaban muy bien. Le hice un pequeño puchero. Miré que tenía algo en la mano que iba a dejar junto a mi - ¿Es un regalo? - pregunté con ilusión, el miedo iba desapareciendo poco a poco.

¿¿Pero quién coño te crees que eres para hablarnos así?? -Reacciono al instante, sin pensar y sin control alguno, a sus ofensivas palabras. Ni siquiera me atrevo a girarme y comprobar el efecto que puedan tener en Liz, más aún después de lo que ha pasado en esa maldita cueva a la que nos han enviado sin una puta explicación- ¡Ni estábamos haciendo "eso" ni lo íbamos a hacer! -Sólo nos besábamos, hay un puto mundo de diferencia- ¡Y si este lugar es tan sagrado haberlo dicho antes, que no somos adivinos! ¡Nadie nos dice nunca nada, y cuando lo hacéis tampoco vale una mierda! -La rabia hace que distintos recuerdos se agolpen en mi cabeza. Las lecciones erróneas que tuvo que solventar la visión de la cueva; el mal trago pasado en ella, sin que nadie avisará de que podía pasar algo así, con Manuel quitándole hierro al asunto antes de entrar; la forma en que me habló ese Michael...- ¿¿Es que os dan un curso de cómo ser gilipollas para currar aquí??

Bueno, ni que sólo fuera para currar...

Manuel le mira fijamente y se agacha entonces dice:

- Chico, te estas equivocando bastante, me aprece muy bien que quieras hacerte el machote delante de tu novia y te creas muy fuerte despues de lo que te ha podido pasar o muy frustrado, pero calmate y relajate, no dejas dormir a los demas que estan cansados

Se vuelve a poner de pie y añade:

- Cualquier asunto que tengas mejor lo dejamos para mañana despues de una buena ducha y refrescarse

Se gira y se va a un lugar mas tranquilo mientras dice mas para si mismo que para nadie mas:

- Niñatos, mierda, porque aceptaria la apuesta con Andrea, sera arpia, sabia que yo perderia y me tocaria estar con ellos, bueno mañana se va a enterar

La mujer asiente y dice:

- Ese es el misterio en realidad...no se el motivo, y es algo que vosotras debeis averiguar, yo puedo ver vuestras esencias sobrenaturales y sin duda tu eres una Veela y ella una Banshee, pero no una normal, no se el motivo, lo desconozco pero...es asi, me intrigais sobremanera

Mira a la taza de te y despues a las dos hermanas:

- He visto las esencias de todos vuestros compañeros, ellos son toda clase de seres pero son...esos seres, esas almas antiguas y poderosas, pero vuestro caso...sois pero no sois, teneis el alma de una Veela y una Banshee pero...tanbien algo mas... me desconcertais...

La mujer mira a las dos hermanas y añade:

- Teneis que alejaros de esa mujer que has visto, sin duda es peligrosa, si posee el poder de detener a una Kitsune descontrolada de tres colas...es poderosa...no temais pero...sed prudentes.

Mueve su mano haceindo un semicirculo delante de ellas, una llama de color azul surge en su mano y se empieza a desplazar, a mitad de camino de las hermanas se divide en dos y se dirige a cada una de las dos, la kitsune dice:

- Tomadla os despertara un nuevo poder, parte de vuestra esencia interior, pero ademas hara que podais hablar entre vosotras, gracias a ella podreis comunicaros esteis donde esteis

Me sentí tremendamente abochornada cuando, tras zarandearnos, Manuel nos llamó la atención de aquella manera de forma que todos pudieran escucharlo. Además me había parecido tremendamente injusto, ya que nos encontrábamos algo apartados y sin la iluminción directa de la hoguera; aun así, preferí no decir nada al respecto. Sin embargo, Ben no era de la misma opinión.

En seguida se incorporó, para sentado, reprochar su conducta a Manuel entre susurros. Me encontraba sentándome yo también cuando escuché la respuesta de Manuel.

¿Lugar sagrado? No lo parecía tanto con lo que me hicieron ahí dentro...

Al escuchar la segunda parte de lo que Manuel nos dijo me quedé estupefacta. ¿Cómo podía justificar eso diciéndonos que dábamos pie? Y encima hacer suposiciones de aquella forma tan soez. Comenzaba a hartarme de que me trataran como si fuera una cualquiera, prejuzgadome de aquel modo.

- N-nosotros no... - intentaba explicar que no hacíamos aquello, con la cabeza gacha; pero Ben se me adelantó echo una furia.

Estaba de acuerdo cn él, pero discutir con uno de los responsables no iba a llevarnos a nada, pero sobretodo temía que la naturaleza draconil de Ben se manifestara de alguna forma y todo aquello llegara a mayores. Le agarré del brazo mientras hablaba, tirándo ligeramente de él hacia atrás.

- Déjalo, por favor...- le rogaba preocupada.

Manuel volvió a responderle no muy amablemente, pero al menos hizo bien en querer posponer cualquier discusión al respecto, y comenzó a alejarse murmurando algo.

No me sentía muy bien con lo sucedido, pero no podía dejar que esto se nos fuera de las manos. Tiré aún más de Ben, haciendo que se girara hacia mí.

- Tienes razón, pero dejémoslo aquí, ¿Vale? - le dije en tono de súplica. - Tenemos las de perder, y no me gusta nada verte así... - le di un beso en la mejilla, mientras acariciaba la otra con mi mano. - Será mejor que durmamos...

Ahora soy yo quien molesta a los demás. Estábamos aquí apartados sin molestar a nadie, y ahora le preocupa que los demás puedan dormir. Y sigue igual, la misma actitud despectiva de gilipollas que su jefe, el mismo tipo de acusaciones, que si me creo muy fuerte, que si estoy muy frustrado...

Estoy a punto de responderle como se merece, cuando Liz tira de mí y hace que la mire. Ya se había agarrado a mi brazo pidiendo que parase, pero ahora le hago más caso, mientras me lo pide y me da un beso, acariciándome la cara.

Vale, ya lo dejo, tampoco a mí me gusta ponerme así. -Confieso malhumorado- Estoy cansado ya de toda esta mierda... -Desde que he llegado no he parado de soportar gilipolleces de unos y otros. Y luego la Kitsune esa me dice que debo comportarme como un majestuoso dragón. ¿Y eso cómo se hace? ¿Dejando que te humillen y te traten como a escoria? ¿Devolviendo el golpe como otro matón? ¿Cómo se supone que puedo proteger a quien quiero, sin convertirme en alguien como aquel en quien no quiero convertirme?- Algún día las cosas serán distintas...

-Espera, espera, espera -dijo Kyara tras dar un sorbo y que la mujer dijera que no eran solo un bicho, sino que eran bicho++, lo que hizo que si ya no comprendía apenas nada, ahora algo menos- ¿estás diciendo que somos doblemente bicho? ¿Es eso posible? ¿Podemos tener esencias de dos seres raros?

Cuando la asiática habló de la mujer que había pateado el culo a la Kitsune, Kyara asintió- si me acerco a ella es para que me diga como patearle el culo a una Kitsune, y como no creo que lo haga pues no lo hará.

Cuando la asiática les ofrece el fuego ese, Kyara no pudo evitar mirar a su hermana. Ella ya tenía en parte algo despertado de su interior, y ella no quería quedarse atrás, así que no dudó mucho en extender las manos para cogerlo sin saber bien qué esperar.

Cuando iba pensando en qué lugar dejar su dibujo, la pequeña abrió los ojos casi sobresaltada.

- Oh! Yo... no...

Que mal... no quería despertarla!!!

- Lo... Lo siento Hime-chan, no quería despertarte - le habló bajando la voz, acariciando el pelo suave que caía sobre la frente de la niña.

Miró el papel doblado en su mano y no supo que decir ante la mirada de ilusión de Himiko.

- Esto... verás... - alargaba sus palabras buscando alguna idea, pues de repente le dio muchísima vergüenza que Giulia viera el dibujo o, aún peor, que pudiera llegar a molestarla. De no haberse despertado la pequeña, probablemente hubiera optado por ni siquiera dejarlo ahí - esto... vinieron los Jinetes del apocalipsis sabes? - apoyó las palmas de las manos sobre los hombros la niña y con el gesto de su cara la instó a que no se exaltara, temía que pudiera despertar a alguien si se entusiasmaba ahora - sí... los jinetes, eso es... y bueno... ellos me pi-pidieron que te dejara esto como prueba de que estuvieron aquí, porque estabas durmiendo - por momentos se estaba poniendo nervioso, era obvio que no estaba acostumbrado a mentir. Se llevó el dedo índice a la nariz indicando a la niña con ese gesto que debía guardar silencio. La escena habría sido de lo más ridícula de no tratarse de una niña.

Y, cuando pensaba que no podía estar más nervioso, la chiquilla le pidió que durmiera junto a ellas.

Que maja... ¿enserio? - se sacudió el pelo con la mano en un gesto de nerviosismo -madre mia...

La situación era de lo más comprometedora para él. Se le daba fatal negarse a algo. Más si cabe a esta niña con la que tanto se había encariñado, sin embargo... era una situación algo embarazosa.

- Yo... no debería Hime-chan

En ese instante se dio cuenta de que Ben y Elizabeth parecían debatir algo con Manuel. No escuchó las palabras pero pudo percibir que el tono era algo tenso. Le preocupó que la niña pudiera verse afectada por eso así que decidió acaparar su atención.

- ¿Sabes qué? - dijo acercándose despacio a por su saco, caminando de espaldas para que Himiko no apartara la vista de él. Lo cogió y lo arrastró despacio colocándolo cerca de la pequeña - has tenido una buena idea - le dijo tumbándose junto a ella. Desvió levemente la mirada a un lado y pudo ver que Manuel se retiraba mascullando algo - apuesto a que me duermo antes que tú - le sacó la lengua y sonrió - a ver quién gana!

Mirando fascinada aquella llama que se dividía escuchó vagamente lo que la mujer decía. Quizá es por Ryara... pensó poniéndose filosófica tomando aquella llamita. Levantó la mirada hacia su hermana y se encontró con que ella ya la estaba mirando como conminándola a hacerlo así que aceptó lo que tuviese que venir con ello.

-No vamos a saber más de Ryara aquí- pretendía que fuese una pregunta pero lo que brotó de sus labios fue una afirmación apagada mirando a la mujer oriental.

-¿Estarás también en la puerta del camino al futuro?- recordó con dificultad (pues ahí en realidad se estaba muy bien) que había algo más allá fuera, un camino al que había renunciado por mirar su pasado.

- No me has despertado, tenía una pesadilla ... pero me alegra haberme encontrado contigo porque ahora me siento más tranquila - sonreí con alegría - ¿Ya vinieron? - intenté controlar mi tono de emoción para no despertar a los demás. Cuando Mako-san me dio el regalo de los jinetes y me hizo un gesto cómplice para guardar silencio sonreí y asentí, lo miré e instintivamente me giré a mirar a Lía y contuve una risa - Claro como son amigos de Chris son unos bromistas como el - dije arrugando la nariz divertida.

Cuando dudo sobre si dormir con nosotras o no, me apené pero cuando dijo que era una gran idea volví a alegrarme. Me pegué con suavidad a Lía para dejarle un poco más de espacio - Yo me dormiré primero - le reté. 

Alcé un poco la cabeza y miré a como Ben, Elizabeth y Manuel discutían sobre algo - Que miedo - murmuré volviendo a recostarme. Con una mano cogí la de Lía - ¿Que es eso? - pregunté bajito a Mako-san - ¿Se estaban dando besitos? - murmuré con cara picara y divertida 

Los gritos de Ben hicieron que Lia arrugara el ceño. Maldita sea... ¿Siempre llorando? Se revolvió en su saco y con el antebrazo se tapó la cara, aunque escuchó como Manuel no se quedaba corto en su contestación. Suspiró, aliviada de que iban a hacer el favor de dejar a la gente descansar.

Un ruido se movió cerca y escuchó a Himiko hablando con Makoto. Notó movimiento y apartó el brazo cuando escuchó a Himiko invitarle a dormir con ellas. Vio como Makoto cogía su saco y se colocaba al otro lado de la pequeña, quedando Himiko flanqueada por Lia y Makoto. Sonrió para sí.

Se movió ligeramente, con el cuerpo cansado. 
«Ésta Himiko, cada día más caprichosa...»

Sonrió al notar a Himiko pegarse a ella y esperó a que la pequeña se dispusiera a dormir. Al ser más pequeña, veía el rostro sin problemas a Makoto. Lia habló en susurros, cansada. Abrió un ojo, viendo el panorama.

-¿Así que ahora no soy suficiente, eh...? Consentida...-bromeó cariñosamente acariciando a Himiko y sonriendo a Makoto de forma cómplice. "Le consentimos todos los caprichos, ¿eh?" le dijo con la mirada. Aparte de ella, Makoto siempre se había mostrado muy atento con la pequeña. Ella le había comentado que en Tokyo ambos se llevaban bien, y que había tenido más contacto con él que con Rina.

Himiko le tomó la mano del brazo con el que se había tapado la cara y que aún no había guardado dentro del saco. Le acarició la mano con el pulgar-Claro Himiko, se daban un besito de buenas noches. Los mayores a veces también lo necesitamos ¿Sabes? Y si uno no se duerme no tiene derecho a uno, así que ya sabes pequeña... ahora descansa-intentó convencerla, calmada y suave.

Era más que evidente el cabreo de Ben, tanto en su cara, como en sus palabras y su tono de voz, pero al menos había accedido a dejar ahí el asunto.

Algún dia…

Me quedé pensativa, recordando las palabras de Beni acerca del futuro y el presente.

-¿Algún día? Cualquiera sabe qué pasará entonces. – le dije esforzándome por sacar una sonrisa. – Centrémonos en el presente.

Me acosté nuevamente dentro del saco, haciéndole un gesto a Ben para que hiciera lo mismo, y alargué mi mano hasta tomar la suya.

-Te quiero… - le susurré apretando su mano.

Me quedé mirándole, esperando volver a ver una sonrisa en su rostro en algún momento.

Ni siquiera miré a mis compañeros tras la discusión con Manuel. Me daba vergüenza lo que pudieran pensar, o incluso podía haber sido alguno de ellos el que se hubiera quejado sobre nosotros. Como fuera, prefería no pensar más en ello por el momento, y tratando de adivinar lo que nos esperaría el nuevo día, poco a poco fui cayendo en un profundo sueño.

La mirada cómplice de Lia le arrancó una sonrisa y, por si fuera poco, le salvó los muebles al salir al rescate ante la intrépida pregunta de Himiko.

Makoto correspondió a la simpática italiana hinchando sus mejillas y juntando sus labios imitando un soplido de alivio.

Lo cierto es que tener cerca esa niña era una bendición. Aunque pareciera una eternidad, en apenas unos días había perdido todo lo que hasta entonces había dado sentido a su vida. Aunque le había costado asumirlo, cada vez era más consciente de que nada volvería a ser como antes.

Con ese panorama por delante, Himiko era un tesoro que le recordaba tiempos felices, un hogar, su procedencia.

Aún sabiendo que nada iba a volver a ser como antes y que anclarse al pasado no iba a ser más que un problema, le reconfortaba tener esa pequeña porción de recuerdo vivo tan cerca.

- Es una niña con suerte - dijo mirando a Lia a los ojos, agradeciendo todo lo que estaba haciendo por ella.

Miré a ambos lados y sonreí. Lía y Mako-san era lo más parecido a una familia que tenía en esos momentos, me sentía protegida y querida.

- Vale - dije asintiendo a Lía, tenía que intentar dormirme otra vez y con ellos dos cerca, seguro que ya no tenía pesadillas. - Lo soy, porque os tengo a vosotros - murmuré bostezando. Tenía ganas de que se hiciera de día - Buenas noches Lía ... buenas noches Mako-san - bostecé nuevamente y me acurruqué en mi saco.

La visión de mi reflejo en el lago me hizo sentir un escalofrío y escuché una risa interna en mi cabeza "No vas a ganar" pensé con firmeza apretando la mano de Lía "No estoy sola" murmuré antes de caer dormida.

Las voces me hacen abrir un momento los ojos, darme la vuelta y resoplar.-Joeer.-gruño para mí. Vaya cabreo que se ha cogido Ben. Las palabras han llegado a mi cabeza un poco apelotonadas y confusas, pero el tema de conversación está claro. No obstante, no sé de que se preocupa nadie, no creo que la pelirroja se ponga aquí a devorar las gónadas de Ben con siete personas delante. De hecho, tiene pinta de ser de las que las da verguenza quitarse el sujetador delante tuyo.

Sigo pensando en mis cosas mientras intento dormir. Puedo oír movimiento en la cueva. Parece que alguien se está moviendo, pero tal y como estoy posicionado, no puedo ver una mierda, ni aunque abriese los ojos y escudriñase. Me da igual.