Partida Rol por web

No pudo reprimir una sonrisa rebosante de calidez en una cueva tan fría. Himiko era un dulzor, y Makoto era igualmente amable y atento.

Se sorprendió de la frase que dijo Makoto y parpadeó un par de veces, mirándole fijamente con sus ojos verdes. ¿Suerte? No había pensado que fuera Himiko la afortunada, si no ella misma. Su entorno había cambiado de la noche a la mañana, y había pasado de vivir rodeada de una familia que la amaba y unos amigos que conocía de infancia a un lugar donde cada uno iba por su camino. De haber estado en Venecia en ése instante habría corrido a los brazos de su hermano o su grupo de amigos. Y luego un paseo por San Polo, una copa de vino, ver las estrellas.

Echaba de menos todo aquello. Mucho. Suspiró cerrando los ojos por un momento y volvió a mirar a Makoto negando levemente con la cabeza como quitándose importancia.

Vio como la pequeña se recostaba tras murmurar algo. Lia se acercó y le besó en la frente. Luego miró a Makoto y pronunció en silencio, vocalizando-Buenas noches-deseó. La piña se había ampliado con Makoto, y ello incrementaba la sensación de calidez y apoyo, aunque fuese en silencio.

No muy segura de la decisión de su maestra, no quería volver, su plan era precisamente irse para mantener al resto a salvo, y eso se ve en la mueca que sus labios dibujan,  arrugando el ceño, y luego mirando a otro lado, pero asumiendo que era difícil pedir otra cosa,había jurado obediencia para poder aprender a aceptar lo que era, pero de momento, aún sentía odio de la carga con la que había nacido.

- ya me di cuenta que no será el último encuentro - se encoge de hombros, y mira al suelo, meditando,quería quedarse más tiempo, pero le era imposible.

- ¿entonces ya debo volver?... - sus puños se fueron apretando, - quisiera quedarme más tiempo, o no volver, pero creo que no puedo escoger aquello, ¿no?-  ahora la vuelve a mirar, y sus labios dibujan una tímida sonrisa - bueno... si debo volver... que sea pronto...¿no?... -   suelta los hombros, y mira hacia la salida.

Por fin había  llegado la mañana, el sol estaba poco a poco surgiendo y la luz entraba en la cueva, en el exterior estaba todo nevado y el sol calentaba aunque no lo suficiente como para derretir la nieve, si que era lo suficiente como para calentar a los que se atreviesen a salir al exterior. En el interior Manuel estaba de pie en la puerta mientras observaba.

En el campamento había café preparado y caliente, además de otra de las cantimploras de Himiko preparadas, el resto de chicas que quedaba por llegar no habían aparecido aun.

La mujer asiente y dice:

• Tienes que volver no puedes quedarte sola e indefensa, debes volver y encontrarte con todos para asi poder comprenderte a ti y a tu zorro interior.

La mujer hace un gesto y un portal aparece, en el exterior puede ver como esta Manuel en la puerta de la cueva tomando una taza de algo caliente, mientras no muy lejos estaban todos los demás salvo las hermanas despertándose ya que ya habia amanecido. Beni dice:

• Nos volveremos a ver, tienes que pensar en lo que hemos hablado y no puedes encerrarte en ti misma, no temas a tu naturaleza interior ni la sometas, conocela, es parte de ti y debes comprenderla y educarla, ahora…nos volveremos a ver, vuelve con los tuyos

La tenue luz que se filtraba en la cueva fue suficiente para desvelar a Makoto. No había dormido demasiado, pero por lo general, solía dormir más bien poco.

Se desperezó en silencio y se dio cuenta que, probablemente debido al frío, la pequeña "familia" que habían formado aquella noche había acabado más pegada de lo que estaban cuando se acostaron. La situación le provocó una mezcla de vergüenza y felicidad.

Aprovechó que las chicas dormían para distanciarse con suavidad y levantarse con sumo cuidado, para no despertarlas. Dobló metódicamente su saco, doblándolo por la mitad y luego enrollándolo con extrema precisión.

Luego se acercó a su mochila y sacó de ella su taza. Dejó que su olfato le guiara al recipiente que contenía el café y llenó su taza sin mediar palabra. No le añadió azúcar.

Aferrado a su taza con ambas manos caminó en silencio hacia el acceso de la cueva, vigilando cada paso para no despertar a nadie, especialmente cuando pasó cerca de la pareja, ya que estaban durmiendo más cerca del acceso.

En silencio se colocó junto a Manuel, sopló sobre el caliente contenido de su taza y dio un pequeño sorbo, para luego hablarle en voz baja sin molestar a nadie.

- Gracias por el café Manuel. No deberías tomarte tantas molestias.

Se giró y miró a Elizabeth y a Benjamin, aún dormían.

- No se lo tengas en cuenta. Se refugian el uno en el otro... en cierto modo... en ese aislamiento se sienten protegidos y, en fin... ya sabes que por ahí dentro pueden haber vivido alguna situación más bien tensa...

Miró a Manuel, intentando adivinar en él alguna reacción. Luego fijó su vista en la blanca nieve. El humo de la taza creaba frente a sus rostros un vaho casi hogareño.

- Me preocupa que las chicas tarden tanto en regresar - el tono de su voz no escondía la preocupación - ¿estarán bien?

- Sabes... Ahí dentro... Rina... estaba mal - volvió su mirada hacia Manuel - Creo que Janet la estaba esperando ¿lo sabías?

El olor a café me había despertado hace un rato, pero prefería quedarme dentro del saco, con los ojos cerrados, imaginando estar en otro lugar; imaginándome de vuelta en casa.

Casi podía oír el bullicio de los coches cerca de una de las entradas de Hyde Park, y cómo algunos de los clientes pasaban las hojas del periódico una vez dentro de la cafetería. Como de costumbre, pediría el café para llevar, tomaría parte en el local y el resto paseando por el parque o sentada en uno de sus bancos. Pero esta vez no me importaría hacerlo acompañada.

Abrí los ojos para mirar a Ben, observando durante unos momentos como dormía, tan relajado, tan aparentemente tranquilo. Sin embargo, volví a cerrarlos al escuchar algo de movimiento. Tras esperar un rato me di cuenta de que se trataba de Makoto. Ya no estaba junto al resto y se encontraba con Manuel.

Volví a mirar al grupo y después a Makoto y Manuel. Llevaba bastante rato fingiendo que dormía, pero por mucho que me aterrara levantarme, en algún momento tendría que hacerlo. Pasé mi mano por la cabeza de Ben, en una caricia, y salí del saco, sentándome sobre este mientras recogía algunas cosas y sacaba algo de la mochila para desayunar.

Tranquila, no has hecho nada malo...

El día clareaba finalmente, empezaba a ser hora de despertarse. Escuchó a Makoto levantarse, en un lugar como aquella cueva sentía el sueño ligero, semi-alerta por si en algún momento ocurría algo. De hecho, se había despertado varias veces durante la noche, recordando donde estaba y volviéndose a acostar. Inevitablemente se había ido acurrucando por el frío, aunque por suerte dentro del saco permanecía abrigada.

Quedó con los ojos cerrados, escuchando como empezaban a despertar algunos. Se incorporó en silencio y se quedó sentada, estirando los brazos para quitarse el entumecimiento de encima. Miró a la pequeña y echó un vistazo rápido al resto. Makoto de pie, junto a Manuel, y Elizabeth con sus cosas. Volvió a girarse hacia Himiko y sonrió al verla dormida a gusto. Se levantó poniéndose de pie con cuidado. Prefería no molestar a nadie, y que cada uno se fuera despertando a su ritmo. Caminó con cuidado sorteando a los compañeros hasta donde había la cafetera y empezó a servirse una taza. Desde allí saludó en silencio con una mano a los despiertos y miró divertida a Kurt y Chris, que aún dormían. Se divirtió con la idea de despertarles pellizcándoles la nariz, o con un poco de nieve por dentro del cuello. Quizás más adelante, se dijo. Seguro que durmiendo tenían cara de ángelitos adorables...El pensamiento hizo que se le escapara una risilla por la nariz.

Mientras tomaba entre sus manos la taza de café, se dio cuenta que ni las hermanas ni Rina habían vuelto. ¿Se habían quedado tomando el té?

El hombre mira a Makoto y le pone una mano en el hombro, entonces dice:

- No te preocupes, pero hay que llamar un poco la atención de vez en cuando, a fin de cuentas Himiko es una niña y bueno ya sabes que a los niños hay que protegerlos y esa pequeña no tendría que haber despertado sus habilidades hasta tener vuestra edad, así que digamos que todos queremos protegerla tal vez demasiado.

Cuando le habla de lo sucedido dentro niega con la cabeza y dice.

- Janet no estaba ahí dentro, solo entrasteis vosotros, seria algún tipo de imagen residual o algo, pero ella no era. En cuanto a lo de salir no te preocupes, por ejemplo según dicen la propia Janet se llevo dentro tres días, así que no te preocupes, deben estar con Beni y ella cuidara de ellos, Beni...pregúntale mejor al director es el único que la conoce personalmente

La consciencia va llegando a mí poco a poco, perezosamente, reactivando mis sentidos progresivamente. No tengo ni puta gana de levantarme. No he dormido mal, noto la espalda algo resentida, pero por lo demás no hay nada destacable. Pero no me apetece moverme. Estar dentro del saco en la postura en la que me encuentro ahora mismo es extremadamente placentero para mí en este momento.

Sin embargo, empiezo a oír cosas indeterminadas a mi alrededor, cosas que adivino serán mis compañeros levantándose. Un poco más, pienso. Nah, estás en una puta cueva durmiendo joder. Ya tendrás tiempo para tumbarte a la bartola cuando vuelvas al castillo.

No obstante, ese pensamiento no hace más fácil el dar el primer paso para levantarme, el cual comienza con un suspiro, y sigue con un gruñido que me acompaña mientras me incorporo. Me paso la mano por el pelo, mirando a los que se han levantado. La cria sigue sobando. Bueno, seré bueno y no haré mucho ruido.

Me pongo las botas y, silenciosamente, me acerco a lo que huele, parece y probablemente sea café. Me pongo junto a Gula y saludo en voz baja.-Buenos días.-a la vez, me sirvo café.

Cuando la bella durmiente se acercó a donde estaba ella, Lia no pudo reprimir una sonrisa divertida. Si alguna vez Chris se había peinado, ésta no era una de ésas veces. Todo revuelto le daba un aire gracioso y entrañable.

-Buenos días princesa-murmuró para no despertar al resto. Mientras se terminaba de echar el azúcar y removía le hizo sitio a su lado-¿Cómo has dormido? ¿Algun sueño profético que me otorgue la lotería? En ésta época del año las Bahamas están especialmente bonitas. ¿Te hace?-propuso con una sonrisa.

Lo miró de reojo y tomó un sorbo. Cuando todo pasase, o se normalizara, esperaba volver a Venecia para poder hablar con su familia. No eran las Bahamas, pero quizás el yankee-salchicha se apuntaba a la excursión.

Oigo movimiento, pasos, el crepitar del fuego algo alejado. Noto el brillo del sol del amanecer. Pero no quiero despertar, estoy a gusto, tranquilo, no cansado pero sí perezoso. Ayer fue un día lleno de emociones, la mayoría poco agradables. Pero el día terminó con Liz abrazada a mí, apretando mi mano, diciéndome que me quería. Eso alejó el mal humor de mi cabeza, sonreí y le respondí que yo a ella también. Así nos dormimos, y así seguimos, y no quiero que termine.

Pero termina, como todo lo bueno.

Me doy cuenta cuando siento la mano de Liz acariciando mi cabeza, y acto seguido oigo la cremallera del saco abriéndose. El calor de su cuerpo me abandona, y cuando abro los ojos veo su espalda, sentada como está en el saco rebuscando en su mochila.

Buenos días... -Digo desperezándome- ¿Que tal has dormido?

Huele a café, y supongo que será el que ha preparado Manuel. Aunque estoy bastante tranquilo, prefiero mantener las distancias con ese imbécil. No quiero nada que venga de él, mejor desayuno algo de lo que trajimos nosotros...

Me hago un ovillo dentro de mi saco cuando escucho a Chris dar los buenos días. Abro los ojos lentamente y vuelvo a cerrarlos deseando dormir 5 minutos más, pero rápido los abro, me siento en el saco y sonrió - ¡Buenos Días! - dijo no muy alto, pero con mucha energía.

Salgo del saco y noto como el frío se apodera de mi cuerpo unos segundos, el cambio de temperatura fue notorio, con lo calentita que estaba yo en mi saco ... miro a Manuel y me acerco a el con una sonrisa - ¿Vamos a llegar hoy? estoy deseando llegar - le miro a los ojos - ¿Cuanto queda? - ladeo la cabeza esperando la respuesta - Además, he soñado contigo, estábamos en un sitio muy raro, grande y nos ibas guiando y de pronto salieron unos seres horribles que se comieron a Chris - sonreí - Y entonces tu rompiste tu camiseta y empezaste a pelearte con ellos - hice un par de gestos dando puñetazos al aire - Entonces Mako-san te ayudaba mientras Ben protegía a Elizabeth porque estaba muy asustada - asentí - Y Lía y yo os animábamos - arrugué la nariz mostrando una gran sonrisa

-Nah.-digo, acabando de sentarme y tomando un sorbo del café. Está hirviendo, y he olvidado el azucar. Joder, genial.-Yo nunca suelo soñar con nada.-digo, reprimiendo para mí el quemazón. Mientras mi piel se recupera, pillo azucar y comienzo a echarla en la taza.-En las Bahamas hace mucho calor para lo que estoy acostumbrado. Con decirte que los veranos los suelo pasar en Alaska, te lo digo todo. No obstante, si te toca la lotería, dejaré a regañadientes que me invites a la playa tropical que prefieras. Apenas me quejaré.-creo que ahora mi taza tiene más de azucar que de café. Bien, excelente, así podré masticarlo.

Asintió en silencio a cuánto Manuel le decía, aunque su rostro se mostró algo contrariado cuando mencionó el asunto de Janet, pues le había parecido extremadamente real.

- Eso haré - dijo dándole una palmada en la espalda al guía.

Al parecer, durante el transcurso de su conversación algunos de sus compañeros fueron despertando.

Se dio la vuelta en cuánto escuchó los pasos de Himiko corriendo hacia ellos y contándoles sus aventuras somnolientas.

- ¿¡ Ha !? Hime-chan!! - dejó la taza apoyada en un saliente de la roca y se agachó para agarrar a la niña por debajo sus brazos y la levantó del suelo.

- Entonces tú nos animabas bien fuerte eh!? - dio una vuelta a la redonda con la niña agarrada en brazos y la dejó en el suelo de nuevo.

- De no ser por vuestros ánimos, habríamos sucumbido a los malos - Makoto asintió de forma exageradísima ante la niña.

Buscó a Giulia con la mirada; ella también había despertado y compartía café con Christopher.

- Venga pequeña, vamos a desayunar, te tomas tu cantimplora y luego nos abrigamos y hacemos un muñeco de nieve bien grande - agarró su taza e instó a la niña a entrar de nuevo en la cueva rodeándola con el brazo. Guiñó un ojo a la pareja que recién se había despertado también.

- Seguro que Ben y Liz nos ayudarán y... - se agachó poniéndose a su altura - dibujamos la cara de quién tu quieras al muñeco - le dijo sonriendo en voz baja a Himiko.

Manuel sonrie ante el comentario de la niña y dice:

- Claro claro, os protegeriamos sin duda y segro que vosotras hariais algo para ayudarnos...y con vuestros animos haceis que luchemos mejor.

Cuando le pregunta por lo que quedaria asiente y dice:

- Volved al castillo cuando querais, yo me quedare esperando a las que falta, el camino es sencillo de seguir, seguor que los demas pueden guiaros, ademas es facil porque hay un pequeño caminito y todo, y ya alli podeis hacer lo que querais ya lo sabeis

- Claro pero Lía también os animaba, ha sido un trabajo en equipo - dije con una enorme sonrisa. Me encantó la idea de hacer un enorme muñeco de nieve, así que corrí hasta donde estaban Lía y Chris y me senté allí con mi cantimplora. Me gustaba estar con todos ellos porque me hacían sentir especial y mayor.- Buenos Días Christopher - dije intentando parecer una niña adulta con una ligera reverencia de cabeza, algunos pensaban que Chris era un soso, pero a mi me encantaba porque me hacía pensar de que manera podía sacarle una sonrisa. - Lía, Mako-san me ha dicho que después podemos hacer un muñeco de nieve, ¿me ayudarás? - pregunté emocionada 

Notaba como el cuerpo y la cabeza se iban despertando y abandonando ésa sensación de embotamiento.

-Entonces ahora mismo debes estar a gusto, ¿no?- preguntó, puesto si era un chico de ambiente frío, ¿qué había más gélido que aquella cueva?

Cuando accedió al viaje, se le escapó una leve pero recomfortante risita-Vaya, gracias por sacrificarte de éste modo y acompañarme al Caribe. Eres todo un mártir del nuevo siglo...-bromeó, dándole un suave empujón con el brazo.​ Luego recuperó el equilibrio -Para mí éste frío es tan seco que no me aclaro mucho cuando me abrigo demasiado o no. En Venecia se te cala en los huesos, pero el hielo hace que los puentes e conviertan en trampas humanas, así que te distraes...-.

Tomó un sorvo mientras lo veía mirando disgustado su café, visiblemente saturadísimo de azucar. Le ofreció su taza.
-Si quieres venir a verlo, estás invitado. No te obligaría a acompañarme a regañadientes, pero tenemos buen vino y la ciudad es bonita-sonrió, con la taza tendida hacia él.

Estaba intercambiando algunas palabras con Chris cuando giró la cabeza, sorprendida por el entusiasmo de Himiko. Miró a la pequeña con una sonrisa.
-Vaya, así que el grupo no habría hecho nada sin nosotras, ¿eh? Éstos chicos... suerte que tienen a unas animadoras como nosotras-se divirtió con la idea. Parecía que aún tenían ganas de seguir con la excursión, pero Lia sentía la necesidad de dos cosas, y una era visitar la Biblioteca. Había algo que necesitaba saber, y seguro que allí encontraba respuestas. Además, le apetecía estar otra vez en un sitio cálido.
Suavizó el tono, intentando sonar comprensiva.
-La verdad Himiko es que me apetece volver pronto al castillo, pero como está todo cubierto de nieve, si quieres por la tarde intentamos hacer un iglú en el patio. No lo he hecho nunca, pero podemos intentarlo, ¿qué te parece?-Miró a Makoto, sabiendo que Himiko quedaba en buenas manos. Además, si Manuel se quedaba a esperar a las que faltaban podían irse tranquilos. 

Aunque no hubiera conseguido nada realmente, por lo menos tenía la esperanza de que podría superar su situación actual, la joven se inclinó solemnemente ante su sensei, y pasó por el portal, viendo a sus compañeros, y aunque vio a Makoto, no se le acercó, simplemente agachó la cabeza, y siguió su camino hasta la entrada, en donde estaba Manuel, ¿ya era de mañana?, no  sentía sueño ni cansancio, por lo menos, su cansancio no era físico.

- ¿dónde están Kyara y Nyara, aún no han llegado? - preguntó mirando hacia afuera, unos pasos, y podría largarse, pero Beni-sensei le había dicho que la convivencia con otros le ayudaría, y de momento, debía obedecerle, lo había jurado.