Partida Rol por web

Turno 911

-De acuerdo. Así haré. -Respondió el rohir ante el cambio de planes que le proponía el enano. Realmente le daba lo mismo ir a buscar al resto él o quedarse allí. De todos modos saldría de nuevo a la lluvia exterior para dejar bien atado a Ulfer y darle las buenas noches y agradecerle el viaje y premiarle el esfuerzo realizado por el caballo, como acostumbraba a hacer todos los días desde que era un simple potro.

Con la vela prendida fue hasta la chimenea y buscó algo de leña con la que acometer su tarea, la propia llama de la vela le sería de utilidad para prender el fuego si también lograba encontrar algo que prendiera con facilidad y sirviera de yesca. Una vez hecho aquello el propio fuego de la chimenea serviría para iluminar un buen trecho de la estancia.

Turno 911

El grupo se movía. Groal no lo captó al momento, concentrado como estaba. Pero al parecer, si iba a haber acción, ellos tendrían que ir a ella. Por lo que, contra su voluntad, tuvo que romper la concentración y volver en sí mismo, desconectandose del Oso. Sus sentidos volvieron a ser los de siempre. Miró alrededor y vio que sus compañeros se preparaban para avanzar. Al parecer, la espera ya era demasiada y la incertidumbre era dificil de aguantar. Esto, por el hecho de que Draupner y Freagulf ya no estaban a la vista. Cabía la posibilidad de que hayan sido emboscados y que esta sea la causa de la demora, pues, si es que la posada fuera segura ¿Por qué tanta demora?

Temiendo que una batalla sea inminente, Groal siguió al grupo.

RESOLUCION TURNO 911
 

El nerviosismo crecía, no había pasado tanto tiempo desde que se fueran Freagulf y Draupner, pero aun así, la falta de noticias alteraba al grupo. Pasados poco más de diez minutos, Temudyin fue separándose gradualmente del grupo, como si la soledad le permitiese concentrarse más en los alrededores. Primero diez, luego veinte, avanzaba en dirección a la posada, que por otra parte parecía estar abandonada. No había luz en ella. Fue entonces cuando Oin tomo la decisión de avanzar, “sugirió” aunque casi parecía una orden, que Ilidan y Alian se adelantaran para servir de avanzadilla, la segunda ya. Asi lo hicieron ambos sin demasiados reparos. Alian bajo de su corcel y tendiendo las riendas a Marga, que estaba mas cerca suya, acompaño al numenoreano en la incursión. Tras ellos, el resto se dispuso a imitarlos, no hizo falta convencer a muchos, solo Gelion puso algún reparo a desobedecer la orden de Draupner, que como jefe del grupo les habia pedido esperar allí, no en ningún otro lado. Finalmente, y resignado, acompaño al resto. Desenvainaron sus armas, incluso el hobbit saco su empapada honda y una piedra. Comenzaron a bajar la suave colina hasta la hondonada en la que se encontraba el edificio. Ilidan y Alian iban delante.

No tardaron mucho en aproximarse, no parecía haber ningún peligro, y eso incremento la ansiedad de todos. ¿Por qué sus compañeros no habían vuelto a por ellos si es que no existía ninguna amenaza? Llegaron a la fachada norte, en ella habia dos contraventanas de madera cerradas, que no dejaban escapar ninguna luz, fijándose mas, mirando entre las rendijas que quedaban,  un pequeñísimo aura iluminaba la sala, demasiado poco para poder diferenciar nada dentro. Ilidan y Alian ya estaban girando la esquina. De pronto una de las puertas se abrió y de ella salió un enano a la carrera, era Draupner.

El susto fue grande para todos, ni el enano pensaba que habrían desobedecido su orden de quedarse lejos, ni el grupo que fuese a salir de repente alguien de la casa. Todo aclarado al fin, entraron en el edificio por la labrada puerta principal, de doble hoja, adornada con relieves de caballos y arboles, pastos y estrellas. Tan solo los caballos estaban pintados de un color blanco que resaltaban sobre la madera empapada. Un cartel sobre la puerta rezaba en la lengua común el nombre del establecimiento. Las letras pintadas en el lomo de un gran equino blanco no dejaban a dudas sobre el lugar en que se encontraban, aunque eso ya lo sabían.

Dentro encontraron gran sala fría. Iluminada por algunas velas que Freagulf habia ido encendiendo poco a poco. Esa luz fue suficiente para adivinar, una vez sus ojos se acostumbraron, lo que sin duda era un lugar de ocio; un gran salón con varias mesas, sillas alrededor de cada mesa; antorchas apagadas en las columnas y paredes interiores, portavelas en las mesas; una pequeña barra al fondo, aparadores y muebles auxiliares por todos los rincones; una chimenea en la pared sur y un pequeño escenario circular en el centro, bajo una gran lámpara de hierro forjado que colgaba del techo. Había varias puertas al fondo, tanto dentro como fuera de la barra.

Freagulf ya habia perparado una pequeña pira en el hogar de la chimenea, presto a prender la yesca que habia debajo. No tardarían en tener fuego.

Turno 912

Tras el sobresalto inicial, nos tranquilizamos todos, tras ver a Draupner…. Volví para ayudar a Tedmuyin a entrar y acomodarlo cerca del fuego, pues el lo necesitaría más que el resto….

Una vez acomodado tome una de las velas para inspeccionar la posada, pues era menester saber por un lado porque estaba vacía, y si había algo de utilidad que pudiéramos usar, bien algo de comida o bebida, mantas secas y ropa, cuerdas, antorchas, cualquier cosa podría venir bien…..incluso frascos que pudieran ser usados para contener líquidos, como los preparados de Marga..

Turno 912

Temüdyin avanzaba cual automata, tan mal se sentía que no vigilaba a su alrededor y solo seguia a quien llevaba delante. Cuando los demás se sorprendieron por la aparición de Draupner, él ni se inmutó. No fue consciente de la presencia del enano hasta que no entraron en la posada y una vez dentro el único pensamiento fue el de coger una silla, acercarla al fuego y sentarse lo más cerca de este que pudiese. Entonces vio a Fréagulf, el cual estaba encendiendo la lumbre. Le miró con cara de moribundo y solo pudo hacerle una pequeña reverencia con la cabeza a modo de saludo pues no tenia fuerzas para nada más. Luego, se fue quitando las ropas empapadas y dejandolas caer al suelo sin ningun cuidado. Queria entrar en calor y sudar, pues sabia que aquello que tenía se solía pasar sudando mucho.

Turno 912

Fue suerte que el mago no estuviese concentrado en ninguna hechicería. Sino la sorpresa de ver a alguien salir de repente de la casa podría haber precipitado una mala situación.

El bosquimano finalmente entró en el lugar y primero secó y escurrió sus ropas como pudo, llegando a retorcer las ropas para que soltasen todo la mayor cantidad de agua posible. Luego ayudó a quien fuese a hacerlo a encender el fuego del hogar, que era importante. Tenían que evitar posibles resfriados y por último se dirigió a Draupner.

¿Necesitas que haga algo en especial? Hay que organizar guardias, ver entradas y salidas ...

Esperó las órdenes. No podían permitirse descansar. Podía ser que parte de la paranoia del enano se le hubiese contagiado.

Turno 912

Fréagulf se extrañó de que hubieran regresado tan rápido, por lo visto el grupo ya estaba llegando a la posada cuando Draupner salió a buscarlos. El ailgratha sonrió ampliamente y les saludó con la mano mientras lanzaba un comentario en voz alta y seguía con la puesta en marcha de la chimenea.

-¡Qué rápidos!.

El rohir hablaba con tranquilidad, en ningún momento se había dejado llevar por la pequeña psicosis de que les iban siguiendo o pensaban emboscarles. Había sido prevenido, como Draupner, al entrar en la posada, pero estaba casi seguro de que no había nadie, y así era.

Cuándo hubo terminado de encender la chimenea se puso en pie y se sacudió el polvo de las rodillas. Miró hacía el grupo y descubrió entonces que el estado de Chaka no había hecho si no empeorar. Se dirigió entonces a su hermano.

-Yves, coloca a tu hermano junto al fuego, que se caliente y que descanse. -Luego se dirigió al resto. -No me gusta tener que hacer esto, pero podemos ocupar la posada por esta noche. Cuando regrese a casa, me pasaré por aquí y pagaré la deuda por esta estancia. Tratad de no tocar nada y de usar algo hacedlo con cuidado. -Recomendó. -No sé donde habrán ido los dueños del negocio, parece que se fueron recientemente y seguramente la presencia cercana de los salvajes sea el motivo. Cuando nos vayamos clavaremos esa madera que se ha soltado y nos ha dejado paso.

Se dirigió hacía la puerta con paso vivo echando un vistazo al exterior. -¿Habéis dejado los caballos en el establo?. -Preguntó bajo el quicio de la puerta. -Voy a echar un vistazo a Ulfer para darle las buenas noches.

Turno 912

Que Draupner saliera justo al mismo tiempo de que ellos llegaban, solo confirmo que la decisión de Oin de acercarse a la posada antes de tiempo, y que él compartía, había sido la correcta, puesto que para qué iban a pasar un rato innecesario bajo la intensa lluvia.

Entro a la posada, se acercó a una de las mesas más cercanas a la chimenea, y tras dejar su mochila en el suelo a su lado apoyada contra una pata y con sus armas encima de la mesa; se sentó en un taburete mirando hacia la ventana estando recostado a medias sobre sus antebrazos y la espalda contra la mesa.

Allí veía como la lluvia caía con más fuerza cada vez y las gotas repiqueteaban  contra la ventana de forma ininterrumpida creando un sonido rítmico que le fue conduciendo a abstraerse. Se sentía complacido de no encontrarse ya bajo la furia de aquella tormenta, tanto que ya ni se acordaba de que estaba calado hasta los huesos y debía de secar la ropa si no quería tener todas las papeletas para coger un resfriado, pero allí sentado en aquella posada sintió que le faltaba algo, un buen vino, que ya de paso le calentaría el cuerpo cuando se quitara la ropa.

Cuando Freagulf hubo salido, ya que no creía que el rohir aceptará bien lo que iba a hacer tras lo último que había dicho, el numenoreano se metió detrás de la barra para buscar una botella de vino y una copa o jarra, para tras dejar las ropas secándose volver a sentarse en su sitio y abstraerse en sus pensamientos sobre que camino seguir en un futuro, casi inmediato, mientras lo degustaba.

Turno 912

Groal entró junto con el resto del grupo y miró alrededor.

-¿Ya han revisado el resto de las habitaciones? ¿Está todo en orden?

Mientras decía esto, se dirigía a revisar el resto de la posada, para investigar. Le parecía extraño que la posada estuviera abandonada, pero que no haya estada cerrada a cal y canto. ¿Acaso Draupner forzó la entrada? Groal no lo creía. Lo que hacía la situación bastante fuera de lo normal. Tal vez hubieran indicios de lo sucedido en las habitaciones.

-Voy a mirar las habitaciones. Si me necesitais, sólo llamadme. Si veo algo extraño, os avisaré.

Turno 911

No le sorprende la súbita aparición de de Draupner pero la agradece con un gruñido antes de seguirle al interior. Una vez lejos de la lluvia observa el lugar y el incipiente fuego desde debajo de sus chorreantes cejas. Asiente con la cabeza en señal de conformidad y se dirige hacia la chimenea y saluda a Fréagulf con un gesto de la cabeza.

- Bien hecho, humano...

Pone las manos al fuego un rato antes de quitarse la capa y la mochila y dejarlos cerca del fuego. Luego se dedica a inspeccionar el lugar fijándose sobre todo en el cerramiento de las ventanas.

- Asegurar las puertas debemos... y las ventanas... - comenta más para sí mientras mira los bancos y las mesas.

Una vez hecha la ronda de inspección regresa cerca del fuego.

- Mediano, Conjurador... poneros cerca... - señala el fuego

El por su parte se coloca un poco más lejos del fuego y sentándose en el suelo empieza a vaciar la mochila para intentar secar su contenido. A continuación se saca las botas y vacía el agua en una esquina antes de ponerlas cerca del fuego junto con los calcetines. La armadura y la ropa, tendrá que esperar un poco a que estén asentados.

Turno 912

El susto que se llevó Draupner al encontrarse a sus compañeros cuando los hacía a un centenar de metros no fue pequeño y apunto estuvo de descargar su martillo sobre el que tenía más a mano a la vez que gritaba "EMBOSCADA".

Sin embargo, el gruñido de su inestimable compañero disipó las alarmas. Lo cierto es que habían tardado demasiado en dar la vuelta de reconocimiento y con la que estaba cayendo no era de extrañar que hubieran continuado acercándose.

No le hizo falta urgir a los miembros de la compañía a que entraran en la posada. No obstante el se quedó fuera un momento con Alian para indicarle donde estaba el establo y para decirle que podía hacer desde allí la guardia. EL suelo estaba encharcado, pero no se mojaría, haciéndole saber que Yves-ashe se uniría a él enseguida. - Si tuvierais que entrar, dos golpes pausa dos golpes en el lado izquierdo de la puerta. Venga muchacho, un pequeño esfuerzo más y podrás disfrutar de una cena caliente y del calor de la hoguera. - le dijo para animar. 

Luego se adentró en la posada y volvió a cerrar tras él la puerta pues no quería que luz alguna se filtrara hacia el exterior para contemplar como empezaban a organizarse. Fue Gelión el que leyó su pensamiento, aunque acto seguido una lluvia de preguntas cayó sobre él como si no hubiera abandonado la tormenta. 

Trató todavía con la puerta a su espalda de dar respuesta a todos y organizar la noche. - Alian está fuera dejando los caballos en el establo, Fréagulf, por favor, ve a echarle una mano, a él le toca hacer la primera guardia. Yves-ashe, también es tu turno, acompáñale. En un par de horas os darán relevo. Las guardias se pueden hacer desde allí, aunque será conveniente, de vez en cuando, darse una vuelta. Tomad la lona embreada para evitar mojaros. - 

- Groal esperame, revisaré contigo las habitaciones, pues aunque todo estaba en silencio no hemos comprobado toda la posada y es conveniente hacerlo. -

- El resto encended el fuego para que podamos empezar a calentarnos y mirad si hay algo que pueda sernos útil. Luego quitaos las ropas húmedas y acomodaos como podáis que os habéis ganado el descanso, aunque os recomendaría tumbar alguna mesa de cara a la puerta para que pueda servir de parapeto para una urgencia. - 

- Una cosa más, mantened las ventanas cerradas, y cuando haya que abrir la puerta para salir a hacer la guardia hacedlo rápido, la luz por la noche se ve desde muy lejos y seguimos sin querer ser descubiertos. Por cierto los que estéis haciendo guardia esperad a vuestro relevo. Si tuvierais que entrar por algún motivo dad  dos golpes pausa dos golpes en el lado izquierdo de la puerta, así sabremos que sois uno de nosotros. Dadlos en el lado derecho si estáis siendo obligados.-

Tras decir estas últimas palabras se encaminó hacia el gigantón para empezar con la exploración.

Turno 911

Oin asiente y se apresta a asegurar un poco las ventanas. Pero lo primero es el parapeto. Sin miramientos, agarra una mesa y la arrastra cerca del fuego para luego tumbarla. Hará de parapeto y servirá para concentrar un poco el calor y poder apoyarse. Hace lo mismo con una segunda mesa y posteriormente con una tercera mesa colocándolas en semicírculo alrededor de la chimenea. Luego, busca bancos o mesas con que reforzar las contraventanas. Finalmente,mueve más mesas para ponerlas frente a la puerta y dificultar el posible acceso de un grupo grande. 

- Servirá... - dice para sí sin dejar de pensar que quizás sean demasiado precavidos.

Turno 912(II)

Gelion se acercó al fuego tal como le sugirió Oin. Se quitó la capa y se aseguró de que se secase. Mientras hacía esto llamó un momento a Dwalin a su lado. Cuando lo tuvo cerca habló con él en voz baja.

Turno 912 (II)

Tuve un sueño referente a esto. Gelión señaló el medallón que llevaba colgado, el medallón de Dromar.

Creo que todo sucedió en la tercera edad, un milenio antes de la destrucción del anillo. Si no he visto mal en las tierras brunas hay un lugar marcado con su runa. Pero la runa sólo se ve con luna llena. O eso he llegado a deducir.

Gelion suspiró

Quién sabe qué pudo guardar allí el herrero. Tal vez nada, tal vez algunas piezas que fabricó. Tal vez sus mejores obras de arte.

Gelión volvió a hacer una pausa. Quería que Dwalin se entusiasmase con la idea. Él era herrero y ver el trabajo de un artesano tan insigne o incluso recuperar alguno de sus trabajos podía entusiasmarle.

Tal vez podríamos recuperar sus mejores logros. Tal vez algún día podamos encontrar ese lugar juntos, si es que te interesa. Creo que tú puedes ayudarme a encontrarlo.

La sugerencia quedó suspendida en el aire y sobre todo ... ¿qué enano permitiría que un humano pusiese sus manos en las obras de un gran artesano de su raza sin estar delante?

Turno 912

- Drômar... Ese es su simbolo, el martillo con el circulo, la esencia de la herreria, nada se destruye, todo es maneable... - comenzo a decir tratando de recordar. - Si amigo Gelion, puede que te encuentres ante la "Insignia de los Grandes Maestros", orden que el propio Drômar instauro a su llegada a Barukkizdin, alrededor del año dos mil de la tercera edad - informo el enano - Es un poderoso amuleto, como sin duda ya sabras. Se perdio, dicen que le fue arrebatado a su creador en sus propia fragua, asesinando al Maestro. No se ha vuelto a ver..., hasta ahora.

Estaba fascinado, contemplando el medallon que Gelion le mostraba. Una pieza unica de valor incalculable. No habia tenido oportunidad de verlo tan de cerca.

- Es posible que lleves razon, y abra algo mas que un simple escondite, pero las tierras brunas... - No tenia logica que un enano de las colinas de hierro se alejase tanto - Mis estudios conocen aun hoy en dia las enseñanzas de Drômar, pues yo mismo pertenezco a la orden de Grandes Maestros de Barukkizdin, al igual que todos mis hermanos que han destacado en este campo, ese medallon ha de ser devuelto a la orden... - Un atisvo de codicia quizas, tal vez verdadera devocion, en cualquier caso el herrero deseaba devolver el colgante a su orden.

Turno 912

Bolgo dio un respingo cuando vio una figura salir de la posada. En realidad se lo esperaba, pues tenía un mal presentimiento y estaba seguro de que algo malo les ocurriría. Aún así, no pudo evitar sobresaltarse. Cuando se dio cuenta de que se trataba de su compañero sintió alivio y sorpresa.

Puede que no vaya a pasar nada malo al fin y al cabo, pensó adentrándose en la posada.

Echó una amplia ojeada al salón al que habían llegado. Se imaginó el bullicio que debería tener aquel lugar en sus momentos de plenitud. Casi podía ver el espectáculo de música y baile sobre el escenario central. Se frotó la frente notando que la lluvia y el frío cortante no llegaban hasta él. Entonces vio cómo se encendía un fuego en el hogar y fue como si lo viese por primera vez. Se acercó a las llamas y extendió las manos hacia el fuego como si intentase tocarlo. Notó el calor extendiéndose por sus dedos, sus manos y sus brazos y a punto estuvo de llorar por la emoción. Se abrazó frotándose los costados con las manos calientes para después apoyar las palmas en la cara. Empezaba a entrar en calor. En ese instante hubiera jurado que era el momento más feliz de toda su vida. Solo una cosa podría mejorarlo. Una cama...

RESOLUCION TURNO 912
 

En cuanto entraron, Freagulf encendió el fuego, que poco a poco fue creciendo, axial de bien prendía la madera seca ayudada por la pira del ailgratha. Temudyin se sentó en una silla, cerca del fuego, acompañado por casi todos los demás. Habían colocado sus ropas mojadas cerca del fuego para que se secaran. Estas no tardaron en humear mientras el agua se iba evaporando.

Tanto Freagulf como Ailan, salieron para asegurarse de que sus monturas estuvieran secas y cómodas en los establos. Estos no eran tal cosa, si no mas bien una techumbre pegada a la cara sur del edificio con comida y una larga barra donde atar a los equinos.

No tardaron en volver, y cuando lo hicieron vieron como Bolgo se arrimaba al fuego, frotándose las manos. El calor de la chimenea comenzaba a hacer sentir bien a los que se habían colocado cerca de las llamas. Oin había decidido tumbar varias mesas, como protección y para redirigir el calor que se desprendía. A Freagulf no le hizo demasiada gracia las comodidades que se estaban tomando, al fin y al cabo ese negocio pertenecía a alguien. Ilidan incluso se había tomado la libertad de servirse vino de una de las botellas que había bajo la barra. Degustaba un buen vino al calor del hogar, en un vaso de cristal.

Gelion charlaba algo mas apartado, pero sin intención ninguna de ocultar sus palabras, con Dwalin. Los que estaban cerca podrían haber entendido de lo que hablaban, pero estaban absortos mirando las lenguas de fuego que serpenteaban en la chimenea.

Por otra parte, Groal, Yves y Draupner habían decidido explorar el resto de habitaciones, unos para segurar el edificio y cerciorarse de que estaban solos, y otros en busca de algo que pudiera serles de ayuda. Los tres se dirigieron hacia una de las puertas que se veían al fondo, desapareciendo tras ella.

Marga puso al fuego un poco de agua que llevaba en su cantimplora, y comenzó a preparar algo de su infusión.

Aquello parecía mentira, estaban bajo techo, tenían donde descansar y encima podían disfrutar de un bien merecido fuego. Habían pasado dos días bajo la intensa lluvia, caminando entre el barro y ahora habían sido recompensados con aquello. Una posada para ellos solos. Tenían madera suficiente junto a la chimenea para mantener con tranquilidad el fuego toda la noche.

RESOLUCION TURNO 912
 

En cuanto entraron, Freagulf encendió el fuego, que poco a poco fue creciendo, axial de bien prendía la madera seca ayudada por la pira del ailgratha. Temudyin se sentó en una silla, cerca del fuego, acompañado por casi todos los demás. Habían colocado sus ropas mojadas cerca del fuego para que se secaran. Estas no tardaron en humear mientras el agua se iba evaporando.

Tanto Freagulf como Ailan, salieron para asegurarse de que sus monturas estuvieran secas y cómodas en los establos. Estos no eran tal cosa, si no mas bien una techumbre pegada a la cara sur del edificio con comida y una larga barra donde atar a los equinos.

No tardaron en volver, y cuando lo hicieron vieron como Bolgo se arrimaba al fuego, frotándose las manos. El calor de la chimenea comenzaba a hacer sentir bien a los que se habían colocado cerca de las llamas. Oin había decidido tumbar varias mesas, como protección y para redirigir el calor que se desprendía. A Freagulf no le hizo demasiada gracia las comodidades que se estaban tomando, al fin y al cabo ese negocio pertenecía a alguien. Ilidan incluso se había tomado la libertad de servirse vino de una de las botellas que había bajo la barra. Degustaba un buen vino al calor del hogar, en un vaso de cristal.

Gelion charlaba algo mas apartado, pero sin intención ninguna de ocultar sus palabras, con Dwalin. Los que estaban cerca podrían haber entendido de lo que hablaban, pero estaban absortos mirando las lenguas de fuego que serpenteaban en la chimenea.

Por otra parte, Groal, Yves y Draupner habían decidido explorar el resto de habitaciones, unos para segurar el edificio y cerciorarse de que estaban solos, y otros en busca de algo que pudiera serles de ayuda. Los tres se dirigieron hacia una de las puertas que se veían al fondo, desapareciendo tras ella.

Los tres aparecieron en un pequeño recibidor, a la derecha de la barra. Al fondo había varios estantes a los que se dirigieron en busca de viales, botellas y otros objetos. Una puerta doble estaba abierta dejando entrever un comedor privado con una docena de sillas a lo largo de una gran mesa. Cuando llegaron a la cómoda que había al fondo, tras asegurarse de que no había nadie en ninguna de las salas. Notaron todo un tanto desordenado, como si alguien hubiese buscado antes que ellos.

Algo alertados por ese detalle, continuaron despacio por el pasillo que había a la izquierda y que debía rodear la barra. A la derecha una puerta daba a la cocina. había al fondo quemadores de leña, una mesa y varios estantes, además de barriles. Todo estaba destrozado, roto, y no quedaba comida en ninguno lado, aunque si había un barril con algo de agua en su interior. No se veia a nadie, pero el hecho de que todo estuviese removido y roto, no hacia augurar nada bueno.

Continuaron hasta el fondo del pasillo, dando a otro recibidor con dos puertas. En una de ellas había un cofre vacío cuyo cierre había sido reventado, nada mas. En la de la izquierda, varios cojines en el suelo, rotos, el suelo estaba lleno de plumas. debía de ser algún tipo de reservado. No había nada en ninguna de las salas, hasta que al remover los destrozados cojines vieron un cuerpo sin vida.

El hombre era de mediana estatura, algo orondo, rubio ceniza y vestido con una simple camisa blanca y un pantalón que cubría con el delantal. Estaba rígido, había sido estrangulado.

Turno 913

Cuando regreso al interior de la posada y vio las libertades que se estaban tomando algunos en su cara formó una expresión clara de que no le gustaba nada lo que veía. No le importaba que volcaran algunas mesas para mantener la calor, siempre y cuando no las rompieran y luego las dejasen en su sitio. Pero lo de la botella de vino no le gustó un pelo. Fréagulf lanzó una mirada furibunda a Ilidan y después sin mencionar palabra se sentó junto al fuego y no tardó en quedarse con la mente abstraída en otras cosas.

Se había quitado el disfraz de Agranil para que las ropas secaran junto al fuego. Luego, cuando Marga empezó a preparar un caldero con agua para su infusión se volvió hacía Temüdyin. -Chaka, ¿qué tal estas?. - La preocupación del ailgratha por su compañero era más que evidente. Ya era la segunda vez en poco rato que se preocupaba por él. Parecía empeorar y de continuar enfermando podría suponer un problema, aquella posada sería un buen lugar para que descansara y se mejorara, pero no se sabía cuanto tiempo podría tardar en hacerlo. Aunque de momento Fréagulf no quiso mencionar nada.

Turno 913

Groal se acerca al cuerpo sin vida, y antes de que nadie pueda manipularlo dice: -No lo toquéis. Dejadme examinarlo antes. Tal vez sea buena idea que alguien vaya a buscar a Marga. Un examen concienzudo de este cuerpo podría darnos alguna información que no sea evidente, como la hora de la muerte. Una vez dicho esto, Groal examina el cuerpo haciendo acopio de todos sus conocimientos de animista, por pocos que estos sean. Su mayor dedicación era a tratar de poner alguna hora o fecha estimada de muerte. Examina la temperatura, o la rigidez del cuerpo, para ver si la muerte fue reciente. O tal vez, el grado de descomposición del mismo, o la invasión de gusanos o parásitos, si es que la muerte ocurrió hace más tiempo. Buscando estos indicios y cualquier otro, trata de obtener la mayor cantidad de información que pueda del estado del cuerpo. Además, busca señas de forcejeos y considera la posibilidad de que hayan otras heridas en el cuerpo, aparte de las marcas del cuello.

Una vez realizado este examen, Groal procede a examinar las ropas del fallecido. Tal vez entre sus bolsillos pudiera encontrarse alguna otra información de utilidad. Mientras hace esto, Groal adopta una postura más autoritaria de lo que están acostumbrados a ver en él. Groal sin duda se encuentra tenso, y su instinto le dice que este cuerpo no puede augurar nada bueno.