Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Chapter IV: Threats and Armchairs

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23/01/2013, 01:39
Director

27 de Junio de 1897, 02:07 - Puertas del cementerio judío, East End, Londres

Gerald Ryker llevaba un rato paseando por ahí, algo peligroso para un hombre con su porte y su elegancia. O lo hubiera sido, si fuese un hombre. Aunque se encontraba muy cerca de la Capilla de Whitechapel, el ambiente era muy diferente. No se trataba de los humanos, desde luego. Aunque fuera de Whitechapel era más raro ver prostitutas, las calles sucias y malolientes estaban a rebosar de mendigos tullidos, mendigos que fingían ser tullidos y toda clase de maleantes y rateros. No, era otra cosa. Aunque sólo estaba a unas calles de distancia de la Capilla, allí no estaba a salvo. No era un sitio seguro, no era bienvenido.

En ese momento se encontraba cerca del cementerio judío, ya abandonado, que había tenido guijarros y piedrecitas sobre las lápidas en lugar de flores. Pasó por delante de la verja sin detenerse. Los lugares sagrados de Londres eran peligrosos para los cainitas, incluso aquellos en los que no moraba Jesucristo. Sentía cientos de ojos en su nuca, la mayoría preguntándose si llevaría dinero o algo digno de vender, y otros preguntándose, le daba la impresión, qué hacia el chiquillo de Halim Bey allí.

En efecto, cuando ya hacía unos minutos que había pasado el cementerio, un anciano le alcanzó. Llevaba un traje desgastado y sencillo, pero muy elegante para lo que era la moda local. Tenía el pelo gris, y los ojos azules enterrados bajo un millar de arrugas.

-¿Señor Ryker? -llamó, con voz tenue.

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23/01/2013, 02:06
Gerald Ryker

Los pasos de los zapatos caros de Gerald avanzaron calmados por el barrio de Whitechapel mientras observaba la distribución de la zona, la pobreza y la cantidad de miradas que seguían sus pasos. Lento pero seguro era su avance: no quería dar a atender que pretendía algo malo para con las fuerzas que movían aquel barrio en la oscuridad.

Por suerte, su silenciosa llamada de atención no tardó en verse respondida por un anciano que apareció a su lado. Dedicándole una magnífica sonrisa, levantó ligeramente su sombrero de copa a modo de saludo. - Muy buenas noches. Sí, soy yo. -

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23/01/2013, 19:32
Director

Después de un instante, el anciano se llevó una mano arrugada al sombrero y devolvió el saludo. No parecía esperarse los buenos modales de Gerald Ryker. Torció la boca, inseguro sobre cómo proceder, y decidió que lo mejor que podía hacer era entregar su mensaje.

-Debería acompañarme. No es propio que los invitados caminen a sus anchas sin ni siquiera presentar sus respetos a su anfitrión -recitó. Daba la impresión de que estaba repitiendo las palabras de otro.

Volvió la vista hacia atrás, por donde Gerald había venido.

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23/01/2013, 20:07
Gerald Ryker

- No era mi intención, estaré encantado de acompañarle. - dijo con el mismo tono, disfrutando de haber pillado por sorpresa a aquel hombre. Se mantuvo alerta aunque no perdió la sonrisa en ningún momento, vigilante de que no cayera en una encerrona. Pero era el chiquillo de Halim Bey y pese a la posición entre comillas favorable que su sire tenía de manos de Mithras, era una posición que ya había tenido con Valerius, por lo cual podía decirse que el setita jamás se había posicionado, como era de esperar en alguien de su calaña. Gerald jugaba con la carta de que su chiquillo se cortaba por el mismo patrón...

Y así era. Pero no con las mismas intenciones.

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23/01/2013, 20:37
Director

El hombre, que caminaba por delante suyo, no le llevó muy lejos. Muy cerca del cementerio clausurado se encontraba el Palacio del Pueblo, una elegante construcción de tres pisos, de paredes claras. La suciedad del resto de la zona ha infectado este lugar, auque en menor medida. Pronto se encontró pasando bajo los arcos de la entrada. Pasaron por una entrada a oscuras, y atravesaron el edificio, vacío a esas horas. Recorrieron pasillos y subieron escaleras, y su acompañante no pronunció una sola palabra más. La oscuridad era casi total, pero el anciano no parecía tener problemas para orientarse.

-Aquí -dijo, señalando una habitación, de cuya puerta entreabierta salía la luz danzarina de una chimenea.

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23/01/2013, 20:45
Gerald Ryker

Había algo que tenía que reconocerse a si mismo pero que jamás renocería a sus anfitriones: aquel sitio le daba asco. No costaba nada tener a alguien pasando un plumero aquí y allá, sacándole algo de brillo a las cosas para que no parecieran un enser de palacio de Drácula.

Subió aquellas escaleras tras el anciano, curioseando con la mirada pero sin mencionar nada ni soltar prenda. Aquel no era la persona con la que él debía hablar y por ello no tenía por qué decirle nada. Al pararse frente a la puerta, Gerald volvió a sonreir. - Muchas gracias, que pase una agradable noche. - dijo antes de entrar por la puerta con un escueto - Con permiso. -

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24/01/2013, 19:16
Valerius

Las llamas de la chimenea, que proyectaba sombras oscuras sobre los muebles, hizo que algo en Gerald se retorciera y dudase antes de entrar, pero un poco de fuego no iba a detener a un hombre como él.

Un puñado de butacones estaban repartidos por la habitación, y también mesas, armarios, sillas de madera y gabinetes. Algunos muebles estaban cubiertos con sábanas, y otros tenían bultos encima. Parecía un almacén, donde colocaban muebles que no eran necesarios en otras partes del edificio. Y, aparentemente, estaba solo con los muebles.

-Eres el chiquillo de Bey. Acércate -dijo una voz, suave y ronca.

Le costó unos momentos localizar la procedencia de la voz. Lo que había pensado que era, quizá, una pila de cojines o de mantas encima de un sillón, era en realidad el antiguo Canciller. Estaba completamente inmóvil, desparramado en un suyón, con los brazos muertos sobre los posabrazos y la mirada fija en algún punto del suelo. El polvo se acumulaba ya en su cabeza pelirroja, su camisa y su regazo. Daba la impresión de que no se había movido en años, y si no hubiera hablado, Gerald hubiera concluido que se encontraba en torpor.

Valerius no dijo nada más, ni dio alguna señal de que fuera a moverse, ni siquiera de que fuera capaz de ello.

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24/01/2013, 19:19
Gerald Ryker

Aunque se adentró despacio en el interior le costó unos cuantos segundos dejar de mirar de reojo aquella chimenea que tan poco cómodo le hacía sentir, pero se calmó a si mismo diciéndose que era un fuego controlado y que no ocurriría nada malo.

En cierta manera aquel temor desapareció en cuanto escuchó aquella voz y miraba el lugar del cual provenía. Intentó no parecer muy turbado por lo que estaba viendo, pero no consiguió esconderlo lo suficiente como para que su sonrisa de suficiencia no se esfumara por completo de su rostro.

- Se... - Gerald carraspeó, por primera y última vez. Acaba de sentirse débil por un instante, pero aquel era su terreno a nivel metafórico y un vampiro medio moribundo tirado en un sofá no tenía que resultarle un problema. - Señor Valerius, sí, soy Gerald Ryker, chiquillo de Halim Bey. Antes de nada, le pido disculpas por deambular por el East End como un mero intruso, pero no encontraba otra manera de hablar con usted. Mis respetos. -

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26/01/2013, 01:16
Valerius

Valerius no se movió un milímetro ni puso expresión alguna. No dijo nada durante un rato, tanto que Gerald llegó a dudar de que le hubiera escuchado. El silencio se estiró durante unos minutos que parecieron horas, hasta que finalmente los labios del Ventrue vibraron de manera apenas perceptible.

-Hay maneras de pedir audiencia. Supongo que tu sire no te las ha enseñado. -Su monótona voz sonaba sorprendentemente fuerte y clara, teniendo en cuenta su estado-. Eres una criatura maleducada, arrogante y despreciable, descendiente de hedonistas, ladrones y contrabandistas. Escoria. No veo por qué habría de perder mi tiempo contigo.

Si era una invitación a marcharse o a darle motivos para escucharle, Gerald no podía estar seguro.

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26/01/2013, 23:59
Gerald Ryker

El cainita no pudo evitar pensar, evitando perturbarse por los insultos de Valerius, que de todo lo que le había dicho sabía que mentía en lo de 'maleducado'. En lo demás, sonrió Gerald en su fuero interno, el Ventrue había dado en el clavo.

- Porque yo no soy como usted dice, señor Valerius. No soy como esos malagradecidos que no tuvieron en cuenta sus esfuerzos por proteger Londres, dándole la espalda una vez querían desprenderse de usted. Por Caín que aquel gesto debió ser repudiado. - dijo agachando ligeramente la cabeza, aunque no lo suficiente como para demostrar sumisión alguna - Por eso estoy aquí, señor. -

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27/01/2013, 00:11
Valerius

-No necesito cumplidos, chiquillo -dijo, después de otra pausa de varios minutos-. Los tuyos sois interesados por naturaleza. Incluso más que el resto. No acepto nada sin saber lo que cuesta, y las alabanzas siempre traen un precio oculto.

Hablaba despacio, aunque se le oía perfectamente, y no daba muestras de mirar a Gerald. Su cabeza estaba caída sobre el hombro izquierdo, con los ojos entreabiertos, y su vista estaba fija en la esquina de una alfombra polvorienta.

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27/01/2013, 00:12
Gerald Ryker

- Por supuesto que me mueve el interés, señor. Si mi corazón ya no late sangre y he perdido mi aliento, ¿qué queda entonces? Luchar por conseguir lo que quiero. - dijo Gerald, que no relajó su expresión pese a que Valerius parecía ignorarle. Algo que había aprendido es que tu propia expresión se transmitía en tu voz y a algunas personas no les hacía falta mirarte para saber qué cara estabas poniendo. Ésta vez alzó la cabeza un poco. - Pero yo, en menor medida, no tengo lo que me he ganado, al igual que usted. Y estoy harto de que ciertos amiguismos en el Elíseo permitan a muchos parásitos disfrutar de un asiento que no merecen. ¿Acaso pido algo injusto? -

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27/01/2013, 00:21
Valerius

No sabía si se debía a que había dicho algo que le había interesado o no, pero la voz monótona y vacía de emociones tardó todavía más en aparecer esta vez.

-¿Qué le importa a un neonato la política? ¿Qué te importa quién se siente en el asiento del Príncipe, quién sea su Canciller o quién sea miembro de la Primogenitura?

Si había curiosidad en sus palabras, una vez más, Gerald no pudo saberlo.

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27/01/2013, 19:03
Gerald Ryker

- Para bien o para mal, la política mueve el mundo. Soy un hombre de negocios y los negocios dependen de la política. Aquellos que están en puestos influyentes por azar o por amistad son problemáticos. Un usurpador puede intentar quedarse con mis propiedades al igual que lo hicieron con todo lo que usted había conseguido. - continuó con aquel tono de voz lleno de una estudiada motivación - Quizás me mueva el interés, pero eso no quita que no esté de acuerdo con lo que Mithras hizo. -

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27/01/2013, 19:18
Valerius

De nuevo el silencio se extendió entre los dos, aunque no tan largo como el anterior.

-Hablas bien. -Con aquella voz, parecía más una simple constatación de un hecho que un cumplido-. ¿Qué es lo que te molesta de Mithras? ¿Acaso no os deja a tu sire y a ti campar a vuestras anchas?

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27/01/2013, 21:26
Gerald Ryker

Bien. Aunque no lo pareciera, tenía su atención. O eso creía el setita.

- Me molesta la fanfarronería de quien abandona a su gente cuando no le interesa quedarse. A Halim y a mi nos deja actuar, sí, pero tengo miedo de que un día el Sabbat o algo peor llame a nuestra puerta y 'nuestro amado Príncipe' decida desaparecer y dejarnos a nuestra suerte. Ese vacío de poder y de liderazgo llevaría a Londres a la ruina... y esta ciudad es un negocio muy próspero, señor Valerius. No me gustaría que eso dejase de ser así. -

Dió un paso más hacia adelante, mirándole. - Por eso quiero que recupere su antigua responsabilidad. Usted llevó una política mucho más cuidada que mantendrá a la ciudad protegida en caso de problemas. Por poner un ejemplo, dudo que Bainbridge quiera arriesgar absolutamente nada por el resto de nosotros si Mithras sigue despreciándole. -

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27/01/2013, 23:13
Valerius

-¿Dices que debería conspirar contra el hombre al que he amado como a un padre? ¿Contra su Senescal? ¿Mi chiquilla, mi pupila, mi hija?

Como siempre, la respuesta llegó con varios minutos de retraso. Sin embargo, había algo nuevo en la voz de Valerius, cierta inflexión, que Gerald no estaba seguro de saber interpretar. Parecía... ¿divertido?

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28/01/2013, 11:31
Gerald Ryker

- Sin ánimo de ofender, creo que fue una consideración que no tuvieron ellos. El primero por dejar de lado todo su esfuerzo por Londres y la segunda por preferir el asiento a quien le había regalado la eternidad. De haber pasado yo por eso ya me habría vuelto loco. - prefirió obviar que realmente le parecía que Valerius se había vuelto loco

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28/01/2013, 21:35
Valerius

Valerius no dijo nada durante lo que pareció una eternidad. Ya había suficiente tiempo para considerar el torpor como una explicación a su silencio cuando la voz del Ventrue volvió a resonar en la habitación, como una vibración que se extendía poco a poco en todas las direcciones.

-¿No usurparías tú a tu señor, si pudieras? Es lo que hacen las ratas traicioneras, si no me equivoco.

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28/01/2013, 22:03
Gerald Ryker

Gerald buscó un reloj en la sala con intención de consultar la hora. Aquel hombre era más lento que una procesión de tullidos y temía que el amanecer le asaltara sin darse cuenta.

- Aunque es un plato jugoso, hacerlo implica colocar la espada de Damocles sobre ti. Si tú usurpas de forma rastrera te arriesgas aun más a sufrir el mismo destino. Y eso le ocurrirá a Mithras y a Anne Bowesley: al expulsarle del Elíseo consiguieron que todo el respeto que podían haber conseguido en sus no-vidas se convirtiera en un respeto... por miedo. -

- Y eso será el fin de ambos. -