Partida Rol por web

Vesania y Supremacía

Chapter VI: The Night Call

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31/01/2013, 01:56
firecrackerx

28 de Junio de 1897, 01:30 - Refugio de Jemaine Wilburn Royce, Mayfair, Londres.

Los requerimientos de Jemaine se habían observado cuidadosamente: Purity había pedido permiso para recibir la visita del señor Ryker, a lo que Jemaine había consentido sin demasiados gestos de disgusto. Le había advertido a Purity de que tuviese cuidado con la lengua viperina del Chiquillo y se había marchado a la ciudad, a uno de sus muchos compromisos sociales, dejando la casa aún más sola y silenciosa de lo que solía estar.

Todo eso cambió, por supuesto, con la llegada de Gerald.

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31/01/2013, 02:09
Elizabeth Blackmore

De forma casi ritualista, la Malkavian se había arreglado convenientemente para recibir la visita de su distinguido invitado. Solicitó ayuda de la ghoul de Jemaine para escoger la ropa y ordenar sus rizos, y después le indicó que podía retirarse a descansar. No había peticiones que atender con los vástagos, y prefería intimidad para dedicarse a los manuscritos que tenían que entregar. En eso ocupó su tiempo hasta que la puerta sonó. Planchando con las manos su traje, Purity fue a abrir.

Tenía tres indiscutibles e inconfesables razones por las que haber elegido al señor Ryker y no a otro vástago de la ciudad. La primera y más reseñable era que no pertenecía al clan restringido y, si excluía a los otros varones que solían frecuentar su casa y cuya presencia no era bien recibida por la Chiquilla, sólo quedaba él. La segunda y no menos importante era su conocimiento sobre aquella bárbara lengua que tanta curiosidad le suscitaba. Y por último, le resultaba simpático. En su fuero interno se sintió ligeramente culpable por lo conveniente de la situación, pero entre eso y permanecer sola prefería sin duda la compañía del joven vástago, el cual, a pesar de todo, conocía mucho más mundo que ella.

La joven dama abrió la puerta con una sonrisa encantadora y se hizo a un lado, haciendo un gesto con la mano para que abandonase la humedad de la calle y se dejase envolver por la comodidad del hogar.

-Es todo un placer volverle a ver tan pronto, señor Ryker -saludó, cantarina. Sus ojos resplandecían como toda ella envuelta en ese aire de candidez-. Me alegra mucho que haya respondido tan pronto a mi invitación. Deme su abrigo, por favor.

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31/01/2013, 02:47
Gerald Ryker

Gerald había recibido aquella invitación con sorpresa, sopesando rápidamente los pormenores de ésta antes de decidir si se excusaba o asistía. Cuando ya era raro que Jemaine le invitara a su refugio pese a que su relación era buena, que le invitara a solas con su Chiquilla mientras él estaba fuera lo era aún más.

Había algo que no ponía evitar reconcoerse a si mismo: Purity Drummond le suscitaba mucha curiosidad. Pero al contrario que con muchos otros vástagos como Dhita o Janet, al setita le llamaba mucho más la atención la relación que tenían el Sire y su Chiquilla que la propia Malkavian en si pese a que ya había dejado claro su maestría al piano.

Así que allí estaba, frente a Purity, portando aquella sonrisa suya que rara vez abandonaba y con el sombrero en sus manos.

- No puedo estar más de acuerdo con usted, señora Drummond, realmente es toda una alegría volver a verla. - dijo, pasando al interior para luego desprenderse de la chaqueta. Por él la colgaría él mismo donde ella dijera, pero podría ser decortés así que se la entregó con un asentimiento agradecido. Esperó a que la Malkavian lo colgara con las manos cruzadas por atrás y cuando Purity volvió a encararle, mostró sus manos haciendo un juego de manos con ellas y revelando una larga rosa roja que tenía escondida - Para usted. Iba a traerle un ramo, pero consideré que agradecería un regalo más discreto. Le regalaré más, se lo prometo.

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31/01/2013, 02:59
Elizabeth Blackmore

La joven admiró la porte del setita y colocó con presteza su abrigo en el ropero cuidadosamente después de cerrar la puerta. Al darse la vuelta para recibir aquel peculiar regalo se quedó sin habla y su rostro abandonó aquella mortecina palidez para acompañar al color de la flor. Titubeó, indecisa. Por todos era sabido que las rosas rojas eran el secreto de los amantes, un significado tan obvio como su vivo color indicaba. Rojo escarlata como la sangre, como la pasión, como el amor. Además, iba acompañada de la promesa de muchas más. Purity notó un nudo en la garganta y una vaga sensación de incertidumbre. Su mirada bailó entre la mano de Gerald y los ojos ensombrecidos de este. Apretó los labios.

-No hacía falta, señor Ryker -musitó torpemente. Casi se sintió desfallecer, pero finalmente aceptó y alargó la mano para cogerla. Sonrió sin mirarle. Era muy suave el tacto de los pétalos-. Hum. Pase, por favor.

Carraspeó y le señaló el salón de la otra vez, dejando que él fuese primero. Miró su espalda ancha y el corte de la chaqueta preguntándose si no había sido todo un terrible error. Pero en la mente de Purity no existía persona sobre la faz de la tierra que no entendiese el significado de una rosa roja. Era como lo más obvio del mundo. No entendía nada.

Notas de juego

-1 sangre

Esta mujer no me da con tanta emoción.

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31/01/2013, 03:26
Gerald Ryker

El chiquillo de Halim asintió sin añadir nada más respecto a la flor, satisfecho con su reacción. Cuando uno creaba una llama debía saber muy bien con lo que estaba jugando. Si se dejaba la llama de lado el fuego se extinguía y si se echaba demasiado combustible, el fuego se descontrolaba y podía consumirte. Gerald no pudo encontrar una metáfora más acertada para aquello.

- Con permiso. - dijo antes de sentarse en el mismo sillón que había ocupado la noche que Purity y Gerald se conocieron, acompañados por Horace y Jemaine. Más que por nostalgia, el vástalo lo hacía evitando sentarse en un sitio que habitualmente ocuparan la chiquilla o su Sire, pues un simple gesto así podría causar una terrible incomodidad, más en dos cainitas como aquellos, tan peculiares aún entre el propio Clan del Espejo. - Antes de nada, muchísimas gracias por invitarme. Llevo unos días algo estresantes con el trabajo y necesitaba realmente un respiro, así que su llamada me ha parecido muy apropiada. -

Se preguntó qué habría pasado para que el Malkavian permitiera a su chiquilla encontrarse con alguien, con alguien como él, a solas en su casa. Supo que era mejor que alguien como Goodwin o su séquito de detractores, pero seguía resultándole extraño. - En su carta decía que quería hablar de algo conmigo. Pues bien, aquí me tiene. - sonrió un poco más, mirándola a los ojos

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31/01/2013, 03:47
Elizabeth Blackmore

La Malkavian, cautivada por la flor, supo de inmediato lo dañino que aquello podía ser si de repente Jemaine aparecía, y estaba segura de que no atendería a razones después del disgusto de la pasada noche. No quería ser partícipe del extraño juego que parecía estar urdiendo la serpiente, pero ya era un poco tarde para retirarse. Sus ojos contemplaban la rosa como si fuese la manzana que Eva le ofreció a Adán, tan sugerente como peligrosa. Supo de inmediato el lugar que le correspondía, el cajón del fondo del armario donde reposaban los guantes que Goodwin le había devuelto galantemente. De repente se dio cuenta de que había demasiadas cosas que quería ocultar en el fondo del armario. Eso no era nada propio de ella, aunque le hizo sentir joven y alegre, como una chiquilla.

Se dio cuenta de que Gerald estaba hablando casi cuando terminó la frase, justo para cederle la palabra. Sonrió, comprometida, y esperó unos segundos hasta haber ordenado todo lo que había dicho.

-Sí, aquí está. Y había algo de lo que quería hablarle, de hecho, pero déjeme poner a buen resguardo esta bonita flor primero. No quisiera que se estropease. Será sólo un momento.

Se excusó para subir a su habitación y dejarla sobre la cama, observándola unos segundos más antes de cerrar la puerta encerrando aquel secreto. Regresó al salón de inmediato, alejando todos los pájaros que revoloteaban en su cabeza molestamente. Aguardó un segundo antes de reaparecer aprovechando para palparse el rostro y comprobar la tibieza de su piel. Había sido un gesto muy inoportuno. Esgrimió su mejor sonrisa y entró, tomando asiento cerca del setita y entrelazando las manos sobre el regazo. Por fin le miró con cautela.

-Verá, señor Ryker, soy una ávida lectora -explicó-. Adoro leer, es uno de mis pasatiempos favoritos. Y lo cierto es que desde siempre me he interesado por otro tipo de novelas de carácter más místico, lo que me ha llevado recientemente al exótico mundo de los países árabes, ¿sabe? Me resulta fascinante. Jemaine me provee de todo cuanto necesito pero había pensado que, ya que domino el francés perfectamente, podría aventurarme a aprender otro idioma. Eso me permitiría acceder a más libros. Y de entre los cainitas que tengo el gusto de conocer usted es el más cercano que podría satisfacer mi curiosidad y avidez.

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31/01/2013, 13:27
Gerald Ryker

Gerald esperó pacientemente con los brazos cruzados a que Purity terminara, relajándose un poco. Seguía dándole vueltas a aquello pero sus dudas se resolverían pronto.

Fue asintiendo poco a poco a las palabras de la Malkavian y en sus ojos, aunque trató de contenerse, empezó a brillar la llama de la curiosidad. ¿Unos libros místicos, decía?

- Ya veo. Yo también disfruto mucho de la lectura, no lo puedo negar. Me alegra que se haya interesado por documentos de ese calibre, y claro que podría ayudarla al respecto. ¿Busca usted que le ayude a traducir y descifrar esos libros... o quiere que le de alguna clase de árabe? -

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31/01/2013, 14:09
Elizabeth Blackmore

Purity recogió los mechones que caían de su flequillo tras las orejas.

-No creo que haya nada de interés para usted en esa clase de novelas, señor Ryker. Son mayormente de carácter romántico, ya sabe. Novelas femeninas. Pero me gustaría que me enseñase algunas nociones básicas del idioma para poder familiarizarme con él. No creo que debido a nuestro estilo de vida pueda encontrar un tutor dispuesto a esa clase de veladas nocturnas, ciertamente. De lo contrario, no me atrevería a molestarle por un capricho tan tonto.

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31/01/2013, 19:05
Gerald Ryker

Novelas de caracter místico en árabe... y románticas. ¿Qué más me vas a ocultar, Purity? - pensó el setita realmente divertido y curioso por aquello que le contaba. Colocando su tobillo derecho sobre la rodilla izquierda se recostó en el sillón para acomodarse un poco, entrecerrando los ojos con una sonrisa con un tinte ligeramente seductor.

- Así que desea que ejerza de profesor con usted... Es curioso, la verdad, no sé si sería un buen maestro...  - dijo inclinándose un poco de hombros, interrogativo - Pero si quiere puedo intentarlo. ¿Permitirá Jemaine tenerme aquí con esa regularidad, señora Drummond? No me gustaría importunarle de ninguna manera. -

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31/01/2013, 20:18
Elizabeth Blackmore

-Es algo que tendría que hablar pacientemente con él -admitió con pesar. Se recompuso hirguiéndose en el sillón, inclinándose hacia un lado apoyando el codo en el reposabrazos-. Esta visita es algo puntual, señor Ryker.

Jemaine había hecho aquella excepción como premio a su fidelidad, algo que valoraba en extremo dada su situación. Sin embargo, su Sire pasaba la mayor parte del tiempo fuera atendiendo a sus amistades y rara vez paraba en casa, algo que la entristecía. Purity gozaba, por otro lado, de la confianza suficiente como para saber de sus andanzas, lo que le proporcionaba un conocimiento aproximado de cuándo iba a estar sola en aquella casa y el tiempo estimado de su soledad. Alguna vez se había atrevido, de forma muy casual y esporádica, a dar una pequeño paseo para refrescarse, algo de lo que Jemaine no tenía constancia. Ni siquiera se alejaba mucho de la casa, era un acto carente de malas intenciones. Sólo extrañaba ver el cielo encapotado y estirar las piernas, nada más.

La Malkavian escudriñó el rostro de su invitado con curiosidad, y conforme más lo miraba más fuerte se hacía aquella sensación de incertidumbre. Algo invadía su mente nublando sus ojos cristalinos. Gerald era el la serpiente, el símbolo del pecado. Jemaine ya le había advertido sobre ello y, sin embargo, allí estaba sentado después de ofrecerle rosas. Estaba casi segura de que el Malkavian le negaría rotundamente la visita rutinaria de hombre, sobre todo teniendo la mente retorcida y sibilina de él. La alternativa se presentaba como una jugosa y apetecible fruta que, de haber estado viva, le habría acelerado el corazón tanto que hubiese sido imposible disimularlo. Pero no lo estaba, así que pudo salir bastante airosa de aquel maremágnun de posibilidades ilícitas que tantas veces leía en sus novelas.

-Y, ¿cómo de complicado cree que podría ser aprender ese idioma? -dijo, cambiando de tema-. Porque, bueno, la caligrafía me parece fascinante pero la pronunciación es un tanto tosca y ruda, sin ánimo de ofender. Una vez escuché una frase, cómo era, إنني الدم -pronunció de forma bastante patosa- Me sonó francamente mal, aun desconociendo su significado. Tenebroso, diría yo.

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31/01/2013, 20:47
Gerald Ryker

- Bueno, todo depende de su dedicación, pero el árabe no es un idioma sencillo como el inglés o el francés, me temo. Para comprenderlo hay que estudiar sus raíces, todo aquello que lo definen como lo que es. Además, la simple caligrafía es algo inconcebible en la cultura occidental. Será lo que más trabajo le lleve, me temo. Aun así, si se esfuerza yo confío que saldrá airosa de las clases. - tenía los dedos entrecruzados y atendía al detalle los gestos de Purity aunque éstos se esforzaran en esconder sus pensamientos

Cuando Purity terminó de hablar se inclinó hacia adelante, apoyándose en sus rodillas con una sonrisa a caballo entre la satisfacción y la suficiencia. - Escúcheme, señora Drummond. Hasta ahora yo he sido sincero con usted. Lo fui la primera vez que estuve aquí y lo fueron mis halagos durante mi presentación en el Elíseo. Esa expresión se traduciría como 'Yo soy la sangre' en nuestro idioma y... seamos claros. Eso no se lee en una romántica novela femenina. Además, nisiquiera ha dicho que lo leyó, si no que 'escuchó' esa frase. - el setita ladeó un poco la cabeza, curioso - Sé que su Sire no le permite apenas abandonar este lugar y no voy a cuestionar eso, pues no es de mi incumbencia, pero también me ha dicho que la única persona que puedo ayudarla en esto soy yo y dudo que haya escuchado eso por medio de un transeúnte londinense. Así que le voy a pedir que si quiere mi ayuda, al menos sea sincera conmigo, por favor.. ¿Dónde escuchó esa frase? -

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31/01/2013, 21:56
Elizabeth Blackmore

Yo soy la sangre’ prenunció mentalmente, y no pudo evitar esbozar una sonrisa suficiente al revelar aquel último entramado. Tenía a Mithras, a la hermana Judit asfixiando al rebaño que todos compartían en Londres, y a aquel extraño individuo llamado Sameer el Rojo. ‘Yo soy la sangre’ repitió. Ahora sólo le quedaba actuar, y, lamentablemente desde su posición no podía hacer mucho. La figura de Gerald se volvió, de repente, una posibilidad muy sugerente.

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31/01/2013, 21:57
Elizabeth Blackmore

La sonrisa de Purity rivalizó en suficiencia con la del setita. No pareció demasiado intimidada por sus palabras ni tampoco seducida, de hecho se inclinó hacia adelante como hacía él mirándole fijamente.

-Si se lo dijese, señor Ryker, no me creería -confesó culpable sin borrar aquella expresión-. ¿Me permite llamarle por su nombre? Gracias. ¿Qué podría decirme del clan del Espejo, Gerald? -quiso saber, zalamera.

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31/01/2013, 22:01
Gerald Ryker

Vaya. ¿Dónde había quedado la mujer que se perdía por una rosa roja? De repente se vió a una Purity que jugaba en otra liga. Gerald frunció el ceño agradado por aquel pequeño divertimento que la Malkavian le planteaba.

- No mucho más de lo que conocemos todos los Vástagos, me temo. Para mi todos los Malkavian son gemas en bruto de sabiduría esperando ser talladas por las manos adecuadas. ¿Qué pretende con esta pregunta, Purity? Podría hablarle más de los cainitas como usted... pero creo que estaríamos perdiendo el tiempo. -

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31/01/2013, 22:33
Elizabeth Blackmore

-Mi clan está rodeado de taras y falsos mitos que nos convierten en la comidilla de la sociedad y el punto de mira para burlas sin gracia. Me alegra saber que no nos tacha de tarados directamente -le sonrió con dulzura y después se encogió ligeramente sobre sí misma, dudando entre seguir o no. Bajó la cabeza avergonzada y se centró en sus manos-. Pero sé que resulta inverosímil creer que nadie me dijo esa frase si no que, sencillamente, apareció en mi cabeza. Me ocurre a veces...

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31/01/2013, 22:55
Gerald Ryker

- ¿Debería resultarme más inverosímil eso que poder ser atravesado por una espada sin apenas sufrir daño? ¿O saber que algunas personas pueden desaparecer o cambiar de apariencia sólo con la fuerza de la sangre? Vamos, querida. Ambos llevamos poco tiempo siendo hijos de Caín y se ha abierto un nuevo mundo ante nuestros ojos. Lo que usted me está contando es extraño, pero no más extraño que nuestra condición vampírica. - dijo con un tono conciliador y cariñoso, muy diferente al que había usado hasta el momento. Volvió a cruzarse de brazos reposando la espalda en el asiento.

- Yo puedo ayudarla, Purity. Le daré clases de árabe si lo desea y le ayudaré a descifrar ese rompecabezas. Sólo tiene que pedírmelo y estaré a su disposición. -

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31/01/2013, 23:33
Elizabeth Blackmore

La chiquilla se removió en su asiento, insegura. Negó con la cabeza.

-No es tan fácil. Para mí no, Gerald. Vivo aquí, en esta casa, siempre bajo la tutela de mi Sire. Sonará extraño, pero él no creería ni una sola palabra de lo que le digo a usted. Piensa que leo demasiadas novelas y... que estoy mejor aquí lejos de gente como Goodwin o Holden.

Sin darse cuenta se hundió en el sillón, desinflada ante aquella atroz perspectiva.

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01/02/2013, 00:05
Gerald Ryker

- Quizás su concepción de la realidad sea más estricta que la suya y no pueda comprender lo que ocurre en su cabeza. Yo no soy nadie para decirle esto, pero ésta debe ser una decisión que únicamente puede tomar usted, Purity. Yo le guardaré su secreto. - dijo él tornándose serio

- Al fin y al cabo, usted debe guardarme el secreto de la rosa. - le dijo al final, medio enserio medio en broma con una leve sonrisa amable

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01/02/2013, 01:10
Elizabeth Blackmore

Purity esbozó una tímida sonrisa. Después pensó en Horace y en sus 'buenas intenciones' para con ella.

-Ya, pero si algo aprendí la noche en que usted fue presentado en sociedad es que hay una gran diferencia entre las palabras de los hombres y sus actos -titubéo, jugueteando con sus manos sobre el regazo. Le miró de soslayo-. No quiero desmerecer sus buenas intenciones, pero no es algo que desee compartir con... cualquiera. Y, lamento muchísimo decir esto, pero apenas le conozco, Gerald. Igual... igual que usted a mí. 

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01/02/2013, 01:23
Gerald Ryker

Gerald abrió los brazos para poner las palmas de las manos mirando al techo mientras se encogía de hombros. - Tiene razón, supongo que es algo muy precipitado. No había caído en que debía considerarlo algo íntimo y como bien ha dicho, no nos conocemos. - asintió el setita, sin rebatir en ningún aspecto las palabras de la Malkavian

Te conozco mucho más de lo que crees y sé que apenas estoy rascando la punta del iceberg. Esto no se va a quedar así, Purity Drummond... la información siempre acaba llegando a mis oídos. - pensó él sin variar su expresión un ápice

- Pero aun así, no me importa darle clases si está dispuesta. Piénselo y decida cuando desee, esto es algo para usted y no para mi, así que no me corre ninguna prisa... tengo toda la eternidad por delante. -

Y tan poco tiempo a la vez...