Partida Rol por web

El estrafalario pajarraco que permanecía encerrado en la jaula que Meyer zarandeaba comenzó a revolotear medio enloquecido en su interior llenando la habitación de estridentes graznidos que terminaron por despertar y contagiar al resto de aves que dormitaban en la tienda.

Aquello no pareció gustar demasiado a la anciana de la mecedora quien, sin apartar la mirada de los hombres que de tan malos modos habían salido de su sótano, asintió despacio a las palabras del enorme midgardiano.

- Así que ya os conocéis, muy bien, muy bien... - La pequeña mujer recuperó su inocente, cálida y maternal sonrisa como si nada y entrelazando de forma distraída sus huesudas manos en su regazo, volvió a centrar su atención en Meyer y su pájaro. -Esa Guacaiguana cuesta 3 Gremiales y puesto que tanto te gusta lo cargaré en tu cuenta, oh, y la jaula son 25 centavos. -Los pequeños ojillos casi traslucidos de la mujer relampaguearon con un brillo inteligente. -Por que... ¿no pensaríais marcharos sin pagar lo que me debéis?, ¿Verdad?. -  

Giré el rostro fulminando al pony con la destelleante mirada esmeralda, como si no tuviera suficiente con eso, Alan también llamaba gay a mi nuevo cuasiamor verdadero de los próximos cinco minutos (de los cuales habían transcurrido dos y medio, no le quedaba mucho tiempo).

- No le cuentes cuentos a mi abuelita, mostrenco- le reñí poniendo una mano en las rodillas, entonces, ése, el rancio tuertopelota, la alegría de la huerta, el hueleculos... ¡VA Y ENCIMA ME SEÑALA!¡NO SOLO ME SEÑALA SINO QUE ADEMÁS LO HACE CON UNA PAJARERA COMO SI FUERA UN ARMA!

-Los hay que la educación la tienen en el culo- sonreí ingenua a mi dulce abuelita Dadora de Bollería Para No Morir de Hambruna- ¿Ves Abuelita? Les avisas de que algo va mal, ignoran las advertencias de mi -no, no era el momento de decir "querido" porque ese pony oligofrénico seguía canturreando "gay" de mi ,dentro de breves instantes pasado, cuasiamor verdadero- amigo Derpy y la culpa es de la pobre Deb- resoplé- no se puede ser buena con gente así- negué con la cabeza haciendo bailar las rastas que dibujaron sombras multicolor al iluminarse- como si él me hubiera esperado para salvarme en caso contrario...-añadí con cierta acidez antes de dibujar una sonrisilla maliciosa- ¿te deben dinerito, abue?- acentué la sonrisilla ladeando la cabeza haciendo caer las rastas sobre uno de los hombros. 

Anda que si son ellos a por los que tenían que ir los pequeños de la abuelita... chachi, pensé pasando la lengua entre los labios, sin abandonar la postura en cuclillas junto a la entrañable abuelita.

-¿A caso no lo ves? -dijo mirando a Meyer- Visitar a mi Yaya -dijo convencido- y respecto a ella, bueno, yo habría hecho lo mismo, así que no puedo culparla -me encogí de hombros ante la lógica fría y pura.

Una sonrisa traviesa apareció en mi rostro- ¿Te vas sin pagar? ¿La pijaza no te paga suficiente? ¿o quizás es que en realidad no tiene dinero? -entonces, en un tono más serio añadí- yo que tú no intentaría timar a la yaya.

Di un par de pasos para interponerme entre Meyer y el resto del planeta. Y no entendía por qué demonios me entraba ahora el ansia de heroísmo... pero mis pies decidieron que era mucho más divertido. Estiré el brazo en dirección al ario, con la mano a modo de contención.

- Meyer, por favor, deja eso. Estoy convencido de que no hace falta amenazar a nuestros amigos. - Bueno, al único que conocía era al maromo pelirrojo. - No hay necesidad de ser agresivos. Nada bueno sale de la agresividad.

Bajé la mano y caminé hasta el midgardiano.

- Caballero, un placer volver a verle... - Por decir algo. - Lamentablemente creo que no podemos quedarnos demasiado tiempo. Así pues, mi... amigo - no estaba muy convencido con aquella palabra - dejará en su sitio eso antes de que cause ningún mal al animalito. Fuera de eso, creo que no tenemos ninguna cuenta pendiente con su abuela.

Miré a la vieja, a medio camino entre suplicante e inquisitivo. Sabía perfectamente que no le debíamos nada, pero en aquel lugar de mala muerte, ella estaba en perfecta disposición de timarnos. Y tenía delante el músculo suficiente para hacerlo... y vaya músculo. Luego reparé en la chica de las rastas. No la conocía de nada. Parecía hablar con cierta autoridad sobre el armario de Midgard. Y por lo que decía Meyer, parecía del tipo de persona que se escaquea cuando hay problemas. Bueno, aquello no me sonaba del todo desconocido.

Sonreí y saludé con una ligera inclinación.

- Mi nombre es Pierre Labit, y creo que no hemos tenido el placer de ser presentados apropiadamente. - Volví a erguirme. - Al parecer mi compañero - aquella palabra era mucho mejor - tiene algunos asuntos pendientes con usted. Pero creo que a mi no me atañen, y salvo que Meyer sea lo bastante idiota como para querer resolverlos por la fuerza... considere esto un saludo y una despedida, señorita...

Traté de imprimir todo mi encanto en aquella perorata vacía. No tenía muy claro lo que pretendía. Salvo salir de aquel lugar y buscar a la agente Solis.

La anciana palmeó cariñosamente la mano que Drake apoyaba en sus rodillas. -Oh, ya lo creo que me deben dinero hija...-Corroboró esta vez centrándose en el solenita rubio. -Y si no, deberíais haberlo pensado antes de hacer negocios con esa pendeja descarada... -Terminó encogiéndose de hombros como si aquella fuera una verdad universal.

La panda de matones que guardaba las espaldas de la entrañable viejecita se movió inquieta, acercando las manos (y las pinzas) discretamente hacia las armas que colgaban de sus cinturones en cuanto Pierre se atrevió a acercarse a Drake y por ende a la venerable señora. Sin embargo no hicieron nada, al parecer no lo harían hasta que ella se lo indicara.

- Podéis hacer en mi sótano las marranadas extrangeras que queráis, pero lo alquilo por horas. -Agregó desviando alternativamente la mirada de Pierre a Meyer y más concretamente a sus chaquetas desabrochadas. -Aunque tengo que reconocer que esta vez esa Elena Tijeras no lo ha hecho mal del todo, ¿dices que la jovencita ricachona para la que trabajas anda perdida por esta luna?. -Concluyó repentinamente interesada, dedicándole a Meyer una cálida sonrisa toda hecha de arrugas.

Los tres tripulantes se sobresaltaron ligeramente ante la representación de Alpharius, haciendo que instintivamente sus cuerpos medio ebrios se inclinaran discretamente hacia atrás en sus respectivos taburetes. 

El más alto y musculoso de los tres, el chulo-piscinas que el viejo soldado reconoció como el tal Johnny Walker esbozó una sonrisilla nerviosa. -Vaya tío...lo sentimos por tu jefe pero una zorrita de sonora se te ha adelantado... -Se excusó gesticulando exageradamente a causa del sake. -Pero si quieres podemos intentar conseguirte otra -Añadió rápidamente, estaba claro que trataba por todos sus escasos medios de no cabrear a su intimidante comprador.

- tenías que haber visto a los tíos a los que se la quitamos, menuda panda de primos...-Comentó sin poder evitar soltar una carcajada que terminó por contagiar tanto a la piloto como al mecánico, quienes intentaron ahogar su ataque de risa bastante penosamente.

- Dessde luego hay que sser esstúpido para dejarsse robar algo assí...dije, soltando una risa aguda y ahogada tras la máscara mientras el grupo reía, que corté abruptamente. Malditos imbéciles. Que ganas de agarrarlos y...Y muy rico para tenerlo. Conocéisss gente curiossa, dessde luego. Me encantaría oir vuesstra anécdota pero...

- Pero mi sseñor no esstará contento, no...Ess...dificil encontrar material assí aquí. Alcé la mano enguantada y moví los dedos con gracia, mirándome la mano de mano de manera despistada antes de cerrar el puño repentinamente y volver a clavar la vista en ellos. ¿Tenéiss otross primoss de losss que conssseguirme el material? Esso o...Apoyé la mano en la barra y volví a acercar la cabeza al grupo, concretamente a Jonhy. El bastardo parecía lo bastante borracho y asustado como para largar información por esa boquita. Hablarme de la de ssonora. Quizásss ssea lo bassstante inteligente para aceptar un trato...

Como fuese Solís...

Arrugué un poco la nariz, los cinco minutos de enamoramiento habían pasado rápidamente entre los canturreos de Derpy y la extremadamente peligrosa pajarera que esgrimía Meyer mientras el rubito soltaba una retahíla de palabras vacuas como si de un político se tratara. Ay...la de cargos que me he cepillado demostrándoles que con tanto blablabla no hacen ma´s que agotar la paciencia...hombrrrrres.

-Diría que es un placer, pero me precipitaría y con sus compañías dudo que pudiésemos comprobarlo- respondí sin abandonar la postura junto a mi adorada y recién adquirida abuelita. Ya podía imaginarnos a ambas viviendo una vida plena, rodeadas de hombres cangrejo de guardaespaldas y Derpy bañándose en una fuente de chocolate escupiendo un chorrito por el hociquito... pero ni mi ensoñación pudo hacer que no pasara por alto las palabras de la abuela.

-¿Has perdido a tu periquita? Menuda pifia de guardaespaldas estás hecho, no escuchas los avisos de que la nave está en peligro, te intentas salvar tarrrrrrrrrrrrrrrde y pretendes no pagar a mi abuelita cuando os ha dejado... hacer lo que fuera que hiciéseis en el cuarto oscuro.- enumeré con una sonrisilla maliciosa. Yo sí sabía donde se encontraba la periquita. Negué con la cabeza chasqueando la lengua tras la línea de los dientes varias veces- mal. Muy mal.

Apoyé la mejilla sobre el dorso de la mano que descansaba en el regazo de la abuelita creando una ADORABLE estampa, perfecta para mandar por navidad a los familiares.

-Intentar aprovecharse así no está nada bien- gorjeé cual pajarillo enjaulado.

"Oh, cuanto me arrepiento de no haber aprovechado la ocasion para noquearla en su momento." Pense irritado, fulminando con la mirada tanto la tacaña de la abuela, como de sus entrometidos "nietos".

-Señoritas y Alandrian, no se de que me estan hablando, actualmente soy una "espada a sueldo" libre y en busca de un nuevo patron. Mi antigua "periquita", quiero decir, mi antigua patrona, hace tiempo que desprendio de mis servicios y marcho de esta Luna a buscar alguna otra colonia mas "hogareña". Creo que la falta de Spa y abundancia de rata debio influir en esa decision.- Menti descaradamente, no queria hablar de Lady Angela delante de este grupo, y aun menos despues de observar aquella sonrisa.- Y por supuesto que pagare lo que se deba, señora, un caballero siempre paga sus deudas, aunque esten manchadas hasta las i latinas de cagarrutas, y dicho caballero desearia no oler como una toalla humeda tirada en un pantano, y no precisamente por hacer "marranadas extranjeras".- Mentira, mentira, mentira, pero mientras pudiera dar el pego, sostendria con fuerza la jaula que me habia "ganado".- Solo respondame una cosa, un pequeño asunto que no estoy seguro de entender, y creo que podria resolver mas de un malentendido a tiempo, de ser resuelto de manera satisfactoria ¿Quien diantres es "Elena Tijeras"?¿Y donde esta la mujer que entro con nosotros?

Aquello era un atropello y no tenían por que tolerarlo. Con lentitud glaciar premeditada uno se va levantando, dejando a la vista al panzerhand armado y preparado. Con gesto carente de emoción sólo una lacónica respuesta como contestación

-Se están equivocando de personas-No pienso tolerar que se lleven así como así a Angela y Alkaid cuando no son las que están siendo buscadas-Agradeceríamos que se fueran por donde han venido. Aquí no está lo que buscan-un pequeño paso al frente vale para interponerse en el camino que pretenderían seguir, tapando las mujeres de su vista. Ahora tan sólo cabía esperar que los ursos respaldaran la actuación sino iba a haber más de un problema.

El comentario socarrón sobre mi orientación sexual de la chica de rastas me hizo gracia. Pero no era momento de seguirle el juego. Ni de sacarla de su error.

- Ah, cierto, Angela. Me había olvidado de ella. Gracias por recordármela.

Lo dije con todo el tono de ironía y dolor que pude acumular. No me apetecía recordar a la aria.

- Ahora bien, visto que aquí mi compañero está dispuesto a pagar, temo que no pueda pasar más tiempo con ustedes. - Hice de nuevo la reverencia. - Así que si no les importa, voy a ir pasando mientras hacen cuentas con Meyer. Yo... bueno, digamos que tengo una urgencia que solventar.

Aquello era en parte verdad. Aunque dejé que cada uno se imaginase lo que le apeteciese. No tenía por qué dar explicaciones. Y seguramente no fuese el lugar para hacerlo. Me daba pena alejarme de aquella pareja tan exótica. Pero el cangrejo gigante no me daba buena espina.

La pregunta sobre Elena Tijeras estaba un poco de más... en serio, ¿Meyer? ¿No se te ocurre quién puede ser? Bueno, le dejaría a él aclarar todas esas dudas... la atmósfera de aquel tugurio se había vuelto demasiado opresiva por momentos. Hacía un calor de muerte y apestaba a mierda de pájaro. Sólo pensaba en salir. Notaba que mi cuerpo empezaba a sudar de agobio. Hice amago de salir, con la esperanza de que me dejasen sitio para pasar. Aunque manteniendo la distancia. No me la quería jugar demasiado.

#Huelga decirlo, pero van a por las chicas. Yo no estoy de acuerdo, no sé tú.# -Hablo sin necesidad de mirar a Waltz, aunque es claro que mis palabras son para él. Los tipos carecen de las más básicas normas de cortesía que siempre he querido en mi Estela, aunque no siempre la consiguiese del todo, pero una de las normas principales es no entrar en una habitación con tres tipos de aspecto rudo y tratar de llevarte a sus mujeres como si no fuesen a hacer algo, precisamente. Y encima el jefe es tan gilipollas de hablar y mandar.

-Verrás... -digo, cuando frentebuque habla amablemente. -Yo que tú le harría caso. Los brrazos se me acaban cansando. -Por si no era suficientemente obvio el hecho de que esté apuntando con un arco de poleas y una flecha al pecho del cabecilla del minigrupo que nos ha invadido a través de la habitación, tensando la cuerda con unos brazos enormes.

El enorme hombre-cangrejo, adivinando las intenciones de Pierre, se movió para situarse frente a la salida principal de la pajarería con toda la intención, haciendo eco de sus múltiples y puntiagudas "patitas".

- Si tu urgencia no es ir a buscar un cajero puede esperar. - Comentó cruzándose de brazos, irguiéndose cuan alto era.

La mujer dejó escapar una risita ante la inocente pregunta de Meyer con respecto a esa delincuente de Elena Tijeras, aunque no se molestó lo más mínimo en despejar sus dudas. 

Tras ello, de entre los misteriosos pliegues de su ropa, la encantadora anciana se sacó un absolutamente desfasado ábaco cuyas cuentas empezó a manejar con una habilidad y rapidez bastante increíble para su edad.

-Veamos...- Comentó chupándose ligeramente el dedo índice para facilitar el contaje. - Contando el uso de la mesa, las sillas, la cuenta de la luz... oh sí y la Guacaiguana, su jaula y por supuesto los sacos de alpiste que vas a necesitar. -Hizo una pequeña pausa para clavar sus pequeños y traslucidos ojos azules en Meyer -Porque no dejarás que el animalito pase hambre ¿verdad?. -añadió con dulzura. -No, claro que no... Así la cuenta asciende a unos 50 Gremiales, y estoy dispuesta a regalarte un bote de vitaminas para loros-lagarto. - Terminó con una amplia sonrisa. 

- No se tío...- Johnny se pasó una mano por la nuca, parecía un poco agobiado. -Se supone que no deberíamos hablar de nuestros clientes, ya sabes... -Hizo una pausa buscando el apoyo de sus compañeros quienes se limitaron, uno a escudriñar muy interesado los farolillos rojos del lugar y la otra a leer muy detenidamente la etiqueta de la botella de sake. 

- oh, venga, no me hagas esto...- lloriqueó tratando de huir de la penetrante mirada de Alpharius. -además, no te conviene tratar con ella, es una tía muy chunga, ya sabes, de esas de las que piensas que lo tienes todo controlado y cuando te das cuenta estás en pelotas y sin blanca en la puerta de atrás de un casino del Loto. - Terminó dejando escapar un suspiro para después arrebatarle la botella de sake a su compañera y darle un buen trago. -No tío, puede que tenga un culo impresionante, pero recuerda, no te conviene... -

"-No tío, puede que tenga un culo impresionante, pero recuerda, no te conviene... -"

Solis. Tenía que ser Solis...o tendría que ir a visitar Sonora un año de estos. Solo por las vistas.

- No te preocupess amigo. Me acerqué a él y le puse un mano en el hombro que lejos de reconfortante sembraba el primer inicio de una sutil amenaza. Presión. Estaba a punto de caer. Una vez hass acabado los negociosss, no ess tu cliente... Moví la otra mano junto con mi cadencia de voz y pasé a señalarme a la clavícula. y passa a sser mi problema. Y me gusstan los problemasss.

Reí de nuevo con esa incómoda (y dolorosa para la garganta) risa aguda e intermitente que corté bruscamente. No quería alargar más el dialogo con aquellos hijos de puta borrachos, pero necesitaba encontrar a la agente y poder ponerme en contacto con esos tres desgraciados...para darles su merecido entre todos.

A lo mejor hasta Sigfried dejaba de lado su voto de no violencia por estos cabrones.

- Ssiempre puedesss ayudarme a encontrarla...por sssi no encuentrass, ya sabess, otra memoria Minerva. Y ssi lo hacesss...ssolo tieness que llamarme. Agaché la cabeza y clavé mi mirada en sus ojos, aguantándole la vista fijamente durante varios incómodos segundos antes de añadir con una cadencia lenta. Y sser másss paciente esssta vez.

El que parecía el jefe de los matones se quedó mirando a Sigfrid, contrariado.

- Una mierda no está- respondió, visiblemente cabreado.- Vosotros, agarrad esas dos zorras y llevadlas abajo. Yo diré quien si es lo que buscamos o no, me cago en la puta. Y vosotros a callar, ¡Gilipollas de mierda!

Los dos matones se avanzan con la intención de agarrar a las dos chicas...

La versión borracha de Johnny tragó saliva inclinándose ligeramente hacia atrás, como si consciente o inconscientemente quisiera poner distancia entre su preciado pescuezo y Alpharius.

- Claro tío, sin problemas. -Accedió esbozando una sonrisilla nerviosa. -Esto...- Añadió pasándose una mano por el pelo. No quería molestar a aquel tipo que tanto parecía disfrutar con los problemas pero, al parecer, se había quedado con alguna duda en el tintero. -¿A donde quieres que te llamemos?, ya sabes, si encontramos otra memoria M1n3rV4. -Miró espectante a Alpharius que a juzgar por su expresión no parecía suficientemente satisfecho. -O si nos llegan rumores de esa Elena Tijeras claro...-Aclaró rápidamente.

-!¿50 gremiales por un pajaro?¡ !Bien puede este cagar pepitas de oro¡

Dirigi una mirada nerviosa hacia la entrada, bloqueada por esa mole sin espina dorsal, podria intentar sorprenderlo y robar su espada, para luego ensartarsela en su garganta, pero mucho me temo que eso solo tendria exito en mi imaginacion. Si tan solo dispusiera de mi espada.

-Mucho me temo, que aunque un caballero siempre paga sus deudas, un caballero no esta hecho de oro.- Confese al final, dudando de que Pierre fuera a salvar el momento, sacando 50 gremiales de la manga.- No dispongo de tal cantidad ¿Seria posible pagar la deuda de alguna otra manera?

La pequeña mujer se encogió de hombros para después terminar esbozando una gran y profundamente inocente sonrisa mellada. -Oh es un pajarito encantador, pero muy difícil de conseguir. ¡Tienes un gusto excelente hijo!. -Terminó por felicitarle.

-Y volviendo al tema de como me pagareis... Como podeis ver los años me han convertido en una mujer razonable y por supuesto estaría dispuesta a hacer un trato con un par de jovencitos tan encantadores como vosotros. -Añadió. Parecía contenta, o al menos extrañamente animada ante la situación que se le presentaba. - Traeme aquí a tu... ¿como la habías llamado niña? -palmeó con suavidad la mano que Drake había dejado descasando sobre sus rodillas. -Oh sí... Traeme aquí a tu periquita ricachona, y veremos si ella es capaz de poner los suficientes huevos de oro como para saldar vuestra deuda. -Ofreció toda generosidad...