Partida Rol por web

Cuando vi al hombre, sentí un pequeño escalofrío por mi cuerpo. Sin embargo, alcé la mirada y le miré seriamente también cuando él nos miró a Nara y a mí. Sentía lástima por el caballo, pero la decisión de sacrificarlo no era culpa nuestra. Lo máximo que podría tener era la pata quebrada por la herida del cepo y, como mucho, algunas contusiones de la caída.

Pese a todo... sabía que el hombre de la maza nos guardaría rencor para siempre, y eso me preocupaba. Si finalmente decidíamos quedarnos con ellos, lo evitaría a toda costa...

Quise hablar y preguntarle a qué se refería conque el abad diría lo que tenían que hacer... pero finalmente me callé la pregunta. Por momentos me había sonado a que quizás el abad nos castigaría por lo del animal, pero... quizás solo eran paranoias mías. Por el contrario sólo hice una escueta pregunta.

—Mis amigos me han comentado que sois una comunidad grande —dije como preámbulo antes de formular una pregunta inocente—. ¿Cómo os hacéis llamar y cuántas personas sois?

Sin embargo, no era una pregunta tan inocente como pudiera parecer. Un nombre podía decir mucho de la personalidad y forma de ser de los integrantes que forman el grupo, y yo quería saberlo antes de emprender la marcha.

Sentimos profundamente lo del caballo. -​​​​​​-miro hacia abajo y luego a Sunhee. Hago una pausa.

-Hemos estado hablando, y te soy sincera, tenemos nuestras reservas respecto a ir a vuestro monasterio. Por favor entiende que hasta hace una hora éramos los únicos humanos que existían. De camino aquí hemos visto horrores inimaginables perpetrados por humanos, contra humanos. No sabemos nada de este mundo. ¿Puedes darnos algo más de información para hacernos sentir seguros o tranquilos? Tenemos sincero interés por aprender de vosotros, pero ¿nos dejaréis ir en paz cuando queramos? ¿De quién os defendeis? ¿Cuál es vuestra misión?

Al tantear con cuidado al monje, intento leer sus expresiones o lo que puede pensar, para intentar convencerle con mi labia de que nos dé más información antes de ir.

Mientras le hablo, estoy de pie junto a la pulga con postura firme y directamente en frente del monje. Mi actitud es sincera y reflexiva. Mis manos están a los lados de mi cuerpo y gesticuló muy poco. No cruzo los brazos ni los meto en los bolsillos, le miro directamente a los ojos, mis piernas están a la distancia de mis hombros, mis armas guardadas.

No confiaba para nada en estos tipos, pero habíamos decidido intentarlo como equipo, y como tal permaneceremos juntos. Pase lo que pase nos tenemos unos a otros y afrontaremos cualquier peligro, amenaza o final… juntos.

Deseaba que todo saliera bien y que tuviésemos al menos unos días de descanso para reponernos del hambre, la fatiga y de todo lo que habíamos visto.

Pero si no era así y las cosas iban mal, permanecería a su lado. Espero que no sean excesivamente fanáticos.

En efecto, lamentamos mucho lo del caballo. Son unas criaturas magnificas y fieles. Jamás hubiésemos imaginado que habría mas personas por aquí, y menos aun caballos.

Me gustaría que empezásemos con buen pie con el Abad. ¿Hay algún consejo que nos puedas dar? Algo que no debamos mencionar, o quizás alguna cosa que debamos saber…

- Aún no nos conocemos. -digo a Sunhee (sin saber aún que se llama así), y me presento educadamente, mientras miro su brazo:- Soy Estelvio, guardián de esta frontera. Tú debes ser la cuarta miembro de este grupo. Siento lo del brazo, André... -suspiro sin terminar la frase. Por otro lado sus preguntas son tan extrañas, realmente no saben nada de este mundo...- Soy un Frater. Pertenezco a la Orden de los Fráteres, y nuestra misión aquí es vigilar la frontera con el Reino de los Muertos. -respondo solemnemente a la chica.- Te responderé sin acertijos -respondo, mirando de reojo al listillo de Jose- En este monasterio somos sólo tres. El Abad, André y yo.

Luego Nara y Jose hablan, pidiendo perdón por lo del caballo, e intentando explicarse, aunque sus argumentos me siguen sorprendiendo:- De donde venís, ¿tan poco respetáis la vida? Somos nosotros los que debemos tener cuidado con vosotros. Tendisteis una trampa a mi hermano, no por error, pues vuestro deseo era el de cazar a un animal, ¡sin saber siquiera si era inocente o no! De darle muerte para devorarle, del mismo modo que hacen los muertos, ¡pecadores errantes! ¿Qué puede ser más peligroso que eso? -luego continúo- Pienso que sois útiles por la información que portáis, al veros pensé que erais inocentes, perdidos, pero ahora no estoy tan seguro de ello. Aún debéis aprender mucho de este mundo. ¿Cómo es posible que viniendo de Tierra Santa portéis tanto odio con vosotros? El Abad sabrá discernir mejor que yo qué hay de pecado y qué de ignorancia en vosotros... ¿pecado... original...? ¿Estáis bautizados? -planteo esta pregunta a ambos, a los cuatro en realidad- El Abad es muy sabio. Él sabrá qué hacer. Sed sinceros y aceptad con humildad lo que os diga, ese es mi consejo. Mi deber es llevaros ante él.

Notáis que Nara cae bien a Estelvio. Jose no tanto, aunque está dispuesto a darle otra oportunidad. Admira a Gaspar y tiene curiosidad por Sunhee, por los cuatro.

Parece dividido. Por un lado os quiere ayudar, por otro no sabe muy bien qué pensar de vosotros y se muestra receloso y cauto. No sabe si sois de fiar o si sois peligrosos.

Además, le has impresionado con tu arco, cuando te ha visto matando a esos zombis mientras él llegaba. Esto mismo le preocupa, pues puedes llegar a ser peligrosa, si no sabes discernir entre un inocente y un pecador.

Te ve como la líder del grupo.

Sabes que la has cagado con tu acertijo de antes. Pero notas que aún puedes arreglarlo. Ahora respeta más a Nara que a ti, pero es consciente de que sabes muchas cosas.

Le parecéis un grupo muy impredecible, sobretodo si no sabéis discernir entre un inocente y un pecador; esto es muy importante para él.

¿Sólo son tres personas? ¿En este monasterio?

No lo esperaba. Por alguna razón había dado por hecho que serían un grupo más numeroso. Aunque, bueno... quizás fueran más de un monasterio.

—Mi nombre es Sunhee —respondí a modo de presentación, luego sonreí y negué con la cabeza—. No te preocupes, tú no tienes culpa del incidente... sólo ha sido un desgraciado malentendido entre André y nosotras. Puedo perdonar a tu hermano, confío en que él haga lo mismo con mi compañera y conmigo.

Sin embargo, no entendía nada de lo que Estelvio dijo después. ¿Pecadores errantes? ¿Tierra Santa? ¿Odio? ¿Por querer cazar y conseguir comida? ¿Qué comían ellos entonces? ¿Solo verduras y los animales que morían de muerte natural? Empezaba a temer que Jose tuviera razón...

—No estoy bautizada —continué, con toda la sinceridad del mundo entero—. ¿En qué consiste el bautizo y cómo se hace? Supongo que... podría bautizarme si es problema. Pero... quizás no estemos mucho tiempo en el monasterio. Aún hay muchas cosas que tenemos que decidir mis amigos y yo, espero que lo entiendas.

Cada vez empezaba a estar menos segura de si quería estar con esas personas... Hasta ahora nos había ido bien los cuatro a solas, y... aunque habíamos deseado por mucho tiempo encontrarnos con más personas, no era así como me los esperaba. Aunque, podría haber sido peor... después de todo, Estelvio parecía educado.

Si de verdad son tres solamente, no hay peligro. No volveré a cometer el error de acercarme tanto.

Claro que también podría ser una grandísima mentira, y decirnos que son 3 para que le acompañemos. Apuesto a que este es el caso y son una comunidad grande y floreciente. Esas ropas abrigadas, limpias... Si fueran solo tres, centrarían sus esfuerzos meramente en sobrevivir.

Gracias, Estelvio. Conocemos retazos sobre la religión, algunos adultos de nuestro refugio la practicaban. Sin embargo, depende de los padres que nos hayan tocado a cada uno. En mi caso, tampoco estoy bautizada, y no estoy segura de lo que es, como Sunhee. Disculpa si esto te supone una ofensa, pero es fruto de la ignorancia.

Hago una pausa mirándole sinceramente a los ojos.

Podría decirse que soy la cazadora del grupo, y en total en mi vida habré cazado solo 4 veces, alguna ardilla o conejo. Llevamos meses a base de bayas, frutos, lo que encontramos. Además de algunas latas antiguas que a veces son nauseabundas. Te pido que comprendas nuestro sentido de supervivencia al intentar cazar. Ya que fui yo, me hago totalmente responsable, mis compañeros no sabían nada. Solo quería proveerles de comida para reponer fuerzas; cuidar de ellos y darles una alegría. Mi mejor intención de ha convertido en una de las peores catástrofes desde que dejamos la seguridad del hogar. ¿Quién lo iba a decir?

​​​​Miro al suelo avergonzada, y luego a Sunhee, y su brazo. Le pido perdón con la mirada. Retomo la compostura y miro de nuevo a Estelvio.

 ¿Está muy lejos vuestro hogar? Podríamos ir dando un paseo si está cerca, para tener más tiempo de charlar sobre el mundo que nos aguarda. 

Estos dos no podían ayudar a Sunhee y dudaba mucho que el Abad tuviese muchos más recursos médicos que yo. Lo que si tenían, gracias a Nara, eran muchos kilos de carne fresca, nutritiva, llena de hierro y proteínas. No hay mal que por bien no venga, aunque habíamos pagado un precio muy alto.

Igual que no somos culpables del pecado de Eva, pero cargamos con el en nuestras almas, no somos culpables de la falta de fe de nuestros padres.

Nuestros mayores hicieron lo que pudieron por mantenernos con vida, seguro que este era el camino que Dios les hizo recorrer.

​​​​Espero que nuestra información pueda servir a vuestro propósito. Así, con o sin fe, habremos colaborado con la obra del señor.

Espero que esto sea suficiente por el momento. A ver si nos dan de cenar y podemos conseguir carne de caballo seca para el camino.

- No está muy lejos. Podemos caminar si queréis, en poco menos de una hora estaremos allí. Pero, ¿y vuestro vehículo? ¿Lo vais a dejar aquí con todas vuestras cosas?

(***)

Percibo buenas intenciones en vosotros. Esto me da algo más de confianza. -a Sunhee:- Un placer. Me alegra tu disposición para perdonar la reacción de André ante vuestro horrible acto. Él debe perdonaros igualmente, al igual que yo lo hago. Debemos poder comprenderos. Llegaremos a entender por qué habéis hecho lo que habéis hecho. -A Nara:- Muchos piensan que cada cual es libre de amar a Dios o de seguir o no sus enseñanzas, pero lo cierto es que no es así. Él está en todas partes, junto a nosotros, nos acompaña, le amemos o no, y siempre vela por nosotros. Es por esto que le debemos nuestro amor y nuestra obediencia. Y es por esto que debemos cumplir con Su voluntad. Quienes deciden no amarle se alejan del buen camino, y le dan la espalda a Él y al bien; y por supuesto al hacerlo abrazan a Satán y se internan en senderos oscuros llenos de pecado. -suspiro- Sigo sin entender tu deseo de cazar; y espero que pronto tú también seas consciente de lo atroz de esto. Espero poder mostrártelo, y espero que te arrepientas de tus pecados. -A Jose, que habla muy bien, y se acerca un poco más a la verdad:- Lo que dices es cierto. Aunque no cometimos el pecado de Eva, cargamos con la culpa. Por eso debemos ser bautizados. Y espero que al llegar al monasterio os dejéis bautizar por el Abad. -Y a todos:- El bautizo es una ceremonia muy hermosa en la que hacemos borrón y cuenta nueva, nos despojamos de los pecados que traemos con nosotros al mundo al nacer, y de aquellos que hemos cometido estando bajo la influencia de Lucifer, ante de recibir la bondad. Es desde este momento que somos verdaderamente responsables de todo lo que hacemos. Vosotros, sin estar bautizados, aún estáis bajo la influencia del mal, y aunque sois responsables de lo que hacéis, vuestra alma no lo es, pues aún conserva el pecado original en ella. Aún estáis a tiempo de salvaros, si sois bautizados y cumplís una penitencia.

Notas cómo Estelvio recibe de buena gana tus palabras. Te has acercado un poco a él, y espera poder seguir hablando contigo.

Notas cómo a Estelvio no la han agradado mucho tus palabras sobre la caza. Sobretodo lo de "darles una alegría"; no lo entiende. Al mismo tiempo asiente satisfecho cuando dices cargar con toda la responsabilidad (que él entiende como culpa).

Aunque permaneces callado, Estelvio te habla también a ti. Y te mira de vez en cuando, curioso. Eres el mayor de los cuatro, y espera algo más de ti, como si fueses el responsable del grupo.

Estelvio siente una profunda curiosidad por ti. Te mira fijamente, admira tu entereza con el brazo roto, y aprecia tu pregunta sobre el bautismo. Notas que aunque ve algo de culpa en ti, no es grave (lo de Nara sí es grave), y espera poder ayudarte.

Permanecí callado todo el tiempo, estoy muy confundido. El tipo dice más y más cosas sin sentido y está claro que si no hacemos lo que ellos quieren seremos sus enemigos. No me despiertan la menor confianza, sin embargo Sunhee parece necesitarlos.

- Propongo que sólo Sunhee y yo vayamos al monasterio. José ya puede mover a La Pulga y confío en Nara si nos tienen que sacar. No necesitamos ir todos.