Partida Rol por web

El tiempo se acaba, parece que se acercan más y no consigo atinar a dejar fuera de juego a mi oponente. Ante las palabras de mi compañero no sé qué decir y como puedo, con dificultad,  le contesto algo - No veo... más opciones... que seguir...-

Cuando vuelvo a sentir otro corte, la tensión y la rabia me hacen sacar fuerzas para darle un golpe certero en la cabeza. 

Esta vez sí, casi al unísono, vuestros golpes dirigidos a la cabeza de los guardias tienen efecto y ambos caen al suelo inconscientes. Dejan caer sus armas, dos machetes que con seguridad os serán más útiles que esos palos que habéis improvisado. Otros dos guardias se acercan desde la plaza, donde empiezan a congregarse algunos más que salen de las casas, uno de ellos con una linterna. Gritan cosas como "Clemente ha escapado", o "esos dos han venido a por él".

Las casas que rodean la calle y el patio son de piedra, y planta baja o de dos plantas como mucho. Sus paredes dejan a la vista la piedra, y las yagas, con tejados de teja. Es fácil trepar por ellas. Algunas están reconstruidas con ladrillo y chapas. En la misma calle, en sentido opuesto a la plaza, al final, hay una puerta, y no parece haber edificios tras ella. Quizá de directamente al exterior de la ciudad, o quizá de a una zona más baja, es difícil saberlo en plena noche; pero de allí no provienen gritos ni veis movimiento de guardias.

Rápidamente, tras desmayar a aquel guardia, le cogí de la mano el machete. Es mejor que un palo. Y además, me puede servir en el futuro... Miré alrededor. La noche no era demasiado oscura, y estaba recuperando algo de aplomo, y le dije a Declan: 

-Deberiamos subir por esa pared. Hay que salir de aquí. Pudimos con dos, pero no sé si podremos con los siguientes. -Los susodichos siguientes estaban ya agrupándose para venir a por nosotros. Había que despistarlos, e intentar localizar nuestras cosas. En las celdas no estaban, y en ese patio, no parecía. Por ahora, esconderse. 

Me dirigí a la pared, y me puse a trepar por ella. No le encontré demasiada dificultad, aunque no era un experto, pero ya había subido a algunos árboles y lugares más complicados. Esperaba que Declan me siguiera. 

Recojo el machete como recompensa, cuando por fin dejo inconsciente a mi oponente. Recobro el aliento y se empiezan a oír voces que vienen en nuestra búsqueda, dudo que con las heridas que tengo pueda con muchos más, pero entonces Xose propone trepar y le sigo sin vacilar. 

La pared de ladrillo visto me resulta bastante sencilla para trepar por ella, una vez arriba me tumbo y busco con la mirada a mi compañero para decirle en voz bajita - Quedémonos escondidos en el tejado y escuchemos sus planes, así podremos saber para donde tirar o si dicen algo de dónde tienen nuestras cosas, ¿te parece bien Xose?- en ese momento veía que era la mejor opción, antes de salir de allí tendría que encontrar mi maletín, mi mochila, mi botiquín...ahora si que me vendría bien tenerlo porque estaba sangrando. A modo de torniquete me anudé mi pañuelo del cuello a mi brazo, eso pararía la hemorragia por el momento.

Me pareció, inmediatamente, una buena idea lo que Declan decía. Espirales, y ver qué hacían. Claro que eso tenía varios problemas, y se los susurré rápidamente: 

-Si han visto por donde nos fuimos, puede que nos busquen ahí, y en cualquier caso, ¿Me ves? Soy un tipo grande de hombros, y a veces poco "escondible". De todos modos, me gustaría saber dónde están mis cosas... Y la altura nos da ventaja. Escondamonos, pues.

Esperaba que las cosas fueran bien, y nos perdiesen el rastro... Me puse el pañuelo en mi cara, para que se me viese menos, y procure que no vieran el arma desde abajo. 

-Ya, es cierto que no hay mucho donde buscarnos...pero...- me encojo de hombros- Intentémoslo- 

Cuando llegan al patio y descubren a sus compañeros inconscientes en el suelo, alertan a los demás y empiezan a gritar y a buscaros. Uno de ellos entra en el calabozo, donde descubre la puerta en el suelo: - ¡Clemente sigue aquí!- grita. Otros dos sale calle abajo corriendo, uno de ellos examina el lugar de la pequeña refriega en busca de huellas, y parece ver restos de barro en el muro que sube al tejado. Otro de ellos, el que lleva la linterna, le ayuda, y termina por enfocaros y descubriros, agazapados sobre el tejado de una casa cercana: - ¡AHÍ ESTÁN! ¡EN EL TEJADO!

En cuestión de segundos son más de media docena los que se agolpan en el patio, dos de ellos empiezan a subir por el mismo muro que vosotros. Desde aquí podéis ver las sombras de los oscuros tejados de la urbe sobre los claros muros, las estrellas y la luna ayudan. De algunas casas salen curiosas sombras, incapaces de conciliar el sueño por los gritos. De una de las torres de la entrada sur, algo lejos, uno de los potentes focos es dirigido hacia la zona en la que os encontráis. Es cuestión de tiempo que os alcancen. Os superan en número, algunos ya os han visto, y conocen este lugar como la palma de su mano.

Ahora ya si que sí, no tenemos casi escapatoria. Pero la esperanza es lo último que se pierde así es que, miro a mi alrededor y puedo difícilmente, distinguir cómo tenemos la linde del asentamiento más o menos próxima. -¿Y si avanzamos por los tejados hasta la linde del asentamiento? podríamos intentar llegar a la puerta- le comento mi plan descabellado a mi compañero con la esperanza de que él tenga alguno mejor

Maldecí (ironías de la vida) que una luz me iluminase. Quería decir que nos habían visto. Y eso era lo que no deseaba. Por lo menos, huiríamos viendo donde pisábamos. Pero ellos no. Rápidamente, con el machete, separo algunas tejas, justo dónde hemos subido, para que se suelten cuando otro pise ahí, y al menos, perdamos de vista a un enemigo. O quizás dos, si arrastra a otro, y se cree confusión para que podamos huir. Lo más seguro era que pensasen que íbamos a huir por la puerta más cercana, y deberíamos hacérselo creer. 

- Vamos a hacer que huímos, pero escondámonos en alguna casa, cuanto más importante parezca, mejor. Más respeto les dará buscar ahí. Pero hay que despistarlos. - Susurré a Declan, casi inaudible entre el barullo que formaban los guardias. 

- ¡Corre! ¡Allí, hacia la puerta, esa, la más cercana! ¡Que no te pillen! - De ese modo, era posible que algún otro se desviase hacia la puerta, y así ser menos. Si se caían los dos que subían, y otro par se iba a la puerta, las cosas quedaban más igualadas. Sólo cabía tener cuidado y que no nos viesen huir... 
 

Corréis por los tejados, ocultándoos del haz de luz que alguien proyecta desde una de las torres de la puerta sur. Los de abajo se arremolinan en torno a la casucha a la que habéis subido. Uno grita: -¡Van hacia la puerta!-. Los que os siguen terminan por subir, pero tropiezan con las tejas sueltas, uno de ellos resbala y cae a la calle, otro mete el pie hasta la ingle en el agujero que se abre en el tejado: -¡Joder! ¡Se escapan!

Dais un pequeño rodeo, como esquivando el propio trayecto que habíais marcado hacia el exterior. La idea de Xose puede funcionar mejor, en campo abierto quizás seáis presa fácil. Saltáis de un tejado a otro, las sombras se mueven entre los callejones. Os detenéis, os cercioráis de que nadie os ve, y aprovechando estos pocos segundos de "invisibilidad" volvéis por otro tejado hacia el interior de Moraime, dirección una casa algo más grande y alta, y más resistente también. Entráis por una ventana de la buhardilla, no es difícil forzarla. Una vez dentro guardáis silencio, agazapados en la oscuridad. Afuera se oyen gritos, a lo lejos, oís la puerta chirriar y abrirse, oís maldiciones.

Dentro, el techo es bajo, de vigas de madera. Huele a humedad, y el suelo cruje bajo vuestros pies a cada paso. Debéis moveros con cuidado si no queréis ser descubiertos de nuevo. Este sitio parece ser el dormitorio de alguien.

Una vez dentro de la buhardilla, lo primero que hago es intentar ver o adivinar lo que hay a mi alrededor para rápidamente cerrar con cuidado las hojas de la ventana, de esa manera si entrasen a buscarnos, pensaran que no estamos allí porque la ventana está cerrada. 

-Xose busquemos un sitio donde escondernos, yo cerraré las hojas de la ventana para que descarten que entramos aquí- sigo susurrando a mi compañero de fatigas.

Me muevo con sumo cuidado, como si estuviese levitando. Al lado de la ventana, hay como un armario, está colocado en perpendicular a la puerta, de esa manera, opto por quedarme de pie tras el lado que queda oculto desde la puerta y con la idea de estar cerca de la ventana por si tuviésemos que huir.

La Pifia por miedo significa que te quedas quasi catatónico en cuanto Declan cierra la ventana. Te acurrucas en el suelo mirando al infinito durante 2d6 minutos. No haces nada, ni un sólo movimiento, ni un sólo sonido...

Declan se mueve sobre el suelo de madera como un pájaro. A hurtadillas, da unos cuantos pasos hasta colocarse tras el armario. Entonces ve que Xose está sentado en el suelo, apretando sus rodillas contra su pecho, en silencio, rígido, mirando al vacío. Apenas se ha movido. Pasan varios minutos y Xose sigue ahí, en mitad de la estancia, sin moverse, sin ocultarse, sin hacer ningún ruido.

Desde mi escondite veo que Xose está quieto y sentado en el suelo. Lo primero que se me pasa por la cabeza es que está herido y no puede moverse, pero por otro lado me extraña porque hasta hace un momento se movía sin ningún problema - Xose, ¿estás bien?...  tienes que esconderte...- le advierto en voz bajita 

Xose no reacciona a tus palabras. Está rígido, apretando con fuerza sus brazos, apretando con fuerza la mandíbula. Mirando al vacío. Completamente inmóvil, paralizado. No tiene heridas graves, no parece que sea algo físico; más bien es algo mental. Has visto alguna vez a alguien así, con miedo. Intentas animarle, el tiempo pasa, y pueden encontraros. Afuera se siguen oyendo gritos, algún haz de luz pasa por la ventana cerrada, rastreando los tejados. Pasan varios minutos más, y finalmente Xose vuelve en sí.

Ha pasado casi un cuarto de hora desde que Xose quedó paralizado por algo. Miedo, pánico. ¿Ha visto algo? ¿Ha recordado algo? No entiendes qué le ha podido pasar. En este tiempo has permanecido a su lado, sin hacer ruido. Has visto pasar el haz del foco de luz varias veces frente a la ventana, has oído gritos, voces a lo lejos. Aunque nadie ha venido aquí, nadie ha subido a este piso, ni tampoco has notado nada en el piso inferior, ni una voz, ni un ruido, ni una luz a través de las rendijas de la puerta de madera. Según parece nadie sospecha que estéis aquí, aunque os siguen buscando con insistencia.