Partida Rol por web

—¿Qué retruécanos ha sido eso?— preguntó sobresaltado Rathikus, que estaba acostumbrado a que los cristales rotos fuesen obra suya — ¿Cr-creéis que eso ha sido Zalatayid? Oye, Raimundo[1], ¿no podrías preguntarle a tu amigo qué diablos ha pasado? 

Temía que, de haber problemas, estos terminasen encontrándoles. Como hacían siempre.

El enano se quedó algo sorprendido cuando el gnomo rechazó su odre. Normalmente el herrero estaba fascinado con él, y siempre estaba dispuesto a echar un trago. En cualquier caso, se echó un trago para después encogerse de hombre, y dejar el odre en el suelo.

Tras esto, el guerrero escuchó lo que el inventor tenía que decir. Cuando acabó, solo pudo decir—. ¿Me estás diciendo que con todo esto que te traigo, solo puedes hacer un escudo? ¡Por las barbas de mi abuela, si ese gólem eran tan grande como una docena de enanos fornidos!

Igual Gromenauer exageraba, y el gólem no era tan grande. Igual eran solo como once enanos—. El dinero no es problema, pero aquí deberías tener para hacer una armadura, un escudo, y hasta una escultura de los dos bebiendo cerveza. Y, por todos los odres enanos, ¿qué demonios es un rocamante?

Justo cuando fue a decirle al mediano "te lo dije" se desató un pequeño caos en el piso de arriba así que Roark siguió comiendo como si tal cosa ignorando a Rathikus* -No hagáis ni caso, por una vez la cosa no va con nosotros. Comed tranquilamente y dejad que Grunt se encargue de todo.

Por lo bajo se le pudo oír decir algo así como "total, si Shen tiene problemas vendrá a buscarme..."

Dworkin todavía trataba de recuperar la normalidad, carraspeando de cuando en vez y acariciándose la garganta bajo las barbas.

- Ummmm, no sé- comentó mientras observaba el techo- tal vez tengas razón. Y, si se trata de Zalatayid, tanto mejor. Si le ocurriera algo no tendríamos que devolverle la dichosa caja y si se viera herido o mermado por una pelea, lo tendríamos probablemente mucho más fácil. Si no os importa, me pondré otro trozo.

- El Rocamante es una aleación derivada que se crea con la mezcla de piedra. No es tan fuerte pero mucho más fácil y barata de producir. Podría haber mercado para ella en esta zona. Pero volvamos a lo tuyo, que será Acerante reconstruído. Por desgracia se desaprovechará mucho material en el proceso, de ahí que sólo podamos aspirar a un escudo si queremos algo bien hecho. Pero no te preocupes: lo complementaré con un mecanismo que tengo en mente. ¿Qué te gustaría más? ¿Qué tuviese pinchos retráctiles o un brazalete con magnetismo que te permitiera recuperarlo si cae lejos de ti?¹

Contempló las piezas, seguía fascinado:

- Pero me llevará tiempo. Tendré que pedir el material y que me lo manden de la capital. Luego adaptar la fragua. Por suerte mientras me traen todo podré examinar el material y de paso estudiar un poco de historia sobre el mismo, para hacerme a la idea real de todas sus posibilidades. Y bien,- concluyó tendiendo la mano a Gromenauer - ¿qué me dices? ¿hay trato?

Los héroes continuaron comiendo mientras por encima de sus cabezas se oían gritos, golpes, el ruido que podría hacer un armario al caer, algunos choques de acero. En un momento dado la cabeza de una maza atravesó parte de la madera del techo y volvió a desaparecer para hacer resonar el inconfundible ruido de unos huesos al quebrarse seguidos de la voz de Grunt:

- ¡Y así te quedarás quieto! 

Pero nuestros aventureros estaban a lo suyo, pasándose el vino y disfrutando de su excelente rosbeef. Es comprensible: un aventurero tiene pocas ocasiones de disfrutar de un momento tranquilo mientras come un manjar así que lo aprovecha aunque a su alrededor pasen otras cosas.

Estaban ya terminando las últimas tajadas cuando Shen apareció de nuevo en la puerta. Miró hacia el techo y meneó la cabeza:

- Lamento el luido y las molestias... ¿van a quelel postle los caballelos?

Mientras recogía los platos añadió como si fuera algo insignificante:

- Me temo que el señol Zalatayid no podlá atendeles... al palecel los dos individuos que subielon a velo no tenían buenas intenciones y lo han matado. Otlo inquilino que llamó a la puelta por elol se encontlo con ellos... por suelte Grunt estaba celca o tendría otra deuda sin pagal en la posada. Uno de los asesinos ha huido y el otlo fue leducido por Grunt. Leducido totalmente. Pol suelte tenía olo en su jubón pala pagal los despelfectos. 

Rudar se echó las manos a la cabeza.

—Nos toca quedarnos con la maldita caja —dijo contrariado—. Al final os vais a tener que salir con la vuestra pero, oírme bien, esto no va a acabar bien... y otra misión que no cobramos.

El mediano se movió hacia Roark y le susurró al oído.

—Y eso es un problema, porque yo no tengo dinero para pagar este rosbeef... ¿alguna idea?

Rathikus se apresuró a terminar su plato. Después de haberse dado un respiro y haber llenado el estómago con comida caliente bajo el sonido de la gresca, se sentía bastante mejor. 

—La verdad es que no había pensado en el dinero. Pero seguro si Gromenauer ha conseguido hacer algo de provecho con la carcasa del gólem, podríamos hacer un trato. Eso, o los rubíes, claro— dijo mirando a Roark.

Roark se encogió de hombros mientras se reclinaba en la silla contemplando su plato vacío como el artista que ha terminado una escultura. -Hombre, a mí creo que me lo apunte en la cuenta, a vosotros ya no sé. De todas maneras puedo ir a vender las gemas del gólem a un perista del gremio de ladrones y conseguir efectivo. ¿Quién las tiene? Y ya puestos. ¿Rubíes? ¿Tenemos rubíes?

- ¿A esta no invitaba Roark?- preguntó Dworkin inocentemente todavía con los últimos restos del rostbeef en la boca.

Parecía que las cosas se habían ido alineando por sí solas. A veces, sólo es necesario esperar un poco para evitar tener que tomar decisiones precipitadas.

Habían perdido la oportunidad de averiguar mucho más sobre la misteriosa caja, es cierto, pero no es menos cierto que tal vez ahora estuvieran todavía más a salvo mientras que podían establecer algunas conjeturas.

Parece que Zalatayid tenía más tratos con otra gente no tan amistosa como ellos. Si era por el mismo motivo, la caja, era pura especulación pero entraba dentro de lo posible. Eso significaba que tal vez los que habían venido a por Zalatayid venían a por la caja y, por extensión, acabarían buscándoles.

La parte buena era que al no haber ido a ayudar o a verle, su identidad, si no les había delatado, seguía siendo un misterio para los atacantes.

Demasiados interrogantes.

Roark soltó una carcajada mientras se levantaba de la mesa sacudiéndose las migas -Si queréis que invite, yo invito. ¿Qué demonios? Shen, amigo, apúntame esto en la cuenta y dime en qué habitación se quedaba el fiambre. Nos debe nuestra expedición y si piensa que por morirse se va a librar de pagarnos lo lleva claro...- una vez acicalado, se colocó sus armas listo para ir a "cobrar el trabajo."

A pesar de sus reticencias iniciales y de que sus reparos y su conciencia tiraban en sentido opuesto, las palabras del ladrón habían despertado al Rudar que Rathikus llevaba dentro. Era obvio que Zalatayid era o había sido mago, y el mero hecho de estar relacionado con un artefacto mágico tan intrigante como frustrante solo parecía indicar que el hombre podría portar tesoros muy interesantes para un adepto de la hechicería. Como mínimo, planeaba escamotear el anillo de ojo de tigre. Era obvio que Rudar no se fijaría en él; al fin y al cabo, era una piedra bonita pero bastante vulgar. Solo los magos y la (muy) baja nobleza solían llevarlos en los abalorios. 

Se irguió lentamente, siguiendo a Rudar.
—Sí. Es probable que encontremos algo que sirva para compensar las molestias.
Quizá, luego, lo oportuno sería buscar al asaltante que escapó. Puede que sepa algo de la caja, pensó.

Tras sopesarlo unos segundos, el enano por fin tomó una decisión—. Está bien, haz el maldito escudo. Y ponle las dos cosas, que así puedo lanzarlo y clavarlo.

Una vez que Gromenauer cerró el trato con el gnomo, se dió cuenta de que tenía algo que igual podría valer para todo esto—. Por cierto, tengo otra cosa. Es lo que yo llamo "la piedra Gromenauerfal". No tengo claro para lo que vale, solo tengo seguro que de ella se saca este líquido —y al decir esto, sacó también uno de los frascos explosivos del alquimista, para pasárselo de nuevo al gnomo.

—¿Qué puedes decirme de esto? ¿te ayudaría manejar los materiales? Desde luego, a mí me ayudó a ablandar al gólem...

—Por una vez unas palabras con sentido —murmuró Rudar acompañando a Roark decidido.

Por el camino observó la cara de Shen. Roark no solía ser muy de fiar pero parecía que ese tal Shen confiaba en la palabra del ladrón así que Rudar se despidió de él confiado.

—Mira, al final puede que todo esto tenga un buen final. Cobramos lo que nos toca y la caja... bueno, eso ahora es problema de Gromenauer*

Rudar daba por sentado que la caja estaba en manos de Gromenauer pero al recoger sus cosas de la mesa para seguir a los demás a la habitación de Zalatayid se quedó sorprendido al verla allí, entre un saquito de hierbas y una muda de ropa. Cerró rápidamente el macuto para que Shen no la viera - bastantes problemas tenían ya - y se dispuso a aclarar el tema con sus compañeros después. Una caja con la capacidad de irse con quien quisiera era sorprendente... pero también peligrosa. Uno no anda por ahí con cosas que deciden por propio albedrío quien es su dueño. 

Todos salieron del comedor en dirección a la habitación.

- Si quieres ambas cosas el precio se incrementaría a las 350 piezas de oro. En cuanto al tiempo... pues bueno, yo calculo mínimo unas tres semanas antes de que tenga la fragua funcional. Después de eso dependeremos del tiempo que me lleve preparar la aleación y realizar el trabajo. Pondre a Clander con las cosas 'normales' mientras yo me dedico en exclusiva a esto. En cinco semanas puedes volver y recoger tu escudo.

Miró la Gromenaurfal bastante sorprendido:

- Demonios... nunca he visto nada parecido. Pero yo diría que tiene más de mágico que de alquímico. No, no creo que me ayude en mi trabajo. Aunque si quieres dejarla aquí para que le eche un vistazo...

Cuando el gnomo dijo que no le valía de mucho, el enano volvió a guardar la roca en su mochila. Si el gnomo no le encontraba utilidad, el enano seguramente que sí. En cualquier caso, el enano añadió—. Como quieras, pues me la quedo.

—Y sobre el precio, de acuerdo, pon las dos cosas, o lo que quieras. Me fío de tu buen criterio —tal vez otra criatura se arrepentiría de decir esto, pero no Gromenauer. Él era demasiado especial para todo como para saber que el gnomo no le decepcionaría—. Espero que esto te sirva como pago...

Y a la que dijo eso, el guerrero sacó el saco de gemas que llevaba escondido junto a su saco de gemas, para lanzárselo al gnomo y añadir—. Con eso y el acero, puedes hacer casi un gólem completo.