Alguien que estaba bastante cerca se giró para chocar la mano con un Gryffindor. Gregg Wilson a últimas fechas frecuentaba demasiado a los leones. ¡Todos podían verlo sentarse con ellos en su mesa, como si fuera un Gryffindor más! Ya los Ravenclaw comenzaban a sentirse.
Tampoco hablaba de nada bonito: si no era sobre el torneo, era sobre los pecados de Slytherin.