Partida Rol por web

Papeles. Papeles. Cientos de papeles.

Pergaminos. El Profeta de hoy, encima de el de ayer. La tinta derramada en un rincón y otro frasco que empezó el día nuevo y para la tarde ya iba a la mitad. Se pasaba la mano por el cabello, sintiéndose cansado.

¿Con tres horas de sueño en el cuerpo quién no lo estaría? ¡Y era una suerte que hubiera podido dormir hoy!

El trabajo se amontonaba. El lado positivo: la cuenta de Gringotts también se engrosaba. Abraxas Smith pagaba bien a su secretario.

Hojas, cientos de hojas. Papeles. El Ministerio estaba semi-vacío. Él mismo debería de estar en su casa,

Tras una firma de otro de cientos de trámites burocráticos, uno le llamó la atención.

En el pergamino, se detallaba una demanda. Quizá se traspapeló. A otro departamento le correspondía investigar el por qué un investigador... ¿cual era la palabra para quién estudiaba las runas?

Su cabeza ya comenzaba a dolerle. No tenía tiempo para más, y ya se le había advertido al señor que no podía explorar ese terreno, porque era patrimonio histórico de otro país. Plasmó su firma, negando el permiso, y siguió con el próximo papel.

El siguiente pergamino nuevamente le hizo frotarse las sienes. Una familia aristocrática, específicamente la viuda, demandaba porque el asesino de su esposo fuera entregado al ministerio mágico. No podía hacer eso sin violar los tratados entre ambos mundos: ¡el asesino era un muggle!

No supo cuantas influencias movió aquella mujer, pero desde allí supo que tenía que tratarse de otra presuntuosa familia que ve el apellido como un valor casi material. Incluso su nombre le sonaba: Luzabelth. 

Claro, era una de las familias de sangre pura que se oponía a las reformas.

Cansado, volvía a plasmar su negativa. Pero esta no se sintió como la anterior, porque esa era una viuda con dos hijos. Su propia moral le pedía hacer algo más. No llevarles al muggle, ¡claro que no! ni podía romper la ley sacándolo de su prisión para seres sin magia en solo Merlín sabrá que punto de Inglaterra, ni iba a propiciar lo que podía terminar en un nuevo asesinato.

Aun así, sintió pena. ¡Si él mismo era padre! Si un día alguien le asesinara por la espalda, como a aquel mago, lo que más le podría era dejar sola a su esposa con su hija. No pudo menos que sentir lástima por aquella mujer.

Esforzando la vista, redactó una carta pidiéndo disculpas, ofreciendo condolencias y tratando de darle ánimos. Era una mujer que contaba con los recursos económicos para no temer por la seguridad financiera de sus hijos, y el Ministerio trabajaba para que casos como ese no se repitieran.

Sintiéndose satisfecho consigo mismo, acomodó la carta en la parte superior de una inmensa pila de pergaminos. Se levantó, dispuesto a por fin ir a su casa. Había sido un día difícil.

Tu padre era el hombre de confianza del Ministro. Sabía todos sus planes y secretos. No habría dicho nada bajo tortura...

Pero si a tu madre, cuando necesitaba un desahogo por las ocupaciones y los días difíciles de trabajo. Y la casa en la que vivían tenía buena acústica. Podías escucharlos conversar, cuando te creían dormida.

Antes que nadie, escuchaste sobre los motines. Desde el primero, cuando King's Cross se llenó de niebla, hasta el último, cuando llegó a toda prisa por la chimenea, con un brazo roto, cubierto de polvo y sangre: el día que tomaron el Ministerio.

El día en que comenzó a preocuparse, parecía un evento de una simple nota de periódico: un robo en un museo muggle. La capa de la reina Bloody Mary. Lo que no le gustó al ministerio, era que aquella capa era una de pocas hechas de piel de mantícora. Sospechó que había algo extraño, por lo que él mismo supervisó la investigación. Entre las sospechosas, estaba una mujer que ahora es un auror, Nergal Cohen. Al final resultó tener una cohartada, pero a tu padre no le inspiraba confianza hasta que ella misma comenzó a ayudarlo.

La mantícora tiene una piel invulnerable a la magia. Por ello era tan peligroso en esos tiempos revueltos: quien es invulnerable, puede hacer lo que sea. No hay riesgos. La capa nunca apareció, pero la investigación tomó un giro brusco: también faltaba un objeto que los magos habían dado por perdido. Una copa que perteneció a Helga Hufflepuff.

La vida siguió, y pronto asuntos más graves ocuparon su cabeza. Pronto comenzaste a ver las ojeras instaladas permanentemente en sus ojos. Como cada noche le era más difícil conciliar el sueño.

Una de sus preocupaciones era por sus amigos.

Había otra chica, con un cabello tan rubio que casi podrían haber sido hermana de tu madre. Una menor, también era muy joven. Tras la explosión de la guerra, cuando tuvieron que huir, fue ella quien los llevó a una casa "segura". Era su contacto con un grupo de aurores que comenzaba a organizarse contra los mortífagos.

De nueva cuenta, tu padre hablaba de ello con tu madre. Le contaba de uno de sus amigos, que había salido tan malherido que su cara nunca volvería a ser igual. Y de rescates desesperados. De mestizos y muggles siendo trasladados a otros países, de magos de linaje impecable que se tornaban en contra de sus propios apellidos por no creer en su trastornado ideal, y de al revés, sangres impuras traicionando a sus hermanos.

Lo que ocurrió en el callejón Diagonal fue eso.

Alguien los traicionó. Gregorian Donovan, la madre de uno de los niños. Ella cometió el error de casarse con un hijo de muggles, y cuando su familia le ofreció "olvidar" su "error", al desesperar por los meses de terror y los años de pobreza habló.

Ahora está en Azkaban, junto a los Dementores que besaron a su hija y a tantos otros estudiantes más.

Sabes que existe aun. Que siguen en el anonimato, para buscar a todos los mortífagos restantes. Pero no sabes quienes era. Los que te visitaron ahora, ocasionalmente, para vigilar tu seguridad y la de tu madre, fueron los aurores de Roggenbar. 

La amiga de tu padre fue una montaña más entre los cadáveres. Su muerte fue escalofriante. Los mortífagos la asesinaron junto a sus padres, y torturaron sin piedad. Cohen en cambio logró sobrevivir a la guerra, y ahora sigue en el ministerio. Solo una vez volvió, para darle el pésame a tu madre, y una terrible noticia.

Nuevamente, escuchaste más de lo que debías.

Alguien habló. Cuando encontraron a tu padre, eso fue lo que pasó. La misma tragedia de Diagonal. No sabes si fue bajo tortura, si negoció, si había un traidor, pero alguien dio información. Están investigando, pero fue tan tumultuoso volver a conseguir la paz, que aun queda demasiado por hacer.

Durante años, todo pareció ser malas noticias, hasta que en un comentario casual. Brullefer, tío de tu ahora compañera Bonnie, se lo dijo a tu madre. Había logrado recuperar los cuerpos de los mártires y los niños.

No eran más que carcasas sin alma. Pero los dementores que las tenían estaban bajo el control de ellos. Al parecer, se estaba buscando un remedio a su tortura. Porque estar dentro de un Dementor, tiene que ser eso.

Sigues sin información. Es un círculo muy cerrado, y si le confiaban cosas a ella, era por darle la paz tras perder a su marido, en quien muchos ven a un héroe.

Por una semana, fuiste la novedad. El mismo director estrechó tu mano. Eras más que la hija de una celebridad, la hija de un personaje histórico. Poco a poco, el revuelo ha ido apagándose, amén del torbellino de novedades que últimamente ha azotado al colegio.

Aun quedan las dudas. Tu madre aunque ha dejado de lado su aislamiento. Apenas soportaba las visitas de los aurores cada año, pero ahora intenta mantener una actitud positiva. Incluso ha pensado en comprar una casa en el Valle de Godric. Pese a todo, el trauma de aquella guerra aun le pasa factura.

Por lo menos ahora podrá respirar más tranquila. ¿Cierto?

Red, cuando podré ver esto? D:

¡Mi error, creí que ya estaba visible! D:

Te odiooooo ;____; My feelings!! T___T Mi papiiii T___T Teniendo pena por la madre de su asesino T____T Era demasiado bueno, snif sniff snifff. ¿Puedo hacerte preguntas de cosas que no me quedaron tan claras?

Claro, dispara!

Se supone que... Alguien vendió a mis padres y por eso lo mataron?