Partida Rol por web

MIEMBROS DEL GRUPO:

Sonríe y deja que Tiriac lleve su mesa junto a las demás... y ella misma ayuda a Keigo a llevar la suya, intentando aún parecer enfurruñada. Al llegar con todos sonríe amistosamente y hace una leve reverencia japonesa.

Yo soy Miaka, Miaka Otomiya... y él es Keigo Ryuuta... - lo observa unos segundos de reojo... luego coge la chocolatina que aun estaba en la mesa, le desenvuelve, y se la mete en la boca con brusquedad, pero procurando no hacerle daño... sin embargo, al mirar a los demás, se sonroja y esboza una inocentooooona sonrisa - Es mi novio...

- Ñomp, ñaaamp, ñoooomp- Keigo masticujea la chocolatina con una creciente sonrisa mientras el color va volviendo a su cara. El chico estaba casi revitalizado en el momento en que termina de tragar con un sonoro ¡Gloup!.
- ¡No hay nada mejor que un poco de alegría chocolateada y una chica guapa al lado para recuperar las fuerzas! - Se levanta de golpe e imita la reverencia de estilo japonés de Miaka, pasándole luego un brazo alrededor de la cintura en un gesto a caballo entre el que se haría con un colega y el propio de un novio. - ¡Ese soy yo! ¡Su novio! O lo que es lo mismo ¡Un tío con suerte! - Les guiña un ojo, bromista, a los que van a ser sus compañeros de grupo y se sienta en su silla, deslizando la mano por la espalda de Miaka hasta dejarla en el centro, manteniendo siempre el contacto con ella.

Irina se acerca hasta el grupo con una sonrisa, detrás de Dan, que le lleva la mesa... su caminar es elegante y natural, y su pelo rubio ondea al viento que ella se imagina... se sienta en una de las sillas con delicadeza, y se cruza de piernas.

No deja de mirar a Keigo ni un absoluto segundo.

- Tenía entendido que los japoneses érais más recatados para éstas cosas... - su voz es dulce como la de una flauta, mira entonces a Miaka y vuelve a mirar a Dan, sonriendo amable pero con aquel poquito de arpía...

- ¿Quién va a ser nuestro presidente...? Viorel y yo somos los delegados de la clase... no me parecería justo que lo fuéramos nosotros... - coge un papel y un bolígrafo blanco, y mira a los japoneses - Necesitamos a alguien responsable y trabajador...

Keigo, movido por un resorte invisible, niega con la cabeza y las manos sin pensarlo ni un solo segundo. No estaba muy claro si negaba por el comentario sobre los japoneses o sobre lo de ser presidente del grupo. Aunque ahora que se fijaba... Estaba teniendo demasiado contacto con Miaka, cosa que antes no hacía. Lo mismo estar lejos del viejo Japón le estaba haciendo espabilar un poco a ese respecto.
Se encoje de hombros y sonríe. - Yoooooo... ni soy responsable ni trabajador... Y se me dan fatal los estudios y pensar demasiado - Explica, eliminándose de la votación de forma automática. O al menos pensando que lo habría hecho.

Dan entorna los ojos al ver el comportamiento de la chica escandalosa. Su recién presentado novio era otro bicho raro. Dios los cría y ellos se juntan. Piensa Dan levantando una ceja.

Luego escucha a Anghel y la autoeliminación del chico. Chico listo... ¬¬ Piensa. No quedaban muchas opciones. Ser el presidente sería aburrido y problemático, muy problemático. Propongo que sea ella. Señala con un dedo a Miaka, mientras tiene la cabeza apoyada sobre su mano.

¿¿¿Yooooo??? ¿¿¿Por qué yoooo??? - mira a Keigo, pidiéndole ayuda a gritos con la mirada, y vuelve a mirar al chico - ¡¡¡Pero si yo no soy nada responsable!!! Y... y además soy muy despistada, seguro que me olvido de todo... y... y... - se apoya encima de la mesa... - Está bien... lo seré yo...

Pero... levanta la cabeza, y clava sus pupilas verdes en los ojos de Dan, y lo señala con el dedo índice...

Pero que sepas... que la venganza será terrible...

Dan echa a reír sin remedio.

Venga, venga, lo harás muy bien. Le dice sonriendo aún apoyado en su mano mientras con la otra le da unos golpecitos en la cabeza.

Decidido. ¿O alguien vota en contra? Mira a los demás.

- ¡Yo! Voto en contra porqueeeeee... - Keigo no tenía muy claro porqué votaba en contra. Más que nada porque no terminaba de estar muy seguro de si Miaka realmente querría ser la jefa del grupo o no. Que lo mismo si, a saber.

Pero justo en el momento en que se le había ocurrido una idea inmejorable para eximir a su chica de las tareas de presidenta, Urahara se convierte en una furia y monta un lío tremendo. En unos segundos vaya...

Parece que se le ha vuelto a ir la olla... - responde Miaka a Keigo, ya con la cosa asumida de que sería la presidenta... suspira, saca un papel y el bolígrafo rosa y empieza a escribir...

Volviendo a suspirar y con la cara de aburrida.

Irina observa sin decir nada la situación... y cuando la profesora habla es la primera en sacar los papeles y en empezar a escribir con una letra perfecta y sin ni una falta de ortografía.

Sus movimientos son lentos y pesados... como si no tuviera ningunas ganas de trabajar, y de hecho, no las tiene. Coge un papel de Irina, un bolígrafo del estuche de Miaka y empieza a escribir con el papel en la carpeta.

- Ya te digo... - Responde Keigo, negando con la cabeza, ligeramente preocupado por Ura. Llevaba un tiempo muy raro, aunque claro, tampoco es que lo conociera lo suficiente como para decir que era normal y que no en ese chaval.

- Bueno... Vamos con la redacción. Espero que hables bien de mi : 3- Sonríe, pícaro, y saca las únicas cosas que llevaba en la mochila: un estuche naranja chillón con dibujos circulares en negro y un cuaderno negro con el mismo diseño que el estuche, pero en naranja.

Del estuche saca un bolígrafo verde y mira a Miaka por encima del hombro mientras ella empieza a escribir, acercándose a ella hasta estar en contacto brazo con brazo.

"Mi nombre es Ryuuta Keigo. Y esta es la historia de mi vida..." Eran las primeras líneas en la hoja del cuaderno, con letra redonda y clara... Al menos de momento. Seguramente, para cuando acabara, había mas tachones que palabras en su redacción.

Miaka mira a Keigo y se ríe divertida.

¡Si hombre! Creo que ni siquiera voy a ponerte en mi redacción... - le dice, alzando la barbilla y mirando al chico aun más divertida... aunque ya es demasiado tarde, porque justo acababa de escribir "... ... Keigo" y un corazoncito en vez del punto para la "i".

Le saca la lengua y se sonroja un poco al notar que sus brazos se están tocando... pero se queda pensando un poco y se acerca hasta él para hablarle en privado y en susurros.

Se queda pensando un poco y se acerca hasta él para hablarle en privado y en susurros.

Oye, Keigo... ¿crees que mañana nos encontraremos con un vampiro? - mira hacia otras direcciones, y traga saliba - ¿No te da un poco de miedo ir al castillo del Conde Drácula...?

Keigo frunce los labios hasta formar un O con ellos y alza una ceja, pensativo, tras las palabras de Miaka. Inmediatamente imita su gesto y mira en todas direcciones, prestando especial interés en los chicos transilvanos, en Bunzo y en el hueco de Ura.

Sacude ligeramente la cabeza y responde a Miaka en un susurro igual de silencioso.

- ¡Jiji! ¡Te has puesto coloraaadaaa!- Murmura con una sonrisa amplia, solo para ella, poniéndose igual de colorado que la chica. Pero en seguida se pone serio, dirigiéndole a Miaka una sonrisa tranquilizadora y cálida. - No te preocupes, que los vampiros no existen... ¡Pero por si acaso, nos llevamos ajos y cruces!. ¡Y una estaca! ¡Qué yo te protejo para que nadie te muerda el cuello! ò_ó. Y lo decía totalmente convencido. Tanto lo de los vampiros, como lo de proteger a Miaka.

¡Pues anda que tú! - le dice sin dejar de susurrar y poniéndole el dedo índice en la mejilla... aunque ella se pone incluso un poco más colorada... pero no puede evitar una leve carcajada - ¿Dices que los vampiros no existen pero nos vamos a llevar todo eso...? Además, al final tendré que protegerte yo a ti de los vampiros y... ¡de los hombres lobo!
Se pone la palma de la mano delante de la boca, y con una mano un poco miedosa mira alrededor esperando que nadie la haya oído.

Los hombres lobo y los vampiros se odian, ¿verdad...? ¿Y si presenciamos una pelea? Y si... y si... ¿y si quieren convertirnos? - definitivamente... Miaka ha visto demasiadas películas y ha jugado demasiados videojuegos. - No tenemos bolas de plata, Keigo...

Al igual que algunos de sus compañeros de clase, Dan empieza a escribir la redacción sin resignación. Además de no hacerla con muchas ganas, las lenguas no eran su fuerte, pero aún así, no la hacía del todo mal.

^/////^
Keigo cambia al rojo cuasi morado cuando Miaka le pone el dedo en la mejilla. Estaba tan nervioso que la chica hasta podría notar un ligero temblor en la piel y un aumento de temperatura en la cara.
¡Toc, toc!
¿Quién es?
¡Las hormonas adolescentes!

- Si presenciamos una pelea... te cogeré en volandas y correré tan rápido como si un vampiro y un hombre lobo estuvieran peleando detrás nuestra. Y corro muy, muy rápido. Tranquila, de verdad... - Curiosamente, Keigo estaba muy seguro al respecto. Cualquiera diría que o bien no creía en vampiros y esas cosas... o estaba acostumbrado a tratar con esos seres. Cualquier opción era tan extraña como la otra en un chaval como Keigo. - Qué no va a pasar nada. Vale que estamos en Transilvania... Rodeados de bosques... y gente rara... y que mañana vayamos al castillo del conde Drácula... y... - Por eso parecía tan seguro. Porque aún no se había parado a pensar dónde estaban y qué iban a hacer. - Eeeeestoooo... ¿Te parece que vayamos luego al pueblo a comprar colgantes de plata o algo parecido? -Pregunta con una mezcla de nerviosismo y timidez. Por un lado le daba mal rollo pensar en tener que ir a por esas cosas. Pero por otro, no dejaba de ser un paseo con Miaka.