Partida Rol por web

- ¡¡Ñiiiiaaaaaaaaaaaaaaarg!! - Gruñe Keigo, mezcla de oso y gatito supermono, cuando ve el dibujo de Miaka sobre el barro de la caverna. - ¡¡Soy un malvado oso hombre looooboooo!!

Se levanta y se pone justo delante de la chica, con cara de malo y esbozando una gran sonrisa. Baja los brazos hasta la altura de las caderas y engarfia los dedos, encorvando ligeramente el cuerpo hacia adelante, preparado para saltar sobre la chica. - ¡Ñiiiiiiiiaaaaaaaaaaaarg! ¡Y ahoooraaaaaaa! ¡ZASCA! - Se lanza hacia adelante y envuelve a Miaka con los brazos, inmovilizándola, mientras con las manos le busca los costados del tronco y comienza a hacerle cosquillas - ¡Jia Jia Jia! ¡¡Sufre el ataque del malvado oso hombre lobo!!

Por un lado no le gustaba ver a Miaka preocupada y creía que las risas le harían mejorar un poquito el ánimo. Y por otro... tenían frío. Cuánto mas se movieran, mejor que mejor.

Miaka observa a Keigo con una divertida sonrisa en el rostro cuando hace el espectáculo del hombre lobo oso... aunque no puede evitar con una carcajada. Mira el dibujo y mira el chico...

¡Te compraré una gorra con orejitas de oso! ¡Seguro que te quedan bien! - parece que la preocupación desaparece parcialmente ante la tontería de Keigo... pero aún más cuando él se abalanza sobre ella y empieza a hacerle cosquillas.

Suelta un agudo chillido, que rompería una vez más el tímpano de la oreja de Keigo si no fuera porque ya debe estar acostumbrado... acto seguido empieza a reír y a removerse como una loca... y cuando por fin él para, la chica está llorando lagrimones de risa.

¡Eres malo...! - le dice aun riendo.

Se abraza a su brazo y le da un beso a la mejilla.

¡Tengo una idea! - saca el móvil del bolsillo y se lo enseña a Keigo - Enviémosle un mensaje a Ura, seguro que nos saca de aquí, con su espíritu aventurero.

Sonríe de oreja a oreja, y espera la confirmación de Keigo para enviárselo.ç

Empieza a granizar... primero lentamente, pero después empieza a parecer que solo caiga granizo. Suerte que estáis resguardados bajo la roca.

- ¡Seeeeeeh!- Confirma el muchacho con un pulgar elevado hacia el techo de la cueva. Ura era un tío grande y fuerte que tenía mas pájaros en la cabeza que él mismo. Y además pájaros de esos raros de Australia. Dónde Keigo hacía las cosas que hacía por pura diversión, Ura las hacía por un total desprecio hacia su integridad física.
- Seguro que no le importa salir a buscarnos a un bosque oscuro y perdido en mitad de unas montañas oscuras y perdidas mientras le caen sobre la cabeza cientos de pedruscos de hielo. - Afirma con firmeza, con una ancha sonrisa dibujada en la cara. Estaba didiendo aquello con sinceridad, sin el mas leve asomo de ironía o sarcasmo. - Además... Podría avisar a la profe y que mandaran a alguien mas con él. No se, equipos de salvamiento con perros rastreadores... Y ajos... por si los vampiros... ¡je!

No tengo batería...

Coge el móvil de Keigo mientras él habla, y manda corriendo el mensaje a Ura, una vez hecho, sonríe satisfecho.

En nada vienen a buscarnos, ¡seguro!

Desde la lejanía se escucha un "ooooooooooooooooooooooooooo" que hace que Miaka dé un respingo y mire con miedo el bosque... pues ha llegado con eco.

¿¡Q-q-qué ha sido eso!?

A ver si lo del Oso Hombre Lobo no iba a ser coña...

Deja de granizar, para ir chispeando cada vez menos.

Keigo también se sobresalta con el sonido ese, aunque no lo achaca a un OsoHombreLobo.
- Todo el mundo sabe que los OsosHombresLobo no hacen ese ruido, sino uno mas gutural, mas como "WUUUUOOOH". Con mas ues y menos oes. Además, viven en el interior de las cuevas, no en el exterior. Y con la que está cayendo no es para andar por ahí, ¿eh? - Sonríe y continúa con su lógica absurda. - Si no nos han comido ya, es que no hay osohombreslobo por aquí cerca. - Afirma con rotundidad... Aunque en toda su explicación no había dicho nada de la naturaleza del ruido.

- Seguro que los guardabosques que van a traer Ura y los demás cuando vengan a buscarnos se pueden encargar de todo. ^_^

Y de repente... justo cuando Miaka iba a responderle a Keigo...

- KEIGOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MIAKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

O_O

Este... ¿este era Haak?

Si era Haak, eso era bueno, ya que significaba que sus amigotes estaban allí e iban al rescate, pero... el problema era el eco.

¿De dónde ha venido el grito...? Ah, ya sé. - se levantó y tomo aire... pero miró a Keigo primero - Tápate las orejas primero.

Sonrió, tomó aire, puso las manos alrededor de la boca y...

¡¡¡ESTAMOS AQUÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!

El charco de lluvia que había al lado... tembló.

Una persona normal hubiera muerto. Le hubiera estallado el cerebro y se le hubieran derretido los ojos por culpa de la intensidad del grito de Miaka. Su familia solo hubiera podido recuperar un amasijo de órganos licuados y, quizá, algo de ropa. Pero solo quizá.

Lo bueno de Keigo era que años de música rock y punk a todo volumen a través de unos grandes cascos integrales le habían preparado para ese día. Aún así, en cuanto notó que el volumen de la voz de Miaka comenzaba a aumentar, se llevó las manos a lo oídos, apretando con fuerza. No quería que su cerebro se le saliera por las orejas. Al menos no de momento.

Por si acaso, aprieta también los ojos, no fuera que se le salieran de las cuencas.

De esa guisa espera mientras cuenta hasta 200, lentamente. Más o menos calculaba que esa era la capacidad pulmonar de Miaka.

- Creo... creo que te han escuchado en mi casa, Miaka... - Se atreve a murmurar, entreabriendo uno de los ojos, y separando ligeramente las manos de las orejas.

Dejó de gritar tosiendo y respirando con dificultad, pues había gastado todo el aire de los pulmones, que no era poco... sonrió satisfecha y... se lanzó encima de Keigo, haciendo que éste se fuera para atrás.

¡¡¡Vamos a salir de aquí!!! ¿Qué es lo que haremos primero? Piensa que podríamos haber muerto, pero... ¡pero no! ¡Así que a partir de ahora, la vida es un regalo! ¡Tenemos que vivirla A TOPE!

Levanta el brazo con el puño cerrado, sentada a horcajadas encima de Keigo, sonriendo de oreja a oreja.

- ¡A TOPO! - Exclama tratándo respirar con Miaka encima suya y sin poder parar de reír. - ¡Digooooo... A TOPE!

De repente su sonrisa se vuelve un poco mas zorruna y entrecierra los ojos con cierta malignidad. - ¡Tienes razón, Miaka! Hemos estado a punto de morir en una cueva en mitad de un bosque oscuro durante una tormenta en un país desconocido, acosados por un osohombrelobo que nos acechaba en las sombras y lejos de nuestras familias y amigos, a merced de los elementos, asustados y mojados y sin posibilidad de volver... - Una tras otra, venga palabras y mas palabras, sin respirar. Mientras soltaba aquel torrente, Keigo se iba acercando poco a poco a Miaka, esperando que la cháchara la distrajera lo suficiente como para... Estamparle un entusiasta beso en su boquita de fresa. - ¡JA! Ya he hecho lo primero que quería hacer... - Sonríe y pasa los brazos por la espalda de Miaka, abrazándola.

Miaka asentía totalmente convencida a todo lo que él iba diciendo, con el puño cerrado aún... sin esperarse... el beso.

Se rió, y cuando él la abrazó... ella simplemente le dio un pequeño capón en la cabeza, sin dejar de reír.

Tonto, ¡eso ya lo habías hecho antes de haber supuestamente muerto! - sonrió contenta de nuevo... ya no estaba asustada, y si lo estaba, el hecho de que en nada los fueran a buscar en contraataque al medio, ganaba lo primero.

Sin más, lo abrazó, y apoyó su barbilla en la cabeza de él...

Pero sí que quiero hacer muchas cosas contigo antes de morirme...

- ¡Ouch! - Se queja en broma cuando Miaka le da el capón, pero la achucha un poco mas contra él - ¡Eh! ¡No soy tonto, es que me gusta besarte!

Y la vuelve a besar cuando Miaka se estrecha un poco mas contra él y habla en susurros, dejando que se acomode después sobre él. - Además... eso me convierte en muy listo. Porque te he besado antes y después de haber supuestamente muerto... - Le guiña un ojo, aunque sabe que no puede verle por la postura. íe

Sonríe cálidamente y suspira. - Yo lo quiero hacer todo contigo antes de morir, Miaka. - Respondió extrañamente serio. El adulto que se escondía tras los años adolescentes de Keigo aparecía de vez en cuando. Aunque mientras decía aquello, se dejaba llevar por una de sus manías, jugueteando con el largo pelo de Miaka entre los dedos. - Bueno... solo lo bueno, ya sabes...

¡Sí! ¡Solo lo bueno!

Se espachurró un poco más... y se quedó pensando.

¡Pero sería divertido atracar un banco con pistolas de agua! Y... y... ¡Y saltarse la cita al dentista! Y... hmmmm... ¿Y qué me dices de no ir a clase por quedarnos a caso haciendo el vago? : D ¡O atracar un avión en pleno vuelo! Sería todo eso tan emocionante...

Suspiró... si es que realmente, estas cosas se podían comparar con aquel beso dado en mitad de una clase... aquel fugaz beso de hacía solo unas horas.

Keigo se estaba empezando a emocionar con las ideas disparatadas de Miaka, así que iba a aportar las suyas propias. - Oooooooh oh oh oh... ¿Y saltarse las clases para ir a patinar? ¿Y evitar un atraco en un banco? ¿O rescatar un gato de un árbol? ¡O mejor! ¡Rescatar un montón de focas de los malvados furtivos! ¿Y perdernos una noche en un bosque?... -Se queda pensativo un momento, mientras pasa de juguetear con el pelo de Miaka a acariciar su cuello de forma distraída [B]- Bueno, eso ya lo estamos haciendo... ^///^...

Sin moverse demasiado pero con una gran habilidad fruto de años de quitarse el pijama sin salir de las sábanas, se deshace el abrigo y lo tiende en el suelo, en una superficie algo mas plana y blanda que la que estaban ocupando en ese momento. - ¿Nos sentamos ahí a esperar? Se me está helando... el culo... ¡Je!

Va asintiendo sin parar, con los ojos brillantes de la emoción al imaginarse hacer todo aquello... cuando ve que Keigo pone su chaqueta al suelo, frunce el ceño...

Pero te vas a resfriar... - se sienta en ella, para que Keigo se sienta a su lado... se deshace de la bufanda de un lado, y la pone alrededor del cuello de Keigo... quedando los dos unidos por la enorme bufanda de Miaka. Sonríe - ¡Cuando volvamos a Japón iremos a hacer puenting! ¡Y ráfting!

Y tomó sus manos, que aunque Keigo también llevaba guantes, Miaka se las apretó contra sus manos, en un intento de transmitir calor manoril.

- ¡Tranqui, que soy mas duro de lo que parece! ¡Casi nunca me resfrío! - La tranquiliza y anima al tiempo que se coloca a su lado, aceptando la bufanda con una sonrisa y pegando su cabeza a la de Miaka, mejilla contra mejilla. La verdad es que Keigo apenas enfermaba. Era muy resistente y casi siempre estaba haciendo algún deporte, por lo que tenía un buen metabolismo. Solo cuando hacía alguna locura se pasaba algún que otro día en cama... Y casi siempre era por comer de más.

- A mi me encantaría volar en ala delta... Y ver toda la ciudad desde las alturas... Como los pájaros - Murmura con tono soñador. Su hermano se estaba preparando para ser astronauta... Y la fascinación que sentía Tou por las estrellas era algo que le había contagiado a su hermano pequeño. - Nunca te he hablado de esto... pero mi hermano siempre dice que las estrellas son las luces mas hermosas. Qué no hay nada que se les pueda comparar ni en el cielo ni en la Tierra... Quiere ser astronauta, y seguramente lo será algún día. Es muy listo y muy trabajador. Mis padres dicen que es un genio... Y yo estoy seguro de que lo es - Se queda en silencio por unos momentos mientras desvía la mirada, primero hacia el exterior de la cueva y luego hacia Miaka. Sus ojos desprendían una sensación de calor tan tangible como el que irradiaba su cuerpo, cálido como una estufa hasta en el frío de la cueva - Pero está equivocado. Solo dice eso de las estrellas porque no te conoce. La luz mas hermosa no viene del espacio exterior... Sino del brillo de tus ojos.

Miaka lo escucha atenta, sin dejar de frotar las manos... mirándolo, sin perder detalle. La verdad es que era raro ver a Miaka así, tan quieta, escuchando, al menos, en clase nunca lo hacía... y las únicas personas que lo habían conseguido eran Reira, su mejor amiga... y la otra persona, era Keigo.

Pero para nada se esperaba que terminara la "historia" así... se pone como un tomate y sonríe tontamente.

¡Qué dices...! - le dice riendo apollardada... y moviéndose de un lado a otro, sin acordarse de que podría estrangular a Keigo (y a ella) en cualquier momento - Pero es cierto, tu hermano está equivocado por partida doble, porque el brillo de tus ojos sí que es mejor que las estrellas... y a ti sí te conoce.

Sonríe un poco avergonzada, sin dejar el apollardamiento... y lo mira de reojo.

Pareces muy orgulloso de tu hermano... ¡seguro que consigue ser atronauta! ¡Y nos llevará a hacer ala delta! - Asociación de ideas by Miaka.

- ¡Seguro! - Exclama llevado por la emoción. - No hay nada que mi hermano no pueda hacer. Es el mejor tío que he conocido nunca. - Sonríe orgulloso y se lleva la mano libre al cuello para coger las googles que siempre llevaba sobre la frente o ahí colgando. - Estas me las regaló él.

Se calla un instante y parece quedarse escuchando los sonidos de la caverna y el bosque. ¿Seguro que Ura y los demás los encontrarían? Porque una cosa era salir al bosque a buscarlos y otra encontrarlos...

- Deberíamos salir de la cueva, para que puedan vernos - Explica mientras se incorpora, liberándose de la bufanda de Miaka y tendiéndole las manos para ayudarla a levantarse. - Y volver a gritar. No sea que se pierdan